Ha causado un
alboroto,
especialmente en
los Estados
Unidos, la serie
de obras con que
el profesor Bart
D. Ehrman viene
cuestionando la
autenticidad de
la Biblia y su
origen
supuestamente
sagrado.
Bart Ehrman
reside en la
ciudad de Chapel
Hill, en los
Estados Unidos,
donde da
lecciones y
dirige el
Departamento de
Religión de la
Universidad de
Carolina del
Norte. Criado en
la Iglesia
Protestante, que
profesó durante
gran parte de su
vida, él dejó de
formar parte en
las filas del
Cristianismo
para volverse
agnóstico, hecho
que explicó
recientemente en
una entrevista a
la revista
Época en los
siguientes
términos: “…
dejé la
cristiandad por
cuenta de mis
estudios
históricos sobre
la Biblia pero
por no conseguir
creer que podría
haber un dios en
el comando de
este mundo lleno
de dolor y
sufrimiento”.
En el 2007, en
un discurso en
la Universidad
de Stanford, se
refirió a las
inconsistencias
textuales del
Nuevo
Testamento. Al
año siguiente
publicó el libro
El Problema
con Dios; Las
respuestas que
la Biblia no da
al sufrimiento.
Este año lanzó
la obra
Jesús,
Interrupto,
aun sin
traducción en
nuestro idioma,
en el cual
revela las
contradicciones
existentes en la
Biblia, las
cuales, en su
entendimiento,
prueban que ese
libro no fue
enviado por Dios
a la Humanidad,
como piensan y
dicen católicos
y protestantes.
Para Ehrman, es
posible destacar
en el Nuevo
Testamento dos
contradicciones.
La primera: El
apóstol Pablo
dice que la
persona llega a
Dios sólo por la
fe, y no por lo
que hace. En el
capítulo 24 de
Mateo, no
obstante, leemos
que las buenas
acciones llevan
al reino de los
cielos. “Esas
dos visiones –
dice él – son
excluyentes en
un asunto
determinante,
que es la
salvación.”
La segunda: Hay
en el libro
visiones
diferentes sobre
quién era Jesús.
En el Evangelio
de Juan, Jesús
es Dios, pero en
los textos
atribuidos a
Marcos, Mateo y
Lucas no hay
nada sobre eso.
En el evangelio
de Mateo queda
claro que él
cree que Jesús
es un ser
humano, y que es
el Mesías. “La
Iglesia -
observa Ehrman –
acabó uniendo
dos visiones, de
que él es humano
y divino, y creó
un concepto que
no está escrito
ni en Juan ni en
Mateo.”
(Lea sobre la
obra y el
pensamiento de
Bart Ehrman el
reportaje
especial que
integra la
presente
edición.)
Se percibe, a la
vista de tales
ideas, como hace
falta la
comprensión de
la vida y de los
textos bíblicos
el conocimiento
de la Doctrina
Espírita.
En 1864, en la
introducción de
su libro El
Evangelio según
el Espiritismo,
el codificador
del Espiritismo
escribió:
“Muchos puntos
de los
Evangelios, de
la Biblia y de
los autores
sacros en
general sólo son
ininteligibles,
pareciendo
algunos hasta
irracionales,
por falta de la
llave que
faculte se le
consiga
comprender el
verdadero
sentido. Esa
llave está
completa en el
Espiritismo,
como ya lo
pudieron
reconocer los
que lo han
estudiado
seriamente y
como todos, más
tarde, aun mejor
lo reconocerán.
El Espiritismo
se nos depara
por todas partes
en la antigüedad
y en las
diferentes
épocas de la
Humanidad. Por
todas partes se
le descubren los
vestigios: en
los escritos, en
las creencias y
en los
monumentos. Esa
es la razón de
porqué, al mismo
tiempo que rasga
horizontes
nuevos para el
futuro, proyecta
luz no menos
viva sobre los
misterios del
pasado”.
Negando la ley
de la
reencarnación e
ignorando el
mecanismo de la
ley de causa y
efecto, las
religiones que
se dicen
representantes
del pensamiento
cristiano no
ofrecen a sus
adeptos medios
para la
comprensión de
lo que es la
vida y de cuales
son los
verdaderos
objetivos de
nuestro paso por
la Tierra, con
lo que queda
realmente
difícil entender
porqué el dolor
y el sufrimiento
imperan en el
globo en que
vivimos.
Las cuestiones
levantadas por
el escritor
americano ya
fueron, no
obstante,
examinadas y
evaluadas por
Kardec hace más
de 150 años, y
admira que
noticias de eso
no hayan llegado
al conocimiento
de personas como
Bart Ehrman, a
quien la llave
del conocimiento
espírita haría,
indiscutiblemente,
un inmenso bien.
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