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¿Cómo explicar la
existencia de los niños
prodigios?
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Al enfocar este tema, la
revista
Superinteressante vuelve
a cometer un nuevo
equívoco, con una
materia repleta
de
supuestos e ironías |
Lamentablemente, la
revista
Superinteressante
cometió un equívoco más.
El primero fue con
relación al reportaje
bajo el título “Una
Investigación: Chico
Xavier”, publicada en la
edición nº 277 de abril
de 2010, en la cual
Chico Xavier
fue tachado de impostor,
al decir que el médium,
al recibir cartas de los
parientes desencarnados
que se comunicaban con
sus familiares, mandaba
a sus asesores para
hablar con las personas,
anotando informaciones
para darles
autenticidad. Está claro
que, si tal cosa fuera
verdadero, Chico
necesitaría ser un
prodigio para leer
rápidamente todas las
informaciones, fechas,
nombres etc.,
e insertarlas en el
contexto de cada
mensaje, de cada
Espíritu, mistificando
siempre. Tal falta de
ética periodística, por
el contenido de la
materia, demuestra
ausencia total de
investigación con el
objetivo de difamar la
figura impar del médium
minero.
El segundo ocurrió tres
meses después, en la
materia “Éxito y
fracaso”, del mes de
julio de 2010, en la
cual la Revista se
revela anticientífica al
intentar explicar la
causa de los niños
prodigios con argumentos
totalmente sin
fundamento y sin base en
la ciencia, conforme se
lee en el texto
siguiente:
“Es difícil
acostumbrarse con la
idea de que nacemos
todos con las mismas
oportunidades de
brillar. Principalmente
cuando miramos para
aquellas personas que
parecen tener
habilidades
sobrenaturales -
aquellas que hacen a
usted recodar
diariamente sus
limitaciones: los niños
prodigios, por ejemplo.
La mayor de todos los
niños prodigios fue
Wolfgang Amadeus Mozart
(cerca de él, la niña
Maysa es amadora). A los
3 años, el austriaco
comenzó a tocar piano, a
los 5 ya componía, a
los 6 se presentaba para
el rey de la Bavária de
ojos vendados, a los 12
años terminaba su
primera ópera. Hace
siglos, él viene siendo
citado como prueba
absoluta de que talento
es una cosa que viene de
nacimiento para algunos
elegidos…”
Inicialmente, es preciso
esclarecer que la
reencarnación, antes de
ser mera cuestión
doctrinaria para el
Espiritismo, se asienta
en la comprobación del
fenómeno reencarnatorio
por la investigación
científica, hoy de
amplio dominio público.
Dos son las tesis
mediante las cuales la
ciencia académica ha
procurado explicar las
existencias de
superdotados
El parapsicólogo hindú
Hamendra Banerjee
investigó más de 1.200
casos de personas que
tenían nítidos recuerdos
de lo que fueron en
vidas anteriores, o sea,
desde el lugar donde
habían vivido, nombres
de parientes, pasando
por sus propios nombres,
apellidos y hechos
ocurridos con ellas.
Esos datos fueron
debidamente probados por
Banerjee, demostrando la
reencarnación, aunque
haya admitido él que es
posible que alguien se
acordarse de otras vidas
a través
de una memoria extra
cerebral. Sin embargo,
para nosotros, espíritas,
esa memoria, que
sobrevive a la muerte
del cuerpo físico y
vuelve a existir en otro
ropaje carnal, se llama
Espíritu reencarnado.
En virtud del creciente
número de niños con
grado de inteligencia
superior a la media
común, se ha
desarrollado mucho la
investigación en torno a
los probables orígenes
de ese fenómeno. Sobre
el asunto, existen dos
tesis mediante las
cuales la ciencia
académica ha procurado
explicar la existencia
de súper dotados.
La primera de ellas es
la de la hereditariedad
genética, es decir,
padres superinteligentes
generarían hijos
superinteligentes. La
segunda tesis atribuye
el fenómeno al que
llaman hipoxemia
cerebral: niños
nacidos de partos
difíciles tendrían, en
el transcurso de eso,
las células cerebrales
estimuladas, y qué
resultaría un
coeficiente de
inteligencia superior.
Ambas tienen cuño
materialista y ninguna
va al fondo en la
cuestión. Ninguna tiene
el coraje de examinar el
problema a la luz de una
filosofía que considere
al hombre como algo
trascendente a la
materia.
Sólo la teoría
reencarnacionista puede
abrir a la Ciencia
caminos más seguros para
una investigación
eficiente acerca de ese
y de otros fenómenos de
la misma naturaleza. En
su milenaria sabiduría,
Sócrates afirmaba que
“aprender es recordar”.
Queremos resaltar del
texto de la materia
“Éxito y Fracaso” la
infeliz comparación
entre Mozart, y la niña
Maysa, de los programas
de Raul Gil y Silvio
Santos, pues se trata de
comparar genialidad
con inteligencia vivaz,
sensibilidad en alto
grado, con
espirituosidad para
diversión pública.
Eugénie Colombe,
entonces con dos años y
once meses, ya sabía
leer y escribir
perfectamente
Ahora constatamos que
Superinteressante
inventó una teoría y,
sin base científica,
para explicar la
genialidad de Mozart,
que a los tres años
tocaba piano, y a los
cuatro ejecutó una
sonata.
¡Pasménse los lectores!
Según la revista, él
habría entrenado mucho
para tener tal
habilidad. ¿Pero cuándo
entrenó él? Por la
teoría inventada por la
revista, o mejor, por la
Hipótesis del
Adiestramiento, debe
haber sido entre 1 y 3
años de edad, en un
total de 3.500 horas de
entrenamiento o de
adiestramiento, entre
biberones y chupetes.
Su facultad musical
se desarrolló tan
rápidamente que a los
once años compuso dos
pequeñas óperas. Además
de tocar a los tres años
de edad, ¿donde
entrenó la “inspiración”
y la “sensibilidad” para
componer él? ¿Y de donde
él cogió esa
predisposición, en la
tierna edad, para
dedicarse a estudios
musicales exhaustivos
y complejos? Realmente,
la teoría propuesta por
la Revista está más para
lo absurdo que para lo
científico.
El músico, de hecho,
tiene que ejercitarse
mucho para llegar a la
perfección. Hay que
practicar largas horas,
en una búsqueda
incesante por la mejor
forma de interpretación.
Pero, ¿que explica la
sensibilidad y el tino
para la música? ¿Cómo
explicar que dedos aun
en formación y
crecimiento alcancen,
con perfección, las
teclas del piano?
¿Dónde consiguió Jesús
tanta sabiduría para
responder con doce años
de edad a todas las
preguntas formuladas por
los Doctores de la Ley,
a punto de dejarlos
sorprendidos y perplejos
con la sapiencia del
niño, hijo de un
carpintero?
Ahora, sin la
reencarnación, no hay
como explicar la
precocidad musical de
Mozart y de tantos otros
niños relacionados por
el investigador Gabriel
Delanne, además de
sabios, pintores, poetas
y literatos.
Desde niño, Pascal
mostró el gusto por los
estudios, especialmente
por la geometría. A los
trece años, descubrió
las 32 primeras
proposiciones de
Euclides y publicó un
trabajo sobre las
secciones cónicas.
Como encajar en la nueva
teoría de
Superinteressante, o
mejor, en la “Hipótesis
del Adiestramiento”, el
hecho citado por Allan
Kardec, en el Periódico
de Estudios Psicológicos
(Revista Espírita), de
febrero de 1867,
de la precocidad de
Eugénie Colombe,
informado por los
periódicos de Toulon. La
niña, entonces con dos
años y once meses, ya
sabía leer y escribir
perfectamente; además de
eso, se encontraba en
condiciones de sostener
el más serio examen
sobre los principios de
la religión cristiana,
sobre la gramática
francesa, la geografía,
la historia de Francia y
las cuatro operaciones
de la aritmética.
Aquel a quien llamaban
el dios de la música,
Beethoven, ya se
distinguía a los diez
años por su notable
talento
Eugénie Colombe conocía
la rosa de los vientos y
sostenía perfectamente
una discusión científica
sobre todos esos
asuntos. Ella comenzó a
hablar muy distintamente
con cuatro meses de
edad. Presentada en los
salones del ayuntamiento
marítimo
de Toulon, Eugénie
Colombe, dotada de un
semblante encantador,
obtuvo un éxito
“admirable”. En cuanto a
la geografía, la niña
citó las cinco partes
del mundo, las capitales
de los países que
concluyen, varias
capitales de los
Departamentos de
Francia. También
respondió perfectamente
sobre las primeras
nociones de gramática
francesa y el sistema
métrico. La niña dio
todas esas respuestas
sin la menor duda,
divirtiéndose con
los juguetes que tenía
en la mano. Su madre
dijo, entonces, que ella
sabía leer desde los dos
años y medio y garantizó
ser la niña capaz de
responder de igual
manera a más de
quinientas preguntas.
En la historia de la
música, vamos a
encontrar una serie de
niños prodigios,
denominadas
superdotadas. Además de
Mozart, Gabriel Delanne,
en el libro La
Reencarnación, relaciona
una serie de ellas.
He ahí algunos casos
mencionados por el
mencionado escritor
francés:
Aquel a quien llamaban
el dios de la música,
Beethoven, ya se
distinguía a los diez
años por su notable
talento de ejecución. Y,
en otro género, la
precocidad del grande
violinista Paganini fue
tal que, a los nueve
años, ya lo aplaudían en
un concierto, en Génova.
A los seis años,
Meyerbeer poseía
bastante talento para
dar conciertos muy
apreciados. Liszt,
maravilloso virtuoso
desde la más tierna
infancia, escribió, a
los catorce años, una
ópera en un acto, “D.
Sancho” o el “Castillo
de Amor”.
Rubinstein, traído de
Rusia para París a los
once años, excitó la
admiración universal,
por la belleza de su
toque de piano.
Sarasate, a los once
años, mostraba ya las
cualidades de pureza de
sonido y de estilo, que
hicieron de él el mayor
violinista de su época.
Saint-Saëns, virtuoso
precoz, a los once años
daba su primer concierto
de piano, y tenía sólo
dieciséis cuando hizo
ejecutar su primera
sinfonía.
Gabriel Delanne dice
también que tuvo el
placer de ver, en un
Congreso de Psicología
el año de 1900, al joven
Pepito Ariola, que a los
tres años y medio de
edad tocaba e
improvisaba arias
variadas. El profesor
Charles Richet, nominado
el Padre de la
Metapsíquica publicó
sobre ese caso un
estudio, en el cual dijo
que Ariola tocó, delante
del rey y de la reina de
España, seis
composiciones de su
creación, sin conocer
las notas, ni saber leer
o escribir.
El Espíritu cambia de
ropaje a través de las
reencarnaciones
sucesivas, pero no
pierde
jamás el
conocimiento adquirido
Se observa, pues, que el
origen de las facultades
extraordinarias del
individuo, sin estudio
previo, es un atributo
del Espíritu que guarda
recuerdos del pasado.
Eso ocurre en razón del
progreso anterior
adquirido en los campos
de la pintura, de la
literatura, de la poesía
y en otros ramos del
arte y de la ciencia.
Pero, los conocimientos
para la aptitud y la
sensibilidad musical,
como en los casos de
Mozart y de los otros
genios anteriormente
citados, ¿de donde
vendrían? La respuesta
es simple, pelo que ya
comentamos. El Espíritu
intercambia de ropaje
física a través de las
reencarnaciones
sucesivas, pero su
individualidad inmortal
no pierde jamás el
conocimiento
intelecto-moral
adquirido al largo de
sus experiencias, en el
curso de su evolución
espiritual, hasta
conquistar la condición
de Espíritu puro, la
misma obtenida por el
Cristo.
Sobre el asunto, la
Doctrina Espírita, como
filosofía
espiritualista, prueba,
con evidencias,
irrecusables, que la
inteligencia es
independiente del
organismo, por ser un
atributo del Espíritu,
una vez que el alto
grado de la actividad
intelectual puede
mostrarse entre aquellos
cuya edad no alcanzó la
madurez física plena,
como en los varios
ejemplos que
mencionamos.
En la cuestión 203 del
Libro de los Espíritus,
los Benefactores
Espirituales, en
respuesta a Allan
Kardec, esclarecieron
que los padres no
transmiten a los hijos
parcelas de sus almas,
pues el alma es
indivisible. Sólo les
dan la vida animal, o
sea, los recursos
genéticos, al transmitir
a los hijos la
hereditariedad física,
como el color de los
ojos y de los cabellos,
la forma y la dimensión
de ciertas partes del
rostro o del cuerpo. Aún
en la misma cuestión,
los Benefactores dijeron
que un padre obtuso, es
decir, ignorante, puede
tener un hijo
inteligente y viceversa,
de que hay diversos
ejemplos en la historia
de los pueblos.
El rompecabezas que los
científicos tienen que
mostrar está incompleto.
Ellos jamás comprenderán
el papel del ADN
mientras no coloquen el
Espíritu y el
periespíritu en ese
contexto. Continuarán,
por lo tanto, buscando
en los efectos la
explicación para todo,
como se fuéramos sólo
una máquina orgánica.
Es, pues, de admirar que
una revista, como la
Superinteressante, que
es vista como una
publicación de efecto de
cuño científico,
publique un reportaje
repleta de “supuestos”,
un tanto irónico,
descartando sumariamente
la tesis de la
reencarnación, ya
ampliamente estudiada
por renombrados
científicos de diversas
universidades y centros
de investigación, como
el médico psiquiatra Jim
Tucker, que viene dando
continuidad a la
investigaciones sobre el
asunto realizadas por el
renombrado investigador
Ian Stevenson,
recientemente
desencarnado, autor del
libro Veinte Casos
Sugestivos de
Reencarnación.
Nota do Autor:
Vea,
clicando en este link -
http://www.youtube.com/watch?v=jeGkIzjxODY&NR=1
lo que el
médico psiquiatra e
investigador
norteamericano Jim
Tucker dijo sobre el
tema reencarnación a la
Red Globo de Televisión
en el programa
Fantástico exhibido el
día 8/8/2010.
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