Continuamos con el
Estudio Metódico del
Pentateuco Kardeciano,
que focalizará las cinco
principales obras de la
Doctrina Espírita, en el
orden en que fueron
inicialmente publicadas
por Allan Kardec, el
Codificador del
Espiritismo.
Las
respuestas a las
preguntas presentadas,
fundamentadas en la 76ª
edición publicada por la
FEB, basadas en la
traducción de Guillon
Ribeiro, se encuentran
al final del texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Cuál
es la causa de la muerte
en los seres orgánicos?
B. ¿Cómo
podemos definir a los
Espíritus?
C.
¿Tienen los Espíritus
una forma determinada?
D. ¿Cuál
es el más importante en
el orden de las cosas:
el mundo de los
Espíritus o el mundo
corporal?
Texto para la lectura
56. La
causa de la muerte en
los seres orgánicos es
el agotamiento de los
órganos. Se puede
comparar la muerte con
el cese del movimiento
de una máquina
descompuesta: si el
cuerpo estuviera
enfermo, la vida se
desvanecería. (L.E., 68
y 68-A)
57. El
fluido vital da a todas
las partes del organismo
una actividad que les
permite comunicarse
entre sí, como en el
caso de ciertas
lesiones, y restablecer
funciones
momentáneamente
suspendidas. Pero, si
los elementos esenciales
del funcionamiento de
los órganos son
destruidos, o
profundamente alterados,
el fluido vital no puede
transmitirles el
movimiento de la vida, y
el ser muere. (L.E., 70)
58. La
cantidad de fluido vital
no es la misma en todos
los seres orgánicos. Esa
cantidad se agota y
puede llegar a ser
insuficiente para
mantener la vida, si no
fuera renovada por la
absorción y asimilación
de las sustancias que lo
contienen. (L.E., 70)
59. El
fluido vital se
transmite de un
individuo a otro. Aquél
que lo tiene en mayor
cantidad puede darlo a
quien tiene menos y, en
ciertos casos, reanimar
una vida pronta a
extinguirse. (L.E., 70)
60. La
inteligencia no es un
atributo del principio
vital, puesto que las
plantas viven y no
piensan. Su fuente es la
inteligencia universal.
(L.E., 71 y 72)
61. El
instinto es una especie
de inteligencia. Es una
inteligencia no
racional, y es por él
que todos los seres
proveen a sus
necesidades. (L.E., 73)
62. El
instinto existe siempre
en los individuos,
independiente del
progreso intelectual,
pero el hombre lo
descuida. El instinto
puede conducir al hombre
al bien, porque nunca se
equivoca. (L.E., 75)
63. La
razón, al contrario del
instinto, no es siempre
una guía infalible
porque a veces se
encuentra falseada por
la mala educación, por
el orgullo y el egoísmo.
El instinto no razona;
la razón permite al
hombre escoger, dándole
el libre albedrío.
(L.E., 75-A)
64. Los
Espíritus, seres
inteligentes de la
creación, son
individualizaciones del
principio inteligente
así como los cuerpos son
individualizaciones del
principio material. Se
desconoce, tan solo, la
época y la manera de esa
formación. (L.E., 79)
65. La
creación de los
Espíritus es permanente,
lo que quiere decir que
Dios jamás cesó de
crear. (L.E., 80)
66. La
existencia de los
Espíritus no tiene fin.
(L.E.,
83)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Cuál
es la causa de la muerte
en los seres orgánicos?
El
agotamiento de los
órganos. La muerte se
puede comparar al cese
del movimiento de una
máquina descompuesta,
porque si la máquina
está mal instalada, cesa
el movimiento; si el
cuerpo está enfermo, la
vida se extingue.
(El Libro de los
Espíritus, pregunta 68.)
B. ¿Cómo
podemos definir a los
Espíritus?
Los
Espíritus son los seres
inteligentes de la
Creación, los cuales
pueblan el Universo
fuera del mundo
material.
(Obra
citada, preguntas 76 al
79.)
C.
¿Tienen los Espíritus
una forma determinada?
Para
nosotros, los
encarnados, no. Para
ellos, los
desencarnados, sí. El
Espíritu es para
nosotros como una llama,
un destello, o una
chispa etérea, cuya
coloración va de lo
oscuro y opaco a un
color brillante, como el
del rubí, según sea el
Espíritu más o menos
puro.
(Obra
citada, preguntas 88 al
91.)
D. ¿Cuál
es el más importante en
el orden de las cosas:
el mundo de los
Espíritus o el mundo
corporal?
El Mundo
Espírita, que preexiste
y sobrevive a todo, es
el principal. En rigor,
el mundo corporal podría
hasta dejar de existir,
o nunca haber existido,
sin alterar con ello la
esencia del Mundo
Espírita. Sin embargo,
aún siendo
independientes, la
correlación entre ambos
es constante, puesto que
incesantemente
reaccionan el uno sobre
el otro.
(Obra
citada, preguntas 85 y
86.)
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