Los fenómenos psíquicos
entre la mediumnidad, el
inconsciente y la
psicopatología:
consideraciones sobre un
estudio de un caso
de Carl G. Jung
|
“No sé si aquello que
los espíritus me hablan
y me enseñan es
verdadero, tampoco sé
si ellos son aquello que
dicen ser, pero que mis
espíritus existen no hay
duda alguna. Los veo
delante de mí, puedo
tocarlos, hablo con
ellos sobre todo lo que
quiero y de manera tan
clara y natural como
estoy hablando ahora.
Evidentemente, ellos
existen.” S.W. (JUNG,
1993. p. 34)
1. Presentación del caso
“Un
caso de sonambulismo con
carga hereditaria” es el
nombre de una
publicación del Dr. Carl
G. Jung que tiene por
objetivo el análisis de
los fenómenos y
|
de la personalidad
de una supuesta
médium (identificada
a partir de las
iniciales S.W.) que
fue acompañada en el
periodo que
comprende 1899 y
1900. Curiosamente
no se trata de una
paciente, sino de un
pariente que va
siendo estudiado en
reuniones
mediúmnicas que Jung
frecuentaba. |
S.W. poseía en la época
cerca de quince años,
era de familia
protestante y poseía
diversos casos de
familiares con
alteraciones
psicopatológicas (abuelo
paterno, tío-abuelo,
abuela y hermanas, por
ejemplo), pero que, al
mismo tiempo, sugerían
visiones, profecías y
sonambulismo. Era
flaquita, raquítica, con
el rostro pálido y nunca
presentó dolencias
graves. Su desempeño en
la escuela era mediocre,
su comportamiento
distraído y poco
interesado, reservado
casi siempre, pero con
reacciones aisladas de
euforia. No le gustaba
la lectura y la música,
prefiriendo trabajos
manuales o “soñar”. Se
equivocaba al leer, lo
que hacía que los
hermanos se burlaran de
ella. Sus conocimientos
literarios eran
reducidos (algunos
poemas de Shiller,
Goethe, salmos, novelas
baratas y revistas). La
familia de SW estaba
compuesta de
trabajadores peones y
comerciantes “con
intereses limitados” y
su madre es descrita por
el autor del artículo
como “inconsecuente,
vulgar y a veces
brutal”.
En julio de 1899 ella
participó de algunas
reuniones de mesa
parlante con amigos y
hermanos, cuando
descubrió que era
médium. A partir de ahí
y durante un año
presentó una
fenomenología variada,
que sintetizaremos
rápidamente, y después
el entusiasmo inicial de
los participantes de la
reunión, fue cayendo en
descrédito, habiendo
sido sorprendida
cargando pequeños
objetos en el sombrero
para simular fenómenos
de “apport”. Después de
estos eventos ella dejó
de frecuentar las
sesiones espíritas y se
hizo funcionaria de una
casa comercial,
volviéndose “más quieta,
comedida y simpática” y
trabajando con celo y
capacidad. Estas últimas
informaciones, Jung la
obtuvo de oídas. En una
lectura atenta del
relato, se observa un
cierto menosprecio que
el autor posee por la
médium y hasta incluso
su familia. Se nota
claramente la influencia
de autores como Floumoy,
Bidet y Janet que
buscaban, cada uno de
forma propia,
caracterizar los
fenómenos espíritas como
manifestaciones
psicopatológicas.
2. Fenómenos con S.W.
que sugieren la
existencia de
mediumnidad
Ciertos fenómenos
descritos por Jung
sugieren que S.W.
realmente poseyese
alguna facultad
mediúmnica. En sus
primeras sesiones ella
conseguía hacer que un
vaso bocabajo se moviese
y, con auxilio de letras
recortadas y dispuestas
a su alrededor,
produjese mensajes
enteros, algunos en
orden directo y otros
dictados al contrario,
“producidos de forma tan
rápida que sólo era
posible captar su
contenido
posteriormente, al
invertir las letras” (JUNG,
1993. p. 37).
Inicialmente, también
ella obtuvo
comunicaciones del
abuelo, que ella no
conoció personalmente, y
cuyo contenido
impresionaba a los
frecuentadores y a su
propia familia. Una de
las entidades
manifestantes (Ulrico
von Gerbenstein) se
comunicaba en un alemán
casi impecable, con
acento del Norte de
Alemania (p. 42),
distintamente al modo de
hablar de la supuesta
médium. Jung intenta
explicar este fenómeno
como una “copia perfecta
del señor P.R.”, que era
miembro de la reunión (JUNG,
1993. P. 42)
La autora presentaba
“amnesia” (¿o
desconocimiento?) con
relación a la producción
de los fenómenos
automáticos ocurridos
durante el éxtasis.
Aunque no se pueda
concluir por la tesis de
la mediumnidad sólo con
este fenómeno, asociado
a los demás, el es bien
sugestivo.
Finalmente, ocurrieron
fenómenos que Allan
Kardec denominaba “mesas
giratorias”.
“Las últimas sesiones
comenzaban en general
con la colocación de
nuestras manos juntas
sobre la mesa que
inmediatamente comenzaba
a moverse” (JUNG, 1993.
p. 43).
3. Fenómenos
psicológicos y
psicopatológicos de S.W.
Muchos fueron los
fenómenos que,
entrelazados a los
mediúmnicos, sugieren la
acción del psiquismo y
del inconsciente de S.W.
seleccionamos algunos
que nos ofrecen la base
para algunas
consideraciones.
Una primera situación
habla al respecto de las
características del tono
de voz de S.W., que
indican que la médium se
sentía en la obligación
de presentar una voz
para cada entidad que se
presentaba. “El tono de
voz tenía un algo de
artificial y forzado que
sólo fue asumiendo
naturalidad a medida que
se aproximaba, en el
transcurrir de la
conversación, de la voz
del médium (en sesiones
posteriores la voz sólo
se alteraba por algunos
momentos, cuando se
manifestaba un nuevo
espíritu).” (JUNG, 1993.
p. 38)
S.W. leyó el libro “La
vidente de Presvorst”,
clásico del magnetismo
alemán escrito por el
Dr. Justinus Kerner, que
trata de los fenómenos
mediúmnicos y dolencias
de Frederica Hauffe.
Desde entonces,
incorporó a su práctica
algunos elementos
(algunos de ellos bien
extravagantes) que se
hallaban registrados
(auto-pases en forma de
ocho, se afirmó la
reencarnación de Frau
Hauffe, alegó que su
misión era enseñar y
mejorar a los espíritus
negros que son
desterrados de
determinados lugares o
que se encuentran bajo
la superficie de la
Tierra (así como la
vidente, entre otros).
Teniendo noticias de
Florence Cock (médium
inglesa) y William
Crookes (investigador
inglés), pasó a
llamarlos hermanos.
Presentaba reacciones
emocionales exageradas a
las comunicaciones
mediúmnicas, lo que no
sería de extrañar en un
adolescente, pero que
Jung considera como
cierta inestabilidad
emocional y, por tanto,
un trazo histérico. “Yo
dije a los espíritus que
no quería, que no podía
ser, que esto me cansaba
mucho (comenzó a
llorar): Oh Dios, ¿será
que todo tiene que
recomenzar como la
última vez?
¿No seré ayudada en
nada?” (JUNG, 1993. p.
39)
Muchas comunicaciones
presentaban
informaciones grotescas,
fantasiosas y a veces
incorrectas, como la
materialización de la
médium en Japón para
impedir un casamiento,
una declaración de amor
de un supuesto hermano
de uno de los
participantes de la
reunión para una
participante que no lo
hubiera conocido en
vida, el día a día de
los habitantes de Marte,
el cambio de tenor de
comunicaciones que eran
desaprobadas por el
grupo, los relatos de
encarnaciones pasadas
(amante de Goethe,
Frederica Hauffe, dama
de la nobleza quemada
como bruja, mártir
cristiana, judía que
recibió de un ángel la
misión de ser médium)
envolviendo casi a todos
sus parientes y los
miembros del grupo en
relaciones familiares.
Como los miembros del
grupo discutían
filosofía (Kant) y ella
quedó aparte en las
conversaciones, produjo
un improbable y confuso
sistema místico
compuesto de todas las
fuerzas existentes en el
universo, ordenadas en
siete círculos. No pasó
desapercibido al Dr.
Jung que su memoria con
relación a los fenómenos
directamente ligados al
Yo (hablar en voz alta o
xenoglosia, por ejemplo)
era perfecta, al
contrario de la amnesia
de los fenómenos
automáticos.
4. El diagnóstico de S.W.
y las explicaciones de
los fenómenos
Jung la diagnosticó como
histeria, con base en
las anestesias, en la
lectura incorrecta sin
un posterior reparo, en
las sustituciones
automáticas de
asociaciones y en lo que
él considera la
“división histérica de
la conciencia”, que,
según él, no llega a
amenazar la estructura
del Yo. Las situaciones
en que S.W. alteraba su
estado de conciencia
fueron comprendidas como
“semi-sonambulismo” que
Jung considera como
siendo la actividad de
una subconciencia
independiente de la
conciencia de sí mismo.
Se identifica ahí una
anticipación de lo que
se constituiría en la
teoría de los complejos
y de los arquetipos.
“Visto bajo este ángulo,
todo el ser de Ivenes
(1),
juntamente con su enorme
familia, nada más es un
sueño de realización de
deseos sexuales que se
distingue del sueño de
una noche por el hecho
de prolongarse por meses
y años.” (JUNG, 1993. p.
79)
Los fenómenos de la mesa
giratoria son explicados
como el resultado de
tirones y empujones
automáticos de la médium
(descartada la hipótesis
de simulación), lo que
no explica
satisfactoriamente la
producción de mensajes
con contenido y mucho
menos los fenómenos del
vaso descritos arriba.
La escritura automática
de S.W. es comprendida
como un síntoma de la
síntesis de una
personalidad
inconsciente, lo que nos
parece una explicación
parcial, pero no hay
descripción de
contenidos de mensajes
en el artículo que nos
permita indicar la
presencia de
informaciones correctas
a la que el médium no
hubiese tenido acceso.
Las visiones de S.W. son
consideradas como
alucinaciones y serían
fruto de hipnosis,
facilitada por los
fenómenos entópicos de
la oscuridad. Los
cambios de carácter son
relacionados a los
cambios de la pubertad,
pero caracterizan un
disturbio específico.
Así, Jung va asociando
al abuelo de S.W. a su
educación en la
infancia, las gracias de
Ulrico von Geberstein a
su humor adolescente, y
la sobriedad de Ivenes a
la manifestación de la
futura personalidad de
la joven, que no se
incorporó al Yo debido a
dificultades especiales,
como la relación
exterior desfavorable y
una cierta disposición
psicopática del sistema
nervioso (¿?). JUNG,
1993. p. 79) Con su
análisis fundamentado en
buenos psicólogos y
psiquíatras de su época,
el Dr. Jung va colocando
a parte en su trabajo la
posibilidad de que
existan médiums y de que
estos realmente se
comunicaran con los
espíritus de las
personas que murieron.
La mediumnidad va siendo
reducida a mera
psicopatología, así como
Charcot hizo con el
hipnotismo.
5. Discusión del caso y
del análisis de Jung
No discutiremos en esta
breve comunicación la
existencia de la
mediumnidad pero la
tomaremos como
proposición para la
discusión de este caso.
Considerando a S.W. como
poseedora de facultades
mediúmnicas, se ve
claramente que en su
práctica se encuentra
también la manifestación
de su patología y de su
inconsciente. Jung se
atuvo al análisis de
estos dos últimos puntos
con ardor, presentando
lo que el movimiento
espírita de hoy
denominaría como
“componente anímico de
la mediumnidad”.
Uno de los puntos
importantes de las
consideraciones de este
psiquiatra habla al
respecto de la
construcción de la
identidad de médium de
S.W. Adolescente, con
problemas familiares y
sociales, pasando por la
crisis que Ericsson
(1976) denominaría de
identidad versus
confusión de identidad,
agravada por trazos
histéricos; la
experiencia de ser
considerada médium y, de
cierta forma, admirada
por eso por sus
parientes y conocidos,
es extremadamente
gratificante para S.W.
Ella parece haberse
agarrado con “uñas y
dientes” en esa
posibilidad de
reconstrucción de su
identidad y no midió
esfuerzos para absorber
a su práctica algunos
comportamientos
presentados por médiums
tenidos como importantes
(como Frederica Hauffe).
El proceso de
identificación social es
de tal forma patente,
que S.W. se presenta
como la reencarnación de
la Sra. Hauffe. Este
fenómeno es notado en
reuniones mediúmnicas de
los días de hoy, en
menor escala, ya que en
gran número de casos no
existe el componente
psicopatológico. Merece
ser mejor analizado, ya
que, como mostró Jung,
interfiere claramente en
el contenido de las
comunicaciones con base
en mediumnidad intuitiva
y sus variantes. La
médium con trazos
histéricos fantaseaba,
teniendo por tema su
drama íntimo, que se
encadenaba muchas veces
de forma a alterar
sustanciosamente el
contenido de los
mensajes. La necesidad
de ser reconocida,
aceptada y amada como
médium, entre otros
elementos, la colocó en
la situación de fraude.
El deseo de ser
respetada la llevó a
crear teorías
esdrújulas, cuyos puntos
de contacto con su
propio psiquismo no
pasaron desapercibidos
al observador.
Las comunicaciones de la
entidad llamada Ivenes
merecen una atención
especial. Para la teoría
junguiana, ella es una
especie de base para
algunas de sus ideas
centrales, como el
proceso de
individualización, los
arquetipos, la función
trascendente, la
teleología del
inconsciente, etc. Es
más difícil de aceptar
que una adolescente
histérica, que
representaba la fantasía
de ser médium, sea capaz
de crear un personaje
que se encaja en la
descripción abajo, que
creer en la mediumnidad.
“Al hablar con ella, se
tenía la impresión de
estar hablando con una
persona más bien mayor
que llegó a una actitud
segura y equilibrada por
causa de muchas
experiencias en la
vida.” (JUNG, 1993. p.
36)
El estudio del Dr. Jung
abrió dos grandes
frentes de trabajo en el
inicio del siglo: la
primera, para el medio
académico, sugiere la
necesidad de mejores
estudios con los
fenómenos mediúmnicos y
su análisis compasivo a
los estudios patológicos
y psicopatológicos. La
segunda, para el
movimiento espírita,
sugiere la
profundización teórica y
práctica en la
comprensión de los
fenómenos llamados
anímicos y sus
implicaciones en la
mediumnidad. Pasados
casi cien años, estas
propuestas continúan
actuales y relevantes.
(1) Ivenes es el nombre
de una de las entidades
que se presentaba por
S.W.
Bibliografia:
DENIS, Léon. No
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Janeiro: FEB, 1981.
[traduzido por Leopoldo
Cirne].
ERIKSON, Erik.
Identidade, juventude e
crise. Rio de Janeiro:
ZAHAR, 1976. HUMBERT,
Elie G. Jung. São Paulo:
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JUNG, Carl G. Estudos
psiquiátricos.
Petrópolis-RJ: Vozes,
1994.
___ Fundamentos de
Psicologia Analítica.
Petrópolis-RJ: Vozes,
1985.
___ A natureza da
psique. Petrópolis-RJ:
Vozes, 1986. KARDEC,
Allan. O livro dos
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FEB, 1978.
KERNER, Justinus. A
vidente de Prevorst.
Matão - SP: Clarim,
1979. [traduzido por
Carlos Imbassahy]
MIRANDA, Hermínio C.
Reencarnação e
imortalidade. Rio de
Janeiro: FEB, 1983. p.
181-202.
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