Moisés y el pueblo israelita
Presentamos en esta edición
el tema
nº
130
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. Según las Escrituras,
¿cómo se dio el inicio y
cuál el origen de la
Humanidad?
2. ¿Quién fue y dónde nació
Moisés?
3. Además de las
dificultades normales de un
largo viaje por el desierto,
¿qué otras dificultades tuvo
Moisés que enfrentar hasta
llegar a la Tierra
Prometida?
4. ¿Moisés murió antes o
después de la entrada del
pueblo israelita en la
Tierra prometida?
5. En la historia general de
las religiones terrenas,
¿qué privilegio cupo al
pueblo israelita?
Texto para la
lectura
Moisés vivía en Madian
cuando fue llamado al
cumplimiento de su misión
1. La historia de Israel
está básicamente contada en
el Antiguo Testamento, en
los libros Génesis, Éxodo,
Levítico, Números y
Deuteronomio. La Génesis
abarca la historia simbólica
de los orígenes de la
Humanidad, destacando al
pueblo hebreo hasta su
entrada en Egipto. El Éxodo
narra los disgustos de ese
pueblo, su salida de Egipto
y la alianza con el Señor a
través de los Diez
Mandamientos recibidos por
Moisés en el monte Sinai. El
Levítico desdobla las leyes
civiles y religiosas, núcleo
de la legislación mosaica,
destinadas al pueblo y
especialmente a los
sacerdotes y a los levitas.
Números consigna otras leyes
y prescripciones,
especialmente el censo del
pueblo hebreo y la
enumeración de las familias.
Y, por fin, el Deuteronomio
recapitula preceptos y
episodios, narrando, entre
otros hechos, la muerte de
Moisés.
2. Según las Escrituras, la
Humanidad tuvo su origen en
Adán y Eva, que tuvieron
inicialmente dos hijos, Caín
y Abel, y más tarde Seth.
Caín mató a Abel,
aparatándose de la
convivencia con los padres,
se unió a habitantes
primitivos de la Tierra, se
casó y tuvo hijos. Pero más
tarde Seth hizo la misma
cosa, o sea, se asoció a los
habitantes de los valles, o
hijos de la Tierra. De ese y
de otros cruzamientos es que
surgió el pueblo judío
propiamente dicho, porque
fue de uno de los
descendientes de Seth – Noé
y su hijo Sem – que nació
Abrahán, que genero a Isaac
(hijo de Sara) e Ismael
(hijo de Agar). De Isaac se
formó la nación judía; de
Ismael, el pueblo árabe.
3. Isaac se casó con Rebeca
y tuvo como hijos a los
gemelos Esaú y Jacob. Este
se casó con Raquel y tuvo
una prole numerosa, de entre
ellos José, que fue para
Egipto y allí se volvió una
figura importante. La ida de
José para la tierra del Nilo
es lo que dio inició a la
emigración pacífica de los
hijos de Israel para Egipto,
donde los hebreos vivieron
cuatrocientos años, hasta el
surgimiento de Moisés, que
iría a liberarlos de la
opresión en que, según el
libro de Éxodo, ellos
vivieron en aquel país.
4. Werner Keller dice que
Moisés fue un hebreo nacido
en Egipto y criado por
egipcios, con un nombre
típicamente egipcio. Moisés
es la traducción de Máose,
común en el país del Nilo.
Perteneciente a la tribu de
Leví, su historia se inicia
cuando él asesina a un
egipcio que maltrataba a los
hebreos. Temiendo la
persecución del faraón, huyó
para la tierra de Madian, en
dirección a Oriente, al este
del Golfo de Akaba. En esa
región, conocida como “Tierra
de los forjadores de cobre”,
Moisés vivía una vida
tranquila cuando cierto día,
pasando por el monte Orbe,
tuvo una visión de una llama
de fuego que salía de en
medio de una zarza. Una voz
lo orienta entonces sobre la
misión que le competía, o
sea, la liberación del
pueblo hebreo del cautiverio
en Egipto.
5. Moisés libera a su pueblo
a costa de enormes
sacrificios, amparado por
los prodigiosos dones
mediúmnicos que poseía.
Conforme afirma Césare
Cantu, en su Historia
Universal, Dios hubo
multiplicado sus prodigios
para favorecer al pueblo
escogido
y confundir al faraón, que,
a pesar de sus reiteradas
promesas, no consentía en la
partida de los hebreos y,
con el objetivo de
dificultarla, hasta los
había dispersado por Egipto.
El conductor de los hebreos
murió antes de entrar en la
Tierra Prometida
6. Habiendo convocado a los
ancianos de Israel, Moisés
les habló del Dios único, el
Dios que prometía librarlos
con su brazo poderoso y
hacer de ellos su pueblo,
exhortándolos entonces a
retirarse con él de Egipto,
en búsqueda de la Tierra de
Promisión.
7. Concretada la salida del
pueblo hebreo, Moisés
condujo por el desierto
seiscientos mil hombres en
estado de coger armas, lo
que daba, sumados todos,
casi dos millones de
individuos, y los dirigió
para Palestina. El camino
que habían de recorrer podía
ser de
trescientas millas; pero,
Moisés quiso que el viaje
tardara un tiempo bastante
largo, necesario, según él,
para que el pueblo se
despojara por completo de
las ideas profanas
contraídas en su dilatada
permanencia en Egipto.
8. Las atribulaciones del
viaje, además de grandes,
fueron aumentadas por
obstinación de un pueblo
inculto y rudo que, mientras
su profeta recibía en el
monte Sinai el Decálogo,
sacrificaba al buey Ápis y
respondía a los beneficios
con murmullos y
lamentaciones.
9. Moisés, como sabemos,
murió antes de entrar en la
Tierra Prometida y nunca más
se levantó en Israel profeta
igual a él. Sus leyes
suponen una ciencia de tal
suerte anticipada que
parecería un milagro.
Destituido de cualquier
ambición personal, no buscó
el poder para sí ni para su
hermano. Lo que él buscaba
era constituir una nación
estable que tuviese unidad,
leyes precisas y respeto a
Jehová.
10. Gracias a él, cupo al
pueblo israelita el
privilegio de transmitir al
mundo la idea de un Dios
único, soberano absoluto del
cielo y de la Tierra. Según
Emmanuel, mientras los
cultos religiosos se perdían
en la división y en la
multiplicidad, “solamente el
judaísmo fue bastante fuerte
en la energía y en la unidad
para cultivar el monoteísmo
y establecer las bases de la
ley universalista, bajo la
luz de la inspiración
divina”. Por ese motivo, a
pesar de los compromisos y
de los débitos penosos que
parecen perpetuar sus
sufrimientos, “el pueblo de
Israel debe merecer el
respeto y el amor de todas
las comunidades de la
Tierra, porque solamente él
fue
bastante grande y unido para
guardar la idea verdadera de
Dios, a través de los
martirios de la esclavitud y
del desierto” (El
Consolador, cuestión 263).
Respuestas a las cuestiones propuestas
1. Según las Escrituras,
¿cómo se dio el inicio y
cuál el origen de la
Humanidad?
De acuerdo con el texto
bíblico, la Humanidad tuvo
su origen en Adán y Eva, que
tuvieron inicialmente dos
hijos, Caín y Abel, y más
tarde Seth.
2. ¿Quién fue y dónde nació
Moisés?
Moisés fue un hebreo nacido
en Egipto y criado por
egipcios, con un nombre
típicamente egipcio.
Perteneciente a la tribu de
Leví, su historia se inicia
cuando él asesina a un
egipcio que maltrataba
hebreos.
3. Además de las
dificultades normales de un
ancho viaje por el desierto,
¿qué otras dificultades tuvo
Moisés que enfrentar asta
llegar la Tierra Prometida?
Sus dificultades fueron
aumentadas por la
obstinación de un pueblo
inculto y rudo que, mientras
su profeta recibía en el
monte Sinai el Decálogo,
sacrificaba al buey Ápis y
respondía a los beneficios
con murmullos y
lamentaciones.
4. ¿Moisés murió antes o
después de la entrada del
pueblo israelita en la
Tierra prometida?
Él murió antes de entrar en
la Tierra Prometida.
5. En la historia general de
las religiones terrenas,
¿qué privilegio cupo al
pueblo israelita?
Cupo al pueblo israelita el
privilegio de transmitir al
mundo la idea de un Dios
único, soberano absoluto del
cielo y de la Tierra.
Mientras los cultos
religiosos se perdían en la
división y
en la multiplicidad,
“solamente el judaísmo fue
bastante fuerte en la
energía y en la unidad para
cultivar el monoteísmo y
establecer las bases de la
ley universalista, bajo la
luz de la inspiración
divina”.
Bibliografia:
O Evangelho
segundo o Espiritismo, de
Allan Kardec, capítulo I,
item 9.
A Caminho da
Luz, de Emmanuel,
psicografado por Francisco
Cândido Xavier, pp. 66 e 68.
O Consolador,
de Emmanuel, psicografado
por Francisco Cândido
Xavier, questão 263.
História
Universal, de Césare Cantu,
vol. 1, pp. 273 a 278.
Líderes
Religiosos, de Ruth
Guimarães, p. 75 a 78.
E a Bíblia
tinha razão..., de Werner
Keller, pp. 102 a 108.
Vocabulário
Histórico-Geográfico dos
romances de Emmanuel, de
Roberto Macedo, pp. 74 a 78.
O Novo
Dicionário da Bíblia, de J.
D. Douglas, vol. II, p.
1.060.
Da Bíblia aos
nossos dias, de Mário
Cavalcanti de Melo, p. 133.
Êxodo, cap.
12, 14 e 15.