A
finales
de 2015,
un
listado
hecho
por el
Centro
de
Control
y
Prevención
de
Enfermedades
(CDC),
de
Estados
Unidos,
constató
que la
incidencia
de
autismo
entre
los
niños
aumentó:
ahora 1
niño de
45 está
dentro
del
transtorno
del
espectro
autista
(lo que
representa
cerca de
2,25% en
el país
americano).
Entre
2011 y
2013,
esa taxa
era
apenas
de 1 de
cada 80
y, en
2008, 1
de cada
100.
De esa
forma,
se
estima
que
Brasil,
con sus
200
millones
de
habitantes,
posee
cerca de
2
millones
de
autistas.
Son más
de 300
mil
acontecimientos
sólo en
el
Estado
de São
Paulo.
Para
saber un
poco más
sobre
esta
enfermedad,
entrevistamos
al Dr.
José
Fernando
de Souza
(foto),
que es
médico
neuropediatra,
director
médico
del
núcleo
Integrado
de
Neurologia
Infantil
en
Juazeiro
del
Norte,
Ceará, y
presidente
de la
AME –
Cariri.
He aquí
la
entrevista:
¿Qué
caracteriza
el
autismo?
El
autismo
es
definido
por
desarrollo
anormal
y/o
regresióno
de la
interacción
social y
comunicación
asociados
a
intereses
y
comportamientos
repetitivos
y
estereotipados.
¿Cómo
los
padres o
cuidadores
identifican
las
primeras
señales?
¿A
partir
de
cuántos
meses/años?
Uno de
los
principales
marcadores
biológicos
en los
transtornos
globales
del
desarrollo
infantil
en el
espectro
autista
ha sido
las
ventanas
del
desarrollo.
Esos
marcadores
hoy
representan
los
principales
parámetros
que
tenemos
y que
transcurren
de lo
siguiente:
la
orientación
social (capacidad
de
responder
a un
llamado)
y la
atención
compartida
(capacidad
de
dividir
la
atención
con
alguna
persona)
son
habilidades
adquiridas
el
primer
año de
vida;
así,
actualmente
han sido
buscados
retrasos
de esas
áreas
citadas,
el
llamado
análisis
del
fenótipo
(observación
del
comportamiento).
De los
marcadores,
es decir,
de los
indicadores
que
puedan
ser
medidos,
los
endofenótipos,
o sea,
las
predisposiciones
individuales
a
desarrollar
los
trastornos
globales
del
desarrollo,
son
actualmente
los más
acertados.
De ese
modo, la
precocidade
del
diagnóstico
podrá
ser
detectada
en un
niño que
no
responda
a un
llamado
con el
su
mirada (orientación
y
atención
compartida)
o que no
haya
desarrollado
el
lenguaje
hasta
los 30
meses de
edad.
¿Existen
predisposiciones
genéticas
para el
autismo?
Existe
un grupo
de genes
que han
sido
considerados
como
envueltos
en la
génesis
de los
disturbios
sociales
que
componen
el
trastorno
del
espectro
autista,
tales
como las
neuroliginas
3 y 4,
las
neurexias
1 y 3,
el FMR1
y MECP2,
en el
caso de
los dos
últimos,
estudios
envueltos
con el
síndrome
del
cromosoma
X frágil
y el
síndrome
de Rett.
¿Espiritualmente,
hay
explicaciones
o
posibilidades
para esa
enfermedad?
La mayor
explicación
para el
trastorno
del
desarrollo
infantil
del
espectro
autista
es la
ley de
causa y
efecto.
Como nos
dice el
Espíritu
Joanna
de
Ângelis
en su
libro
Plenitud:
“los
sufrimientos
humanos
de
naturaleza
cármica
pueden
presentarse
bajo dos
aspectos
que se
completan:
prueba y
expiación.
Ambos
buscan
educar y
reeducar”
Espiritualmente,
los
niños
son
espíritus
en
proceso
de
educación
y
evolución,
con
demandas
cármicas
(ley de
causa y
efecto)
a ser
depurados.
No son
los
padres
que
generan
los
espíritus
que
vuelven,
sólo
ayudan
en la
composición
genética
de la
formación
de la
materia,
en la
cual ese
espíritu
habitará.
El
cuerpo
procede
del
cuerpo,
pero el
espíritu
no
procede
del
espíritu,
porque
el
espíritu
existía
antes de
la
formación
del
cuerpo
que va a
habitar.
Hoy,
vemos
más
casos de
autismo.
¿Por qué?
¿El
diagnóstico
viene
perfeccionándose?
El hecho
de ver
más
casos
siendo
diagnosticados
hoy día
para
trastornos
del
espectro
autista
se debe
a una
mayor
notificación
por
aquellos
que
luchan
con la
enfermedad
y a la
divulgación
hecha en
los
medios
por las
asociaciones
de
madres y
niños
autistas
de todo
Brasil,
que han,
de forma
inequívoca,
divulgado
la
historia
natural
de la
enfermedad
y como
diagnosticarla.
Evidente
que el
conocimiento
viene
perfeccionándose
a lo
largo de
los años.
¿La
sociedade
está más
preparada
para
apoyar
no sólo
a los
niños,
sino
también
a su
família?
La
sociedade
está
mucho
mejor
preparada
para
aceptar
y acoger
a esos
niños,
en vista
de la
comprensión
de la
enfermedad
y para
aquellos
que
aceptan
el
paradigma
espíritu-materia.
¿En su
opinión,
cuál es
la mejor
lección
a
aprender
com el
autismo?
La mejor
lección
que
aprendemos
con el
autismo
infantil
es estar
delante
de un
ser que
sufre
porque
hirió, y
normalmente
hirió
mucho,
como nos
informan
los
Espíritus
superiores
en las
palabras
de
Hermínio
C.
Miranda,
Chico
Xavier y
Suely
Caldas
Schubert.
“Las
expiaciones
– dicen
ellos –
buscan
restaurar
el
equilíbrio
perdido,
al
tiempo
en que
conducen
al
infractor
a la
posición
espiritual
em que
se
encontraba
antes de
la caída
desastrosa.”
Hay que
considerar
la
propuesta
de las
casas
espíritas
para la
atención
de los
niños
autistas,
enfocando
dos
puntos
igualmente
importantes:
1.
Atención
espiritual
permanente
a las
familias
y al
paciente
en la
casa
espírita y
en su
hogar de
origen.
2. No
apartarse
de las
atenciones
médicas
y
reabilitadores
proporcionados
por las
diversas
técnicas
conocidas.
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