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Año 5 224 – 28 de Agosto de 2011 

ORSON PETER CARRARA                                   Traducción:
orsonpeter@yahoo.com.br                                
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
Matão, SP (Brasil)

Médiums
La existencia de la mediumnidad tiene
una noble finalidad; he ahí porqué
nos compete el deber de educarla
y dirigirla para el bien


Vivimos el expresivo año de los 150 años de El Libro de los Médiums, la incomparable obra que es considerada el mayor tratado sobre la mediumnidad ya publicado en el planeta. La mediumnidad, como se sabe, es facultad humana. No es invención del Espiritismo, ni tampoco de su
uso exclusivo, como igualmente no es privilegio de nadie, de cualquier grupo, religión, raza, sexo o condición social, una vez que, siendo de origen orgánico, se presenta en todas las clases sociales, independiente de la cultura, creencia, nacionalidad y aún en diferentes edades y, claro, en variados estadios de percepción.

Esa variación en los estadios de percepción y actuación de los médiums es característica propia en la citada facultad, propiciando resultados diferentes en razón de los bagajes, experiencias vividas, moralidad, ambiente donde actúan y, claro, conocimiento sobre el asunto.

Es ahí que surge, pues, El Libro de los Médiums, obra magistral de Allan Kardec, cuyo texto integral y contenido de los capítulos guían en el sentido del buen uso de la facultad para atender a su finalidad.

Es natural, por lo tanto, el júbilo en esos 150 años de la obra y la importancia del estímulo para su estudio y divulgación. Los capítulos, cuestiones, temas, reflexiones y la orientación clara ofrecida por la obra no pueden ser desconsiderados delante del estudio que el tema requiere, por sí sólo inagotable.

Sería el caso de preguntar: ¿qué pensamos sobre los médiums? ¿Encaramos sus portadores como adivinos, reveladores, personas a quién podemos recurrir a cualquier hora para hacer preguntas, resolver problemas de lo cotidiano? ¿Serían ellos aquellos que tienen respuestas?

¿Serían, aún mejor, los solucionadores de nuestras angustias?

¡No, nada de eso!

La facultad mediúmnica es variable y depende naturalmente del estadio en que se sitúa el médium

Los médiums son hombres y mujeres comunes que, debido a una facultad orgánica y mental, son instrumentos de comunicación con el Mundo Espiritual, morada de los seres extracorpóreos o Mundo de los Espíritus. Esa facultad es conocida por el nombre de mediumnidad. Ella sólo existe cuando hay la permuta de experiencias o uso del intercambio entre los Espíritus y los llamados médiums. Puede ser accionada por los Espíritus o por iniciativa de los médiums que los buscan.

Como ya se sabe, los Espíritus son igualmente hombres y mujeres habitantes de la Patria Espiritual, mundo normal primitivo (en el sentido de origen) de donde vinimos y para donde volveremos en un proceso continuo de perfeccionamiento intelecto-moral, a través de las existencias sucesivas, hasta alcanzar un estadio que nos dispensará la necesidad de las encarnaciones en cuerpos físicos.

Esa facultad, sin embargo, es tan inmensamente variable – a depender naturalmente del estadio intelecto-moral en que se sitúa el médium – que inevitablemente producirá una inmensa variedad de fenómenos que conocemos con el nombre de fenómenos mediúmnicos.

Algunos la traen espontánea – pudiendo manifestarse desde la infancia o más adelante –, otros la educan debidamente en la madurez y muchos la tiene de manera intuitiva, consciente o inconscientemente.

Se recomienda, para conocimiento de esa variedad con que se presenta, el estudio de los capítulos XIV, XV y XVI de El Libro de los Médiums, en su segunda parte, en que el Codificador Allan Kardec aborda la cuestión de los médiums mecánicos, semimecánicos, intuitivos, inspirados o involuntarios, además de un Cuadro sinóptico de las diferentes variedades de médiums, trayendo aún un abordaje sobre médiums auditivos, videntes, entre otros.

Lo que se encuentra, sin embargo, en el estudio de los fundamentos del Espiritismo es que no hay nada de extraordinario o misterioso en la facultad mediúmnica. Ella es inherente al ser humano, pues que también somos Espíritus (con la diferencia de estar encarnados). Estamos muy conectados unos a los otros y lo que varía es sólo el grado de intensidad de la citada facultad humana.

Los médiums son instrumentos de la facultad humana de comunicación con los Espíritus

En el opúsculo Resumen de la Ley de los Fenómenos Espíritas (ID, 2ª edición, 1988, página 24, traducción de Salvador Gentile), Allan Kardec hace una importante consideración que deberá guiar nuestro razonamiento en la comprensión de la vieja cuestión. Está en el ítem 33: El médium no posee sino la facultad de comunicarse; la comunicación efectiva depende de la voluntad de los Espíritus. Si los Espíritus no quieren manifestarse, el médium nada obtiene; es como un instrumento sin músico.

Note el lector que esa frase corta responde a la pregunta-título del capítulo, en una simplicidad admirable. Los médiums son personas que poseen la facultad de comunicarse con los Espíritus. Esa facultad es fruto del estadio en que se encuentra el médium y resultado de sus experiencias acumuladas. La comunicación, o el fenómeno mediúmnico, dependen, sin embargo, de la voluntad del Espíritu, que puede accionarlo en su facultad, o responder a una iniciativa del médium. Pero, delante de la ausencia de iniciativa de los Espíritus o de respuestas a un estímulo originario del médium, nada se obtiene.

Los médiums son, pues, instrumentos de la facultad humana de comunicación con los Espíritus. Sabiendo de eso, no hay razón para posturas llamadas sobrenaturales, endiosamientos o dependencia.

Situados, pues, en esa comprensión, otros desdoblamientos y perspectivas surgen para nuestra reflexión y que también pueden ser encontradas en la magistral obra. ¿Cual es la finalidad de la mediumnidad? ¿Cuál la razón de su existencia? ¿Cómo puede presentarse tan variada?

Tales cuestionamientos se desdoblan en una infinidad de otros subtemas, todos muy actuales y pertinentes, como por ejemplo: mediumnidad en la infancia, sintonía, concentración, grupos mediúmnicos, interrupciones en la actividad, plegaria, directrices morales, método en las tareas, curas, fraudes, mistificaciones, aptitudes, análisis de las comunicaciones, entre otros... Es un mundo inagotable de meditaciones, debates y estudios.

Los libros de Yvonne A. Pereira, ricos en contenido doctrinario, merecen ser conocidos y divulgados

Para bien situar todo eso, será interesante observar lo que se encuentra en El Evangelio según el Espiritismo, capítulo XXVI. En la transcripción parcial del ítem 7 del citado capítulo, podemos leer: Los médiums modernos – porque los apóstoles también tenían mediumnidad igualmente recibieron de Dios un don gratuito: el de ser intérpretes de los Espíritus para la instrucción de los hombres, para mostrarles el camino del bien y conducirlos a la fe. (...) Dios quiere que la luz alcance a todos (...)

La rápida transcripción traduce todo un programa de comprensión y trabajo, no dejando dudas en cuanto a la finalidad e importancia de la facultad. Los tres ítems deben estar permanentemente en nuestros pensamientos:

a)     Instrucción de los hombres;

b)     Mostrarles el camino del bien;

c)      Conduciéndolos a la fe.

Nótese, pues, el alcance envolviendo trabajo, renovación moral – inclusive del propio médium – y construcción racional de la fe, donde se incluye, claro, la caridad en toda su extensión.

Tales consideraciones, saturadas de gratitud al trabajo del Codificador, los llevan a recordar numerosos estudiosos, encarnados y desencarnados, que se inclinan sobre la citada obra básica – referencial en el estudio de la mediumnidad y que estamos homenajeando en el 2011– para estudiarla, ampliarla para la comprensión popular, desdoblando sus conceptos y estudios. Valiosas obras están publicadas en ese sentido, venidas de varios autores encarnados y principalmente por la mediumnidad de Chico Xavier, Yvonne do Amaral Pereira, Raul Teixeira y Divaldo Franco. Yvonne, para referirnos a sólo uno de los médiums citados, traduce especial significación en el estudio específico. Sus libros, ricos en contenido doctrinario y en la experiencia personal de la médium, merecen ser conocidos y divulgados ampliamente entre los médiums.

 “El primer enemigo del médium – enseña Emmanuel – reside dentro de el mismo.”

Igualmente la escritora Lucy Días Ramos, de Juiz de Fora-MG, conocida articulista de la revista Reformador, de la Federación Espírita Brasileña, y autora de otros libros, presenta ahora una valiosa obra: La mediumnidad y nosotros, publicada por la Editora Solidum. Son testimonios de su experiencia personal como médium – desde las primeras percepciones en la infancia hasta las décadas de actuación espírita en el mismo grupo –, en una primorosa obra que tuvimos la satisfacción de hacer el prefacio. Entusiasmándonos con el contenido de la obra, sea por las experiencias, sea por el referencial doctrinario presentado. El texto de Lucy es guía para médiums veteranos y novatos y significa un valioso homenaje a los 150 años del Libro de los Médiums, como aquí también comentado.

En el exacto instante que escribimos las presentes líneas la obra aún se encuentra en la imprenta y ahora que el lector está de posesión de la presente edición de esta revista, la citada obra debe estar muy próxima a su disponibilidad para el público, si ella ya no estuviera. Los contactos con la editora pueden ser hechos al 0800 770 2200 o por el site www.solidumeditora

El hecho final es que la obra es preciosa. Casi a finales de la obra, la autora tuvo la felicidad de construir una notable descripción sobre el significado de la atención en las reuniones mediúmnicas en el socorro a los Espíritus en dificultades. ¡Que imagen perfecta construyó la autora!

En base de eso, vale recordar aquí lo que nos dijo el sabio Espíritu Emmanuel en el libro El Consolador, edición FEB, cuestión 410: “El primer enemigo del médium reside dentro de él mismo. Frecuentemente es el personalismo, es la ambición, la ignorancia o la rebeldía en el voluntario desconocimiento de sus deberes a la luz del Evangelio, factores de inferioridad moral, que no es raro lo conducen a la falta de vigilancia (...). El segundo enemigo más poderoso del apostolado mediúmnico no reside en el campo de las actividades contrarias a la expansión de la Doctrina, sino en el propio seno de las organizaciones espíritas, constituyéndose de aquel que se convenció en cuanto a los fenómenos, sin convertirse al Evangelio por el corazón.”

Estudiemos, pues, la mediumnidad. Su existencia tiene noble finalidad. Nos cabe el deber de educarla y dirigirla para el bien.  

Nuestra gratitud, pues, a Allan Kardec. ¡Muestro loor al El Libro de los Médiums

 

Orson Peter Carrara es editor, ponente y escritor espírita. Posee diez libros publicados. Su trabajo puede ser conocido por medio de la web www.orsonpcarrara.com.br y del blog orsonpetercarrara.blogspot.com 

 


 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita