Ocupaciones y
misiones
de los Espíritus
Presentamos en esta edición el
tema
nº
71
del Estudio Sistematizado de la
Doctrina Espirita, que está
siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con el
programa elaborado por la
Federación Espirita Brasileña,
estructurado en seis módulos y
147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes de la
lectura del texto que a ellas
sigue.
Si es destinado solamente para
uso por parte del lector,
pedimos que el interesado
intente inicialmente responder
las cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes a
las cuestiones presentadas se
encuentran al final del texto
abajo.
Cuestiones para debate
1. ¿Es correcto decir que todos
los Espíritus tienen ocupaciones
que desempeñar?
2. ¿Hay en la erraticidad
Espíritus que no se ocupan de
ninguna cosa?
3. ¿Las misiones de los
Espíritus tienen siempre por
objetivo el bien?
4. ¿A quién son confiadas las
misiones más importantes?
5. ¿El Espíritu encarnado tiene
deberes con relación a la obra
general, o esa ta-rea pertenece
a los desencarnados?
Texto para la lectura
La ocupación de los Espíritus es
continua, pero no penosa
1. Los Espíritus tienen
ocupaciones y misiones que
desempeñar. Además del trabajo
de mejorarse personalmente, les
incumbe ejecutar la voluntad de
Dios, concurrriendo así, para la
armonía del Universo. La
ocupación de los Espíritus es
continua, pero esa acción nada
tiene de penosa, una vez que no
están sujetos a la fatiga ni a
las necesidades propias de la
vida terrena.
2. Los Espíritus inferiores e
imperfectos también desempeñan
funciones útiles del Universo,
aunque muchas veces no perciban
eso. Todos tienen, como se ve,
deberes que cumplir.
3. Deben los Espíritus recorrer
todos los grados de la escala
evolutiva, para perfeccionarse.
De ese modo, todos deben habitar
en todas partes y adquirir el
conocimiento de todas las cosas.
Hay, sin embargo, tiempo para
todo. La experiencia y el
aprendizaje por el que un
Espíritu está pasando hoy, otro
ya pasó y otro aun pasará.
4. Hay Espíritus que no se
ocupan de ninguna cosa,
conservándose totalmente
ociosos. Ese es, no obstante, un
estado temporal, pues tarde o
temprano el deseo de progresar
los impulsa para una actividad,
volviéndolos felices por
sentirse útiles.
Los géneros de misiones son muy
variados
5. Las misiones de los Espíritus
tienen siempre por objetivo el
bien. Estando encarnados o
desencarnados, son ellos
implicados en auxiliar al
progreso de la Humanidad, de los
pueblos o de los individuos,
dentro de un círculo de ideas
más o menos amplias, más o menos
especiales, y de velar por la
ejecución de determinadas cosas.
Algunos desempeñan misiones más
restringidas y, de cierto modo,
personales o enteramente
locales, como asistir a los
enfermos, a los agonizantes, a
los afligidos, velar por
aquellos de quien se
constituirán guías y
protectores, dirigirlos,
dándoles consejos o
inspirándoles buenos
pensamientos. Existen tantos
géneros de misiones como las
especies de intereses a
resguardar, tanto en el mundo
físico como en el moral y el
Espíritu se adelanta conforme a
la manera por la cual desempeña
su tarea.
6. Los Espíritus se ocupan de
las cosas de nuestro mundo de
acuerdo con el grado de
evolución en que se encuentran.
Los superiores sólo se ocupan
con lo que sea útil al progreso.
Los inferiores se unen más a las
cosas materiales y de ellas se
ocupan.
7. La felicidad de los Espíritus
bienaventurados no consiste en
la ociosidad contemplativa, que
sería una eterna y fastidiosa
inutilidad. Sus atribuciones son
proporcionadas a su grado
evolutivo, a las luces que
poseen, a su capacidad,
experiencia y al grado de
confianza que inspiran al
Supremo Creador.
8. Ni favores, ni privilegios
que no sean el premio al mérito
– todo es medido y pesado en la
balanza de la más estricta
justicia. Las misiones más
importantes son confiadas
solamente a aquellos que Dios
juzga capaces de cumplirlas e
incapaces de desfallecimiento o
comprometimiento.
En todas partes la actividad de
los Espíritus es constante
9. Al lado de las grandes
misiones confiadas a los
Espíritus superiores, existen
otras de importancia relativa en
todos los grados, concedidas a
Espíritus de todas las
categorías, pudiendo afirmarse
que cada encarnado tiene la
suya, esto es, deberes a cumplir
el bien del semejante, desde el
jefe de familia, a quien incumbe
el progreso de los hijos, hasta
el hombre de genio, que lanza a
las sociedades nuevos gérmenes
de progreso.
10. Es en las misiones
secundarias que se verifican
desfallecimientos,
prevaricaciones y renuncias que
perjudican al individuo sin
afectar el todo.
11. Por todas partes la
actividad es constante, de la
base al ápice de la escala, lo
que les enseña la oportunidad de
instruirse y, dándose las manos,
alcanzar la meta, que es para
todos la perfección.
12. Podemos, así, afirmar con
seguridad – con base en las
informaciones de los Espíritus –
que todas las inteligencias
concurren para la obra general,
cualquiera que sea su grado
evolutivo, y cada cual en la
medida de sus fuerzas, esté en
el estado de encarnado o de
Espíritu libre.
Respuestas a las cuestiones
propuestas
1. ¿Es correcto decir que todos
los Espíritus tienen ocupaciones
que desempeñar?
R.: Sí. Además del trabajo de
mejorarse personalmente, les
incumbe ejecutar la voluntad de
Dios, concurriendo así, para la
armonía del Universo. Los
Espíritus inferiores e
imperfectos también desempeñan
funciones útiles del Universo,
aunque muchas veces no se den
cuenta de eso. Todos tienen,
como se ve, deberes que cumplir.
2. ¿Hay en la erraticidad
Espíritus que no se ocupan de
ninguna cosa?
R.: Sí. Existen Espíritus que no
se ocupan de ninguna cosa,
conservándose totalmente
ociosos. Ese es, sin embargo, un
estado temporal, pues tarde o
temprano el deseo de progresar
los impulsa para una actividad,
volviéndolos felices por ser
útiles.
3. ¿Las misiones de los
Espíritus tiene siempre por
objeto el bien?
R.: Sí. Encarnados o
desencarnados, son ellos
responsables de auxiliar el
progreso de la Humanidad, de los
pueblos o de los individuos,
dentro de un círculo de ideas
más o menos amplias, más o menos
especiales, y de velar por la
ejecución de determinadas cosas.
4. ¿A quién son confiadas las
misiones más importantes?
R.: Las misiones más importantes
son confiadas solamente a
aquellos que Dios juzga capaces
de cumplirlas e incapaces de
desfallecimiento o
comprometimiento.
5. ¿El Espíritu encarnado tiene
deberes con relación a la obra
general, o esa tarea pertenece a
los desencarnados?
R.: Todas las inteligencias
deben concurrir para la obra
general, cualquiera que sea su
grado evolutivo, y cada cual en
la medida de sus fuerzas, esté
en el estado de encarnado o de
Espíritu libre.
Bibliografia:
El Libro de los
Espíritus, de Allan Kardec,
items 558, 563, 569 e 584.
El Cielo y el
Infierno, de Allan Kardec, 1a.
parte, items 12 a 15.