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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Portuguese   Inglês
Programa IV: Aspecto Filosófico

Año 2 – Nº 70 24 de Agosto del 2008

THIAGO BERNARDES        
thiago_imortal@yahoo.com.br
  
Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Ensayo teórico sobre las sensaciones y percepciones
de los Espíritus
 

Presentamos en esta edición el tema nº 70 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Es correcto decir que el Espíritu es un ser inmaterial?

2. ¿Las sensaciones y percepciones de los Espíritus varían de individuo para individuo?

3. ¿El Estado de encarnado amplía o reduce las percepciones del Espírito?

4. ¿Por qué el Espíritu desencarnado tiene sensaciones, como las de dolor y de frío, típicas de los individuos encarnados?

5. ¿Los sufrimientos por los que pasamos pueden ser evitados? 

Texto para la lectura 

El Espíritu no es un ser inmaterial, sino incorpóreo  

1. En respuesta a la pregunta nº 82 de El Libro de los Espíritus, los inmortales dijeron, al respecto de la naturaleza del Espíritu, que el vocablo inmaterial no sería el más apropiado para definirlo. Incorpóreo, sí, ese sería el término más exacto, porque el Espíritu, siendo el resultado de una creación, ha de ser alguna cosa. La sustancia que lo constituye es, con todo, tan etérea que escapa enteramente al alcance de nuestros sentidos. 

2. En base a la información de arriba, se deduce que las sensaciones y percepciones de los Espíritus son diferentes, conforme su grado evolutivo y el estado de encarnación o desencarnación en que se encuentren. Es preciso, por tanto, para comprender mejor los matices de ese hecho, recordar las condiciones en que viven los Espíritus en el plano carnal y en el plano espiritual, como en adelante veremos. 

3. Hay en el hombre tres elementos: 1º. El alma o Espíritu, principio inteligente, sede del sentido moral; 2º. El cuerpo material, involucro grosero, de que el Espíritu se reviste temporalmente, en cumplimiento de ciertos designios providenciales; 3º. El periespíritu, envoltorio fluídico semi material, que sirve de unión entre el alma y el cuerpo. 

4. Durante la vida corpórea, el cuerpo recibe impresiones exteriores y las trasmite al Espíritu por intermedio del periespíritu. Las percepciones y sensaciones quedan, por causa de eso, sensiblemente reducidas, por cuanto, aislado en la concha milagrosa del cuerpo, el Espíritu está reducido en sus percepciones a los límites que se hacen necesarios. Por ejemplo, nadie, salvo en casos especiales, tiene fácil acceso a los recuerdos de sus existencias pasadas. 

5. Afirma Emmanuel que la esfera sensorial funciona, para el Espíritu, a la manera de cámara sofocadora. Visión, audición, tacto padecen enormes restricciones. El cerebro físico es como un gabinete oscuro, proporcionándole enseñanza de recapitular y reaprender. Conocimientos adquiridos y hábitos profundamente arraigados ahi yacen en la forma estática de intuiciones y tendencias. 

Después de la desencarnación, muchos ignoran ese hecho 

6. En el plano espiritual, la situación se modifica enteramente. Enseña el Espiritismo que, por ocasión de la muerte, el periespíritu se desprende más o menos lentamente del cuerpo y, por eso, durante los primeros minutos después de la desencarnación, el Espíritu no encuentra explicación para la situación en que se encuentra. Cree no estar muerto, porque se siente vivo. Ve a un lado el cuerpo material y sabe que le pertenece, pero no comprende que esté separado de el. Esa situación dura en cuanto haya unión entre el cuerpo y el periespíritu.

7. Ese factor lleva muchas veces al Espíritu a tener sensaciones de dolor, frío, calor y a sentir, algunas veces, hasta los gusanos corroer su cuerpo físico en descomposición. Ahora, sabemos que los gusanos no le corroen el periespíritu, del mismo modo que él no está sujeto más a las sensaciones físicas de frío, calor y dolor. Es que, no siendo completa la separación entre el cuerpo y el periespíritu, existe una repercusión moral que trasmite al Espíritu hechos de esa naturaleza. 

8. Numerosas veces ya no existe unión entre el cuerpo y el periespíritu, pues el primero ya se descompuso, y no obstante el recuerdo y la sensación del hecho ocurrido repercuten por muchos años, manteniendo la impresión de que aquel hecho se da en la actualidad. 

9. Hay, por otro lado, Espíritus detentores de mayor grado de evolución que se vuelven inaccesibles a las sensaciones mencionadas. Su periespíritu menos denso y las percepciones más apuradas no permiten que se de la repercusión de sensaciones típicamente materiales. 

Muchos sufrimientos son ocasionados por nosotros mismos 

10. Los sufrimientos de este mundo – enseña Kardec – independiente, algunas veces, de nosotros, pero en mucho mayor número son debidos a nuestra voluntad. Remontemosno al origen de ellos y veremos que la mayor parte de nuestros sufrimientos son la consecuencia de causas que podríamos haber evitado.  

11. ¿Cuántos males, cuántas dolencias, cuántas aflixiones no debe el hombre a sus excesos, a su ambición, en una palabra: ¿a sus pasiones? Aquel que viviese con sobriedad, que de nada abusase, que fuese siempre simple en los gustos y modesto en los deseos, y de muchas tribulaciones se ahorraría. Se da lo mismo con el Espíritu. Los sufrimientos por los que pasa son siempre la consecuencia de la manera como vivió en la Tierra. 

12. Ciertamente, en el plano espiritual, no sufrirá más de gota, ni de reumatismo, pero experimentará otros sufrimientos que nada quedan a deber a aquellos. Su sufrir resulta de los lazos que aun lo prenden a la materia. Cuanto más libre estuviera de la influencia de esta, menos sensaciones dolorosas experimentará. Esta, pues, en sus manos liberarse de tal influencia desde la vida actual.  

13. Domando sus pasiones animales; no alimentando odio, ni envidia, ni celos, ni orgullo; no  dejándose dominar por el egoísmo; purificándose, nutriendo buenos sentimientos, practicando el bien; no dando a las cosas de este mundo importancia que no merecen – el Espíritu, aunque revestido del involucro corporal, ya estará depurado, ya estará liberado del yugo de la materia y, siendo así, cuando deja ese involucro, no más le sufrirá cualquier influencia.

Respuestas a las cuestiones propuestas  

1. ¿Es correcto decir que el Espíritu es un ser inmaterial? R.: No. En la cuestión nº 82 de El Libro de los Espíritus está dicho, al respecto de la naturaleza del Espíritu, que el vocablo inmaterial no sería el término más apropiado para definirlo. Incorpóreo, sí, ese sería el término más exacto, porque el Espíritu, siendo el resultado de una creación, ha de ser alguna cosa. La sustancia que lo constituye es, con todo, tan etérea que escapa enteramente al alcance de nuestros sentidos. 

2. ¿Las sensaciones y percepciones de los Espíritus varían de individuo para individuo? R.: Sí. Las sensaciones y percepciones de los Espíritus varían de acuerdo con su grado evolutivo y el estado de encarnación o desencarnación en que se encuentren. 

3. ¿El estado de encarnado amplía o reduce las percepciones del Espírita? R.: Reduce las percepciones a los límites que se hacen necesarios. Es por eso que nadie, salvo en casos especiales, tienen acceso fácil a los recuerdos de sus existencias pasadas. 

4. ¿Por qué el Espíritu desencarnado tiene sensaciones, como las del dolor y de frío, típicas de los endividuos encarnados? R.: Es que, no estando completa la separación entre el cuerpo y el periespíritu, existe una repercusión moral que transmite al Espíritu hechos de esa naturaleza. Hay aun casos en que ya no existe unión entre el cuerpo y el periespíritu, pues el primero ya se descompone, y no obstante el recuerdo y la sensación del hecho ocurrido repercuten por muchos años, manteniendo la impresión de que aquel hecho se da en la actualidad.  

5. ¿Los sufrimientos por los que pasamos pueden ser evitados? R.: Los sufrimientos de este mundo impiden, algunas veces, de nosotros, pero en mucho mayor número son debidos a nuestra voluntad. Remontemosno al origen de ellos y veremos que la mayor parte de nuestros sufrimientos son la consecuencia de causas que podríamos haber evitado. En cuanto a esos, por tanto, se puede decir que es posible, sí, al ser humano evitarlos.


Bibliografia
:

El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec, items 82 e 257. 

El Livro de los Mediums, de Allan Kardec, item 54.

Roteiro, de Emmanuel, p. 15. 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita