El Evangelio según Juan
Cuarto
libro del Nuevo Testamento
Juan (Apóstol de Jesús)
(Parte 9)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. Felipe pidió a Jesús que
les mostrara al Padre: eso
para ellos bastaba. ¿Que
enseñanzas el Señor entonces
les dejó?
2. Después de la respuesta
dada a Felipe, Jesús hizo
una promesa. ¿En qué
terminos la hizo él?
3. Tras reiterar el nuevo
mandamiento que él les hubo
dejado, Jesús dijo a sus
discípulos que no más los
llamaría siervos. ¿Cómo pasó
el Señor entonces a
llamarlos?
4. Jesús se refirió tres
veces al Consolador
prometido, atribuyéndole en
la tercera vez una misión
especial. ¿Qué misión es
esa?
5. En la cuarta vez en que
se reportó al Consolador,
Jesús especificó varias de
sus características. ¿Qué
dijo él, entonces, acerca
del Espíritu de Verdad?
Texto para la lectura
33. El Señor promete la
venida de otro Consolador
- Tras prometer rogar al
Padre para enviar al mundo
otro Consolador, que quedara
eternamente con nosotros,
Jesús advirtió: “No os
dejaré huérfanos; porque yo
vivo, y vosotros viviréis.
Aquel día conoceréis que
estoy en mi Padre, y
vosotros en mí, y yo en
vosotros. Aquel que tiene
mis mandamientos y los
guarda, ese es el que me
ama; y aquel que me ama será
amado de mi Padre, y yo lo
amaré, y me manifestaré a
él”. Le dijo Judas (Tadeo,
no el Iscariotes): “¿Señor,
de dónde viene que te has de
manifestar a nosotros, y no
al mundo?” Jesús esclareció:
“Si alguien me ama, guardará
mi palabra, y mi Padre lo
amará, y vendremos para él,
y haremos en él morada.
Quién no me ama no guarda
mis palabras; ahora, la
palabra que oísteis no es
mía, sino del Padre que me
envió”. (Juan, 14:16 a
14:24.)
34. Compete al Consolador
enseñar todas las cosas y
recordar lo que Cristo dijo
- Refiriéndose por segunda
vez al Consolador que el
Padre enviaría en su nombre,
Jesús informó que ese nuevo
Consolador nos enseñaría
todas las cosas y nos haría
recordar todo cuanto él
había dicho. Y añadió: “Os
dejo la paz, mi paz os doy:
no os la doy como el mundo
la da. No se turbe vuestro
corazón, ni se atemorice.
Oísteis que yo os dije: Voy,
y vengo para vosotros. Si me
amarais, ciertamente
exultareis por haber dicho:
Voy para el Padre; porque el
Padre es mayor que yo. Yo
os lo digo ahora antes que
ocurra, para que, cuando
ocurriera, vosotros creáis.
Ya no hablaré mucho con
vosotros; porque se aproxima
el príncipe de este mundo, y
nada tiene en mí; pero es
para que el mundo sepa que
yo amo al Padre, y que hago
como el Padre me mandó.
Levantaos, vámonos de aquí”.
(Juan, 14:25 a 14:31.)
35. Jesús narra la
parábola de la vid - En
la secuencia, Jesús les
narró esta parábola: “Yo soy
la vid verdadera, y mi Padre
es el labrador. Toda la vara
en mí, que no da fruto, la
quita; y limpia toda aquella
que da fruto, para que dé
más fruto. Vosotros ya
estáis limpios, por la
palabra que os he hablado.
Estad en mí, y yo en
vosotros; como la vara de sí
misma no puede dar fruto, si
no estuviera en la vid, así
también vosotros, si no
estuvierais en mí. Yo soy la
vid, vosotros las varas;
quién está en mí, y yo en
él, ese da mucho fruto;
porque sin mí nada podéis
hacer. Si alguien no esta en
mí, será lanzado fuera, como
la vara, y se secará; y los
cogen y lanzan en el fuego,
y arden. Si vosotros estáis
en mí, y mis palabras están
en vosotros, pediréis todo
lo que queráis, y os será
hecho. En esto es
glorificado mi Padre, que
deis mucho fruto; y así
seréis mis discípulos”. El
Maestro, entonces, concluyó:
“Como el Padre me amó,
también yo os amé a
vosotros; permaneced en mi
amor. Si guardarais mis
mandamientos, permaneceréis
en mi amor; de igual manera
que yo he guardado los
mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor Os he
dicho esto, para que el mí
gozo permanezca en vosotros,
y vuestro gozo sea completo.
Mi mandamiento es este:
Que os améis unos a los
otros, así como yo os amé”.
(Juan, 15:1 a 15:12.)
36. El Consolador
testificará de mí, dijo el
Señor - Después de
explicarles que ellos no lo
habían escogido, sino él,
sí, los había escogido, para
que produjeran frutos y esos
frutos permanecieran, Jesús
aseveró: “Esto os mando: que
os améis unos a los otros.
Si el mundo os aborrece,
sabed que, primero que a
vosotros, me aborrecen a mí.
Si vosotros fuerais del
mundo, el mundo amaría lo
que era suyo, pero porque no
sois del mundo, antes yo os
escogí del mundo, por eso es
que el mundo os aborrece.
Acordaos de la palabra que
os dije: No es el siervo
mayor que el señor. Si a mí
me persiguieron, también os
perseguirán a vosotros; si
guardaron mi palabra,
también guardarán la
vuestra. Pero todo esto os
hará a causa de mi nombre,
porque no conocen aquel que
me envió. Si yo no hubiese
venido, ni les hubiera
hablado, no habrían pecado,
pero ahora no tienen
disculpa de su pecado. Aquel
que me aborrece, aborrece
también a mi Padre. Si yo
entre ellos no hiciera tales
obras, como ninguno otro ha
hecho, no habrían pecado;
pero ahora, las verán y me
aborrecerán a mí y a mi
Padre. Pero es para que se
cumpla la palabra que está
escritura en su ley: Me
aborrecerán sin causa”.
“Pero, cuando venga el
Consolador, que yo de parte
del Padre os he de enviar,
aquel Espíritu de verdad,
que procede del Padre, el
testificará de mí. Y
vosotros también
testificaréis, pues
estuvisteis conmigo desde el
principio. (Juan, 15:16 a
15:27.)
37. El Consolador
convencerá al mundo, afirmó
Jesús - El Maestro dejó
claro que les decía tales
cosas para que los apóstoles
no se escandalizasen, pues
serían ellos expulsados de
las sinagogas y si alguien
los matara juzgaría estar
haciendo un servicio a Dios,
porque no conocieron ni al
Padre, ni al Hijo. Convenía,
pues, que él fuera, porque,
si no fuera, el Consolador
no sería enviado hasta
nosotros. “Y, cuando él
venga – añadió Jesús –,
convencerá al mundo del
pecado, y de la justicia y
del juicio. Del pecado,
porque no creen en mí; de la
justicia, porque voy para mi
Padre, y no me veréis más; y
del juicio, porque ya el
príncipe de este mundo está
juzgado.” (Juan, 16:1 a
16:11.)
38. En el mundo tendréis
aflicciones, aseveró el
Maestro - Tras
especificar las varias
características del
Consolador prometido, Jesús
reiteró que, un poco más, y
ellos no lo verían más,
visto que iría para el
Padre. Como los discípulos
no entendieran exactamente
lo que él decía, porque les
hablaba de su muerte seguida
de la resurrección el tercer
día, Jesús afirmó que
primero ellos llorarían y
lamentarían, pero esa
tristeza se convertiría en
alegría, como se da con la
mujer que sufre los dolores
del parto y después no más
se acuerda de su aflicción
al contemplar al hijito que
nació. Dadas esas
explicaciones, Jesús enseñó:
“En verdad, en verdad os
digo que todo cuanto pidáis
a mi Padre, en mi nombre, él
os lo ha de dar. Hasta ahora
nada pedisteis en mi nombre;
pedid y recibiréis, para que
vuestro gozo se cumpla. Os
dije esto por parábolas;
llega, sin embargo, la hora
en que no hablaré más por
parábolas, sino abiertamente
os hablaré acerca del
Padre”. “Salí del Padre, y
vine al mundo; “He ahí que
ahora hablas abiertamente, y
no dices parábola alguna.
Ahora conocemos que sabes
todo, y no hay menester de
que alguien te interrogue.
Por eso creemos que saliste
de Dios”. Les respondió el
Maestro: “¿Creéis ahora?” Y
añadió: “He ahí que llega la
hora, y ya se aproxima, en
que vosotros seréis
dispersos cada uno para su
parte, y me dejaréis solo;
pero no estoy solo, porque
el Padre está conmigo. Os he
dicho esto, para que en mí
tengáis paz: en el mundo
tendréis aflicciones, pero
tened buen ánimo, yo vencí
al mundo”. (Juan, 16:16 a
16:33.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. Felipe pidió a Jesús que
les mostrara al Padre: eso
para ellos bastaba. ¿Qué
enseñanzas el Señor entonces
les dejó?
Le dijo Jesús: ¿Estoy hace
tanto tiempo con vosotros, y
no me habéis conocido,
Felipe? Quién me ve a mí ve
al Padre; y como dices tú:
¿Nos muestra al Padre? ¿No
crees tú que yo esté en el
Padre, y que el Padre esté
en mí? Las palabras que yo
os digo no las digo de mí
mismo, sino el Padre, que
está en mí, es quien hace
las obras. Creedme que estoy
en el Padre, y el Padre en
mí; creedme, al menos, a
causa de las mismas obras.
En verdad, en verdad os digo
que aquel que cree en mí
también hará las obras que
yo hago, y las hará mayores
que estas, porque yo voy
para mi Padre. Y todo cuánto
pidáis en mí nombre yo lo
haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.
(Juan, 14:8 a 14:14.)
2. Después de la respuesta
dada a Felipe, Jesús hizo
una promesa. ¿En qué
terminos la hizo él?
Si me amáis, guardad mis
mandamientos. Y yo rogaré al
Padre, y él os dará otro
Consolador, para que quede
con vosotros para siempre:
el Espíritu de Verdad, que
el mundo no puede recibir,
porque no lo ve ni lo
conoce; pero vosotros lo
conocéis, porque habita con
vosotros, y estará en
vosotros. Pero aquel
Consolador, que el Padre
enviará en mi nombre, ese os
enseñará todas las cosas, y
os hará recordar de todo
cuanto os he dicho.
(Juan, 14:15 a 14:17. Vea
también: 14:26.)
3. Tras reiterar el nuevo
mandamiento que él les hubo
dejado, Jesús dijo a sus
discípulos que no más los
llamaría siervos. ¿Cómo el
Señor pasó entonces a
llamarlos?
El nuevo mandamiento es
este: Que os améis unos a
los otros, así como yo os
amé. Enseguida, Jesús les
dijo: Ya no os llamaré
siervos, porque el siervo no
sabe lo que hace su señor;
más os he llamado amigos,
porque todo cuanto oí de mi
Padre os he hecho conocer.
(Juan, 14:12 a 15:15.)
4. Jesús se refirió tres
veces al Consolador
prometido, atribuyéndole en
la tercera vez una misión
especial. ¿Que misión es
esa?
Dijo él que, cuando viniera
el Consolador, que de parte
del Padre él nos enviaría,
el Espíritu de Verdad, que
procede del Padre,
testificaría acerca de él,
Jesús. (Juan, 15:26 y
15:27.)
5. En la cuarta vez en que
se reportó al Consolador,
Jesús especificó varias de
sus características. ¿Qué
dijo él, entonces, acerca
del Espíritu de Verdad?
Además de lo que fue
mencionado en la respuesta 2
arriba, Jesús dijo más que
el Consolador convencerá al
mundo del pecado, de la
justicia y del juicio; nos
guiará en toda la verdad,
porque no hablará de sí
mismo pero dirá todo lo que
hubiera oído; y nos
anunciará lo que ha de
venir. (Juan, 16:7 a
16:15.)