Los efectos del
ecléctico y de
la heterodoxia
en el movimiento
espírita francés
El
sincretismo, la
miscelánea del
Espiritismo con
otras corrientes
espiritualistas,
desfigurando por
completo la
práctica
espírita, he ahí
la causa de la
desaparición del
Espiritismo en
Francia
Como bien
sabemos, el
Espiritismo
surgió en
Francia en 1857,
con la
publicación del
Libro de los
Espíritus por el
profesor
Hippolyte León
Denizard Rivail,
que utilizó el
pseudónimo Allan
Kardec para que
quedara bien
marcada la
distinción de
aquel su trabajo
con otros
oriundos de su
profesión como
respetado
pedagogo,
discípulo de
Pestalozzi.
Con el éxito
alcanzado por la
primera obra de
la Codificación
Espírita, base
de todo el
edificio
doctrinario,
Allan Kardec
decidió fundar
en París, el 1º
de abril de
1858, la
Sociedad
Parisiense de
Estudios
Espíritas, cuya
existencia
justificó de la
siguiente
manera:
"La extensión
por así decir
universal que
toman
diariamente las
creencias
espíritas hacían
desear vivamente
la creación de
un centro
regular de
observaciones.
Esta laguna
acaba de ser
llenada. La
Sociedad cuya
formación
tenemos el
placer de
anunciar,
compuesta
exclusivamente
de personas
serias, redimen
de prevenciones
y animadas del
sincero deseo de
esclarecimiento,
contó, desde el
inicio, entre
sus asociados,
con hombres
eminentes por su
saber y por su
posición social.
Estamos
convencidos de
que ella está
llamada a
prestar
incontestables
servicios a la
constatación de
la verdad. Su
ley orgánica le
asegura una
homogeneidad sin
la cual no habrá
vitalidad
posible; está
basada en la
experiencia de
los hombres y de
las cosas y en
el conocimiento
de las
condiciones
necesarias a las
observaciones
que son el
objeto de sus
investigaciones.
Viniendo a
París, los
extraños que se
interesan por la
doctrina
espírita tendrán
un centro al
cual poder
dirigirse y
comunicar sus
propias
observaciones”.
De acuerdo con
el informe de
abril de 1862,
publicado en la
Revista
Espírita, la
Sociedad
experimentó
considerable
crecimiento en
sus primeros
años de
funcionamiento,
con 87 socios
efectivos
pagadores,
contando entre
los miembros:
científicos,
literatos,
artistas,
médicos,
ingenieros,
abogados,
magistrados,
miembros de la
nobleza,
oficiales del
ejército y de la
marina,
operarios
civiles,
empresarios,
profesores y
artesanos. El
número de
visitantes
llegaba a casi
1.500 personas
por año,
considerable
para la época.
El Codificador
era riguroso en
el cumplimiento
de las
disposiciones
estatales y en
la cuestión de
la disciplina
Kardec, que
desempeñaba el
cargo de
presidente desde
la creación de
la entidad,
fatigado con el
exceso de
trabajo y
cansado con las
querellas
administrativas,
por varias
veces,
exteriorizó el
deseo de
renunciar.
Instado, sin
embargo, por los
Espíritus
coordinadores
del trabajo,
continuó en el
ejercicio de la
presidencia
hasta la fecha
de su
desencarnación.
Conforme se
puede claramente
notar en
escritos,
documentos y
testimonios de
la época, el
Codificador era
riguroso en el
cumplimiento de
las
disposiciones
estatutarias y
en la disciplina
en la conducción
de las
actividades ahí
realizadas.
Exigía de todos
los
participantes
extrema seriedad
y eso contribuyó
para dar mucha
credibilidad a
la institución y
a sus
pronunciamientos
acerca de los
asuntos
tratados. Era
extremadamente
prudente y
austero en los
pareceres
registrados y
nunca permitió
que la Sociedad
se hiciera arena
de controversias
y debates
estériles,
generalmente
fomentados por
individuos
interesados en
desviar el
Espiritismo de
los rumbos
establecidos en
las obra de la
Codificación.
Con la
desencarnación
de Allan Kardec
en 1869, víctima
de un aneurisma,
uno de sus
colaboradores
más directos,
Pierre Gaëtan
Leymarie, pasó a
ejercer las
funciones de
redactor-jefe y
director de la
Revue Spirite
(1870 a 1901) y
gerente de la
Librairie
Spirite (1870 a
1897). Sin
embargo, sin las
mismas
credenciales del
Codificador y
por su excesivo
espíritu de
tolerancia, no
fue capaz de
obstruir la
acción de
pseudos adeptos
que desvirtuaron
la finalidad de
la Revista,
abriendo sus
páginas a la
propaganda de
filosofías
espiritualistas,
inclusive a la
ideas de
Roustaing, que
divergen del
Espiritismo.
Hubo, a la vez,
el
desvirtuamiento
de las
finalidades de
la Revista
Espírita, en que
fue ofrecido
"terreno libre a
luchadores de
todas las
corrientes con
la condición de
que defendieran
causas
espiritualistas
o de orden
esencialmente
humanitaria y
moral,
exponiéndose así
a las críticas
acérrimas de
unos, a las
acusaciones o
descontento de
otros...",
conforme cuenta
en la obra
Proceso de los
Espíritas (ed.
FEB, 1977, págs.
22/23 de la 2ª
edición).
En Brasil, en la
actualidad, lo
que podemos
claramente
verificar es que
la historia se
repite
En esos
"luchadores de
todas las
corrientes" se
incluían adeptos
del
Orientalismo,
como
teosofistas,
budistas,
ocultistas,
esotéricos,
etc., como
consta en la
obra Allan
Kardec (FEB,
vol.
III), de Zêus
Wantuil y
Francisco
Thiesen.
Esta es, por lo
tanto, la causa
de la
desaparición del
Espiritismo en
Francia. El
sincretismo, la
miscelánea del
Espiritismo con
otras corrientes
espiritualistas,
desfigurando por
completo la
práctica
espírita, que
hasta hoy es
confundida, en
Francia y en
prácticamente
toda Europa, con
toda suerte de
supersticiones,
como la
astrología,
quiromancia,
feticheros,
brujería, etc.
En Brasil, en la
actualidad, lo
que podemos
claramente
verificar es que
la historia se
repite, siendo
que la táctica
de los enemigos
velados del
Espiritismo
continúa la
misma: la de
proponer y
forzar a la
soterrada
entrada de
cuestionables
prácticas e
ideas en el seno
del movimiento
espírita
brasileño.
Por un lado,
tuvimos la
adopción de las
obras de
Roustaing por la
Federación
Espírita
Brasileña,
teniendo sus
miembros
apellidado tales
como con los
títulos "Curso
Superior de
Espiritismo",
"Cuarta
Revelación" y
"Revelación de
la Revelación".
Gracias a eso,
hasta hoy
sentimos el
reflejo de esa
política
febeana, en la
medida en que en
el movimiento se
instauró una
mentalidad
ridícula,
subsirviente e
iglecista,
erróneamente
confundida con
una postura
caritativa y
tolerante,
debido a toda
una serie de
obras,
mediúmnicas o no
que, aunque no
mencionen a
Roustaing o sus
obras,
conseguirán
entrar,
subrepticiamente,
el ideario
neodocetista en
el seno del
Movimiento
Espírita
brasileño.
Por otro lado, y
adoptando ideas
diferentes de
las del
rustenismo, los
simpatizantes
del orientalismo
insisten, con
base
principalmente
en los dictados
del Espíritu
Ramatis al
médium
espiritualista
Hercílio Maes,
en dar al
Espiritismo una
faceta mística
pisada en las
religiones
orientalistas
del pasado y en
la Teosofía,
juzgadas capaces
de enriquecer el
Espiritismo.
Para tanto, no
se privan en
llamar a Kardec
– y,
consecuentemente,
las obras de la
Codificación
Espírita – de
desfasados, y la
Doctrina
necesitada de
remiendos,
considerando
como
principal
artífice de esa
"misión" al
propio Espíritu
Ramatis y sus
confusos
dictados, bajo
la fachada de
"universalismo",
término
generalmente
utilizado para
encubrir ideas
sincretistas y
prácticas
fetichistas.
Kardec afirmó
que los peores
enemigos del
Espiritismo
estarían entre
sus seguidores
La lista de
"innovaciones"
propugnada por
esos reductos
seitistas es
extensa:
adopción de la
astrología, de
la apometria, de
rituales, de
terminologías
extrañas al
Espiritismo,
creencia en
profecías de
destrucción del
planeta,
creencia en
extra e
intraterrenos
con misión de
salvar al
planeta, y toda
suerte de
divagaciones
místicas sin la
más pequeña base
lógica u
objetiva,
generalmente
induciendo a una
alienación
místico-religiosa
que en nada
queda a deber a
la religiones
dogmáticas
tradicionales,
sólo que con una
faceta
diferente, de
cuño
esencialmente
esotérico.
Así pues,
mientras
encaremos todo
eso de brazos
cruzados,
víctimas por la
falsa idea de
que estaremos
siendo
intolerantes y
anti fraternos
al no
esclarecernos y
compactarnos con
ese intento de
desvirtuar la
comprensión y de
la práctica
espírita, dentro
y fuera de los
centros
espíritas y
federaciones,
todo quedará
como está, con
tendencia a
empeorar, tal
cual ocurrió con
el propio
Cristianismo,
hoy una
auténtica colcha
de retales
debido a los
mismos factores
que amenazan al
Espiritismo.
La articulista
Vanda Simões,
atenta a esa
realidad,
escribió cierta
fecha un
interesante
artículo
titulado
"Nuestros
Espíritas
Imperfectos" que
nosotros aquí
transcribimos y
utilizamos para
concluir
nuestras
consideraciones:
"Allan Kardec
afirmó cierta
vez que los
peores enemigos
del Espiritismo
estarían entre
sus seguidores.
Puede parecer
declaración
demasiado dura y
radical, pero
vino de él mismo
y él sabía de lo
que estaba
hablando. Hoy,
en este mundo de
tanta confusión,
el Movimiento
Espírita se ve
envuelto en un
enmarañado de
necedades que
dejan a los
espíritas serios
preocupados con
el destino de la
doctrina en el
mundo. Cuesta
creer que una
filosofía tan
racional y
corajosa pueda
haber generado
personas con
visión tan
estrecha y
enyesada de la
vida.
De dos una: o la
Doctrina
Espírita es
defectuosa o los
espíritas no
comprendieron su
alcance moral.
Sabiéndose de la
falsedad de la
primera
hipótesis, nos
resta curvar a
la realidad de
la segunda.
Es tiempo de
cambios. El
milenio termina
y se inicia una
nueva fase para
el planeta
La prueba de eso
está en la forma
como la Doctrina
es practicada en
los centros
espíritas del
país entero, con
réplicas
perfectas en el
exterior
(principalmente
en Portugal y en
Estados Unidos),
‘formando’
adeptos que de
espíritas sólo
tienen el
nombre. Son los
espíritas
imperfectos, de
que está lleno
el movimiento,
como por
ejemplo, los que
vienen a hacer
publico afirmar
que Kardec está
desfasado y que
necesita ser
reinterpretado,
cuando aún ni se
conoce a fondo
el diez por
ciento de su
pensamiento. Se
consideran
doctos en
Espiritismo por
haber leído las
obras básicas, y
toda la
literatura
accesoria,
psicografiada o
no.
Y leer es una
cosa. Estudiar,
entender y
comprender es
otra bien
diferente.”
(...)
“Los espíritas
‘modernos’
parecen
desconocer tal
cosa. Y, se
conocen, no dan
la más pequeña
importancia,
pues defienden
ideas esdrújulas
y contrarias a
los fundamentos
kardecista,
basados en
escritos
dictados por
Espíritus
engañadores y
pseudo sabios.
Esas ideas se
infiltran con
facilidad en
nuestro medio,
porque
encuentran el
terreno fértil
de la ingenuidad
y de la falta
del estudio que
hace que todo se
acepte sin
examen, sin
criterio. Es
tiempo de
cambios. El
milenio termina
y se inicia una
nueva fase para
el planeta. Los
centros
espíritas
necesitan
prepararse para
amparar al
hombre dentro de
una filosofía de
vida mejor, más
justa y más
plena de
comprensión de
las cosas
divinas.
“Para eso,
necesita de
espíritas
serios, que
comprendan el
verdadero
sentido del
Espiritismo, que
puedan traer
para dentro de
las casas
espíritas una
nueva orden de
prácticas y
metas, formando
verdaderamente
hombres de bien.
Que puedan
retirar de los
centros todo lo
que no sirve
para la
edificación del
ser. Finalmente,
mostrar a los
fariseos
modernos la
verdadera faz de
la Doctrina
Espírita como
agente
modificador de
la humanidad y
no como
instrumento de
falsas glorias,
de mera
promoción
personal y
fábrica de
fantasías."
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