Toda vez que se
habla de
reencarnación
alguien viene
con la clásica
pregunta: Si
ella existe y
los Espíritus
son los mismos
que van y
vienen, ¿cómo se
explica el
aumento de la
población del
mundo?
Es esto que
vamos a
comentar.
La creencia en
la reencarnación
es una de las
más antiguas de
la humanidad. La
primera
referencia
documentada fue
encontrada en un
papiro egipcio
de 3.000 años
a.C.
El Espiritismo
surgió en el
siglo 19 y vino
a reafirmar esta
creencia y,
además de eso,
esclarecer las
reglas a las
cuales ella está
sometida.
De entre las
explicaciones
del Espiritismo,
tenemos:
1. Espíritu es
el principio
inteligente del
universo y Dios
creó a todos,
sin excepción,
simples e
ignorantes, sin
embargo con una
voluntad enorme
de progresar,
digo
evolucionar.
2. La evolución
se da tanto en
el plano
material como
espiritual.
Mientras más
primitivo el
Espíritu, más
necesita él del
plano material.
3. A medida que
el Espíritu va
purificándose,
menos necesita
de este nuestro
plan material.
4. El Espíritu,
cuando está en
el tope de la
evolución, no
necesita él
reencarnar más.
Son Espíritus
puros.
5. En cuanto a
las almas de los
animales, por no
estar aún
desarrollando la
inteligencia
racional
(desarrollan
sólo la
inteligencia
instintiva), la
vida en el plano
material para
ellos es
suficiente. La
reencarnación
puede ser de
inmediato (puede
ser, no
significa que
es, depende de
la
disponibilidad
de cuerpos).
HAY ESPÍRITUS
QUE REENCARNAN
DE INMEDIATO
6. Reencarnar es
una oportunidad
bendecida en
base a la
dificultad
pertinente a la
disponibilidad
de cuerpos. No
hay
accesibilidad
plena a la
reencarnación.
Luego, hay fila.
7. Hay Espíritus
que reencarnan
de inmediato y
hay otros que
llegan a tardar
siglos. ¿Curva
normal (Gauss)?
8. Hay cerca de
3 a 4 Espíritus
desencarnados
para cada 1
encarnado. Esto
fue dicho hace
algún tiempo,
cuando la
población de la
Tierra – número
de encarnados –
era cerca de 6
mil millones.
Luego, el número
de Espíritus, en
total, sería de
24 a 30 mil
millones de
individuos.
9. La Tierra, ni
de lejos, es el
único planeta
habitado en el
universo. Como
dijo Jesús: hay
muchas moradas
en la casa de mi
padre.
10. Un Espíritu
puede ir a
cualquier punto
del universo por
la velocidad del
pensamiento,
siendo que a los
menos
evolucionados
muchas regiones
les son
restringidas.
11. Al
desplazarse de
un orbe para
otro, el
Espíritu deja en
el orbe de
origen su
periespíritu,
por este ser de
una materia
sutil y, por ser
materia, está
sometido a las
leyes de la
física. Un
periespíritu
para desplazarse
tiene como
límite la
velocidad de la
luz, no pudiendo
acompañar el
Espíritu que se
desplaza en la
velocidad del
pensamiento.
Así, el Espíritu
toma en el orbe
de destino otro
periespíritu con
la naturaleza de
la materia de
allá.
EL CICLO
REENCARNATORIO
TENDRÍA 280 AÑOS
De ahí podemos
coger algunas
conclusiones que
son:
-
Tiempos
medios entre
dos
reencarnaciones:
En el principio
de la evolución,
el homo sapiens,
por ser muy
próximo a un
animal, podía
reencarnar de
inmediato.
Luego, si
hubiera
accesibilidad
plena a cuerpos,
su tiempo en el
plano
espiritual,
entre
encarnaciones,
sería próximo a
cero.
Al final de la
escalera de la
evolución para
los Espíritus
puros, el tiempo
entre
reencarnaciones
es infinito.
La relación de
4:1 sólo es
válida para el
punto de la
escala evolutiva
en que nos
encontramos;
así, si la
expectativa de
vida, en este
punto, es de 70
años, un
Espíritu espera
la media de 280
años
desencarnado
para encarnar
por 70 años.
Esto totaliza
280 años entre
los estados de
encarnado y
desencarnado, a
que estamos
llamando de
ciclo
reencarnatorio.
En ese periodo
de tiempo están
sumados los
tiempos de la
necesidad
evolutiva y el
de fila de
espera por la
falta de
accesibilidad
plena de
cuerpos.
Para efecto de
simplificación
de la plantilla,
vamos a admitir
que ahora la
accesibilidad
sea plena y así
los 280 años es
nuestra media
actual para un
ciclo (encarnado
y desencarnado).
Esa media se
asemeja a la
media de una
curva normal
(Gauss) y, de
esta forma, en
las extremidades
de la misma
existirá un
pequeño
porcentaje de
Espíritus que
reencarnan casi
de inmediato,
así como otra
que tarda mucho
más que la
media. También
habrá una
cantidad muy
grande de puntos
intermediarios.
LA EVOLUCIÓN SE
DA EN PEQUEÑOS
PASOS
El año 1 de la
Era Cristiana
(nacimiento de
Jesús), según un
artículo
publicado en la
revista Época,
del 6 de junio
de 2011, éramos
300 millones de
Espíritus
encarnados.
Admitiendo que
el tiempo de
desencarnado era
igual al tiempo
de encarnado
(relación 1:1) y
aún manteniendo
la accesibilidad
plena, el número
total de
Espíritus en el
planeta era de
600 millones
Si la
expectativa de
vida fuese 35
años, un ciclo
reencarnatorio
duraba 70 años.
Si mantuviéramos
el ciclo
reencarnatorio
actual de 280
años y añadimos
una limitación
de
accesibilidad,
ese número
podría ser
aumentado en 4
veces (4=280/70)
lo que aumenta
el número total
de Espíritus
para 2,4 mil
millones.
Es decir, 10% de
los 24 mil
millones
citados.
Para cerrar la
cuenta, el ciclo
reencarnatorio
debería ser de
2.800 años lo
que significaría
que puede haber
aún Espíritus
del tiempo de
Jesús por
reencarnar.
Llegamos ahí a
un absurdo,
simplemente
comparando el
grado de
civilización de
un hombre de
aquella época
con el de hoy.
Absurdo porque
esto representa
un salto enorme
en la evolución,
hecho que el
Espiritismo
enseña que no
ocurre.
La evolución se
da en pequeños
pasos, sometida,
sin embargo, a
una ley de
crecimiento
exponencial,
como comenzó a
ocurrir en los
últimos tres
siglos.
El artículo de
la revista
citado trae
datos de la
población global
desde 200 mil
años a.C.
LOS ESPÍRITUS
MIGRARON DE
OTROS ORBES PARA
AQUÍ
A seguir, el
resumen:
año 200 mil a.C.
– 10 mil (homo
sapiens)
año 10 mil a.C.
– 1 millón
(inicio de la
agricultura)
Año 1 – 300
millones (inicio
de la Era
Cristiana)
año 1.000 d.J.C.
– 310 millones
año 1.500 d.J.C.
– 500 millones
año 1.801 d.C. –
1 billón
año 1.900 d. C.
– 1,7 billón
año 2.000 d. C.
– 6 billones
año 2.011 d. C.
– billones.
Si comparáramos
el año 1 con el
año 1.800 (siglo
19), cuando la
población de la
Tierra era de 1
mil millones de
Espíritus
encarnados, las
cuentas ya
quedan
aceptables.
Así, en los tres
últimos siglos
debe haber
habido migración
de Espíritus de
otros puntos del
universo para
aquí.
Por otro lado,
si comparáramos
el año 1 con
1.800, esa
necesidad de
migración se
presenta bien
reducida, pues,
actuando sólo en
los parámetros
de reducción del
tiempo de
espera,
expectativa de
vida media y
tiempo medio en
el plano
espiritual
(erraticidad),
el crecimiento
de la población
encarnada nos
parece
razonable.
Tuvimos grandes
saltos en los
siglos 19, 20 y
21. El siglo 19
quedó marcado
por el inicio de
la expansión del
conocimiento, el
20 por el
crecimiento de
la industria y
el 21 por la
tecnología.
EVOLUCIONAR ES
COMO HACER DULCE
DE LECHE...
Para hacer dulce
de leche (¡baño
demás sólo!)
hasta llegar a
querer dar el
punto, se debe
cocinar un
tanto. Vamos a
hacer cuenta que
evolucionar es
cómo hacer dulce
de leche...
Cuando un orbe
pasa de una
categoría para
otra (de
primitivo para
prueba y
expiación y de
ahí para
regeneración),
es porque llegó
al punto.
Así, del siglo 1
al 17, la
evolución fue
muy pequeña y
nuestro orbe
estaba, por así
decir, cocinando
a los Espíritus,
que aquí vivían
casi en un
sistema
evolutivo
cerrado, sin
mucha
interacción
migratoria con
otros orbes.
A finales del
siglo 18 fuimos
llegando hasta
el punto de
comenzar a
vislumbrar un
cambio de mundo
de prueba y
expiación para
regeneración.
Para llegar a
este punto,
llevamos dos mil
siglos (200.000
años), a contar
del evento del
homo sapiens. Si
contáramos del
inicio de la
formación de la
Tierra, ya serán
45 millones de
siglos o 4,5 mil
millones de
años.
Si cocinar por 2
mil o 45
millones de
siglos es dar el
punto, sólo en 2
siglos este
punto será un
evento muy raro.
Él debe ser
aprovechado por
quien ya esté en
la condición
para tal. Como
la Tierra,
muchos otros
orbes están
cocinando
también, sin
embargo sin
llegar al punto,
como conjunto.
Los Espíritus
que aisladamente
llegan “al
punto” (minoría
del brazo
superior de la
curva normal)
tienen que
migrar para otro
orbe donde la
media ya está al
punto. Como
nuestra Tierra
está llegando
“al punto”,
muchos de ellos
vienen para acá.
El Libro de los
Espíritus
explica que un
Espíritu puede
migrar para
cualquier punto
del universo con
la velocidad del
pensamiento.
Para tal él deja
su periespíritu
en el orbe de
origen y toma
otro
periespíritu en
el orbe de
destino, ya con
la materia de
allá.
LA LLAMADA RAZA
ADÁMICA VINO DE
OTRO ORBE
Eso ocurrió con
lo que el
Espiritismo
llama de
integrantes de
la raza adámica,
cuando vinieron
para aquí,
venidos de otro
orbe, en el
momento que
pasamos de mundo
primitivo para
pruebas y
expiación.
(1)
Son pocos
Espíritus de
muchos orbes, lo
que en la suma
da una cantidad
grande.
Ahora, en el
siglo 21, se
suman a esos
Espíritus otros
que vendrán de
orbes más
adelantados para
ayudar en el
proceso de
transición que
ya se inició.
Así, ese aumento
de la masa de
Espíritus es
explicable y
debe tener una
reducción cuando
finalice el
pasaje de mundo
de prueba y
expiación para
regeneración,
porque los
Espíritus que
permanezcan en
el brazo
inferior de la
curva normal no
llegarán “al
punto”. Tendrán
que salir para
otro mundo que
aún está
cocinando en el
estado de prueba
y expiación, o
entrando en el.
Si la mayoría de
los Espíritus
que están
migrando para
acá vienen de
mundo de pruebas
y expiación,
como una
oportunidad de
mejorar, una
minoría viene de
mundos más
adelantados, ya
en el estadio de
regeneración,
para auxiliarnos
en esta
transición.
Esos Espíritus,
sumados a los de
aquí mismos, que
ya alcanzaron la
punta del brazo
superior de la
curva normal,
son los
misioneros de
esta transición
que ya estamos
pasando,
conforme es
citado en el
Apocalipsis, uno
de los libros
que componen el
Nuevo
Testamento.
(1)
Kardec enseña
que la raza
adámica vino de
otro orbe, hace
- 6 mil años,
sin embargo no
la nombra.
Existen otros
autores que
enseñan que
pertenecen a un
sistema
evolutivo
llamado Capela,
que es compuesto
de una cierta
cantidad de
orbes y que esa
migración
ocurrió hace
miles de años.
La diferencia
entre Kardec y
estos está en el
nombre y en la
localización del
punto de origen,
así como en el
tiempo en que
eso ocurre, y no
en el hecho en
sí.
El hecho común a
ambos es que
otro orbe, que
no la Tierra,
pasó de la
categoría de
mundos de Prueba
y Expiación para
mundo de
Regeneración.
Cuando eso se
dio, algunos
Espíritus no
tenían
condiciones
evolutivas de
continuar allá y
tuvieron que ser
removidos.
Luego, fueron de
allá exiliados.
Esos Espíritus
vinieron para
nuestra Tierra,
que por esa
época estaba
evolucionando de
Mundo Primitivo
para Prueba y
Expiación.
También existe
la creencia de
que esos
Espíritus
exiliados aquí
recibieron la
denominación de
raza adámica, y
el sentimiento
de Paraíso
perdido se
refiere al mundo
del cual ellos
vinieron.
La Tierra de
hoy, comparada
con ella misma,
cuando era
primitiva, ¿no
puede ser
considerada un
paraíso?
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