– Este año
conmemoramos el
centenario del
nacimiento de Chico
Xavier y muchos
trabajos espíritas
están preparados
para ser lanzados,
como novela,
películas y hasta
historia en
cuadraditos,
abordando el
Espiritismo. ¿Cómo
evalúa el señor este
momento para los
espíritas? ¿Cree que
eso podrá traer
nuevos adeptos a la
doctrina?
Es evidente que la
divulgación masiva
de la Doctrina
Espírita conforme se
encuentra en las
obras fundamentales,
que constituyen la
Codificación, tiene
un significado
extraordinario, en
razón de
que enfrenta la fe
cara a cara en todas
las épocas de la
humanidad, conforme
afirmó Allan Kardec.
Chico Xavier no es
sólo un símbolo del
verdadero espírita,
sino un ejemplo
digno de ser seguido
por cualquier
individuo que aspire
al bien y al ideal
de construcción de
la humanidad feliz.
Todos los homenajes
que le están siendo
hechos representan
el mínimo de nuestra
gratitud, por lo
mucho que él realizó
durante su noble
existencia.
Con el apoyo de los
medios en todas sus
áreas, muchas
personas van a
interesarse por el
conocimiento del
Espiritismo y
ciertamente
adherirán a sus
postulados.
– ¿Cómo evalúa el
señor la
problemática de la
criminalidad en los
días actuales,
principalmente en la
cuestión en que se
envuelven los
jóvenes atraídos por
las drogas? En su
visión, ¿cómo
espírita, cree que
esos problemas
tienen relación con
la transformación de
la categoría del
planeta Tierra, como
los espíritas dicen,
de pruebas y
expiaciones para un
mundo de
regeneración?
En cierto modo, sí.
La cuestión tiene
raíces históricas,
sociológicas,
educacionales y de
comportamiento
religioso. Durante
muchos siglos la
castración religiosa
y la hipocresía
social limitaron el
comportamiento de
los niños y jóvenes,
así como de los
ciudadanos en
general. Amenazas
religiosas de
castigos eternos,
necesidad de
comportamientos
falsos, enmascarados
de civilizados,
exigencias
domésticas
inmerecidas,
severidad de
juicios, eran
impuestos como
fundamentales para
una sociedad
correcta...
Por ocasión de la
década 1960/1970,
con la revolución
sociológica de la
juventud en América
del Norte, que se
negaba a ir para la
guerra en el sudeste
asiático, denominada
como sucia, como si
alguna guerra fuera
limpia, surgió una
nueva mentalidad
rebelada, que se
opuso no solamente a
esa lucha infeliz,
como también a los
paradigmas de
comportamiento
vigentes.
En la cultura hippie
del gozo y del
placer, el
matrimonio, la
familia, la sociedad
pasaron a ser
instituciones
superadas, surgiendo
la vulgarización de
la conducta sexual,
el abuso de toda
naturaleza,
la liberación de la
mujer, de hecho, muy
justa, el uso de
estupefacientes y de
drogas en general.
Fue célebre el
encuentro de tres
días de sexo, drogas
y rock and roll, en
la ciudad de
Woodstock, en
Estados Unidos.
El rechazo a todo lo
que significaba
orden y deber
caracterizó ese
periodo, cuyos
efectos maléficos
aún la sociedad
experimenta. La
decantada vuelta a
los orígenes,
aspirada por los
jóvenes, dio lugar a
la adopción de
doctrinas
orientales, más
compatibles con la
meditación y la fuga
psicológica de los
deberes y a los
viajes en dirección
a ningún lugar...
Luego, vinieron la
desilusión, el
sufrimiento derivado
de los excesos, el
retorno para casa,
como afirmó John
Lennon, porque “El
sueño acabó”.
Quedaron las heridas
morales, las drogas,
el erotismo, las
alucinaciones del
placer y las grandes
secuelas de la
depresión, de la
ansiedad, de la
soledad, de la
violencia.
Por otro lado, la
familia tradicional
cedió lugar a la
moderna, en que todo
era permitido,
facultando a los
padres no más se
preocupen con los
hijos que,
sintiéndose
huérfanos, huyeron
para las tribus, las
uniones y la
promiscuidad sexual,
el descenso moral...
Otros factores, de
naturaleza
psicológica,
política (falta de
ejemplos de
dignificación y
probidad de muchos
de ellos), el
aumento de la
población, la
proliferación de las
chabolas, el
desempleo y el vacío
El Espiritismo es el
gran antídoto para
esa tragedia de lo
cotidiano, a través
de la educación,
pero no sólo la
educación formal,
que se aprende en
los libros, sino
aquella que tiene
que ver con la
moral, conforme
aclara Allan Kardec
en El Libro de
los Espíritus,
en el comentario a
la cuestión 685 (a).
Cuando la criatura
humana tenga la
certeza de la
inmortalidad del
alma, conocerá la
responsabilidad de
sus actos, dándose
cuenta que es
constructora de su
destino, siempre
responsable por su
comportamiento,
viviendo la Ley de
causa y efecto, se
modificará para
mejor, asumiendo
conscientemente las
consecuencias
positivas y
negativas de sus
actos, así
trabajando en favor
de la paz y de la
justicia social.
La drogadicción es
una enfermedad
social, que necesita
más de
esclarecimiento y
educación preventiva
que arresto y
persecución.
Mientras haya
dependiente químico
o de otras drogas,
existirá el
traficante...
El trabajo, por lo
tanto, tendrá que
iniciarse en la
formación de la
personalidad del
niño en el hogar, en
los ejemplos
edificantes del
medio social...
De la misma forma,
la violencia, que,
según la UNESCO, es
una enfermedad del
espíritu, solamente
en el espíritu (en
la psique) debe ser
tratada...
– ¿El terremoto de
Haití podría estar
conectado también a
esa transformación
del planeta?
Sin ninguna duda,
por cuanto, a fin de
que surja el mundo
nuevo, el planeta
viene sufriendo
modificaciones, como
de hecho ha ocurrido
en todas las épocas,
siendo que las más
recientes tragedias
derivadas de los
fenómenos sísmicos,
como el tsunami del
Océano Índico, hace
pocos
años, los
deslizamientos de
tierra, el aumento
global de la
temperatura, también
por falta de respeto
del ser humano a la
Naturaleza,
erupciones
volcánicas,
terremotos, tornados
etc. constituyen
métodos seguros para
la depuración moral
y espiritual de las
personas que son
víctimas.
– El Espiritismo
surgió en Francia y,
sin embargo, hay más
brasileños espíritas
que europeos, de
acuerdo con datos
del propio IBGE.
¿Cómo evalúa el
señor esa numerosa
cantidad de
espíritas en Brasil?
¿Cuál sería la causa
de eso?
Del punto de vista
histórico, Francia
sufrió tres guerras
calamitosas, después
del advenimiento del
Espiritismo: 1870 -
la franco-prussiana,
1914/1918 – la
Primera Guerra
Mundial – y
1939/1945 – la
Segunda Guerra
Mundial – lo que
perjudicó
enormemente la
divulgación del
Espiritismo,
así como la
preservación de las
religiones
dogmáticas. Las
nuevas generaciones,
algo amargadas,
prefirieron las
filosofías
existenciales de
Jean Paul Sartre y
Mme. De Beauvoir,
así como de otros
pensadores, dejando
al margen las
propuestas
religiosas...
Bajo el aspecto
espiritual, creemos
que un gran número
de espíritas del
siglo XIX eran
Espíritus de origen
francés que se
reencarnaron en
Brasil, y que al
recibir una doctrina
como el Espiritismo,
con su dialéctica
basada en la lógica,
fácilmente aceptaron
sus contenidos.
Renace hoy el
Espiritismo en
Francia, y en toda
Europa, gracias a
muchos brasileños
espíritas allá
residentes, a los
que las visitan con
frecuencia para
divulgarlo y a los
nobles esfuerzos del
Consejo Espírita
Internacional
(CEI).
– La cuestión
ambiental ha llamado
la atención de los
gobernantes de todo
el mundo, revelando
que está habiendo
cambios drásticas en
todo nuestro planeta
y que el ser humano
será el primero en
sufrir las
consecuencias. ¿Qué
dice el Espiritismo
sobre esos
problemas?
El ser humano tiene
el deber de
preservar la
Naturaleza. Es
lamentable que el
comportamiento
mental de las
criaturas aun
vinculadas al
egoísmo perturbe la
gran madre Tierra,
envenenando
su atmósfera con los
gases dañinos, los
ríos, mares y lagos,
los nacientes de
aguas, y destruyendo
los bosques, en el
transcurso de las
ganancias agrícola,
pastoril o
inmobiliaria, sin
ninguna
consideración por la
vida que se agita en
todas partes.
El Espiritismo
trabaja con seriedad
por el ambiente, por
el respeto a todo y
a todos,
especialmente a la
querida Gaia, que ha
sido nuestra bendita
escuela de
evolución.
Esos cambios
drásticos, a buen
seguro, tienen mucho
que ver con la falta
de consideración de
casi todos nosotros
por las fuerzas
vivas de nuestro
amado planeta.
– Aun hay por parte
de los laicos muchas
dudas y
principalmente
prejuicios en
relación al
Espiritismo, aun más
cuando falta la
información. ¿Qué
diría el señor a las
personas que rebaten
la doctrina y,
además, no insisten
en conocer?
No hay, entre
nosotros, los
espíritas, la
preocupación de
imponer el
conocimiento del
Espiritismo, sino el
saludable objetivo
del proponer, del
presentar a aquellos
que lo desconocen o
lo conocen en
passant.
Tenemos el interés
de presentar una
doctrina que es una
ciencia que
investiga, una
filosofía que
esclarece y una
ética moral de
naturaleza religiosa
que conforta,
encaminando a la
criatura de vuelta a
Dios…
Todos tenemos
preguntas, y el
Espiritismo posee
respuestas. No
obstante, si alguien
lo rechaza y lo
rebate sin
conocerlo,
respetamos su
actitud, pero
comprendemos que se
trata de
presunción, porque
nadie puede combatir
lo que ignora.
Dejamos que el
tiempo, el gran
transformador, haga
por la persona lo
que ella, en el
momento, evita
hacerse a sí misma,
que es el
esclarecimiento.
(1)
Esta entrevista, con
ligeras
modificaciones, fue
publicada
inicialmente en el
periódico Hoja de
Londrina en su
edición del 7 de
marzo del 2010.
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