Las
pruebas de la reencarnación
Presentamos en esta edición
el tema
nº
82
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Cuáles son las
principales pruebas de que
la reencarnación existe?
2. ¿La llamada “regresión de
memoria” sirve de alguna
forma para comprobar la
reencarnación?
3. ¿Qué importancia tiene en
la comprobación de la
reencarnación las
revelaciones contenidas en
los dictados mediúmnicos?
4. ¿Cómo el Espiritismo
explica la existencia de los
llamados niños prodigios?
5. Los críticos del
Espiritismo afirman que la
reencarnación lleva al
individuo a la indolencia,
porque lo que no se hace hoy
se puede hacer en el futuro.
¿Es correcto ese pensamiento?
Texto para la
lectura
La regresión de memoria es
una de las pruebas de la
reencarnación
1. Las evidencias de que la
reencarnación es un hecho
basándose esencialmente en
lo siguiente:
I. En la regresión de la
memoria las existencias
pasadas, que puede
efectuarse por fuerza de la
sugestión o de un recuerdo
espontáneo de existencias
anteriores, sin que se
identifique una causa que la
justifique. En este último
caso, el recuerdo puede
darse tanto en el sueño
común como en el estado de
vigilia, como los casos
investigados, entre otros,
por los profesores H. N.
Banerjee e Ian Stevenson.
II. En la revelación
obtenida por medio de la
mediumnidad, en que los
Espíritus transmiten
revelaciones sobre
existencias anteriores
propias o de terceros.
III. En el hecho de las
ideas innatas y de la
existencia de los niños
prodigios, asunto que
continúa sacudiendo las
bases científicas de la
hereditariedad.
2. Secundariamente, no como
prueba de su existencia, si
no como indicio obvio de su
antigüedad en el pensamiento
humano, la reencarnación es
también enseñada por
diversas escuelas religiosas
– notablemente las
orientales – y filosóficas.
Pitágoras, por ejemplo, fue
uno de sus defensores más
ardientes.
3. Algunos hechos en los
anales de la historia
merecen ser aquí recordados
por constituir testimonios
importantes a favor de la
realidad de la
reencarnación:
·
Juliano, el Apóstata, se
acuerda de haber sido
Alejandro de Macedonia.
·
El poeta Lamartine declara
en su “Viaje al Oriente”
haber tenido reminiscencias
muy claras de sus
existencias pasadas.
·
El escritor francés Mery se
acordaba de haber combatido
en la guerra de las Galias y
también en Alemania, cuando
entonces se llamó Minius.
·
El sensitivo Edgar Cayce, en
trance mediúmnico, revelaba
hechos de existencias
anteriores de las personas
que lo buscaban y de él
mismo. Cayce afirma que en
una existencia inmediata fue
Jonh Bainbridge, nacido en
las Islas Británicas en
1742.
La reencarnación es también
probada por las revelaciones
espíritas
4. Por la regresión de la
memoria obtenida tanto por
medio de la hipnosis, como
por la simple sugestión,
método que es usado
largamente por terapeutas
diversos, han sido obtenidas
grandes y numerosas
evidencias de la
reencarnación.
5. El psiquiatra inglés
Denys Kelsey relata en su
libro “Muchas Existencias”,
escrito en conjunto con su
esposa, el caso de un
cliente, profesional liberal
de mediana edad, afligido
por persistentes e
invencible inclinación
homosexual. Después de
aplicar los métodos clásicos
del psicoanálisis, sin
ningún resultado, en una
sesión de hipnosis, ya por
la décimo cuarta consulta,
el paciente comenzó a
describir episodios de una
existencia vivida entre los
hititas, cuando, en calidad
de esposa de uno de los
jefes de la época,
acostumbrada al lujo,
ejerció gran poder sobre el
marido. Cuando la belleza
física se fue y el marido
dejó de interesarse por
ella, el shock emocional fue
muy fuerte para su
naturaleza apasionada.
Intentando atraer terribles
maleficios sobre su esposo,
ella pidió a un sacerdote de
Baal que lo maldijese; pero
acabó asesinada, llevando
para el más allá toda la
frustración de su humillante
posición de esposa orgullosa
y despreciada. Al parecer,
dedujo el Dr. Kelsey, el
episodio estaba
repercutiendo en la
existencia actual, en la
cual la misma persona
experimentaba una
inclinación homosexual.
6. Como ejemplos de pruebas
de la reencarnación por
medio de dictados
mediúmnicos, Gabriel
Delanne, en su libro “La
Reencarnación”, cita varios
casos. He ahí uno de ellos,
que le fue relatado por el
Sr. E. B. Reyle, por medio
de una carta: “En agosto de
1886, hicimos una sesión de
evocación, en el curso de la
cual se presentó, al
principio por la tiptología,
y después, a nuestro pedido
por la escritura mediúmnica,
una entidad que mis padres
perdieron, aun de poca edad…
Aseguraba esperar, para
reencarnarse, el nacimiento
de mi primer hijo,
especificando que sería un
niño y vendría en 18 meses.
No se esperaba a una
criatura. Ahora, en febrero
de 1888, nacía nuestro hijo
más mayor, que recibió el
nombre de Allan, en la fecha
prevista, con el sexo
predicho.
La doctrina de la
reencarnación estimula el
progreso colectivo e
individual
7. Allan Kardec preguntó a
los Espíritus Superiores:
“¿Cuál es el origen de las
facultades extraordinarias
de los individuos que, sin
estudio previo, parecen
tener la intuición de
ciertos conocimientos, el de
las lenguas, del cálculo,
etc.?” Los Espíritus
respondieron: “Recuerdo del
pasado; progreso anterior
del alma, pero de que ella
no tiene conciencia. ¿Dónde
quieres que vengan tales
conocimientos? El cuerpo
cambia, el Espíritu sin
embargo, no cambia, aunque
cambie de ropaje”. En esta
citación encontramos una
prueba más de la
reencarnación: la de las
ideas innatas. La Historia
nos revela numerosos
ejemplos de genios, de
sabios, de hombres valerosos
cuyos padres, o incluso sus
hijos, no fueron grandiosos
como ellos.
8. Algunos de esos Espíritus
fueron en la Tierra lo que
acostumbramos llamar niños
prodigio, cuyo talento
consiguió poner en duda las
leyes de la heredietariedad.
Evidentemente, el
Espiritismo no niega la
heredietariedad física o
genésica, pero repele la
idea de que exista una
herencia moral o intelectual
transmisible de padres para
hijos. De hecho, sabemos que
varios sabios nacieron en
medios oscuros, como es el
caso de Augusto Comte,
Espinosa, Kleper, Kant,
Bacon, Young, Claude Bernard
etc., mientras que hombres
de valor tuvieron como
descendientes personas
comunes o incluso mediocres.
Pericles, por ejemplo,
procreó dos necios. Sócrates
y Temistocles tuvieron hijos
indignos de sus nombres, y
los ejemplos no paran por
ahí, porque son muchos y
conocidos.
9. Ante las pruebas
mencionadas, la tesis de la
reencarnación muestra ser
una doctrina renovadora
porque estimula el progreso
individual y,
consecuentemente, el
colectivo. La reencarnación
nos revela lo que fuimos, lo
que somos y lo que seremos,
y constituye un instrumento
por excelencia de la ley del
progreso y de la aplicación
de la ley de causa y efecto.
10. La doctrina de las vidas
sucesivas – al contrario de
la creencia de que somos
condenados a una pena eterna
después de una única
oportunidad en la vida –
satisfacer pues, todas las
aspiraciones de nuestra
alma, que exige una
explicación lógica del
problema del destino. Y, lo
que es innegablemente más
importante, ella se concilia
perfectamente con la idea de
que existe una Providencia
divina, al mismo tiempo
justa y buena, que no
castiga nuestras faltas con
suplicios eternos, si no que
nos enseña, a cada instante,
el poder de reparar nuestros
errores, elevándonos en la
escala evolutiva gracias a
nuestros propios esfuerzos.
Respuestas a las cuestiones
propuestas
1. ¿Cuáles son las
principales pruebas de que
la reencarnación existe?
R.: Las evidencias de que la
reencarnación es un hecho,
se basan esencialmente en lo
siguiente: I. En la
regresión de la memoria las
existencias pasadas, que
puede efectuarse por fuerza
de la sugestión o del
recuerdo espontáneo de
existencias anteriores, sin
que se identifique una causa
que lo justifique. II. En la
revelación obtenida por
medio de la mediumnidad, en
la que los Espíritus
transmiten revelaciones
sobre existencias anteriores
propias o de terceros. III.
En el hecho de las ideas
innatas y de la existencia
de los niños prodigio,
asunto que continúa
sacudiendo las bases
científicas de la
heredietariedad.
2. ¿La llamada “regresión de
memoria” sirve de alguna
forma para comprobar la
reencarnación?
R.: Sí, sobre todo cuando el
hecho contenido en la
revelación fuera comprobado
por medio de una
investigación imparcial,
como las realizadas por Ian
Stevenson y Banerjee.
3. ¿Qué importancia tiene en
la comprobación de la
reencarnación las
revelaciones en los dictados
mediúmnicos?
R.: Dependiendo de las
condiciones en que son dadas
y de la idoneidad moral del
médium, su importancia es
muy grande.
4. ¿Cómo explica el
Espiritismo la existencia de
los llamados niños
prodigios?
R.: El talento y los
conocimientos que esas
criaturas revelan sin
estudio previo en la actual
encarnación son mera
consecuencia de un recuerdo
del pasado, del progreso
anterior del alma, de que
evidentemente ellas no
tienen conciencia. El cuerpo
cambia, el Espíritu, sin
embargo, no cambia, aunque
cambie de ropaje.
5. Los críticos del
Espiritismo afirman que la
reencarnación lleva al
individuo a la indolencia,
porque lo que no se hace hoy
se puede hacer en el futuro.
¿Es correcto ese
pensamiento?
R.: Obviamente, no. La
reencarnación es, en verdad,
una doctrina renovadora,
porque estimula el progreso
individual y,
consecuentemente, el
colectivo, al revelarnos lo
que fuimos, lo que somos y
lo que seremos. Y, lo que es
innegablemente más
importante, ella nos muestra
que existe una Providencia
Divina, al mismo tiempo
justa y buena, que no
castiga nuestras faltas con
suplicios eternos, pero que
nos enseña, a cada instante,
el poder de reparar nuestros
errores, elevándonos en la
escala evolutiva gracias a
nuestros propios esfuerzos.
Bibliografia:
O Livro dos
Espíritos,
de Allan
Kardec, questões 219 e 222.
A
Reencarnação,
de Gabriel
Delanne, págs. 178, 234,
235, 236, 266 e 310.
Reencarnação
e Imortalidade,
de Hermínio
C. Miranda, págs. 125, 126,
239 e 242.
Vinte Casos
Sugestivos de Reencarnação,
de Ian Stevenson.