Sueño y sueños
Presentamos en esta edición
el tema
nº
119
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Qué se entiende por
emancipación del alma?
2. ¿Cuál es la finalidad
principal del sueño?
3. ¿Qué otro hecho
importante posibilita el
sueño a la criatura humana?
4. ¿Qué son los sueños?
5. ¿Por qué no siempre
soñamos?
Texto para la
lectura
El sueño es necesario a la
renovación de las energías
físicas
1. Se llama emancipación del
alma o desprendimiento del
Espíritu encarnado, lo que
le posibilita alejarse
momentáneamente del cuerpo
físico a que se encuentra
conectado. Es preciso
entender, sin embargo, que
durante la existencia
corporal nunca el Espíritu
se halla completamente
separado del cuerpo. Existe
a conectarlos el vehículo
periespiritual y es por
medio de ese lazo que el
Espíritu recibe el aviso,
cualquiera que sea la
distancia a que se halle del
cuerpo material, de que se
hace necesaria su presencia.
Su retorno al involucro
corporal se hace entonces
con la rapidez del
relámpago.
2. La emancipación del alma
es un fenómeno que puede
ocurrir en varias
circunstancias de la
existencia corporal. El
sueño es una de ellas, el
cual es, para la gran
mayoría de las personas, el
estado en que el cuerpo
material reposa para
renovación de sus energías
físicas.
3. Si la actividad del
Espíritu, valiéndose de su
instrumento corpóreo, fuera
incesante, sin ninguna
tregua, el cuerpo sería
llevado al agotamiento y,
por consecuencia, a la
muerte. Fue por eso que
Dios, en su sabiduría,
estableció en la existencia
humana la fase nocturna del
sueño, en la cual el cuerpo
físico reposa y puede, así,
notar sus energías.
4. El sueño tiene, sin
embargo, una significación
mucho más profunda y
consecuencias mucho más
amplias en el conjunto
integral de la vida humana.
Mientras el cuerpo material
yace adormecido, no
necesitando de la presencia
del Espíritu para
comunicarle actividades
físicas o mentales, este se
libera, se aleja del cuerpo,
se reintegra en sus
facultades perceptivas y
activas directas, pasando a
actuar a distancia. Es
común, luego que se
desprenden de la materia,
vayan los Espíritus, durante
el sueño, para junto a los
seres que les son afines y
aún superiores, con los
cuales viajan, conversan y
se instruyen.
Durante el sueño, el alma no
reposa como el cuerpo físico
5. Evidentemente, hay muchos
que, mientras el cuerpo
reposa, van a mundos
inferiores a la Tierra o la
regiones espirituales del
propio planeta donde los
llaman viejos afectos, en
búsqueda de gozos muchas
veces más bajos que los
conocidos en nuestro mundo y
con los cuales se deleitan.
6. Gracias al sueño, los
Espíritus encarnados están
siempre en contacto con el
mundo de los Espíritus, y
esa es una de las razones
que hacen que los Espíritus
superiores concuerden, sin
gran repugnancia, en
encarnar entre nosotros.
Quiso Dios que, teniendo que
entrar en contacto con el
vicio, pudieran ellos ir a
reforzarse en la fuente del
bien, a fin de igualmente no
fallar. El sueño es la
puerta que Dios les concede
para que puedan ir a estar
con sus amigos espirituales.
Es una especie de recreo
tras el trabajo, mientras
aguardan la gran liberación
que los restituirá al medio
que les es propio.
7. Entendamos, así, del modo
más claro posible en asunto
tan delicado: Durante el
sueño, el alma no reposa
como el cuerpo. El Espíritu
jamás está inactivo. Estando
aflojados los lazos que lo
prenden al cuerpo material,
él se lanza por el espacio y
entra en relación más
directa con los otros
Espíritus, sean estos
amigos, familiares o
compañeros de trabajo. Y de
ese hecho tenemos el
testimonio de los sueños,
una experiencia conocida y
vivida por muchas personas.
8. En efecto, si el cuerpo
físico duerme, ¿cómo puede
el individuo, durante el
sueño, sentirse vivo,
moverse, percibir ambientes
diversos y entrar en
relación con otras personas,
incluso con criaturas que ya
partieron para el mundo
espiritual? ¿Qué son los
sueños sino el resultado de
nuestra actividad espiritual
durante el sueño?
Los sueños son la prueba de
que el alma se emancipa
durante el sueño
9. Respondiendo directamente
a una cuestión formulada por
Kardec acerca del asunto,
los Espíritus superiores
enseñaron que es por los
sueños que podemos juzgar la
libertad del Espíritu
durante el sueño corporal.
El sueño es el recuerdo de
lo que el Espíritu vio
durante el sueño, lo que
tanto puede ser un hecho
ocurrido en el pasado como
algo que aún vaya a ocurrir
en la presente existencia.
10. No siempre nos acordamos
de lo que ocurre durante el
sueño debido a la grosería
de la materia que compone
nuestro cuerpo físico, que
difícilmente conserva las
impresiones registradas por
el Espíritu, porque estas no
le llegaron por intermedio
de los órganos corporales,
pero sí por medio del
vehículo periespiritual.
11. No es difícil comprender
tal explicación. En el
estado de vigilia, las
percepciones se hacen con el
concurso de la organización
corporal. Los estímulos son
seleccionados por los
órganos de los sentidos y
transmitidos a través de las
vías nerviosas sensitivas al
cerebro, donde se graban las
impresiones, para ser
reproducidas a cada
evocación en el fenómeno de
la memoria biológica. En el
estado de sueño, nada llega
al Espíritu por las vías
corporales; las impresiones
no le pasan por el cerebro.
Dada, sin embargo, la
permanencia de la conexión
entre el Espíritu y el
cuerpo, nada impide que,
excepcionalmente, las
percepciones del alma
emancipada repercutan en el
cerebro y, entonces,
ocasionalmente, el hombre se
acuerda de lo que presenció,
vio u oyó durante el sueño.
Él dirá entonces que soñó.
12. Prueban también la
emancipación del alma
durante el sueño las visitas
espíritas entre personas
vivas, de lo que hay varios
relatos en la literatura
espírita, especialmente en
los clásicos.
Respuestas a las cuestiones propuestas
1. ¿Qué se entiende por
emancipación del alma?
R.: Se llama emancipación
del alma el desprendimiento
del Espíritu encarnado, lo
que le posibilita alejarse
momentáneamente del cuerpo
físico a que se encuentra
conectado. La emancipación
del alma es fenómeno que
puede ocurrir en varias
circunstancias de la
existencia corporal. El
sueño es una de ellas.
2. ¿Cuál es la finalidad
principal del sueño?
R.: Si la actividad del
Espíritu, valiéndose de su
instrumento corpóreo, fuera
incesante, sin ninguna
tregua, el cuerpo sería
llevado al agotamiento y,
por consecuencia, a la
muerte. Fue por eso que Dios
estableció en la existencia
humana la fase nocturna del
sueño, en la cual el cuerpo
físico reposa y puede, así,
notar sus energías.
3. ¿Qué otro factor
importante posibilita el
sueño a la criatura humana?
R.: Mientras el cuerpo
material yace adormecido, no
necesitando de la presencia
del Espíritu para
comunicarle actividades
físicas o mentales, este se
libera, se aleja del cuerpo,
se reintegra en sus
facultades perceptivas y
activas directas, pasando a
actuar a distancia. Ese
hecho es lo que permite que
los Espíritus, durante el
sueño, entren en contacto
directo con seres que les
son afines y aún superiores,
con los cuales viajan,
conversan y se instruyen.
4. ¿Qué son los sueños?
R.: Como vimos en la
cuestión anterior, durante
el sueño el alma no reposa
como el cuerpo. El Espíritu
jamás está inactivo. Estando
aflojados los lazos que lo
prenden al cuerpo material,
él se lanza por el espacio y
entra en relación más
directa con los otros
Espíritus. El sueño es el
recuerdo de lo que el
Espíritu vio durante el
sueño, lo que tanto puede
ser un hecho ocurrido en el
pasado como algo que aún
vaya a ocurrir en la
presente existencia.
5. ¿Por qué no siempre
soñamos?
R.: Eso se da porque no
siempre nos acordamos de lo
que ocurre durante el sueño
debido a la grosería de la
materia que compone nuestro
cuerpo físico, que
difícilmente conserva las
impresiones registradas por
el Espíritu, porque estas no
le llegaron por intermedio
de los órganos corporales,
pero sí por medio del
vehículo periespiritual.
Bibliografia:
O Livro dos Espíritos,
de Allan Kardec, questões
401 a 403.
O Livro dos Médiuns,
de Allan Kardec, item 118.
O problema do ser, do
destino e da dor,
de Léon Denis, p. 76.
Mecanismos da Mediunidade,
de André Luiz, obra
psicografada por Chico
Xavier, p. 151.