Casa de Apoyo a
la Vida. En esta
entrevista nos
habla sobre su
experiencia de
conocer y vivir
el Espiritismo. |
¿Cómo se volvió
espírita?
Por la necesidad
de comprender el
por qué de la
vida: de dónde
vengo, por qué
estoy aquí,
hacia dónde voy.
Habiendo sido
católico y
presbiteriano
independiente,
busqué y
encontré
respuestas a
tales
indagaciones en
el Espiritismo.
Cuando era
adolescente,
tuve un vecino
espírita, aunque
no frecuentaba
las casas
espíritas. Sin
embargo, era
lector de El
Libro de los
Espíritus, y
recuerdo que,
más de una vez,
me decía que mi
corta edad no me
permitía
comprender la
grandeza de la
codificación
kardeciana. En
el 2004, junto
con mi esposa
Alice, empezamos
asistir a las
charlas en el
Centro Espírita
Allan Kardec. El
tenor de las
enseñanzas de
Jesús allí
ofrecidas
satisfizo mi
necesidad y me
hizo comprender
que debía tratar
de conocerlo
más, y así me
volví asiduo a
las reuniones, y
a medida que
conocía mejor la
Doctrina,
concluí que eso
era lo que
necesitaba, y me
volví espírita.
¿Qué
repercusiones
tuvo el
conocimiento
espirita en su
vida?
A medida que
conocía el
aspecto
filosófico y
moral de la
Doctrina
Espírita, fui
constatando la
necesidad de un
cambio de
comportamiento,
de manera que
pudiese
efectivamente
pasar a
comportarme de
acuerdo a lo
recomendado por
Kardec en el cap.
XVII, ítem 4, de
El Evangelio
según el
Espiritismo:
“Se reconoce al
verdadero
espírita por su
transformación
moral y por los
esfuerzos que
hace para vencer
sus malas
inclinaciones”.
Reconozco que
esa enseñanza ha
sido un punto de
gran repercusión
íntima en mi
vida, gracias al
conocimiento
espírita.
¿Cuáles son sus
impresiones
sobre el
movimiento
espirita actual?
En lo que me ha
sido permitido
constatar, el
movimiento
espinita tiene,
a partir de la
conmemoración
del centenario
del nacimiento
de Chico Xavier,
en el 2010, un
visible
crecimiento. La
amplia
divulgación de
esta efeméride,
con el
lanzamiento de
diversas obras
sobre la vida y
la producción
psicográfica de
Chico Xavier,
conferencias,
seminarios, la
exhibición de la
película “Chico
Xavier” y otros,
han contribuido
mucho. El
Espiritismo,
respaldado por
el esfuerzo en
mostrar las
verdaderas
enseñanzas
predicadas y
vividas por
Jesús,
continuará
atrayendo a
nuevos
interesados en
conocer el
verdadero
Cristianismo.
¿Qué es lo que
más le llama la
atención del
Espiritismo?
La pureza
doctrinaria
observada en la
prédica en todos
los niveles. A
la par de esto,
como lo definió
Kardec, se trata
de una doctrina
filosófica, con
fundamento
científico y de
consecuencias
morales, y no
solo una
religión, cuya
práctica remite
a un culto. En
el Espiritismo
no existen
dogmas, casta
sacerdotal,
jerarquía,
ceremonias,
privilegios y la
mistificación y
los abusos. Un
aspecto
igualmente
relevante de la
doctrina es,
como señalé
anteriormente,
el de hacer
mejores a
aquellos que la
comprenden. En
ella no hay
promesa de
milagros o
salvación sin
una reforma
íntima.
De su
experiencia con
el Centro
Espírita Allan
Kardec (CEAK),
¿qué le gustaría
decir?
En los 11 años
de convivencia
en Allan Kardec
de Campinas, un
aspecto digno de
registro, al
lado de la
divulgación
doctrinaria, es
la preocupación
por el trabajo
asistencial y de
educación. Como
educador nato,
el fundador del
CEAK creó el
Instituto
Popular Humberto
de Campos. Hoy,
además de IPHC,
tales
actividades son
desarrolladas
por la Escuela
Primaria
Eurípides, por
la Cuna Gustavo
Marcondes, por
el Núcleo
Alborada de
Cristo y por la
Casa de Apoyo a
la Vida.
¿Qué es lo que
más sobresale en
lo cotidiano de
la institución?
La preocupación
de dar una mejor
acogida a
aquellos que la
buscan,
orientándolos
hacia lecturas
edificantes y el
trabajo
asistencial
necesario:
entrevistas,
pases, sesiones
de desobsesión.
De su tiempo en
el CEAK, ¿qué es
lo más
resaltante en
esos años?
La marca
indeleble que me
quedará de las
vivencias en el
CEAK será la
dedicación con
que todos sus
dirigentes y
voluntarios se
dedican a sus
labores, no
midiendo
esfuerzos para
desempeñar de la
mejor manera lo
que les compete,
a veces en
detrimento de
sus actividades
profesionales y
familiares.
¿Algo más que le
gustaría relatar
de su
experiencia con
la vivencia
espírita?
Mi vivencia
espírita es
pequeña. Aun
así, estimo que
es digno de
registro que, a
partir del
momento en que
me consideré
espírita, vengo
redoblando
esfuerzos para
domar mis malas
inclinaciones.
La lectura de
las obras de la
codificación y
otras
pertinentes, el
aprendizaje que
resulta de las
charlas y
conferencias a
las que he
asistido han
contribuido
mucho a mi
reforma íntima,
aún carente de
mucha evolución.
Otros dos
aspectos básicos
de la práctica
kardecista son
la libertad de
sus adeptos para
investigar,
evaluar y
manifestar su
comprensión
sobre el
conocimiento
adquirido, lo
que me parece
fundamental para
el crecimiento
doctrinario; el
otro aspecto
está contenido
en La Génesis,
cap. I, 55: “El
Espiritismo,
caminando con el
progreso, no
estará jamás
desactualizado,
porque, si
nuevos
descubrimientos
le demostrasen
que está
equivocado sobre
un punto, se
modificará sobre
ese punto; si
una nueva verdad
se revela, la
aceptará”.
¿Y la
convivencia con
los libros?
Me considero un
amante de los
libros, pues
desde la
adolescencia soy
un lector
compulsivo de
todo tipo de
literatura,
sobre todo de
autores clásicos
nacionales. Uno
de los primeros
escritores
leídos fue el
marañense
Humberto de
Campos, cuya
obra completa
conozco. En
cierto período
de mi vida
llegué a leer de
dos a tres
libros por mes.
En cuanto a las
obras espíritas,
las leo
asiduamente.
Aunque lea e
investigue sobre
todos los temas,
mi preferido es
sobre la
reencarnación,
cuyo
conocimiento va
siendo
enriquecido por
las obras de
diversos
autores. Estoy
concluyendo la
lectura de
Reencarnación e
Inmortalidad
de Herminio
Miranda, y
siguiente será
Las Vidas
Sucesivas,
de Albert de
Rochas.
Sus palabras
finales.
Lamento
profundamente
haber conocido
al Espiritismo
recién a los
sesenta años. Si
lo hubiera
conocido antes,
estoy seguro que
muchos de los
errores
cometidos
hubieran sido
evitados, aunque
sin
consecuencias
profesionales o
familiares, sino
tan solo
morales. Mi
trabajo desde
hace 10 años en
la librería del
CEAK me ha
propiciado la
oportunidad de
orientar a los
recién llegados
al CEAK
indicándoles una
lectura que
atienda sus
necesidades. Es
común comprender
que se llega a
la casa espirita
por amor o por
dolor. Mi
evaluación final
sobre el
Espiritismo
coincide
totalmente con
la frase
atribuida a León
Denis: ”El
Espiritismo no
es la religión
del futuro, sino
el futuro de las
religiones”.
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