Fue un lunes, 25
de noviembre de
1901, que
Auguste Detener,
una señora de 51
años, ingresó
en el Hospital
de Lunáticos y
Epilépticos, de
Frankfurt, en
Alemania, bajo
los cuidados del
Dr. Alois
Alzheimer.
Protestante
reformada,
casada con un
administrador de
ferrocarriles y
madre de una
hija, Auguste D.
presentaba el
cuadro de
pérdida de
memoria,
desorientación y
alucinación
iniciado hacía
seis meses.
Los síntomas
primarios se
resumían a
crisis de celos
excesivos del
marido,
posteriormente
se verificaron
señales de
amnésia
progresiva.
Auguste D. no
encontraba el
camino para
volver para casa
y se perdía en
las calles del
barrio; cargaba
consigo algunas
de sus
pertenencias y
las escondía en
lugares
inapropriados;
invariablemente
creía que estaba
siendo
perseguida y a
veces gritaba
imaginando que
alguien quería
matarla.
En poco tiempo,
el estado de
demencia
evolucionó
significativamente
y ya en la fase
final de la
enfermedad la
paciente se
encontraba em
cama y
totalmente
dependiente de
los cuidados de
enfermería. No
verbalizava,
estaba
desorientada en
tiempo y espacio,
sus miembros se
atrofiaron y,
por permanecer
limitada al
lecho,
aparecieron las
úlceras de
presión.
Inmediatamente
pasó a presentar
incontinencia
urinária y fecal
y su nimunidad
se bajó,
abriendo espacio
para
enfermedades
oportunistas.
Después de 5
años de
internamiento,
la paciente del
Dr. Alzheimer
falleció.
En la necropsia,
Alois Alzheimer
tuvo la
oportunidad de
analizar el
tejido nervioso
de Auguste
Detener e
inmediatamente
constató una
atrofia
significativa en
el córtex
cerebral, con
formación de
placas senis y
enmarañados
neurofibrilares.
El
neurocientífico
percibió que
estaba delante
de un nuevo
descubrimiento.
Fue entonces que
Alzheimer
elaboró
cuidadosamente
un artículo
científico y lo
presentó en el
37° Congreso de
Psiquiatria del
Sudeste de
Alemania (South
- West - German
Society of
Alienists)
realizado el año
de 1906, con el
título: “Una
Enfermedad
Peculiar de las
Neuronas del
Córtex Cerebral;
La
enfermedad, que
hasta entonces
era desconocida,
más tarde
recibió el
nombre del
investigador que
la describió,
haciéndose
conocida como
Enfermedad de
Alzheimer.
Fisiopatologia
La enfermedad de
Alzheimer es una
neuropatologia
degenerativa,
progresiva e
incurable, que
provoca una
atrofia
acentuada en el
córtex cerebral.
En otras
palabras, ocurre
la muerte
gradual del
tejido nervioso,
lo que, por
consecuencia,
provoca un
cambio
estructural del
encéfalo. El
cerebro
disminuye de
tamaño y la
pérdida de
conexión entre
las neuronas irá
a resultar en
demencia. La
demencia es
caracterizada
por la ausencia
o disminución de
las funciones
del cerebro,
alterando la
parte cognitiva,
la memoria, el
raciocínio, el
lenguaje e
incluso la
personalidad.
Actualmente el
mal de Alzheimer
es la principal
causa de
demencia en
personas por
encima de 65
años. Se estima
que 44 millones
de personas en
el mundo son
portadoras de
algún tipo de
demencia, siendo
que de 50 a 60%
de esos casos
son
desencadenados
por el
Alzheimer. La
enfermedad tiene
fuerte relación
con la edad y,
como la
población
mundial tende a
envejecer, el
número de casos
deberá doblar a
cada 20 años.
Causas
La ciencia aún
estudia las
causas de la
enfermedad, pero
se cree que el
acúmulo de las
proteínas
beta-amiloide y
tau en el
cerebro,
asociadas a la
disminución del
neurotransmisor
acetilcolina,
pueda ser el
factor
desencadeante.
La formación de
esas proteínas
interrumpe el
mensaje neuronal
en el cerebro,
que se vuelve
dañado
permanentemente.
Otros factores
de riesgos,
tales como:
influencia
genética, pero
no
necesariamente
hereditária;
contaminación
por metales
pesados (aluminio
y manganeso),
traumatismo
craneano, edad y
baja escolaridad,
también pueden
estar
relacionados al
Alzheimer.
Características
de
personalidades
que tienden al
Alzheimer
·
Introspección,
autoritarismo;
·
Egoísmo;
·
Depresión y
aislamiento;
·
Falta de
convivência
soacial;
·
Dificultades
para cambios
comportamentales,
conservadorismo;
·
Rutinas y manias
que llevan a
transtornos
obsessivos
compulsivos
(TOC)
·
Ausencia de
práctica de
lectura y
estímulo de
raciocínio,
pereza mental;
·
Dificultad para
lidiar com
emociones,
sentimentos y
frustraciones;
·
Apego exagerado
a bienes
materiales.
Sintomas
Los síntomas
varían en
consonancia con
los estádios de
la enfermedad,
que evolucionan
durante años. En
el inicio los
pacientes
presentan
señales que
pueden ser
confundidos con
la senilidad,
como déficit de
concentración y
episodios de
pérdida de
memoria reciente.
En esta fase es
común el olvido
de fechas de
aniversarios de
personas
próximas,
vencimientos de
cuentas o
incluso no saber
el día de la
semana. También
es frecuente la
desorientación
en espacio. Se
pierden en la
calle de la
propia casa, o
guardan objetos
en lugares
inapropiados.
Algunos pueden
presentar
apatia,
aislamiento y
agresividad.
Con el
desarrollo de la
enfermedad, los
individuos
enfrentan
problemas al
intentar
ejecutar tareas
simples del día
a día. Peinar el
cabello,
alimentarse y
limpiar los
dientes se hacen
un desafío. La
amnésia
evoluciona
acentuadamente,
al punto de los
pacientes no
reconocer a los
propios hijos.
En las fases
finales dejan de
alimentarse y
ocurre la
disminución o
ausencia de los
movimientos y
también de la
conciencia,
resultando en un
estado de total
dependencia. La
fragilidad del
sistema
inmunológico
facilita el
desarrollo de
otras
enfermedades,
agravando aún
más el cuadro.
En esta etapa el
fallecimiento no
tardará.
Dolência de
Alzheimer y
Espiritismo
¿Estaría el mal
de Alzheimer
relacionado a
delicados
procesos
expiatorios, o
esa enfermedad
sería de origen
puramente
orgánico, sin
cualquier
relación con el
Espíritu?
Es importante
resaltar que el
tema que estamos
debatiendo aún
requiere estudio
más profundizado
por parte de los
investigadores
del campo de la
ciencia y
también del
Espiritismo. Aún
no hay en
ninguna de las
vertientes
estudios
concluidos
acerca de la
enfermedad.
Las aclaraciones
espíritas se
basan
principalmente
en las
investigaciones
realizadas por
la Asociación
Médico-Espírita
de Brasil. No
existen
registros
específicos
atribuidos
enteramente a la
espiritualidad
que puedan
describir la
enfermedad. Las
fuentes de los
estudios
espíritas se
apoyan en las
obras del
Espíritu André
Luiz, por la
pictografía del
médium Chico
Xavier. Algunos
de sus libros
tratan de las
influencias del
Espíritu sobre
la materia y
vice-versa.
Según los
estudiosos del
Espiritismo, la
enfermedad de
Alzheimer puede
tener origen en
conflictos del
Espíritu
reflejados en la
materia, lo que
la psicología
llama
somatización. En
el libro En
los Dominios de
la Mediumnidad,
psicografiado
por Chico
Xavier, André
Luiz explica que
"así como el
cuerpo físico
puede ingerir
alimentos
venenosos que le
intoxican los
tejidos, también
el organismo
periespiritual
absorbe
elementos que lo
degradan, con
reflejos sobre
las células
materiales".
Existen
básicamente dos
causas
espirituales que
pueden estar
relacionadas al
desenvolvimiento
del Alzheimer.
Veamos:
Obsesión:
Individuos
envueltos en
procesos
obsesivos graves
y por largos
periodos pueden
sufrir
consecuencias
orgánicas
provenientes de
la emanación del
pensamiento
enfermo tanto
del obsesor,
como de él mismo,
imprimiendo en
la materia las
consecuencias de
esas vibraciones.
Tal ocurrencia
podría explicar
la atrofia
acentuada en el
encéfalo que es
una
característica
del Alzheimer.
Recordemos que
el cerebro es la
sede del
pensamiento y
por eso sería la
estructura
material más
perjudicada por
las bajas
vibraciones
espirituales.
Auto-obsesión:
Esta parece ser
la principal
causa del
Alzheimer
atribuida a
orígenes
espirituales. La
auto-obsesión es
un proceso
nocivo
desencadenado
por el propio
Espíritu, muy
común en las
personas con
rigidez de
carácter,
introspectivas,
egocéntricas y
portadoras de
sentimientos
enfermos como el
deseo de
venganza, el
orgullo y la
vanidad.
Invariablemente
el sentimiento
de culpa
incluido
inconscientemente
en el Espíritu y
que a veces se
arrastra por
varias
reencarnaciones
es el factor
determinante. El
Espíritu es
llamado a
ajustes con la
propia
conciencia,
necesitando de
aislamiento y
olvido temporal
de sus acciones
pasadas.
Invariablemente
las personas con
Alzheimer pueden
estar envueltas
en las dos
situaciones de
arriba, una vez
que el
pensamiento
nocivo atrae
Espíritus del
mismo patrón
vibratorio que
acaban por
iniciar un
proceso de
obsesión mutua,
una especie de
simbiosis. Es
evidente que
este proceso
debe arrastrarse
por mucho
tiempo hasta
desencadenar una
patología
física, por eso
el Alzheimer es
tan común en la
fase senil.
Angustias y
tormentos
psíquicos que
duran una vida
entera, muchas
veces con origen
en otras
existencias,
sucumbirán a
finales de la
vida física
traducidos en
enfermedades
diversas de la
materia.
Independiente
del origen, la
enfermedad
constituye una
gran oportunidad
de
perfeccionamiento
moral, no
solamente para
el paciente,
sino también
para todos
aquellos que
están
directamente
envueltos con el
proceso de
cuidarlos. Los
familiares que
están nuevamente
reunidos para
rescatar débitos
contraídos entre
sí enfrentan
pruebas
dolorosas con la
enfermedad, sin
embargo
reparadoras.
Aquel que cuida
hoy ciertamente
fue verdugo en
el pasado y
necesita
reajustar su
conducta o
incluso
desarrollar
sentimientos que
aún no posee.
Para los
cuidadores
terceros, la
enseñanza es de
ejercitar la
paciencia,
desarrollar la
compasión y el
amor al prójimo,
ejecutando la
misión escogida
por él aún en la
espiritualidad.
Prevención
No existen
vacunas o
medicamentos
para la
prevención de la
enfermedad. Se
cree que la
adopción de
hábitos
saludables
principalmente
relacionados a
la salud mental
puede disminuir
la probabilidad
de la aparición
del Alzheimer.
Personas con
mayores niveles
de escolaridad
tienen
oportunidades
más pequeñas de
desarrollar
demencia. Se
recomienda la
práctica de la
lectura, el
ejercicio del
raciocinio, el
ocio y el
establecimiento
de vínculos
afectivos
saludables.
Cualquier
actividad que
mantenga las
conexiones
neuronales
activas
contribuye para
la higiene
mental.
Del punto de
vista
espiritual, se
orienta la
práctica de la
caridad, el
desarrollo del
amor al prójimo,
el ejercicio
incansable del
bien y el
trabajo
edificante como
profilaxis para
enfermedades del
Espíritu.
Rectitud de
carácter y
elevación de
pensamiento
contribuyen para
el
perfeccionamiento
del Espíritu y
evitan
trastornos de
todos los
órdenes. No
olvidemos la
recomendación de
Cristo: “Orad
y vigilad”.
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