Señales precursoras de la
mediumnidade: mediumnidade
como prueba
Presentamos en esta edición
el tema
nº
116
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Por qué a algunas
personas es concedida la
facultad mediúmnica?
2. ¿Cuales son los síntomas
precursores de la
mediumnidad?
3. ¿Por qué la mayoría de
los médiums, sobre todo al
inicio de sus tareas en la
mediumnidad, tienen
problemas diversos unidos a
sus facultades?
4. ¿Los médiums, en su
generalidad, pueden ser
considerados misioneros en
la acepción común del
término?
5. ¿Por qué la existencia de
muchos médiums es marcada de
dificultades, pruebas y
desventuras?
Texto para la
lectura
La mediumnidad se manifiesta
por todas partes, en los más
diferentes lugares
1. La mediumnidad, en la
mayoría de las veces, es un
don que el Espíritu pide
delante de su necesidad de,
una vez encarnado,
concienciarse de forma
indeleble de su condición de
Espíritu eterno. Él es
también instrumento de
agilización de su progreso
espiritual.
2. Es a causa de eso que,
independientemente de las
propias convicciones, muchas
veces contrarias a la
realidad espiritual, surge
la facultad mediúmnica
ampliando la sensibilidad
del hombre para la
percepción del ambiente
espiritual que lo circunda,
y, atendiendo a ese
objetivo, se manifiesta en
niños y en viejos, en
hombres y en mujeres,
cualesquiera que sea el
temperamento, el estado de
salud, el grado de
desarrollo intelectual y el
nivel moral de las personas.
3. Ignorando, muchas veces,
los recursos mediúmnicos de
que es dotado, el individuo
comienza entonces a sentirse
envuelto en problemas,
muchas veces sin causas
definidas, tales como un
malestar generalizado, el
desequilibrio emocional
fácil, las enfermedades que
aparecen y desaparecen sin
explicaciones médicas
claras, determinados
desentendimientos en el
hogar, problemas
profesionales diversos y
muchas otras formas de
desarmonía personal,
familiar, social y
profesional.
4. Es en tales situaciones
que, presionada por las
circunstancias y sin
encontrar solución en la
religión que profesa, la
persona toca a la puerta del
Centro Espírita, donde
deberá siempre ser recibida
con los más nobles
sentimientos de solidaridad,
comprensión, esclarecimiento
y ayuda.
Los síntomas precursores de
la mediumnidad varían al
infinito
5. Algo bastante común es
que el principiante espírita
quiere saber qué tipo de
facultad mediúmnica posee, y
uno de los recursos más
utilizados es buscar
informarse con los Espíritus
por medio de otros médiums,
lo que no siempre es una
buena medida y no ofrece
seguridad a aquel que
indaga, como explica Kardec
en “El Libro de los
Médiums”, ítem 205.
6. Los síntomas que anuncian
la mediumnidad varían al
infinito. Martins Peralva
los enumera: reacciones
emocionales insólitas,
escalofríos y malestar,
sensación de enfermedad,
irritaciones extrañas...
Algunas veces, sin embargo,
puede la facultad mediúmnica
eclosionar sin ningún
síntoma, espontánea,
exuberante. Por eso es por
lo que la paciencia, la
perseverancia, la buena
voluntad, la humildad, el
estudio y el trabajo
constituyen factores de
extrema valía en la
educación y en el desarrollo
de la facultad mediúmnica.
7. Regístrese, sin embargo,
que lo más común es que
veamos la mediumnidad
vinculada al dolor, sobre
todo en su inicio, lo que no
es difícil de comprender,
una vez que vivimos en un
mundo de expiaciones y
pruebas, habitado por seres
encarnados y desencarnados
con los cuáles nos
afinizamos y en quienes
predomina la imperfección
moral, expresada en la forma
de envidia, celos, odio,
despecho, venganza y tantos
otros hijos del orgullo y de
la ignorancia. Son las
vibraciones decurrentes de
esas imperfecciones que el
médium iniciante, con la
sensibilidad ampliada, pasa
a sentir, sin tener aún
condiciones de ofrecerles
resistencia, lo que le
vendrá posteriormente con el
trabajo noble, la
perseverancia en el bien, el
estudio serio, la oración y
la vigilancia.
8. Si bien existen en el
mundo médiums que vinieron a
la Tierra con tareas
importantes definidas, los
médiums no son, en su
generalidad, misioneros en
la acepción común del
término. Son almas que
fracasaron desastrosamente,
que contrariaron sobremanera
el curso de las leyes
divinas y que rescatan su
pasado oscuro y delictuoso,
bajo el peso de severos
compromisos e ilimitadas
responsabilidades. Esas
palabras, psicografiadas por
Emmanuel, forman parte del
libro “Emmanuel”, pp. 66 y
67, que Chico Xavier
psicografió.
La facultad mediúmnica
constituye un instrumento de
progreso valioso
9. Arrepentidos, esos
Espíritus buscan recoger
todas las felicidades que
perdieron, reorganizando,
con sacrificios, todo cuánto
destruyeron en sus instantes
de criminales
arbitrariedades y de
condenable insania. No es,
pues, de admirar que las
existencias de los médiums
en general se han
constituido en romances
dolorosos, en vidas de
amargas dificultades, en
historias repletas de
pruebas, continencias y
desventuras.
10. En tales casos, la
mediumnidad no es una
conquista del Espíritu para
la eternidad, sino una
concesión temporal, que
constituye un instrumento
extremadamente valioso,
aunque difícil y complejo,
el cual, si es bien
aprovechado, enseñará al
individuo un ascenso
espiritual más rápido y lo
liberará de los débitos
acumulados en el pasado.
11. La mediumnidad es, bien
se ve, una prueba muchas
veces dolorosa, pero siempre
necesaria al enriquecimiento
espiritual de la persona. A
ejemplo de los “talentos” de
que nos habla el Evangelio,
dependiendo de lo que haga
con ella, el médium
granjeará “talentos” mayores
y más nobles, observándose
siempre, en ese particular,
la regla evangélica de que a
cada uno será dado siempre
de acuerdo con su
merecimiento.
12. Todos somos médiums,
aseveró el Codificador del
Espiritismo, pero no siempre
poseemos una facultad
operante capaz de ser
transformada o caracterizada
como mediumnidad-tarea. En
ese caso, todos los
esfuerzos por desarrollarla
serán infructíferos. No
debemos, sin embargo,
dejarnos envolver por el
desanimo y, sí, abrazar con
alegría otras tareas en la
siembra espírita, incluso en
las reuniones mediúmnicas,
donde hay espacio para la
actuación de los médiums
pasistas y de los médiums
esclarecedores, convencidos
de que, independientemente
de poseer o no una
mediumnidad productiva, el
objetivo fundamental de
nuestra presencia en el
mundo es servir siempre y
hacer la parte que nos cabe
en la obra del Creador.
Respuestas a las cuestiones propuestas
1. ¿Por qué a algunas
personas es concedida la
facultad mediúmnica?
R.: La mediumnidad es, en la
mayoría de las veces, un don
que el Espíritu pide delante
de su necesidad de, una vez
encarnado, concienciarse de
forma indeleble de su
condición de Espíritu
eterno. Ese don es también
instrumento de agilización
de su progreso espiritual.
He ahí por qué la facultad
mediúmnica es concedida a
determinadas personas.
2. ¿Cuáles son los síntomas
precursores de la
mediumnidad?
R.: Los síntomas que
anuncian la mediumnidad
varían al infinito. Martins
Peralva los enumera:
reacciones emocionales
insólitas, escalofríos y
malestar, sensación de
enfermedad, irritaciones
extrañas... Algunas veces,
sin embargo, puede la
facultad mediúmnica
eclosionar sin ningún
síntoma, espontánea,
exuberante. Por eso es por
lo que la paciencia, la
perseverancia, la buena
voluntad, la humildad, el
estudio y el trabajo
constituyen factores de
extrema valía en la
educación y en el desarrollo
de la facultad mediúmnica.
3. ¿Por qué la mayoría de
los médiums, sobre todo al
inicio de sus tareas en la
mediumnidad, se ven con
problemas diversos unidos a
sus facultades?
R.: Ese hecho no es difícil
de comprender, una vez que
vivimos en un mundo de
expiaciones y pruebas,
habitado por seres
encarnados y desencarnados
con los cuales nos
afinizamos y en quienes
predomina la imperfecciones
moral, expresada en la forma
de envidia, celos, odio,
despecho, venganza y tantos
otros hijos del orgullo y de
la ignorancia. Son las
vibraciones decurrentes de
esas imperfecciones que el
médium iniciante, con la
sensibilidad ampliada, pasa
a sentir, sin tener aún
condiciones de ofrecerles
resistencia, lo que le
vendrá posteriormente con el
trabajo noble, la
perseverancia en el bien, el
estudio serio, la oración y
la vigilancia.
4. ¿Los médiums, en su
generalidad, pueden ser
considerados misioneros en
la acepción común del
término?
R.: No. Aunque existan en el
mundo médiums que vinieron
al orbe con tareas
importantes definidas, los
médiums no son, en su
generalidad, misioneros en
la acepción común del
término. Son almas que
fracasaron desastradamente,
que contrariaron sobremanera
el curso de las leyes
divinas y que rescatan su
pasado oscuro y delictuoso,
bajo el peso de severos
compromisos e ilimitadas
responsabilidades, como
informa Emmanuel en su libro
“Emmanuel”, que Chico Xavier
psicografió.
5. ¿Por qué la existencia de
muchos médiums es marcada de
dificultades, pruebas y
desventuras?
R.: Conforme fue dicho en la
respuesta anterior, los
Espíritus que fracasaron en
el pasado, una vez
arrepentidos, buscan recoger
todas las felicidades que
perdieron, reorganizando,
con sacrificios, todo cuánto
destrozaron en sus instantes
de criminales
arbitrariedades y de
condenable insania. He ahí
porqué las existencias de
muchos médiums se
constituyen, de un modo
general, en romances
dolorosos, en vidas de
amargas dificultades, en
historias repletas de
pruebas, continencias y
desventuras.
Bibliografia:
O Livro dos
Médiuns,
de Allan
Kardec, itens 200, 205 e
210.
O Consolador,
de Emmanuel,
psicografado por Francisco
Cândido Xavier, questão 383.
Emmanuel,
de Emmanuel,
psicografado por Francisco
Cândido Xavier, pp. 66 e 67.
Encontro
Marcado,
de Emmanuel,
psicografado por Francisco
Cândido Xavier, p. 133.
Mediunidade e
Evolução,
de Martins Peralva, pp. 19 a
21.
Dimensões da
Verdade,
de Joanna de
Ângelis, psicografado por
Divaldo P. Franco, pp. 19 a
21.