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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita  Português
Programa I: Introducción al Estudio de la Doctrina Espírita
Año 1 - N° 13 - 11 de Julio del 2007 
THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 


La Providencia Divina



 

Presentamos en esta edición el tema nº 13 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Qué es la providencia? Considerando el sentido correcto de ese vocablo, ¿cómo podemos conceptuar la Providencia Divina?


2. Mencione algunas decisiones tomadas por el Creador que podemos encuadrar en la acción providencial de nuestro Padre Eterno.


3. ¿Cuándo es que, según el Espiritismo, el hombre se vuelve realmente infeliz?


4. ¿Por qué Dios otorgó a la criatura humana, pero no a los animales, la facultad del libre albedrío?


5. En relación al planeta Tierra, la Providencia Divina se manifestó aun una vez cuando Él tomó una decisión que nos dice del respeto de cerca. ¿Qué acción providencial fue esa?

Texto para la lectura 

La acción providencial de Dios


1. Providencia es, en este mundo, todo lo que se hace disponiendo las cosas de modo que se realicen objetivos de orden y armonía, buscando el bien y la felicidad de las personas.


2. Dios, en relación a sus criaturas, es la propia Providencia en su más alta expresión, infinitamente por encima de todas las posibilidades humanas. La Providencia Divina se manifiesta en todas las cosas, está inmanente en el Universo y se ejerce a través de leyes admirables y sabias. 


3. La Providencia es la solicitud de Dios para con sus criaturas. Él está en todas partes, todo lo ve, todo lo preside, incluso las cosas mínimas. Es en esto que consiste la acción providencial.


4. Para el incrédulo es difícil concebir la acción providencial de Dios en los menores actos y menores pensamientos de cada individuo. El incrédulo admite la acción de Dios sobre las leyes generales del Universo, a que todas las criaturas se encuentran sometidas, pero no admite su intervención directa en los pormenores más ínfimos. Es que él no sabe que, para extender su solicitud a todas las criaturas, Dios no necesita lanzar la mirada de lo alto de la inmensidad. Nuestras oraciones, para que Él las oiga, no necesitan transponer el espacio, ni ser dichas con voz retumbante, porque nuestros pensamientos repercuten en Él.

 

Providencia y libre albedrío

 

5. Es por causa de su inferioridad que el hombre no consigue comprender como obra el Padre Eterno. La criatura Lo imagina a su semejanza, en él adorando la imagen, la figura, y no el pensamiento. Para la mayoría de las personas, Dios es un soberano poderoso, sentado en un trono inaccesible y perdido en la inmensidad de los cielos. Poseyendo percepciones aun restringidas, el no comprende que Dios pueda y se digne a intervenir en cualquier asunto, tanto en las mayores como en las pequeñas cosas.


6. Todo fue dispuesto por el amor del Padre para el bien de sus hijos, desde las más elementales providencias para la manutención de la vida orgánica y la perpetuación de la especie, hasta le otorga al hombre de la facultad del libre albedrío, que da al individuo el mérito de la conquista de la felicidad por la práctica voluntaria del bien y la libre búsqueda de la verdad.


7. Dios todo hizo para el bien de sus criaturas. Les imprimió en la conciencia las leyes morales de trabajo, reproducción, conservación y destrucción, como también la ley de sociedad, con base en la cual se organizan las familias y las comunidades, en cuyo seno ellos cumplen deberes, ligados a las citadas leyes y aun a las leyes de progreso, igualdad, libertad, justicia, amor y caridad en su más justo y elevado sentido.

 

Causas de la infelicidad del hombre

 

8. Dios propicia de ese modo al hombre construir la propia felicidad por la libre observancia de esas leyes y el cumplimiento de los deberes correspondientes, y el sólo se vuelve infeliz cuando las incumple o con ellas se desarmoniza. Al libre albedrío de que fue dotado corresponde, no obstante, la responsabilidad por sus actos, razón de por qué debe cargar con todas las consecuencias de ellas derivadas.

 

9. Por causa de eso, aparentemente se oponen la Providencia Divina y el libre albedrío humano. Pero esto se da sólo aparentemente. Es que Dios le concede la libertad de obrar para que él aumente a su felicidad el mérito de la iniciativa y la espontaneidad en la búsqueda del propio bien. El Padre Eterno a todo provee, de eso no hay duda, pero no quiere inactiva a la criatura humana, pasivamente a la espera de la gracia divina, y sí que ella misma busque, mediante perseverantes esfuerzos, la felicidad y el progreso con que todos soñamos.

 

10. Por el uso del libre albedrío, el alma fija su propio destino y prepara sus alegrías o sufrimientos; pero jamás, en el curso de su marcha evolutiva, le será negado el socorro divino siempre que de el necesite.

 

11. El alma fue creada para la felicidad, pero para poder apreciar esa felicidad, para conocerle el justo valor, debe conquistarla por sí misma, desarrollando las potencias encerradas en su interior, segura de que la libertad de acción y su responsabilidad aumentan con la propia elevación.

 

El guía a quien Dios nos confío

 

12. La Providencia es, así, el Espíritu Superior, el ángel velando sobre el infortunio, el consolador invisible, cuyas inspiraciones recalienta el corazón helado por la desesperación y cuyos fluidos vivificantes sustentan al viajante por la fatiga. La Providencia  es, por fin, y principalmente, el amor divino derramando el flujo sobre sus hijos.

 

13. La Providencia Divina, en relación a la humanidad terrena, se manifestó aun cuando Dios nos confió a Jesús, como discípulos confiados a un Maestro y como ovejas a un pastor.

 

14. ¡Con qué solicitud y paciencia él nos ve, desde entonces, enseñando y conduciendo, a través de siglos y milenios! El hombre puede tener la certeza, pues, de que en ningún momento se encuentra desamparado o entregado a la propia suerte, porque el mundo en que vivimos, gracias a la bondad y a la providencia de Dios, tiene en su timón aquel que la Doctrina Espírita considera modelo y guía de la Humanidad: Jesús.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Qué es providencia? Considerando el sentido correcto de ese vocablo, ¿cómo podemos conceptuar la Providencia Divina?

 

R.: Providencia es, en este mundo, todo lo que se hace disponiendo las cosas de modo que se realicen objetivos de orden y armonía, buscando el bien y la felicidad de las personas. Dios, en relación a sus criaturas, es la propia Providencia en su más alta expresión, infinitamente por encima de todas las posibilidades humanas, y se manifiesta en todas las cosas por medio de leyes admirables y sabias. La Providencia Divina es, por tanto, la solicitud de Dios para con sus criaturas, porque Él está en todas partes, todo lo ve, todo lo preside. Es en esto que consiste la acción providencial.

 

2. Mencione algunas decisiones tomadas por el Creador que podemos encuadrar en la acción providencial de nuestro Padre Eterno.

 

R.: Todo lo que Dios dispone en relación a nosotros tiene por objetivo el bien de sus hijos, desde las más elementales providencias para la manutención de la vida orgánica y la perpetuación de la especie, hasta le otorga al hombre de la facultad del libre albedrío, que da al individuo el mérito de la conquista consciente de la felicidad por la práctica voluntaria del bien y el libre albedrío, que da al individuo el mérito de la conquista consciente de la felicidad por la práctica voluntaria del bien y la libre búsqueda de la verdad. Para eso, les imprime en la conciencia las leyes morales del trabajo, reproducción, conservación y destrucción, como también la ley de sociedad, con base en la cual se organizan las familias y las comunidades, en cuyo seno ellos cumplen deberes, unidos a las citadas leyes y aun a las leyes de progreso, igualdad, libertad, justicia, amor y caridad en su más justo y elevado sentido.

 

3. ¿Cuándo es que, según el Espiritismo, el hombre se vuelve realmente infeliz?

 

R.: Dios propició al hombre construir la propia felicidad por la libre observación de las leyes que Él estableció y por el cumplimiento de los deberes correspondientes. El hombre sólo se vuelve infeliz cuando no las cumple o con ellas se desarmoniza. El libre albedrío de que fue dotado por el Creador corresponde, así, a la responsabilidad por sus actos, razón por la cual debe cargar con todas las consecuencias que de ellas derivaran.

 

4. ¿Por qué Dios otorgó a la criatura humana, pero no a los animales, la facultad del libre albedrío?

 

R.: Dios concedió al Espíritu humano la libertad de obrar para que él aumente a su felicidad el mérito de la iniciativa y la espontaneidad en la búsqueda del propio bien. El Padre Eterno a todo provee, de eso no hay duda, pero no quiere inactiva a la criatura, a la espera pasivamente de la gracia divina, y sí que ella misma busque, mediante perseverantes esfuerzos, la felicidad y el progreso con que todos soñamos. De ese modo, por el uso del libre albedrío, el individuo fija su propio destino y prepara sus alegrías o sufrimientos.

 

5. En relación al planeta Tierra, la Providencia Divina se manifestó aun una vez cuando Él tomó la decisión que nos dice del respeto de cerca. ¿Qué acción providencial fue esa?

 

R.: Esa acción providencial consistió en habernos confiado a nosotros a Jesús, como discípulos confiados a un Maestro o como ovejas a un pastor. ¡Con qué solicitud y paciencia él nos ve, desde entonces, enseñando y conduciendo, a través de siglos y milenios!

 


Bibliografia
:

 

"A Gênese", itens 20 a 24.


"Depois da Morte", de Léon Denis, págs. 243 e 244.

 

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita