Chico y Kardec,
dos gigantes,
pero distintos
A los lúcidos
argumentos y
informaciones
que el cofrade
Américo Domingos
Nunes Filho
presenta en el
Especial de esta
semana acerca de
la verdadera
identidad de
Chico Xavier, no
podemos dejar de
adicionar los
hechos y
comentarios que
Eduardo Carvalho
Monteiro nos
ofreció en su
libro Chico
Xavier e Isabel,
la Reina Santa
de Portugal,
obra publicada
por la editora
Madras.
El libro trae un
resumen
biográfico de
Chico Xavier y
de la reina
Isabel de
Aragón,
considerada la
Reina Santa de
Portugal. Chico
registró la
presencia de
ella en los
primeros
momentos de su
tarea mediunica,
ocasión en que
traía consigo
fuerte
influencia de su
formación
católica. Isabel
de Aragón lo
incentivó a la
practica de la
caridad y le
dijo que en el
futuro él podría
ayudar innumeras
instituciones
con los recursos
de las
publicaciones
literarias,
hecho que
realmente se dio
con la donación
de los derechos
de autorías de
todas sus obras
mediunicas.
El propio médium
ya había
relatado,
anteriormente,
como inició sus
lides en el
campo
asistencial,
como podemos
leer en el libro
Chico Xavier
– Mandato de
Amor,
publicado por la
Unión Espirita
Mineira.
He aquí como
Chico Xavier se
refirió a su
primer encuentro
con la reina
Isabel de
Aragón, ocurrido
en 1927:
“Todo seguía en
orden, cuando en
la noche de 10
de Julio
referido, dos
días después de
haber recibido
el primer
mensaje, cuando
yo hacía las
oraciones de la
noche, vi mi
habitación pobre
alumbrarse, de
repente. Las
paredes
reflejaban la
luz de un
plateado lila.
Yo estaba de
rodillas, de
acuerdo con mis
hábitos
católicos, y
descerré los
ojos, intentando
ver lo que se
pasaba. Vi,
entonces, cerca
de mi una señora
de admirable
presencia, que
irradiaba la luz
que se difundía
por la
habitación.
Intenté
levantarme para
demostrarle
respeto y
cortesía, pero
no conseguí
permanecer de
pie y doblé,
involuntariamente,
las rodillas
delante de
ella.
La dama
iluminada miró
la imagen de
Nuestra Señora
del Pilar que yo
mantenía en mi
habitación y, en
seguida, habló
en castellano
que yo
comprendí, como
sabiendo que yo
ignoraba el
idioma, en que
ella fácilmente
se expresaba:
- Francisco – me
dijo
pausadamente –
en nombre de
Nuestro Señor
Jesús Cristo,
vengo solicitar
su auxilio a
favor de los
pobres, nuestros
hermanos.
La emoción me
poseía el alma
toda, pero pude
preguntarle, a
pesar de las
lágrimas que me
cubrían el
rostro:
- Señora, ¿Quién
sois vosotros?
Ella contestó:
- Tú no te
acuerdas ahora
de mí, todavía
yo soy Isabel de
Aragón.
Yo no conocía
señora alguna
que tuviese este
nombre y extrañé
lo que ella
decía, entre
tanto una
fuerza interior
me contenía y
callé sin hacer
cualquier
comentario,
acerca de mi
ignorancia. Pero
el diálogo
estaba iniciado
e indagué:
- Señora, soy
pobre y nada
tengo para dar.
¿Qué auxilio
podré prestar a
los más pobres
de que yo
mismo?
Ella dijo:
- Tú me
auxiliaras a
repartir los
panes con los
necesitados.
Clamé con
pesar:
- Señora, casi
siempre no tengo
pan para mí.
¿Cómo podré
repartir panes
con otros?...
La dama sonrió y
me esclareció:
- Llegará el
tiempo en que tú
dispondrás de
recursos. Tú vas
a escribir para
nuestras gentes
peninsulares y,
trabajando por
Jesús, no podrás
recibir ventaja
material alguna
por las páginas
que tú
producirás, pero
vamos a
providenciar
para que los
Mensajeros del
Bien te traigan
recursos para
iniciar la
tarea. Confiemos
en la Bondad del
Señor.”
*
El relato arriba
es bien
significativo
por elucidar un
aspecto
importantísimo
de la obra de
Chico Xavier,
que fue su
reconocida
dedicación a los
más pobres. Pero
acentúa también
una vinculación
anterior con la
Reina de
Portugal y una
fuerte unión del
médium con la
doctrina y los
hábitos
católicos.
Es por eso que,
corroborando las
palabras de
Americo Domingos
Nunes Filho,
también
entendemos que
el hecho del
Espíritu de
Chico Xavier no
ser aquello que
animó Kardec no
lo deprecia de
manera alguna,
una vez que, a
pesar de todas
las dificultades
que enfrentó,
fue un
misionario
victorioso y de
importancia
fundamental a la
expansión del
conocimiento
espirita en
Brasil y también
en el exterior.
Chico y Kardec
fueron y
ciertamente son
dos gigantes,
nadie lo ignora,
pero
individualidades
distintas e
inigualables.
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