Continuamos en esta edición el estudio del libro Obras Póstumas, publicado después de la desencarnación de Allan Kardec, pero compuesto con textos de su autoría. El presente estudio se basa en la traducción hecha por el Dr. Guillon Ribeiro, publicada por la editorial de la Federación Espírita Brasileña.
Preguntas para debatir
87. ¿Tenemos, como los planetas, una atmosfera fluídica que nos envuelve?
88. La impresión agradable o desagradable que sentimos en un ambiente, ¿procede de esa atmosfera?
89. Donde vamos, ¿dejamos las huellas de nuestro paso?
90. ¿De qué factores depende la fuerza fluídica aplicada a la acción de los hombres unos sobre otros?
91. ¿Existe una relación entre fotografía y memoria?
92. ¿En qué consiste el fenómeno de la fotografía del pensamiento?
Respuestas a las preguntas propuestas
87. ¿Tenemos, como los planetas, una atmosfera fluídica que nos envuelve?
Sí. El fluido cósmico, si bien emana de una fuente universal, se individualiza, por así decirlo, en cada ser y adquiere propiedades características que permiten distinguirlo de otros. Ni la muerte misma extingue esos caracteres de individualización que persisten por muchos años después de la cesación de la vida, como hemos podido convencernos de ello.
Cada uno de nosotros tiene, pues, su propio fluido que lo envuelve y lo acompaña en todos sus movimientos, como la atmósfera acompaña a cada planeta. La extensión de la irradiación de esas atmósferas individuales es muy variable; en un estado de reposo absoluto del Espíritu, esa irradiación puede estar circunscrita dentro de los límites de unos pasos; pero bajo el dominio de la voluntad, puede alcanzar distancias infinitas. La voluntad parece dilatar el fluido, como el calor dilata el gas.
Las diferentes atmosferas particulares se encuentran, se cruzan y se mezclan sin confundirse jamás, absolutamente, como las ondas sonoras que permanecen diferenciadas a pesar de los numerosos sonidos que agitan el aire simultáneamente. Cada individuo es el centro de una onda fluídica cuya extensión está en razón de la fuerza y de la voluntad, como cada punto vibrante es el centro de una onda sonora cuya extensión está en razón de la fuerza de la vibración. La voluntad es la causa propulsora del fluido, como el choque es la causa vibrante del aire y propulsor de las ondas sonoras. (Obras Póstumas, Fluido periespiritual y atmósfera fluídica.)
88. La impresión agradable o desagradable que sentimos en un ambiente, ¿procede de esa atmosfera?
Sí. De las cualidades particulares de cada fluido resulta una especie de armonía o de disonancia entre ellos, una tendencia a unirse o a evitarse, una atracción o una repulsión, en una palabra, las simpatías o las antipatías que se experimentan, con frecuencia, sin causas conocidas que la determinen.
Si estamos en la esfera de actividad de un individuo, su presencia nos es, algunas veces revelada por la impresión agradable o desagradable que sentimos de su fluido.
Si estamos en medio de personas con las que no compartimos los mismos sentimientos, cuyos fluidos no se armonizan con el nuestro, nos oprime una reacción penosa, y nos encontramos allí como una nota disonante en un concierto.
Si, por el contrario, varios individuos están reunidos en una comunidad de objetivos y de intenciones, los sentimientos de cada uno se exaltan en la misma proporción de la masa de las fuerzas actuantes. ¿Quién no conoce la fuerza del entusiasmo que domina las muchedumbres donde hay homogeneidad de pensamientos y de voluntades? (Obras Póstumas, Fluido periespiritual y atmósfera fluídica.)
89. Donde vamos, ¿dejamos las huellas de nuestro paso?
Evidentemente. Cada persona, donde va, lleva consigo su atmósfera fluídica, como el caracol lleva su concha; pero ese fluido deja las huellas de su paso; deja como una estela luminosa, imperceptible para nuestros sentidos en el estado de vigilia, pero que sirve para que los sonámbulos, los videntes y los Espíritus desencarnados reconstruyan los hechos realizados y analicen el móvil que los hizo ejecutar. (Obras Póstumas, Fluido periespiritual y atmósfera fluídica.)
90. ¿De qué factores depende la fuerza fluídica aplicada a la acción de los hombres unos sobre otros?
Puede depender: 1° - de la cantidad de fluido que cada uno posee; 2° - de la naturaleza intrínseca del fluido de cada uno, abstracción hecha de su cantidad; 3° - del grado de energía de la fuerza impulsora, y tal vez incluso de esas tres causas reunidas.
En la primera hipótesis, aquel que tiene más fluido lo daría a aquél que tiene menos, más de lo que él recibiría; en ese caso habría una analogía perfecta con el intercambio de calor que realizan entre sí dos cuerpos que se ponen en equilibrio de temperatura.
Cualquiera que sea la causa de esa diferencia, podemos darnos cuenta del efecto que produce si imaginamos tres personas cuya fuerza representamos con tres números: 10, 5 y 1. El 10 actuará sobre el 5 y sobre el 1, pero más enérgicamente sobre el 1 que sobre el 5. El 5 actuará sobre el 1, pero no podrá actuar sobre el 10; finalmente, el 1 no actuará sobre ninguno de los dos. Esa sería la razón por la cual ciertas personas son sensibles a la acción de determinado magnetizador e insensibles a la acción de otro. (Obras Póstumas, Fluido periespiritual y atmósfera fluídica.)
91. ¿Existe una relación entre fotografía y memoria?
Sí. Cuando el Espíritu encarnado recuerda algo, su memoria le presenta, de alguna manera, la fotografía del hecho que buscó. En general, los encarnados que lo rodean no ven nada; el álbum está en un lugar inaccesible a su mirada; pero los Espíritus lo ven y lo ojean con nosotros; en ciertas circunstancias, ellos pueden incluso, intencionalmente, ayudarnos en nuestra búsqueda u obstaculizarla.
Lo que se produce del encarnado hacia el Espíritu, sucede igualmente del Espíritu hacia el vidente. Cuando el Espíritu evoca el recuerdo de ciertos hechos de su existencia, la fotografía de esos hechos se le presenta, y el vidente, cuya situación espiritual es análoga a la del Espíritu libre, ve como él, y ve incluso en ciertas circunstancias lo que el Espíritu no ve por sí mismo, del mismo modo que un desencarnado puede ojear en la memoria de un encarnado, sin que éste tenga conciencia de ello, y hacer que recuerde hechos olvidados hace mucho tiempo.
En cuanto a los pensamientos abstractos, estos toman un cuerpo para impresionar el cerebro y deben actuar naturalmente sobre él, y de alguna forma grabarse en él; incluso en este caso, como en el primero, la semejanza entre los hechos que existen en la Tierra y en el espacio parece perfecta. (Obras Póstumas, Fotografía y telegrafía del pensamiento.)
92. ¿En qué consiste el fenómeno de la fotografía del pensamiento?
El asunto fue objeto de algunas reflexiones en la Revista Espírita. A manera de resumen, siendo los fluidos el vehículo del pensamiento, éste actúa sobre los fluidos como el sonido actúa sobre el aire; trasladan el pensamiento como el aire nos trae el sonido. Se puede, pues, decir con toda verdad, que en los fluidos hay ondas y rayos de pensamientos que se cruzan, sin confundirse, como hay en el aire ondas y rayos sonoros. Más aún: el pensamiento, al crear imágenes fluídicas, se refleja en la envoltura periespiritual como en un espejo, o como esas imágenes de objetos terrestres que se reflejan en el vapor del aire; es ahí donde toma cuerpo y, de alguna manera, se fotografía.
Supongamos que un hombre, por ejemplo, tenga la idea de matar a otro; aunque su cuerpo material se mantenga impasible, su cuerpo fluídico es puesto en acción por el pensamiento, del cual reproduce todos sus matices; ejecuta fluídicamente el gesto, el acto que deseó realizar; su pensamiento crea la imagen de la víctima, y la escena completa se pinta como en un cuadro, tal como está en su espíritu. Es así como los movimientos más secretos del alma repercuten en su envoltura fluídica y que un alma puede leer en otra alma como en un libro, y ver lo que no es perceptible para los ojos del cuerpo. (Obras Póstumas, Fotografía y telegrafía del pensamiento.)