Desobsesión
La desobsesión
es un trabajo de
amor conjugado
con la humildad,
con la lógica,
con la sensatez
y con el
conocimiento. Es
un intercambio
entre tres almas
que se unen para
un entendimiento
común: el
médium, el
comunicante y el
médium
esclarecedor,
con la tutela de
los mentores,
que dirigen el
trabajo. Y cada
encuentro jamás
es fortuito. Y
no basta por sí
mismo, pues todo
depende de la
adhesión del
obsidiado. Si
éste no cambiar
su
comportamiento,
difícilmente se
libertará.
La obsesión es,
muchas veces, un
proceso de
simbiosis entre
el obsesor y
obsidiado, en lo
cual ellos se
quedan
dependientes.
Pero sea el
proceso en sí,
sea el trabajo
desobsesivo, el
primer paso es
deshacer la
hipnosis de la
idea fija que es
la responsable
por la obsesión.
De esta manera,
la idea fija
está también en
la base de una
serie de
enfermedades
mentales. Muchos
obsidiados se
encuentran en
perturbación
psíquica, lo que
confunde los
profesionales de
salud, así como
los responsables
por la
desobsesión.
¡Cuántos
esquizofrénicos
son confundidos
con médium, así
como cuantos
médium son
confundidos con
esquizofrénicos!
André Luiz, en
el libro
Desobsesión,
cap. 24, dice
que en ciertos
casos de
desobsesión se
debe estudiar si
el tratamiento
psiquiátrico
debe ser
indicado como
terapia
complementar.
Pero muchos
espíritas, mismo
cuando
conscientes de
eso, tienen la
costumbre de
despreciar la
psiquiatría,
juzgando que
todo se debe a
la obsesión.
El esclarecedor
debe percibir
cual es la zona
de interés
inmediata del
comunicante.
Algunos
espíritas, que
participan de
reuniones de
desobsesión,
encuentran raro
como, en la
mayoría de las
veces, después
de pocos minutos
de charla, los
comunicantes
aceptan los
argumentos y se
dejan llevar
amparados por
los protectores.
No hay mágica.
Lo que ocurre es
que los
comunicantes
estaban en mayor
o menor tiempo
siendo
asistidos.
Entonces reciben
la oportunidad
de participar de
la reunión,
directa o
indirectamente,
y encuentran el
amparo y el
cariño que tanto
buscaban.
Ocurre también
que el
manifestante sea
un portavoz de
un grupo de
personas que
tienen la misma
necesidad de él,
y que responde
por ellos, y
todos así se
benefician
indirectamente.
Ese tipo de
atendimiento
colectivo ocurre
como si tratase
del atendimiento
a un único
individuo, al
menos que algún
médium vidente
corrobore el
hecho, porque a
menudo el
comunicante no
sabe nada al
respecto de ser
un portavoz.
La autoridad del
médium
esclarecedor no
está en su
postura, ni en
sus ideas, ni en
su erudición, ni
en su manera de
hablar. Ella
está toda en su
comportamiento.
Delante de eso,
mismo los
obsesores más
violentos
reconocen la
autoridad moral
del
esclarecedor.
Eso no impide
que ellos
tengan, en la
reunión,
actitudes con
falta de
respeto, pero
saben que
delante de la
moral amparada
en la conciencia
tranquila ningún
dominio puede
ser por ellos
engañado.
Existen algunos
espíritas que
practican la
evocación con la
finalidad o
medio en sus
trabajos
mediúmnicos,
alegando que era
la práctica
normal de Kardec
y por él
recomendada. No
queremos
discutir el
fundamento de la
cuestión, pero
confiamos en las
explicaciones de
Emmanuel y André
Luiz sobre la
necesidad de la
espontaneidad de
las
comunicaciones,
porque sabemos
que todo el
trabajo está
dirigido por el
equipo
espiritual y que
ninguna
comunicación es
accidental.
Muy orgulloso
sería quien
creyese que su
hablar en los
atendimientos es
fruto tan
solamente de su
iniciativa y
autoría. Luego,
los
esclarecedores
no ignoran la
necesidad de
estar atentos al
campo intuitivo.
Por eso, no es
difícil percibir
que no somos
nosotros que
hablamos, pues
tenemos en esos
momentos una
lucidez y una
elocuencia que
raramente
ocurren fuera
del recinto de
trabajo. Ése es
uno de los
motivos por qué
André Luiz llama
de médium
esclarecedor al
que, era llamado
de doctrinador.
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