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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa V: Aspecto Científico

Año 2 – 101 – 5 de Abril del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Las evocaciones espíritas
y sus desventajas

 
Presentamos en esta edición el tema
nº 101 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Para evocar a los Espíritus existe una formula sacramental?

2. ¿Qué Espíritus, según Kardec, podemos evocar?

3. ¿Cuáles son las principales causas que impiden o dificultan al Espíritu atender a la evocación?

4. En lo tocante a la finalidad, ¿qué norma debemos observar en las evocaciones directas?

5. ¿Qué recomienda Emmanuel al respecto de las evocaciones espíritas?

Texto para la lectura 

Los Espíritus pueden comunicarse espontáneamente o a nuestro llamado

1. En “El Libro de los Médiums”, Kardec hace acerca del tema evocaciones las consideraciones que siguen.

2. Los Espíritus – dice el Codificador – pueden comunicarse espontáneamente o acudir a nuestro llamado, esto es, venir por evocación. Hay quien juzgue no ser conveniente evocarlos, porque no siempre hay seguridad de que el Espíritu comunicante sea el que fue evocado. Los que así piensan proponen que los Espíritus se comuniquen siempre espontáneamente, porque obrando de esa forma, probarían mejor su identidad, lo que es un error. El hecho de evocar o dejar que la comunicación se haga espontáneamente nada tiene que ver con la identificación del comunicante, porque puede ocurrir mistificación tanto en un caso como en otro.

3. La cuestión de las evocaciones espíritas precisa, no obstante, ser analizada con criterio y buen sentido, porque hay ventajas y desventajas en las comunicaciones provenientes de evocaciones y en las ocurridas espontáneas. Evidentemente, las comunicaciones espontáneas ningún inconveniente presentan cuando se está confiado de los Espíritus y hay seguridad de que los malos no tomaran la delantera. En las reuniones dedicadas al cuidado de Espíritus sufridores, la espontaneidad es una práctica regular.

4. Cuando se desea comunicar con determinado Espíritu, es de toda necesidad evocarlo; por lo menos esa era la idea del Codificador, que esclarece no haber, para ese fin, ninguna formula sacramental. Quien pretende indicar alguna formula puede ser tachado, sin recelo, de impostor, ya que para los Espíritus la forma nada vale. Una condición, sin embargo, indispensable es que la evocación sea hecha en nombre de Dios, o sea, seriamente, no ligeramente.

Como regla general, todos los Espíritus pueden ser evocados

5. Es esencial, cuando se quiera llamar a determinados Espíritus, que el médium comience por dirigirse solamente a los que el sabe son buenos y simpáticos y que pueden tener un motivo real para atender al apelo, como los parientes y amigos.

6. Frecuentemente, observa Kardec, las evocaciones ofrecen más dificultad a los médiums que los dictados espontáneos, sobre todo cuando se busca obtener de los Espíritus respuestas precisas a cuestiones circunstanciadas.

7. Los médiums – recuerda aun Kardec – son generalmente más buscados para evocaciones de carácter particular que para comunicaciones de interés general. Ellos no deberían, sin embargo, acceder a tales pedidos, si no con mucha reserva, cuando son hechos por personas de cuya sinceridad no estuvieran seguros. Además de eso, es preciso evitar su participación en las evocaciones movidas por simple curiosidad o interés, sin intención seria por parte del evocador, apartándose de todo lo que pueda transformarlos en agentes de consultas, en leedores de buena ventura.

8. Como regla general, todos los Espíritus, cualquiera que sea el grado en que se encuentren en la escala espírita, pueden ser evocados, tanto los buenos como los malos, tanto los que desencarnaron hace poco tiempo como los que vivieron en épocas más remota, tanto los personajes ilustres como los individuos oscuros. Eso no significa, sin embargo, que ellos puedan o quieran responder a nuestro llamado. Independientemente de su voluntad, el permiso para comunicarse puede serles rechazado por una potencia superior, habiendo incluso situaciones en que se encuentren impedidos de hacerlo, por motivos que no siempre nos es dado conocer.

Emmanuel no aconseja la evocación directa en caso alguno

9. Las principales causas que impiden o dificultan a los Espíritus atender a las evocaciones que les son dirigidas son estas: (a) cuando el Espíritu evocado esta envuelto en misiones u ocupaciones de las que no puede apartarse; (b) si el Espíritu estuviera encarnado, especialmente cuando eso se da en planetas inferiores a la Tierra; (c) cuando el Espíritu se encuentra en lugares de castigo y no tienen permiso para ausentarse de ahí; (d) cuando el médium, por su naturaleza o aptitud, no consigue entrar en sintonía mediúmnica con el Espíritu evocado.

10. Evocar o no a un Espíritu es cuestión que necesita, por tanto, ser bien evaluada, teniendo siempre en mente la finalidad a que ella se presta. Toda evocación, así como toda manifestación espontánea, debe buscar un fin útil. Cuando un Espíritu es evocado por primera vez, conviene designarlo con alguna precisión y evitar, en las preguntas que le sean hechas, las formulas secas e imperiosas, hecho que podrá apartarlo. Las formulas de tratamiento deben ser afectuosas o respetuosas, conforme el Espíritu evocado. Importante también, en todos los casos, que el evocador le de prueba de su benevolencia.

11. En el trato con los Espíritus, especialmente con relación a los evocados, las preguntas deben ser formuladas con claridad, precisión y sin idea preconcebida, si el evocador pretende obtener respuestas categóricas. Es importante aun que el evocador especifique franca y abiertamente el punto buscado, sin subterfugios.

12. Casi 80 años después de la publicación de El Libro de los Médiums, Emmanuel examinó el tema de las evocaciones en la pregunta 369 de su libro El Consolador, psicografiado por Francisco Cándido Xavier, en la cual aseveró: “No somos de los que aconsejan la evocación directa y personal, en caso alguno”, expresando el punto de vista que, en el trato de la mediumnidad, debemos ser espontáneos. En la misma cuestión el explica porqué Allan Kardec la utilizó largamente, aunque se sepa que el Codificador también admitió las comunicaciones dadas espontáneamente en las reuniones por el presididas en la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas. En el libro Conducta Espírita, cap. 25, obra psicografiada por el médium Waldo Vieira, André Luiz reafirmó la propuesta hecha por Emmanuel, recomendándonos sea abolida, en nuestro medio, la práctica de la evocación nominal de las entidades.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Para evocar a los Espíritus existe una formula sacramental?

R.: No. Una condición, sin embargo, indispensable es que la evocación sea hecha en nombre de Dios, esto es, seriamente, no ligeramente.

2. ¿Qué Espíritus, según Kardec, podemos evocar?

R.: Como regla general, todos los Espíritus, cualquiera que sea su grado en que se encuentren en la escala espírita, pueden ser evocados, tanto los buenos como los malos, tanto los que desencarnaron hace poco tiempo como los que vivieron en épocas más remotas, tanto los personajes ilustres como los individuos oscuros.

3. ¿Cuáles son las principales causas que impiden o dificultan al Espíritu atender a la evocación?

R.: Las principales causas son estas: (a) cuando el Espíritu evocado está envuelto en misiones u ocupaciones de las que no puede apartarse; (b) si el Espíritu estuviera encarnado, especialmente cuando eso se da en planetas inferiores a la Tierra; (c) cuando el Espíritu se encuentra en lugares de castigo y no tienen permiso para de ahí ausentarse; (d) cuando el médium, por su naturaleza o aptitud, no consigue entrar en sintonía mediúmnica con el Espíritu evocado.

4. En lo tocante a la finalidad, ¿qué norma debemos observar en las evocaciones directas?

R.: Toda evocación, así como toda manifestación espontánea, debe buscar un fin útil. Cuando un Espíritu es evocado por primera vez, conviene designarlo con alguna precisión y evitar, en las preguntas que le sean hechas, las formulas secas e imperativas, hecho que podrá apartarlo. Las formulas de tratamiento deben ser afectuosas o respetuosas, conforme el Espíritu evocado.

5. ¿Qué recomienda Emmanuel al respecto de las evocaciones espíritas?

R.: Emmanuel, en la cuestión 369 de su libro El Consolador, psicografiado por Francisco Cándido Xavier, dice lo siguiente: “No somos de los que aconsejan la evocación directa y personal, en caso alguno”, expresando el punto de vista  que, en el trato de la mediumnidad, debemos ser espontáneos, propuesta reafirmada por André Luiz en el cap. 25 de su libro Conducta Espírita, psicografiado por el médium Waldo Vieira.

 

Bibliografia:

O Livro dos Médiuns, de Allan Kardec, FEB, 46a ed., itens 203, 282, 269 a 274.

O Consolador, de Emmanuel, obra psicografada por Francisco Cândido Xavier, questão no 369.

Conduta Espírita, de André Luiz, obra psicografada por Waldo Vieira, cap. 25.
 

 

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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita