Maurício Moura:
“El joven quiere
acción y emoción. La
generación calmada
que todo lo acepta,
muere con nosotros”
|
Mauricio Moura (foto),
nuestro entrevistado
de la semana, nació
y reside en Bauru (SP).
Empresario y
profesor
universitario, viene
a lo largo de los
años prestando su
experiencia en el
área administrativa
a diversas entidades
de enseñanza de su
ciudad natal y
región.
Orador espírita, ha
recorrido algunas
ciudades del
Nordeste paulista
llevando a todos la
luz del mensaje
espírita cristiano
con claridad y
objetividad. Su
trabajo doctrinario
está, no obstante,
más unido al área de
la educación
espírita infantil en
la que es coordinador del
Proyecto Girasol,
|
mantenido
por el
Centro
Espírita
infantil,
asunto que
él examina
en la
entrevista
de abajo. |
El Consolador: ¿Cómo
conoció el
Espiritismo?
Entre mi primer
contacto, cómo la
conocí y el inicio
en la doctrina,
puedo presentar tres
situaciones
diferentes e
interesantes, en la
que cada una merece
una historia a
parte. Para
simplificar, diré
que mi primer
contacto con el
Espiritismo fue a
través de la lectura
del libro Ave
Cristo,
alrededor de 1970,
cuando aun era un
adolescente. Conocí
la Doctrina a través
de algunos amigos
con los cuales fui
conviviendo a lo
largo de la vida y,
principalmente, por
mi esposa Cristina
que es de origen
espírita. Pero me
inicié en la
Doctrina en el año
1997, después de
asistir a una
conferencia de uno
de los exponentes en
Brasil y por quien
siempre tuve gran
consideración.
El Consolador: Ya
que usted habló
sobre el libro
Ave-Cristo,
¿díganos cuáles son
los libros espíritas
que usted más
aprecia?
Soy declaramente
interesado y
apreciador de las
obras básicas de la
doctrina, así como
de la Revista
Espírita, en la cual
Allan Kardec relata
la base experimental
que lo llevó a la
Codificación. Pero
también no descarto
algunos romances. Si
su intento es saber
las obras que más
aprecio, digo con
seguridad que son
El Cielo y el
Infierno y
Pablo y Esteban
El Consolador: Usted
está como
coordinador de
educación espírita
infantil del
Proyecto Girasol,
mantenido por el
Centro Espírita Amor
y Caridad de Bauru.
¿Cuántos niños están
matriculados
actualmente?
Actualmente,
contamos con 80
alumnos
matriculados, con
edad entre 4 y 20
años, que frecuentan
las aulas de
evangelización todos
los domingos.
Infelizmente, la
falta de voluntarios
no nos permite
elevar ese número.
El Consolador:
Cuéntenos un poco
cómo son las
actividades de
educación espírita
infantil
desarrolladas el
domingo con los
niños del Proyecto
Girasol.
Los contenidos son
guiados por la
Doctrina Espírita,
básicamente El
Libro de los
Espíritus y
El Evangelio según
el Espiritismo.
Las actividades se
desarrollan
principalmente
teniéndose en cuenta
la faja etérea del
grupo de alumnos.
Por ejemplo: entre 4
y 7 años son
llevados al contacto
y percepción física,
actividades con
modelación, pintura,
entre otras. De 8 a
10 años, son
llevados a la
percepción
abstracta. Música,
teatro, cuentos y
también pintura
entran en el plan de
enseñanza. Los pre-adolescente
de 11 a 14 años
tienen un trabajo
fuerte con las
actividades físicas
y percepción de
equipos. Ya la
Juventud desarrolla
un estudio sobre la
Doctrina Espírita y
la aplicación de sí
mismo y a la
comunidad. Por eso,
para los jóvenes hay
participación en
todas las
actividades, incluso
responsabilizándose
por la co-conducción
de la educación, y
eso es muy
importante.
El Consolador:
Sabemos que el
número de
voluntarios es
escaso. ¿Cómo ven
ustedes esta
realidad?
Puedo decir que
tenemos un equipo
activo y con un
núcleo que no se
altera hace
aproximadamente 10
años. Eso nos da una
sustentación en
términos de cualidad
y continuidad. No
obstante, nuestro
equipo ya fue mayor.
Hoy, limitamos el
número de
evangelizados por la
estructura de
voluntarios de que
disponemos.
Necesitaríamos de
muchas más personas
para la actividad
evangelizadora. Con
todo, no es fácil.
Si por un lado el
voluntario no
aparece
frecuentemente, por
otro no podemos ser
indiferentes a los
requisitos mínimos
para la actividad.
Así, con experiencia
o sin experiencia,
llevamos alrededor
de un año para
formar un nuevo
miembro
evangelizador.
Estamos
constantemente
solicitando
voluntarios.
Es un recurso
escaso.
Infelizmente, muchos
compañeros que
frecuentan la Casa
Espírita son sólo
“frecuentadores”.
El Consolador:
¿Cuáles son los
mayores desafíos
encontrados para
llevar adelante la
idea de transmitir
las nociones de la
Doctrina Espírita a
los niños que viven
en uno de los
barrios más
necesitados de
Bauru?
El mayor desafío
está en quien educa
y no en el que es
educado. Por eso, si
el grupo
evangelizador vive
la Doctrina
Espírita,
experimentándola,
todas sus acciones
son evangelizadoras
y captadas por
cualquier persona
que con ella entre
en contacto. De ahí
la necesidad del
firme propósito y
una conducta
espírita verdadera.
El Consolador:
¿Usted ha notado
diferencia en el
comportamiento de
algunos niños
después que
comenzaron a
participar de la
educación espírita
infantil del
proyecto? ¿Hay
alguna historia
ilustrativa para
compartir con
nuestros lectores?
¡Sí! Sin duda.
Hay varias
historias, desde
aquellos que dejaron
las actividades
relacionadas al
crimen, en cuanto a
los que
comprendieron la
orfandad, por
ejemplo. Serían
casos particulares
que no nos conviene
tratar. Pero las
principales
diferencias de
comportamiento que
puedo garantizar
ocurrieron fueron
relativas a mi
propia persona. La
educación espírita
es un complejo
educativo que
identifica de manera
bien clara a quien
está efectivamente
siendo evangelizado:
Todo el grupo, niños
y voluntarios.
El Consolador: ¿Y
los jóvenes de la
Juventud Espírita,
usted puede decirnos
como está el
conocimiento
doctrinario del
joven? ¿Él tiene
interés en leer y
estudiar las obras
básicas de la
Doctrina Espírita?
A ejemplo de lo que
ocurre con los
adultos, depende de
la persona. Es
imposible determinar
un patrón. Creo que
el grado de
conocimiento y el
interés por el
estudio están
íntimamente
relacionados con los
dolores por las
cuales el individuo
pasa y su compromiso
consigo mismo en
buscar "la verdad".
De manera general,
puedo decir que
todos los jóvenes
con los cuales
trabajamos entienden
los principios
básicos de la
doctrina. Pero, no
todos están aptos
para parlamentar con
seguridad sobre
ellos, a ejemplo del
que también ocurre
con nosotros. Pero
tampoco podemos
dejar de mencionar
que hay aquellos que
estudian y se
proponen al debate
y, no es raro, nos
traen grandes
aprendizajes.
Pero usted me
pregunta sobre el
interés. Y devuelvo
la pregunta: "¿Qué
hemos hecho nosotros
para despertar el
interés de los
jóvenes por la
doctrina?" Muchas
veces, por
comodidad, dejamos
que decidan por sí
mismos cuando sean
adultos. ¡Ahora,
ellos deciden!
El Consolador:
Entonces, ¿cual es
su sugerencia para
que el movimiento
espírita se aproxime
a los jóvenes de
modo a hacerlos
estudiar el
Espiritismo?
El joven quiere
acción y emoción. La
generación calmada
que todo acepta y se
predispone a
escuchar
calladamente, muere
con nosotros. ¡De
donde esos niños
vienen, ya está
mucho más
evolucionado que
nuestra Tierra! No
tengamos duda de que
el planeta es un
borrador apenas
hecho del mundo
espiritual. Los
jóvenes están en la
casa espírita para
trabajar. Ellos
buscan acción y
emoción. Creo que
nosotros que de
cierta forma los
dirigimos,
necesitamos estar
atentos y de corazón
abierto para ofrecer
ese espacio a quién
de derecho. Y
cuidar, tal vez, de
los caminos a
continuación, porque
en el ímpetu el
joven puede hacerse
más vulnerable que
los más antiguos.
Pero eso no es lo
habitual. Para
finalizar, una frase
que me gusta repetir
cuando me dicen que
la juventud está
perdida. "¡No! ¡La
juventud está
salvada!"
El Consolador: Usted
es profesor
universitario y su
formación está
íntimamente
conectada a la
educación. ¿Qué
agrega eso en sus
actividades
pertinentes a la
doctrina?
La metodología de
enseñanza y la
didáctica
ciertamente son
instrumentos
importantísimos en
las actividades que
desarrollo ante la
casa espírita, una
vez que son
actividades
básicamente volcadas
a los estudios
doctrinarios. Sin
embargo el principal
valor agregado es
exactamente el
opuesto: lo que la
Doctrina Espírita
agrega en mis
actividades como
profesor
universitario. Ese
ha sido el mayor
beneficio.
El Consolador: Sus
palabras finales.
Educar a sí mismo,
enseñar por el
ejemplo y creer que
el mundo mejora cada
día. Seamos
responsables en
nuestro papel de co-autores
de la obra divina.
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