“No
esparzas
rumores,
ni
levantes
falso
testimonio
contra
la vida
de su
prójimo.”
(Lv 19,
1.)
“Nunca
repita
um
rumor, y
usted no
perderá
nada.”
(Eclo
19, 7.)
“Sea,
sin
embargo,
vuestro
hablar:
Sí, sí;
no, no;
pues lo
que pasa
de ahí,
viene
del
Maligno.”
(Mt 5,
37.)
Por lo
que
pudimos
filtrar,
el
historiador
Procópio,
fuente
primera
de esos
relatos,
sólo
vino a
escribir
su libro
Anedotas
(Historia
Secreta)
en 558.
Lo que
extrañamos,
conforme
ya dicho,
es que,
tras el
relato
del
confinamento
de las
prostitutas,
ninguna
línea de
más él
habla de
ellas,
dejándonos
con una
fuerte
impresión
de que
fueron
“borradas”
aún;
pero es
mera
hipótesis,
sobre la
cual no
tenemos
ningún
elemento
para
precisar
lo que,
de hecho,
habría
ocurrido.
Particularmente,
no
creemos
que
Teodora
las haya
encerrado
para
hacer de
ellas
quinientas
monjas,
preocupada
en
salvarles
sus
almas
del
pecado o
que, tal
vez,
tuviera
el
pensamiento
de
mejorarles
la
suerte,
garantizándoles
un
sostenimiento
para el
resto de
la vida.
Un
conglomerado
amargo
de
intrigas
No
podemos
dejar de
informar
que el
viamonense
Mario
Curtis
Giordani
(1921-),
filósofo
y
teólogo,
coloca a
Procópio
como
historiador
poco
fiable:
“El
historiador
Procópio,
en su
Historia
Secreta,
nos
presenta
un
retrato
muy vivo
(pero
no muy
digno de
fe)
de la
vida
tempestuosa
de la
hija de
un
domador
de osos,
la cual,
en la
palabra
de Diehl,
“divirtió,
encantó
y
escandalizó
Constantinopla”.
(GIORDANI,
1968, p.
47).
(negrita
nuestra).
“La
tercera
obra de
Procópio,
la
Historia
Secreta,
es
considerada
por
Runciman[33]
“un
conglomerado
amargo
de
intrigas”.
A
“Historia
Secreta”
difiere,
en
efecto,
fundamentalmente
de las
otras
dos y su
autenticidade
llegó a
ser
puesta
en duda
por los
críticos.
Esa obra
es un
libelo
grosero
contra
Justiniano,
Teodora
y el
propio
Belisário.
A
Justiniano
el autor
atribuye
la causa
de todos
los
males
que,
entonces,
cayeron
sobre el
Imperio.
______
[33]
Lingenthal,
Karl
Eduard
Zachariä
von,
Geschichte
des
Grieschisch-Römischen
Rechts.
- Aalen
in
Württenberg
– Verlag
Scientia
1955.
(Photomecanischer
Nachdruck).
(GIORDANI,
1968, p.
192)
(grifo
nosso).
(negrita
nuestra)
El
profesor
Vicente
Dobroruka
(1969-
), del
Departamento
de
Historia,
Universidad
de
Brasília,
gentilmente,
nos
responde
a um
e-mail,
y nos
dice:
Mi
opinión
es que
el
episódio
del "suicidio"
evoca
dos
lugares
comunes
literarios
en la
historiografia
antigua:
uno, el
moralismo
(una vez
prostituta,
siempre
prostituta
- y eso
me
parece
fuera de
duda q
Teodora
haya
sido,
pero no
se
siguen
de eso
implicaciones
sobre su
crueldad);
el otro,
el de
los
suicidios
colectivos
de
habitantes
cercados
en
ciudades
de las
cuales
no
tenían
cómo
salir.
Las
"500
prostitutas"
habrían,
de
cierto
modo,
preferido
la
muerte a
renunciar
a la
lascívia
(más
moralismo...),
más o
menos
como los
zelotes
de
Masada
en
Flávio
Josefo
(Guerra
de los
judíos,
7).
No creo
en la
historia,
como
representación
factual
y
auténtica.
Tenga en
cuenta
también
la
tendencia
de
*todos*
los
historiadores
antiguos
a
exagerar
en los
números
(Procópio
aún
habla de
"millones"
muertos
por
Justiniano
– tenido
en
serio,
no sé
como la
especie
humana
sobreviviría
a tal
hecho.
J
(DOBRORUKA,
2009,
por
e-mail)
(negrita
nuestra)
Traemos
también
lo que
dice el
periodista
americano
Paul
Iselin
Wellman
(1895-1966):
Se
refieren
acerca
de
Teodora,
particularmente
de los
últimos
tiempos
de su
reinado,
hechos
que
atestarian
crueldad
y falta
de
escrúpulos.
Algunos
de ellos
son
visiblemente
falsos,
como por
ejemplo
la
desacreditada
Anecdota
de
autoría
de
Procópio,
según la
cual un
hijo,
ostensivamente
nacido
de sus
relaciones
con
algún
admirador,
en la
época en
que era
cortesana,
apareció
para
legitimar
su
parentesco
con la
emperatriz,
donde,
según
Procópio,
"recelando
que la
historia
llegara
a los
oídos
del
emperador",
Teodora
hizo
desaparecer
para
siempre
al
muchacho.
Acerca
de
Procópio,
historiador
oficial
del
reinado
de
Justiniano,
la
mayoría
de lo
que se
cuenta
en
desacredito
de
Teodora
se basa
en su
grosera
"historia
secreta",
titulada
Anecdota.
Los
motivos
de esa
enemistad
implacable
para con
la
emperatriz
son
ignorados.
En sus
relatos
oficiales,
Procópio
se
muestra
adulador
servil.
Mientras
escribía
sus
obras
acerca
de
guerras
y
realizaciones
del
imperio,
completaba
una obra
secreta
donde
reunía
cualquier
intriga,
insinuación
o
calúmnia
que
pudiera
recoger.
La
falsedad
de la
Anecdota
se
revela a
través
de
mentiras
obvias,
que
perjudican
todo su
contenido.
Por
ejemplo:
el
historiador
asegura,
con toda
la
seriedad,
que
Justiniano
y
Teodora
no eran
seres
humanos
y sí
demonios
que
habían
asumido
forma
humana.
Y adujo
la
evidencia
alegada
para
probar
su
afirmación
ridícula.
Otros
relatos
suyos
son,
además
de
contradictorios,
imposibles
de
aceptar.
Y su
hábito
de
desfigurar
incluso
los
actos
loables
del par
imperial,
para que
se
figuren
perniciosos,
prueba
la
animosidad
que pasa
a través
de toda
la obra.
No
obstante,
es en
ese
documento
secreto,
escrito
aparentemente
para
desahogar
el
propio
rencor,
y que no
se
destinaba
a la
publicación,
viniendo
a la luz
solamente
siglos
después
– cuando
ya era
demasiado
tarde
para
aprobar
o
desaprobar
la
mayoría
de sus
afirmaciones
- que
muchos
se basan,
em los
días que
corren,
para sus
estimaciones
acerca
del
carácter
de
Teodora.
El
legado
de la
pluma
despechada
de un
hombre
que la
odiaba
secretamente,
fue el
más
mortal
de los
golpes
asestados
contra
la bella
emperatriz,
aunque
ella no
viviera
lo
bastante
para
tener
conocimiento
de eso.
Sin
embargo,
hubo
actos de
tirania
y
crueldad,
atestados
por
otras
fuentes
más
dignas
de
confianza
que
Procópio.
A
ese
respecto,
nos cabe
decir
que
tirania
y
crueldad
eran
comunes
em
aquella
época, y
sobre
esse
punto de
vista
la
emperatriz
no era
peor –
si tanto
igualmente
perversa
– que
sus
contemporâneos
sentados
em
tronos.
A
despecho
de todos
sus
fallos,
nadie,
ni aún
su
amargo
enemigo
anónimo,
Procópio,
pudo
acusarla
jamás de
haber
faltado,
en lo
tocante
a la
lealtad
y a la
fidelidad
a
Justiniano.
El
absoluto
silencio
que se
observa
acerca
de un
asunto,
que
habría
sido de
los
primeros
a ser
explotados
en
descrédito
de la
emperatriz,
constituye
la
prueba
máxima
de que,
al
casarse,
ella
hubo
dejado
para
siempre
pensamientos
y
actitudes
de su
vida de
cortesana.
Trabajó
incesantemente
para la
gloria
del
marido,
el
emperador,
y mucho
de lo
que se
le
imputa
fue
hecho
por amor
a él. (WELLMAN,
p.
399-401)
(grifo
nuestro).
Delante
de todo
eso que
colocamos,
queda
más que
evidente
la
dificultad
que
tenemos
en
buscar
los
datos
históricos,
pues
algunos
se basan
en
intereses
del
autor y
otros
presentan
problemas
en la
traducción,
sin
hablar
de
aquellos
que son
falseados.
Conclusión
De los
setenta
y nueve
autores
constantes
de
nuestra
biblioteca,
solamente
dos
relatan
el
episodio
em el
cual
Teodora
habría
condenado
a muerte
las
quinientas
prostitutas.
Uno de
ellos
fue
Holger
Kersten,
teólogo
alemán,
que
presenta
una
vasta
referencia
bibliográfica,
que
demuestra
la
extensión
de su
trabajo
de
investigación.
José
Reyes
Chaves
es el
otro;
sin
embargo
no
informa
su
fuente
primera.
Representan
juntos
sólo
2,5% de
las
obras de
que
disponemos.
En razón
de eso
juzgamos
ser muy
poco
para un
asunto
tan
grave
como ese;
y que,
teniéndose
en
cuenta
nuestra
investigación,
no
tenemos
base
para
afirmar,
con
absoluta
certeza,
lo que
realmente
habría
ocurrido.
La única
cosa que
tenemos
cómo
cierta
es el
hecho de
que
Teodora
recogió
a las
quinientas
prostitutas,
para,
contra
la
voluntad
de ellas,
ingresarlas
en el
monasterio
Arrependimento.
Lo que
ocurrió
de ahí
em
adelante
es
oscuro;
nada
conseguimos
apurar.
Sin
embargo,
la
cuestión
se hace
compleja,
pues el
hecho de
que
otros
autores
no
mencionen
el caso
no
significa,
necesariamente,
decir
que no
ocurrió;
sin
embargo
el hecho
de no
ser
referido
por
otros
historiadores,
eso, sí,
nos deja
sin
condiciones
de
evaluar
si el
episodio
no
ocurrió
o, sólo,
no
mereció
ser
registrado.
Delante
de eso,
y como
tenemos,
en el
fondo,
una sólo
fuente
primera,
aún sin
tenerla
como
falsa,
juzgamos
prudente,
en el
presente
caso,
aguardar
que nos
aparezca,
por lo
menos,
otra
fuente
primera
que
relate
eso.
Vimos
ese
hecho en
varios
textos,
pero
algunos
autores
ni aún
citaron
la
fuente;
otros
sólo
mencionaron
uno de
esos dos
autores,
de que
hablamos
en um
párrafo
anterior,
lo que
nos hace
continuar
en el
mismo
punto,
como si
estuviéramos
anclados.
En
nuestra
modesta
opinión,
si nos
permiten
los
compañeros
de
doctrina,
no es
nada
prudente
quedar
retransmitiendo
esa
información
de que
Teodora
habría
matado
500
prostitutas,
aunque
la
fuente
pueda
venir
del
plano
espiritual,
por el
simple
motivo
de que
los
Espíritus
no saben
todo y
sólo
hablan
de lo
que
aprendieron
en los
bancos
de
escuela,
o sea,
no son
infalibles
y pueden,
pues,
pasar
información
equivocada.
Quién
acepta
todo lo
que le
dicen no
sigue
las
orientaciones
de los
Espíritus
superiores;
de ahí
se hace,
en
verdad,
un
fanático.
Además
de eso,
aún
podemos
encontrar
mensajes
“firmados”
que son
fruto
del
pensamiento
o de la
creencia
del
próprio
médium.
Referências
bibliográficas:
CHAVES,
J. R.
A
Reencarnação
segundo
a Bíblia
e a
Ciência.
São
Paulo:
Martin
Claret,
2002.
FÈVRE,
F.
Teodora,
a
imperatriz
de
Bizâncio.
Rio de
Janeiro:
Nova
Fronteira,
1991.
FRANZERO,
C. M.
Teodora.
Lisboa:
ENP,
1963.
GIORDANI,
M. C.
História
do
Império
Bizantino.
Petrópolis,
RJ:
Vozes,
1968.
KERSTEN,
H.
Jesus
viveu na
Índia.
São
Paulo:
Best
Seller,
1988.
PROCÓPIO.
História
Secreta.
Belo
Horizonte:
CEDIC,
s/d.
SILVA,
S. C.
Analisando
as
traduções
bíblicas.
João
Pessoa:
2001.
WELLMAN,
P. I.
Teodora,
de
cortesã
a
imperatriz.
Rio de
Janeiro:
Vecchi,
1961.
|