Desde niña
acompañaba a mi
madre en
diversas
reuniones de
“mesa blanca”,
en la década de
1970/80. El
objetivo era
buscar alivio
para las
intensas
jaquecas que me
alcanzaban. Fui
a diversos
centros
espíritas,
recibí muchos
pases, me hice
operaciones y
participé de
varias reuniones
de orientaciones
a los Espíritus.
Conviví con
muchas personas
espíritas en mi
infancia, de la
relación de mi
madre, que
siempre fue
católica. Mi
primer ejemplar
de El Evangelio
según el
Espiritismo
obtuve en 1977
de una amiga de
la familia. Pero
fue en 1987, con
mi prometido y
hoy esposo,
estimulados por
el libro Nuestro
Hogar, que
llegamos al
Centro Espírita
Nuestro Hogar -
Casas André Luiz,
donde de
inmediato
iniciamos el
curso de
doctrina
espírita y el
trabajo
voluntario con
los pacientes,
deficientes
mentales y
físicos, de la
Unidad de Larga
Permanencia. Nos
casamos en 1988. |
¿Cómo la
doctrina
codificada por
Kardec la
auxilia en sus
actividades
profesionales?
Por medio del
estudio de la
doctrina
espírita
conseguí
comprender y
entonces aceptar
mejor la
diversidad de
ideales y la
grande
competitividad
del mundo
corporativo.
Conseguí, con un
estudio paralelo
al tratamiento
espiritual,
“controlar” mi
ansiedad y
actuar con mis
valores y
objetivos que
siempre fueron
además de los
intereses
económicos.
Intento siempre
posibilitar a
las personas el
desarrollo
personal
asociado a la
práctica del
bien, sea en
cualquier
ambiente,
actuando con
ética,
transparencia y
reflejando ante
las decisiones:
¿Qué me gustaría
que me hiciesen
a mí en caso
estuviese en esa
situación?
Actuar volcado
al bien, al
desarrollo y a
los buenos
resultados
corporativos no
significa decir
sí a todo y a
todos, sino
actuemos con
buen sentido,
voluntad y
persistencia en
las diversas
situaciones.
En el contexto
actual del mundo
en que vivimos
una transición,
¿las empresas
también están
pasando por esa
fase de cambio
en sus valores y
objetivos? ¿Qué
cambió de
algunas décadas
o años para acá?
La sociedad se
transforma
acompañando el
proceso de
evolución del
hombre. En un
mundo en que los
hombres
comprenden que
su bienestar es
reflejo del
bienestar del
prójimo, él pasa
a actuar en la
búsqueda de
resultados
compartidos en
la vida personal
y
consecuentemente
en la vida
corporativa. El
hombre de
negocio
contemporáneo
sabe que su
empresa estará
bien posicionada
en el mercado
cuando los
consumidores
perciban que sus
acciones
corporativas
siguen una
relación de
voluntad X
voluntad,
resultados de
mano doble y
no sólo en el
propio logro.
Cada vez menos
espacio existe
para los
dirigentes de la
vieja guardia:
lucro alto a
corto plazo y
solamente para
sí. Los
dirigentes de
vanguardia
comprenden que
la longevidad de
sus negocios
depende del
lucro justo a
largo plazo. La
era de la
Sustentabilidad
y
Responsabilidad
Socio ambiental
es la nueva era
de los negocios,
no es una
tendencia
pasajera. Ir más
allá de sus
“obligaciones”
corporativas nos
lleva a la
sustentabilidad
en los negocios:
ser
económicamente
viable, siendo
ecológicamente
correcto y
socialmente
justo.
¿Usted cree que
las ideas
espíritas pueden
encontrar campo
fértil en el
ambiente
empresarial?
Entiendo que los
principios de la
sustentabilidad
y de la
responsabilidad
social
contemplan los
principios del
Espiritismo y la
observancia de
las leyes de
Dios. Vemos ahí
la Doctrina de
los Espíritus en
los procesos
administrativos
y mercado
lógicos. Es el
camino de la
evolución del
mundo
corporativo,
después de los
hombres. La
evolución es una
ley natural y el
Espiritismo nos
esclarece sobre
eso. El
Espiritismo
forma parte del
mundo, después
de las empresas.
¿Y la vieja
cuestión de la
competición que
existe en el
mundo
corporativo?
¿Será posible
tener una
especie de
competición
saludable?
La
competitividad
forma parte del
espíritu, del
proceso de
evolución. La
competitividad
estimula y
promueve el
desarrollo, las
nuevas
conquistas; es
importante para
el crecimiento
de la sociedad.
La competición
es saludable si
es considerada
como un proceso,
una escalada
para la
conquista de un
bien mayor para
todos. En la
fase evolutiva
en que nos
encontramos, la
competición
forma parte y
puede ser
saludable si es
bien comprendida
y bien aplicada,
es decir, hacer
mejor para el
bien de todos y
no por la
vanidad y
egoísmo.
¿Cómo hace usted
para organizarse
en cuanto a los
papeles a
desempeñar, ya
que son tantos –
conferenciante,
madre, esposa,
trabajadora
espírita etc.?
Nací mujer y soy
feliz por eso.
El mundo
corporativo me
fascina, pero
llevado a mí
base, la
familia. Ella es
nuestro puerto
seguro, donde
nos fortalecemos
para enfrentar
los desafíos de
la vida. Sigo
entendiendo que
abdicar
significa
conquistar,
hacer bien el
bien, con
paciencia y
persistencia.
Buen sentido, fe
y mucha
voluntad, ¡este
es mi camino!
Sus palabras
finales...
¡Todas nuestras
conquistas
forman parte del
proceso de
aprendizaje para
nuestro
Espíritu! ¡Que
seamos capaces
de muchas
conquistas,
grandes y
abundantes, para
que nuestro
camino siga el
proceso natural
del crecimiento
propio y de
nuestro prójimo!
¡Finalmente, la
magia de existir
es tener siempre
nuevos motivos
para celebrar!
¡Es poder
transformar cada
instante en un
gran momento!
¡Es hacer de
cada día una
oportunidad para
soñar, amar,
cautivar! ¡LA FE
RAZONADA y la
práctica del
AMOR nos ofrecen
las conquistas
en dirección al
PADRE! ¡Óptimas
oportunidades de
celebración a
todos!
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