El día estaba claro y
soleado.
El barrio era tranquilo,
casi sin movimiento, y
los niños acostumbraban
a jugar con los vecinos
en la calle.
Ese día, Toninho, de
seis años, invitó a sus
amiguitos para jugar al
balón en la calle.
Estaban así entretenidos
con el juego, cuando el
tiempo comenzó a cerrar.
Pesadas nubes fueron
surgiendo en el
horizonte, avanzando
siempre, hasta que el
Sol desapareció por
completo. Todo quedó
oscuro. ¡Parecía de
noche!
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No tardó mucho, y
gruesas gotas de lluvia
comenzaron a caer. Los
rayos rascaban el cielo,
seguidos por truenos
ensordecedores. Los
chicos se abrigaron en
la baranda de la casa de
Toninho, esperando que
la lluvia parara para
poder volver al juego.
Mientras eso, ellos
hablaban intercambiando
ideas sobre la escuela,
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cuando
comenzaron a
discutir. Era
común que eso
pasara, porque
Toninho,
orgulloso, le
gustaba
sobresalir a los
demás, creyendo
que era el más
experto, el más
inteligente y el
más capaz.
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Media hora después, el
aguacero había cesado y
los niños se preparaban
para volver al juego,
aún con la calle mojada,
cuando comenzaron a oír
un ruido diferente, como
si piedras estuvieran
cayendo sobre el tejado.
Inmediatamente
percibieron la razón.
Realmente. Eran piedras
de hielo que golpeaban
en el tejado y caían en
el suelo. Los chicos
nunca habían visto una
lluvia de granizo y
quedaron sorprendidos.
Entonces, olvidaron el
desencuentro de hacia
poco, encantados con la
novedad.
Cuando paró de llover
piedras, ellos corrieron
para el medio de la
calle cogiéndolas en las
manos y notando que eran
de hielo. Las colocaron
en la boca y vieron que
era hielo mismo. Y
comenzaron a juguetear,
haciendo guerra con las
piedras, tirándolas unos
a los otros, y
decidieron ver quien
conseguía juntar y
“comer” más piedras de
hielo.
E iban contando: ¡Uno!
¡Dos! ¡Tres!...
Toninho, siempre
juzgándose el más sabio
del grupo, decidió obrar
diferente. Él cogía las
piedras y las guardaba
en el bolsillo.
El Sol hubo vuelto a
brillar y el día quedó
lindo de nuevo. Más
bonito aún porque ahora
todo estaba limpio y
brillante: el aire, las
plantas, las calles,
todo.
Cuando los chicos vieron
con tristeza que las
piedras se derretían en
la calle, Toninho hinchó
el pecho y decidió
mostrar a los otros que
él era el más experto:
— ¿Entonces visteis como
vosotros sois tontos?
¡Sólo yo guardé las
piedras!...
Entonces, metiendo las
manos en los bolsillos
de los pantalones, buscó
agarrar las piedras que
había guardado con tanto
cuidado para mostrar a
los amigos, pero nada
encontró.
Sorprendido y
decepcionado, pues había
guardado muy bien las
piedras, Toninho
percibió que sus manos
sólo cogieron agua.
Retiró las manos mojadas
de los bolsillos e,
inclinando la cabeza,
miró para sí mismo y vio
que sus pantalones
estaban igualmente
mojados. Los demás no
contuvieron la risa,
satisfechos por ver a
Toninho humillado, luego
él que siempre quería
ser más que los otros.
El niño permaneció con
la cabeza baja, molesto.
Sin embargo, su mejor
amigo, Felipe, lleno de
pena al verlo en aquella
situación, se aproximó y
dijo:
— No estés triste,
Toninho. Todos nosotros
ya erramos también.
¡Todo el mundo se
equivoca! Cada día la
gente aprende un poco
más. Aprendí, con mi
madre, que Jesús enseñó
siempre que hagamos a
los otros lo que
queremos que los otros
nos hagan. Así no hay
error.
Toninho miró al amigo
que se había mostrado
tan generoso con él, y
pensó que si el hecho
hubiera ocurrido con
cualquiera de los otros,
él no habría perdido
ocasión de
ridiculizarlo. Entonces
le dio un abrazo.
— Tienes toda la razón.
Gracias, Felipe.
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Después, Toninho pensó
un poco y, mirando a
cada uno de los amigos,
dijo: |
— Sólo ahora yo me di
cuenta como he sido
engreído con vosotros.
Pido disculpas por todas
las veces que os
molesté. ¿Podéis
perdonarme?
Los demás cambiaron una
mirada de entendimiento,
después corrieron a
abrazarlo.
— Nosotros somos amigos,
¿no es?
Toninho estuvo de
acuerdo con una sonrisa
aliviado y, cogiendo la
pelota, invitó:
— Es verdad. Entonces,
¿vamos a continuar el
juego?
Meimei
(Texto baseado em fato
da vida real, recebido
por Célia X. de Camargo
em 21/3/2011.)
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