El Consolador: ¿Cómo
conoció el
Espiritismo?
Nací en familia
espírita,
habituándome, desde
pequeño, a asistir a
las reuniones
mediúmnicas,
inclusive de efectos
físicos. Destáquese
que en aquella época
se estudiaba poco, o
nada, y se centraban
las actividades en
reuniones públicas.
El Consolador:
Háblenos sobre su
trayectoria en el
movimiento espírita.
Hice el catecismo,
como se llamaba en
la época la
evangelización, en
el Centro Espírita
Vicente de Paúl, en
la Calle 7, aquí en
Bauru. No frecuenté
la juventud, pues a
los 10 años me
cambié para Mato
Grosso, hoy do Sur,
donde me quedé hasta
los 15 años,
volviendo a los 16
para
Corumbá (MS), donde
hice el 2º año de lo
Científico. Aprobado
en concurso para el
Banco de Brasil,
tomé posesión en
Floriano (Piauí) en
agosto de 1962,
donde busqué
frecuentar
reuniones en un
centro espírita
improvisado, pues la
doctrina no era bien
aceptada en aquella
región. En ese
centro hacíamos, sin
ninguna preparación
y conocimiento,
reuniones
mediúmnicas
públicas.
El Consolador: ¿Qué
representa el
Espiritismo en su
vida?
Representa mi
seguridad. A través
del conocimiento
pasé a no temer las
vicisitudes de la
vida, encontrando
siempre respuestas a
mis problemas y
fuerza para
superarlos.
El Consolador:
Actualmente el señor
está en la
presidencia del
Centro Espírita Amor
y Caridad en la
ciudad de Bauru.
Cuéntenos un poco
sobre esta
experiencia.
Durante muchos años
pertenecí a la
Dirección, en cargos
diversos, y, en la
última elección, por
problemas
estatuarios y en
vista de la ausencia
de otros candidatos,
asumí la presidencia
del CEAC. El Centro
tiene una buena
estructura
administrativa, pero
las dispensas son
por
demás grandes,
aunque las
contenemos con
diversos convenios
con el Poder
Público. Estamos, en
todo momento,
corriendo detrás de
recursos y, con
placer, decimos que
la sociedad siempre
colabora.
El Consolador: En su
opinión, ¿cuáles son
los mayores desafíos
enfrentados por el
dirigente espírita?
Los desafíos son los
inherentes a los de
las casas espíritas:
motivación de los
frecuentadores para
estudio, cursos,
conferencias,
seminarios etc.,
crear una separación
entre la caridad y
el profesionalismo,
hasta de los
voluntarios,
planificación a
medio/largo plazos
etc.
El Consolador: El
CEAC, por los
relevantes trabajos
prestados a la
comunidad de Bauru y
región, se sitúa
como entidad de
referencia nacional.
Por gentileza,
discurra sobre las
incontables
actividades de la
institución.
¿Cuántos voluntarios
y operarios están
implicados en los
proyectos?
Nos colocamos entre
las 10 mayores
instituciones.
Tenemos 6 núcleos de
atención en la
periferia: Nueva
Esperanza (Proyecto
Esperanza),
Fortunato Roca Lima
(Proyecto Girasol),
Jardín Ferraz
(Proyecto Niños en
acción), Parque de
las Naciones
(Proyecto Crecer),
Vila San Pablo
(Proyecto Colmeia) y
Ferradura Mirim
(Proyecto Siembra de
Luz), donde
implantamos
toda una estructura
volcada para la
atención de niños,
jóvenes y
familiares, buscando
la
profesionalización e
incluso en el
mercado de trabajo.
Funcionan, también,
dos guarderías
situadas en Vila
Nueva Esperanza, con
160 niños en la
franja de edad de
los 4 meses a los 5
años y 11 meses, y
en el Parque de las
Naciones, con 60
niños en la franja
de edad de los3 años
a los 5 años y 11
meses. Tenemos
nuestro albergue
nocturno, que
atiende
preferentemente a
los nómadas, y, a
partir de marzo del
2008, instalamos la
casa de referencia
para habitantes
callejeros, donde
son atendidas las
personas sin
dirección, sin
vínculos familiares,
y que habitan debajo
de los viaductos,
marquesinas, casas
abandonadas etc.
El Proyecto Gestar,
en la sede y en los
núcleos, atiende a
las gestantes con
cursos sobre el
cuidado con la salud
del bebé, nociones
de higiene, el
amamantamiento
materno etc., con
entrega, al final
del curso, de un
ajuar. El Grupo
Hermano Sheila
atiende en los
hospitales, contando
con 400 voluntarios,
haciendo un trabajo
dedicado a la
presencia junto a
los enfermos,
contando
historias,
suministrando
alimentos,
biberones, cambio de
pañales, baño etc.,
todo lo que un laico
pueda hacer para
minimizar el tiempo
de hospitalización.
Instalamos junto a
los hospitales casas
de apoyo donde los
familiares de los
enfermos reciben una
comida, posibilidad
de descanso, baño
etc.
Contamos también con
el Proyecto Comini,
en sociedad con la
Vara de Ejecuciones
Criminales, donde
atendemos a los
familiares de las
personas que cumplen
pena, minimizando el
problema de la
discriminación que
los familiares
sufren.
Hay, aún,
incontables
actividades
desarrolladas por
voluntarios, a
través de equipos
que preparan y
distribuyen
alimentos en las
regiones periféricas
necesitadas, donde
ya mantenemos
núcleos, arriba
referidos. Contamos,
hoy, con 149
operarios y cerca de
900 voluntarios.
El Consolador: ¿Y
las obras del nuevo
albergue nocturno,
cómo están?
El albergue funciona
en un edificio
bastante antiguo,
donde también está
la sede del CEAC,
con una estructura
de dispensas y sin
condiciones de
grandes
alteraciones.
Adquirimos parte de
un terreno próximo a
la Autopista y
contamos con la
donación de otra
parte por el poder
público, abarcando
un área de 2.000 m2,
donde iniciamos la
construcción del
edificio en que
funcionará el
Albergue Nocturno.
Esa obra está
cubierta,
argamasada, con
tubalitas
hidráulicas y
eléctricas y mide
453 m2.
Desarrollamos una
amplia campaña en la
ciudad y
contamos con la
adhesión de las
entidades de clase,
como CIESP, FIESP,
Así, Firmar, Crimen,
Sinduscon,
Sincopetro, además
de la Cámara de
Concejales, del
Señor Alcalde
Municipal y de la
Policía Militar.
El Consolador: ¿La
sociedad bauruense
viene colaborando
con los proyectos
del CEAC?
La sociedad ha
colaborado con
donaciones en
especie y
materiales. Hemos
contado, también,
con la clase
empresarial y
política.
El Consolador:
Durante tantos años
de labor espírita
ciertamente el señor
tuvo muchas alegrías
y experiencias.
¿Puede compartir
alguna con nuestros
lectores?
Hubo una experiencia
que me quedó marcada
por la falta de
conocimiento. Como
dije, en 1962
participé de un
grupo mediúmnico en
el Piauí, sin
conocimiento y
preparación. Uno de
los frecuentadores
de la platea quedó
mediumnizado, tomó
en las manos una
silla y amenazó
tirarla a nosotros,
los componentes de
la mesa. Fue un Dios
nos ayude. No
sabíamos qué hacer.
La sala quedaba
limítrofe de la
calzada y una de las
ideas fue la de
abrir la puerta y
empujar al ciudadano
para la calle,
librándonos del
incómodo.
Felizmente, no
hicimos eso.
Comenzamos a rezar,
mirando, con los
ojos semi-cerrados,
observando, conforme
el dictado, el pez y
el gato. Las cosas
se calmaron y quedó
la lección.
Como momentos
alegres tengo tantos
que es difícil
destacar alguno.
Cada vez que
encuentro a alguien
que creció dentro de
nuestros trabajos
asistenciales y se
colocó en el mercado
de trabajo vemos que
el esfuerzo mereció
la pena.
Sin contar con
incontables
compañeros que
llegan a la casa
desorientados,
depresivos y, con la
invitación al
trabajo y
orientaciones,
readquieren el
entusiasmo y la
alegría de vivir.
El Consolador: ¿Y en
cuanto a los jóvenes
que forman la
juventud espírita
del CEAC – como
camina la juventud?
¿Los jóvenes son
participativos?
Estamos luchando
para crear una nueva
motivación en la
adolescencia para la
juventud. El sistema
antiguo, y a veces
usado, no atrae más.
El mundo está muy
dinámico y los
equipos envueltos
están buscando
fórmulas que puedan
agregar más
adolescentes. No
obstante, nuestra
adolescencia cuenta
con un razonable
número.
El Consolador:
Sabemos que la
Doctrina Espírita
nos pide constante
participación, sin
embargo conocemos
también las
dificultades del
mundo contemporáneo.
¿Cómo conciliar
los estudios
doctrinarios y las
actividades
voluntarias con
nuestro trabajo
profesional,
familia, amigos y
las exigencias de la
actualidad que nos
convocan a la
continua
actualización?
El tiempo siempre
fue una cuestión de
preferencia.
Contamos todos los
días con 1.440
minutos y, si son
bien administrados,
podemos envolvernos
en actividades
profesionales,
sociales,
religiosas,
familiares etc. y
aún sobrarán,
quitado el descanso,
muchos minutos
disponibles.
Muchas veces, sin
embargo, nos
desanimamos creyendo
que son demasiadas
cosas y nos
olvidamos que
nuestra vida debe
basarse en el
servir, que nos da,
en retorno, la paz y
la felicidad que
tanto anhelamos.
El Consolador: Sus
palabras finales.
Mis palabras finales
son de
agradecimiento por
poder hablar del
CEAC y las
actividades
desarrolladas. En
este momento de los
90 años,
acordándonos con
cariño de los que
nos antecedieron y
extendemos nuestra
plegaria en favor de
aquellos que
voluntariamente y de
forma anónima
hicieron y hacen
posible la ejecución
de los trabajos
desarrollados por la
Casa.
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