Las evocaciones espíritas
y
sus desventajas
Presentamos en esta edición
el tema
nº
101
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Para evocar a los
Espíritus existe una formula
sacramental?
2. ¿Qué Espíritus, según
Kardec, podemos evocar?
3. ¿Cuáles son las
principales causas que
impiden o dificultan al
Espíritu atender a la
evocación?
4. En lo tocante a la
finalidad, ¿qué norma
debemos observar en las
evocaciones directas?
5. ¿Qué recomienda Emmanuel
al respecto de las
evocaciones espíritas?
Texto para la
lectura
Los Espíritus pueden
comunicarse espontáneamente
o a nuestro llamado
1. En “El Libro de los
Médiums”, Kardec hace acerca
del tema evocaciones las
consideraciones que siguen.
2. Los Espíritus – dice el
Codificador – pueden
comunicarse espontáneamente
o acudir a nuestro llamado,
esto es, venir por
evocación. Hay quien juzgue
no ser conveniente
evocarlos, porque no siempre
hay seguridad de que el
Espíritu comunicante sea el
que fue evocado. Los que así
piensan proponen que los
Espíritus se comuniquen
siempre espontáneamente,
porque obrando de esa forma,
probarían mejor su
identidad, lo que es un
error. El hecho de evocar o
dejar que la comunicación se
haga espontáneamente nada
tiene que ver con la
identificación del
comunicante, porque puede
ocurrir mistificación tanto
en un caso como en otro.
3. La cuestión de las
evocaciones espíritas
precisa, no obstante, ser
analizada con criterio y
buen sentido, porque hay
ventajas y desventajas en
las comunicaciones
provenientes de evocaciones
y en las ocurridas
espontáneas. Evidentemente,
las comunicaciones
espontáneas ningún
inconveniente presentan
cuando se está confiado de
los Espíritus y hay
seguridad de que los malos
no tomaran la delantera. En
las reuniones dedicadas al
cuidado de Espíritus
sufridores, la espontaneidad
es una práctica regular.
4. Cuando se desea comunicar
con determinado Espíritu, es
de toda necesidad evocarlo;
por lo menos esa era la idea
del Codificador, que
esclarece no haber, para ese
fin, ninguna formula
sacramental. Quien pretende
indicar alguna formula puede
ser tachado, sin recelo, de
impostor, ya que para los
Espíritus la forma nada
vale. Una condición, sin
embargo, indispensable es
que la evocación sea hecha
en nombre de Dios, o sea,
seriamente, no ligeramente.
Como regla general, todos
los Espíritus pueden ser
evocados
5. Es esencial, cuando se
quiera llamar a determinados
Espíritus, que el médium
comience por dirigirse
solamente a los que el sabe
son buenos y simpáticos y
que pueden tener un motivo
real para atender al apelo,
como los parientes y amigos.
6. Frecuentemente, observa
Kardec, las evocaciones
ofrecen más dificultad a los
médiums que los dictados
espontáneos, sobre todo
cuando se busca obtener de
los Espíritus respuestas
precisas a cuestiones
circunstanciadas.
7. Los médiums – recuerda
aun Kardec – son
generalmente más buscados
para evocaciones de carácter
particular que para
comunicaciones de interés
general. Ellos no deberían,
sin embargo, acceder a tales
pedidos, si no con mucha
reserva, cuando son hechos
por personas de cuya
sinceridad no estuvieran
seguros. Además de eso, es
preciso evitar su
participación en las
evocaciones movidas por
simple curiosidad o interés,
sin intención seria por
parte del evocador,
apartándose de todo lo que
pueda transformarlos en
agentes de consultas, en
leedores de buena ventura.
8. Como regla general, todos
los Espíritus, cualquiera
que sea el grado en que se
encuentren en la escala
espírita, pueden ser
evocados, tanto los buenos
como los malos, tanto los
que desencarnaron hace poco
tiempo como los que vivieron
en épocas más remota, tanto
los personajes ilustres como
los individuos oscuros. Eso
no significa, sin embargo,
que ellos puedan o quieran
responder a nuestro llamado.
Independientemente de su
voluntad, el permiso para
comunicarse puede serles
rechazado por una potencia
superior, habiendo incluso
situaciones en que se
encuentren impedidos de
hacerlo, por motivos que no
siempre nos es dado conocer.
Emmanuel no aconseja la
evocación directa en caso
alguno
9. Las principales causas
que impiden o dificultan a
los Espíritus atender a las
evocaciones que les son
dirigidas son estas: (a)
cuando el Espíritu evocado
esta envuelto en misiones u
ocupaciones de las que no
puede apartarse; (b) si el
Espíritu estuviera
encarnado, especialmente
cuando eso se da en planetas
inferiores a la Tierra; (c)
cuando el Espíritu se
encuentra en lugares de
castigo y no tienen permiso
para ausentarse de ahí; (d)
cuando el médium, por su
naturaleza o aptitud, no
consigue entrar en sintonía
mediúmnica con el Espíritu
evocado.
10. Evocar o no a un
Espíritu es cuestión que
necesita, por tanto, ser
bien evaluada, teniendo
siempre en mente la
finalidad a que ella se
presta. Toda evocación, así
como toda manifestación
espontánea, debe buscar un
fin útil. Cuando un Espíritu
es evocado por primera vez,
conviene designarlo con
alguna precisión y evitar,
en las preguntas que le sean
hechas, las formulas secas e
imperiosas, hecho que podrá
apartarlo. Las formulas de
tratamiento deben ser
afectuosas o respetuosas,
conforme el Espíritu
evocado. Importante también,
en todos los casos, que el
evocador le de prueba de su
benevolencia.
11. En el trato con los
Espíritus, especialmente con
relación a los evocados, las
preguntas deben ser
formuladas con claridad,
precisión y sin idea
preconcebida, si el evocador
pretende obtener respuestas
categóricas. Es importante
aun que el evocador
especifique franca y
abiertamente el punto
buscado, sin subterfugios.
12. Casi 80 años después de
la publicación de El
Libro de los Médiums,
Emmanuel examinó el tema de
las evocaciones en la
pregunta 369 de su libro
El Consolador,
psicografiado por Francisco
Cándido Xavier, en la cual
aseveró: “No somos de los
que aconsejan la evocación
directa y personal, en caso
alguno”, expresando el punto
de vista que, en el trato de
la mediumnidad, debemos ser
espontáneos. En la misma
cuestión el explica porqué
Allan Kardec la utilizó
largamente, aunque se sepa
que el Codificador también
admitió las comunicaciones
dadas espontáneamente en las
reuniones por el presididas
en la Sociedad Parisiense de
Estudios Espíritas. En el
libro Conducta Espírita,
cap. 25, obra psicografiada
por el médium Waldo Vieira,
André Luiz reafirmó la
propuesta hecha por
Emmanuel, recomendándonos
sea abolida, en nuestro
medio, la práctica de la
evocación nominal de las
entidades.
Respuestas a
las cuestiones propuestas
1. ¿Para evocar a los
Espíritus existe una formula
sacramental?
R.: No. Una condición, sin
embargo, indispensable es
que la evocación sea hecha
en nombre de Dios, esto es,
seriamente, no ligeramente.
2. ¿Qué Espíritus, según
Kardec, podemos evocar?
R.: Como regla general,
todos los Espíritus,
cualquiera que sea su grado
en que se encuentren en la
escala espírita, pueden ser
evocados, tanto los buenos
como los malos, tanto los
que desencarnaron hace poco
tiempo como los que vivieron
en épocas más remotas, tanto
los personajes ilustres como
los individuos oscuros.
3. ¿Cuáles son las
principales causas que
impiden o dificultan al
Espíritu atender a la
evocación?
R.: Las principales causas
son estas: (a) cuando el
Espíritu evocado está
envuelto en misiones u
ocupaciones de las que no
puede apartarse; (b) si el
Espíritu estuviera
encarnado, especialmente
cuando eso se da en planetas
inferiores a la Tierra; (c)
cuando el Espíritu se
encuentra en lugares de
castigo y no tienen permiso
para de ahí ausentarse; (d)
cuando el médium, por su
naturaleza o aptitud, no
consigue entrar en sintonía
mediúmnica con el Espíritu
evocado.
4. En lo tocante a la
finalidad, ¿qué norma
debemos observar en las
evocaciones directas?
R.: Toda evocación, así como
toda manifestación
espontánea, debe buscar un
fin útil. Cuando un Espíritu
es evocado por primera vez,
conviene designarlo con
alguna precisión y evitar,
en las preguntas que le sean
hechas, las formulas secas e
imperativas, hecho que podrá
apartarlo. Las formulas de
tratamiento deben ser
afectuosas o respetuosas,
conforme el Espíritu
evocado.
5. ¿Qué recomienda Emmanuel
al respecto de las
evocaciones espíritas?
R.: Emmanuel, en la cuestión
369 de su libro El
Consolador,
psicografiado por Francisco
Cándido Xavier, dice lo
siguiente: “No somos de los
que aconsejan la evocación
directa y personal, en caso
alguno”, expresando el punto
de vista que, en el trato
de la mediumnidad, debemos
ser espontáneos, propuesta
reafirmada por André Luiz en
el cap. 25 de su libro
Conducta Espírita,
psicografiado por el médium
Waldo Vieira.
Bibliografia:
O Livro dos
Médiuns,
de Allan
Kardec, FEB, 46a
ed., itens 203, 282, 269 a
274.
O Consolador,
de Emmanuel,
obra psicografada por
Francisco Cândido Xavier,
questão no 369.
Conduta
Espírita,
de André
Luiz, obra psicografada por
Waldo Vieira, cap. 25.