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Editorial Português Inglês    
Año 2 – 101 – 5 de Abril del 2009


 

Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 


La abstinencia sexual
y el Sida

 

A mediados de marzo el papa Benedicto XVI fizo una visita de seis días a África, el continente que tiene la mayor parcela de población contaminada por el virus del Sida en el mundo. De los años 80 hasta hoy la dolencia ya mató a más de 25 millones de africanos.

Como era de esperar, el líder católico reafirmó allí la posición de la Iglesia contraria al uso de preservativos. El Sida, afirmó el papa, “no puede ser derrotada con la distribución de preservativos”. “La solución pasa por una renovación espiritual que traiga consigo una nueva forma de comportamiento.”

La propuesta de abstinencia sexual no es una novedad en las manifestaciones públicas hechas por los líderes de la Iglesia y fue hasta incluso adoptada por algunos gobiernos africanos, como el de Kenia, a mediados del 2001.

Con 2,2 millones de personas infectadas por el virus VIH, Kenia vivía, entonces, momentos difíciles en que no se sabía cierto qué hacer para frenar la expansión de la epidemia que asolaba el país. La situación era tan grave que el presidente keniano decidió pedir a la población del país que se abstuviese de mantener relaciones sexuales durante dos años para así contener el  aumento del Sida.

Consciente de que ese apelo difícilmente sería atendido, las autoridades decidieron también importar 300 millones de preservativos, medida duramente criticada por los líderes religiosos del país, católicos y musulmanes. Para estos, el gobierno debería promover más activamente la abstinencia sexual y no la distribución de preservativos, lo que, según su visión, acabaría favoreciendo el adulterio y la prostitución y podría, aun, impulsar a los jóvenes a practicar sexo prematuramente.

La cuestión ya fue discutida por numerosas veces en nuestro país. La Iglesia entiende, con fundamento en los estudios hechos por Malcolm Pottes, especialista en VIH, que ningún preservativo tiene el  poder de impedir el pasaje del virus. Según datos atribuidos a Pottes, los preservativos que la Salud Pública viene distribuyendo contenían poros de hasta 5 micrones, cincuenta veces mayores que el virus VIH, que mide 0,1 micrón.

Delante de esos números, recomendar el uso del preservativo a un individuo que no prima por el comedimiento en lo tocante a las relaciones sexuales, equivaldría a confiar a un conductor bebido la conducción de un vehículo, recomendándole el uso del cinturón de seguridad.

Los años pasaron y, como sabemos, la situación en África continúa aflictiva y ciertamente exigirá sacrificios que van más allá de las medidas propuestas.

¿Pueden los protectores espirituales, que tanto ayudan a los hombres, hacer alguna cosa por los africanos? Esperamos que sí y vibramos para que eso se de, seguros, sin embargo de que la responsabilidad directa en la cuestión sexual es de los encarnados. El comedimiento, la fidelidad, el respeto al prójimo, he ahí factores que no pueden faltar en el trato de ese tema tan importante en el mundo en que vivimos.


 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita