En la cuestión
nº 45 del El
Libro de los
Espíritus, Allan
Kardec preguntó
a los Espíritus
superiores: -
¿Dónde estaban
los elementos
orgánicos, antes
de la formación
de la Tierra?
Los inmortales
respondieron:
“Se encontraban,
por decirlo así,
en estado de
fluido en el
Espacio, en el
medio de los
Espíritus, o en
otros planetas,
a la espera de
la creación de
la Tierra para
comenzar una
nueva existencia
en el nuevo
globo.”
La información
arriba
transcrita
aparece en la
obra citada, que
es la más
importante de
toda la
literatura
espírita, en el
subcapítulo
“Formación de
los seres
vivos”.
Al comienzo,
enseña el
Espiritismo,
todo era caos,
los elementos
estaban en
confusión.
Después, poco a
poco cada cosa
tomó su lugar.
Aparecieron,
entonces, los
seres vivos
apropiados al
estado del
globo. Por causa
de eso, Kardec
formuló la
pregunta a la
que nos
reportamos en el
preámbulo.
Recordemos que
la primera
edición de El
Libro de los
Espíritus, la
fecha de 1857.
Pasaron, por
tanto, más de
150 años. Y
aquello que
parecía una
bobada, una
explicación
vacía, sin
ninguna
posibilidad de
comprobación,
recibe hoy de la
ciencia la
certificación
inevitable, por
cuanto –
enfaticemos una
vez más – la
Doctrina
Espírita no es
producto de
concilios, ni
obra de
teólogos, pero
tiene sus
principios
fundados en los
hechos.
Se sabe hoy que
la respuesta
dada por los
Espíritus a la
cuestión nº 45
no es, pues, una
especulación
teórica, sino la
revelación de un
hecho que,
aunque no es
conocido por
nosotros los
encarnados, ya
era, en el siglo
19, del
conocimiento de
los
desencarnados.
Hace poco más de
cuatro años, la
prensa mundial
destacó la
siguiente
noticia:
“Los
científicos
encontraron
nuevos indicios
de que el origen
de la vida en la
Tierra puede
estar en
partículas y
moléculas
traídas por
cometas. Fue lo
que anunciaron
científicos de
la Universidad
de Bremen, en
Alemania. Ellos
detectaron en un
meteorito la
presencia de un
diaminoácido,
componente
químico que
formaría parte
del material que
dio origen a la
vida en la
Tierra.”
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