Primer
libro del Nuevo Testamento
(Parte 13)
Damos continuidad en esta edición
al Estudio Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá el
estudio de los Evangelios de
Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del
libro Actos de los Apóstolos. El
estudio está basado en la versión
del Nuevo Testamento que el lector
puede consultar a partir de este
link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas correspondientes a
las cuestiones presentadas se
encuentran a finales del texto de
abajo.
Cuestiones para el
debate
1. ¿Qué recompensa recibió Judas
Iscariotes para entregar a Jesús?
¿Quién lo recompensó por esa
traición? ¿Cómo realizó Judas esa
tarea?
2. ¿Jesús sabía que Judas iba a
traicionarlo?
3. Antes de ser entregado por
Judas, Jesús se retiró para un
lugar yermo a fin de orar. ¿Qué
lugar era ese? ¿Qué discípulos lo
acompañaron en ese momento?
¿Cuántas veces oró allí Jesús?
4. Preso Jesús, ¿qué ocurrió con
sus discípulos?
5. ¿Es verdad que Pedro negó a
Jesús por tres veces?
Texto para la lectura
71. En la última cena de pascua
Jesús avisa que uno de ellos iba a
traicionarlo - El primer día
de la fiesta de los panes
sin
levadura, llegaron los
discípulos a Jesús, diciendo:
“¿Dónde quieres que hagamos los
preparativos para comer en la
pascua?” Él respondió: “Id a la
ciudad, a un cierto hombre, y
decidle: El Maestro dice: Mi
tiempo está próximo; en tu casa
celebraré la pascua con mis
discípulos”. Los discípulos
hicieron como Jesús les ordenó y
prepararon la pascua. Llegada la
tarde, el Maestro se sentó a la
mesa con los doce. Fue entonces
que, mientras ellos comían, Jesús
les dijo: “En verdad os digo que
uno de vosotros me ha de
traicionar”. (Mateo, 26:17 a
26:21.)
72. Jesús avisa que, después de
resucitar, los encontrará en
Galilea - Después de confirmar
que Judas sería el traidor, Jesús
tomó el pan y, bendiciéndolo, lo
partió y lo dio a sus discípulos,
diciendo: “Tomad, comed, esto es
mi cuerpo”. A continuación,
tomando el cáliz, dando gracias,
lo dio
diciendo: “Bebed de él todos;
porque es mi sangre, la sangre del
Nuevo Testamento, que es derramado
por muchos, para remisión de los
pecados. Y os digo que, desde
ahora, no beberé de este fruto de
la vid, hasta aquel día en que lo
beba de nuevo con vosotros en el
reino de mí
Padre”. Después de la cena,
cantaron un himno y salieron para
el Monte de los Olivos. Entonces
Jesús les dijo: “Todos vosotros
esta noche os escandalizareis por
mí; porque está escrito: Heriré al
pastor, y las ovejas del rebaño se
dispersarán. Pero, tras resucitar
yo, iré
delante de vosotros para Galilea”.
Pedro, adelantándose a los demás,
le dijo: “Aunque todos se
escandalicen por ti, yo nunca me
escandalizaré”. Pero Jesús lo
advirtió: “En verdad te digo que,
en esta misma noche, antes que el
gallo cante, tres veces me
negarás”. (Mateo, 26:25 a 26:34.)
73. Jesús ora tres veces antes
de ser prendido - Jesús
estaba en un lugar llamado
Getsemani, cuando, dejando allí
a sus discípulos, se apartó del
lugar, un poco más allá, para
orar. Con él siguieron sólo Pedro
y los hijos de Zebedeo. El Maestro
estaba muy triste y angustiado y
fue en esas circunstancias que,
orando, habló: “Padre mío, si es
posible, pase de mí este cáliz;
sin embargo, no sea cómo yo
quiero, sino como tú quieres”.
Terminada la oración, él percibió
que los tres discípulos se habían
adormecido, lo que dio motivo a la
conocida advertencia: “Vigilad y
orad para que no entréis en
tentación; en verdad, el espíritu
está listo, pero la carne es
débil”. Dicho esto, él oró por
segunda vez, diciendo: “Padre Mío,
si este cáliz no puede pasar de mí
sin yo beberlo, hágase tu
voluntad”. Poco después, luego de
orar por tercera vez,
repitiendo las mismas palabras,
Jesús dijo a los discípulos:
“Dormid ahora, y reposad; he ahí
que es llegada la hora, y el Hijo
del hombre será entregado a las
manos de los pecadores”.
(Mateo, 26:36 a 26:45.)
74. Jesús advierte: quién mate por
la espada, por la espada morirá
- Inmediatamente que fue prendido
por una multitud enviada por los
príncipes de los sacerdotes y por
los ancianos del pueblo, uno de
los que andaban con Jesús,
extendiendo la mano, tiró de la
espada e, hiriendo al siervo del
sumo
sacerdote, le cortó una oreja.
Jesús lo reprendió, diciendo:
“Mete en su lugar tu espada;
porque todos los que echen mano de
la espada, por la espada morirán.
¿O piensas tú que yo no podría
ahora orar a mi Padre, y que él no
me daría más de doce legiones de
ángeles?
¿Cómo, pues, se cumplirían las
Escrituras, que dicen que así
conviene que ocurra?” Dicho esto,
el Señor se dirigió a la multitud:
“¿Saliste, como para un salteador,
con espadas y varapalos para
prenderme? Todos los días me
sentaba junto a vosotros,
enseñando en el templo, y no me
prendisteis”. Y añadió,
esclareciendo la supuesta
incoherencia de ellos: “Pero todo
esto ocurrió para que se cumplan
las escrituras de los profetas”. (Mateo,
26:50 a 26:56.)
75. En casa de Caifás se decide
que Jesús es reo de muerte -
Mientras todos los discípulos
huían, Jesús fue conducido a la
casa del sumo sacerdote Caifás,
donde los escribas y los ancianos
estaban reunidos. Pedro lo siguió
de lejos, hasta el patio del sumo
sacerdote, yendo a sentarse
entre los criados. Los príncipes
de los sacerdotes, los ancianos y
todo el consejo buscaban a alguien
que pudiera testificar contra
Jesús, pero no lo conseguían,
hasta que, por fin, llegaron dos
testigos, que dijeron, apuntando
al Maestro: “Este dijo: Yo puedo
derribar el
templo de Dios, y reedificarlo en
tres días”. Caifás le preguntó:
“¿No respondes cosa alguna a lo
que estos dicen contra ti?” Jesús
no respondió. Caifás insistió,
diciendo: “Te conjuro por el Dios
vivo que nos digas si tú eres
Cristo, el Hijo de Dios”. Le
respondió
Jesús: “Tú lo dijiste; os digo,
sin embargo, que veréis en breve
al Hijo del hombre sentado a la
derecha del Poder, y viniendo
sobre las nubes del cielo”. Fue
bastante para Caifás rasgar sus
vestiduras y decir: “Blasfemó;
¿para que necesitamos aún de
testigos? He ahí que bien
oísteis ahora su blasfemia. ¿Que
os parece?” Los demás
respondieron: “Es reo de muerte”.
Entonces le escupieron en el
rostro y le dieron puñetazos, y lo
abofetearon, desafiándolo:
“Profetízanos, Cristo, ¿quien es
el que te golpeó?” (Mateos,
26:56 a 26:68.)
76. Judas se arrepiente,
devuelve las monedas y se mata
- Decidido por el consejo formado
por los sacerdotes y ancianos del
pueblo que Jesús debería ser
matado, le maniataron y lo
llevaron a Poncio Pilatos. Judas,
el que lo había traicionado,
viendo que Jesús había sido
condenado, trajo arrepentido las
treinta monedas de plata a los
príncipes de los sacerdotes y a
los ancianos. Como nadie le prestó
atención, él tiró hacia el templo
las monedas de plata, se retiró de
allí y se fue a ahorcar.
Recogiendo las monedas, los
sacerdotes dijeron: “No es lícito
meterlas en el cofre de las
ofrendas,
porque son precio de sangre”.
Decidieron entonces, en consejo,
comprar con ellas el campo de un
alfarero, para servir de sepultura
a los extranjeros. Sabiendo cuál
fue su origen, los judíos llamaron
a aquel lugar Campo de Sangre,
cumpliéndose de ese modo lo que
fuera previsto por
Jeremías. En presencia de Pilatos,
presidente de la provincia, este
preguntó a Jesús: “¿Eres tú el Rey
de los judíos?” Jesús respondió:
“Tú lo dices”. Acusado por los
príncipes de los sacerdotes y
por los ancianos, él no quiso, sin
embargo, defenderse. Pilatos
indagó: “¿No oyes cuántos
testifican contra ti?” Pero Jesús
no le dijo ninguna palabra, lo que
hizo que Pilatos se maravillase.
(Mateos, 27:1 a 27:14.)
Respuestas a las cuestiones
propuestas
1. ¿Qué recompensa recibió Judas
Iscariotes para entregar a Jesús?
¿Quién lo recompensó por esa
traición? ¿Cómo realizó Judas esa
tarea?
Judas recibió treinta monedas de
plata por entregar a Jesús. Fue el
jefe de los sacerdotes quien lo
recompensó. La tarea fue cumplida
así: Estando Jesús hablando con
sus discípulos, he ahí que llegó
Judas, y con él una gran multitud
con espadas y varapalos, enviada
por los príncipes de los
sacerdotes y
por los ancianos del pueblo. Judas
les había dado una señal,
diciendo: El que yo bese ese es;
prendedlo. Él entonces,
aproximándose a Jesús, dijo: Yo te
saludo, Rabí; y lo besó.
Enseguida, el Maestro fue
prendido. (Mateo, 26:14 a 26:16
y 26:47 a 26:50.)
2. ¿Jesús sabía que Judas iba a
traicionarlo?
Sí. Cuando cenaban, él dijo a los
que estaban a la mesa: El que pone
conmigo la mano en el plato, ese
me ha de traicionar. Judas dijo:
¿Posiblemente soy yo, Rabí? Él
dijo: Tú lo dijiste. (Mateo,
26:19 a 26:25.)
3. Antes de ser entregado por
Judas, Jesús se retiró para un
lugar yermo a fin de orar. ¿Qué
lugar era ese? ¿Qué discípulos lo
acompañaron en ese momento?
¿Cuántas veces oró allí Jesús?
El lugar se llamaba Getsemani. Los
discípulos que lo acompañaron
fueron Pedro y los dos hijos de
Zebedeo, Juan y Santiago. Allí,
hasta el momento de ser prendido,
Jesús oró tres veces. (Mateo,
26:36 a 26:46.)
4. Preso Jesús, ¿qué ocurrió con
sus discípulos?
Pedro lo siguió de lejos, hasta el
patio del sumo sacerdote y,
entrando, se sentó entre los
criados, para ver lo que ocurría.
En cuanto a los demás, no hay
noticia de lo que hicieron. (Mateus,
26:51 a 26:56.)
5. ¿Es verdad que Pedro negó a
Jesús por tres veces?
Sí. La primera vez, Pedro estaba
sentado fuera, en el patio, cuando
se aproximó a él una criada. Ella
dijo: Tú también andabas con
Jesús, el Galileo. Pedro
respondió: No sé lo que dices. La
segunda vez, él salía para el
vestíbulo cuando otra criada lo
vio y dijo a los que allí estaban:
Este también andaba con Jesús, el
Nazareno. Pedro reafirmó: No
conozco a tal hombre. Luego
enseguida, aproximándose a los que
allí estaban, dijeron a Pedro:
Verdaderamente también tú eres de
ellos, pues
tu
habla te denuncia. Él comenzó,
entonces, a rogar y a jurar,
diciendo: No conozco a ese hombre.
En ese momento el gallo cantó.
Pedro se acordó, entonces, de las
palabras de Jesús, que le había
dicho: Antes que el gallo cante,
tres veces me negarás. Saliendo de
allí, él, entonces, lloró
amargamente. (Mateo, 26:33 a
26:35; y 26:69 y 26:70.)