Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas
para debatir
A. En una
manifestación espírita,
¿cómo saber si los
golpes son producidos
por Espíritus?
B.
¿Podrían las
comunicaciones ser
reflejo de la mente del
médium o de los
asistentes?
C. En las
sesiones mediúmnicas ¿es
necesario alternarse por
sexo, darse las manos,
un ambiente sin luz,
locales y horas
determinados?
D. ¿Qué
se necesita para que una
comunicación mediúmnica
sea buena?
Texto para la lectura
214. El
alma del médium puede
comunicarse, como la de
cualquier otro Espíritu:
es lo que hoy
denominamos animismo.
Por la naturaleza de las
comunicaciones se podrá
distinguir si el
Espíritu que se comunica
es el del médium, u
otro. En el estado de
sonambulismo o de
éxtasis, es cuando más a
menudo el Espíritu del
médium se manifiesta,
porque en tal caso se
encuentra más libre. En
el estado normal este
hecho es más difícil.
(Ítem 223, preguntas 2 a
5)
215. En
la comunicación
mediúmnica, el Espíritu
del médium es el
intérprete, porque está
unido al cuerpo que
emite el habla y por ser
necesaria una cadena
entre los hombres y los
Espíritus comunicantes.
Es el Espíritu del
médium el que recibe el
pensamiento y lo
transmite, incluso
cuando son usadas mesas,
tablitas y cestas, o el
médium es mecánico.
(Ítem 223, preguntas 6 a
9)
216. El
médium sólo es pasivo
cuando no mezcla sus
propias ideas con las
del Espíritu
comunicante, pero nunca
está completamente
anulado. Su concurso es
siempre indispensable
como intermediario,
aunque se trate de los
llamados médiums
mecánicos. (Ítem 223,
preguntas 10 y 11)
217. El
Espíritu errante, cuando
se dirige al Espíritu
del médium, no le habla
en francés, ni en
inglés, sino en la
lengua universal que es
la del pensamiento. Para
expresar sus ideas en un
lenguaje articulado,
transmisible, toma las
palabras del vocabulario
del médium. (Ítem 223,
pregunta 15)
218. No
todos los médiums son
aptos para recibir
mensajes en lenguas que
desconoce, que los
Espíritus utilizan sólo
accidentalmente, cuando
esto pueda tener alguna
utilidad. Para las
comunicaciones usuales y
de cierta extensión,
ellos prefieren valerse
de una lengua familiar
al médium. (Ítem 223,
pregunta 16)
219. Una
persona analfabeta puede
escribir como médium
pero es comprensible que
tendrá que vencer una
gran dificultad
mecánica, por faltarle a
la mano el hábito del
movimiento necesario
para formar las letras.
Lo mismo sucede con los
médiums dibujantes que
no saben dibujar. (Ítem
223, pregunta 18)
220. La
expresión del
pensamiento por medio de
la poesía, el dibujo o
la música depende a
veces de la aptitud del
médium; a veces, del
Espíritu. Los Espíritus
superiores poseen todas
las aptitudes; los
inferiores sólo disponen
de conocimientos
limitados. (Ítem 223,
pregunta 22)
221. El
Espíritu que se quiere
comunicar comprende, sin
duda, todas las lenguas,
puesto que las lenguas
son la expresión del
pensamiento. Para
expresar ese
pensamiento, le es
necesario un
instrumento, y éste es
el médium, que sólo
puede transmitir la
comunicación por los
órganos de su cuerpo.
Ahora bien, tales
órganos no pueden tener,
para una lengua que
desconozca el médium, la
flexibilidad que
presenta la que le es
familiar. Un médium que
sepa sólo portugués,
puede accidentalmente
dar una respuesta en
inglés, si al Espíritu
le place hacerlo; pero
los Espíritus se
impacientan con la
resistencia mecánica que
encuentran; de ahí que
no siempre lo hacen.
(Ítem 224)
222. Las
incorrecciones de estilo
y de ortografía pueden
provenir tanto de los
Espíritus como del
médium. Aferrarse a
tales cosas es una
futilidad. Sin embargo,
es lícito corregirlas,
sin ningún escrúpulo, a
menos que caractericen
al Espíritu que se
comunica. (Ítem 224)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. En una
manifestación espírita,
¿cómo saber si los
golpes son producidos
por Espíritus?
Es
necesario, primeramente,
excluir todas las causas
naturales que puedan
estar por detrás de las
manifestaciones: el
viento, bromas, efectos
de animales, etc. El
ruido espírita demuestra
señales de inteligencia
por su obediencia a la
voluntad y porque ocurre
de hecho en el lugar
designado por el
observador. Si el
fenómeno es realmente
producido por un
Espíritu, él quiere
decir algo. Si responde
incluso al pensamiento
de los espectadores, no
se le puede negar una
causa inteligente.
(El Libro
de los Médiums, ítem
83.)
B.
¿Podrían las
comunicaciones ser
reflejo de la mente del
médium o de los
asistentes?
La
experiencia ha
demostrado el error de
esta tesis. He aquí un
ejemplo de la
independencia del
pensamiento del Espíritu
comunicante en relación
al médium y a las
personas presentes. En
un barco de la Marina
Imperial Francesa, en
servicio en los mares de
China, todos se ocupaban
en hacer hablar a las
mesas. Tuvieron entonces
la idea de evocar al
Espíritu de un primer
teniente del mismo
navío, muerto hacía dos
años. La entidad
espiritual compareció y
después de varias
comunicaciones que
asombraron a todos, dijo
lo siguiente por medio
de golpes: “Les ruego
encarecidamente que
paguen al capitán la
suma de… (Indicaba la
cantidad) que le debo y
siento no haberle podido
reembolsar antes de mi
muerte”. Nadie conocía
el caso; el mismo
capitán había olvidado
esa deuda, que además
era muy pequeña, pero
buscando en sus apuntes
encontró la mención del
débito del primer
teniente, cuyo valor
coincidía con el del
mensaje. Las
comunicaciones
psicográficas recibidas
por el médium Chico
Xavier, que dan
informaciones
pormenorizadas sobre
nombres y direcciones,
especialmente por parte
de jóvenes recién
desencarnados, son una
prueba irrefutable de
que las comunicaciones
auténticas no tienen
nada que ver con el
pensamiento del médium o
de los asistentes.
(Obra
citada, ítems 69 y 70.)
C. En las
sesiones mediúmnicas ¿es
necesario alternarse por
sexo, darse las manos,
un ambiente sin luz,
locales y horas
determinados?
No; la
única prescripción que
es rigurosamente
obligatoria es el
recogimiento, un
silencio absoluto y
sobre todo la paciencia,
si el efecto tarda en
producirse. La elección
de días y horas
determinados favorece la
asistencia de los
Espíritus, que tienen
también sus ocupaciones
y no pueden quedar a
disposición de las
preferencias de los
encarnados. Un lugar
consagrado a la
actividad mediúmnica
facilita la
concentración, aunque el
momento más propicio a
la actividad mediúmnica
sea aquél en el que los
participantes de la
tarea estén más
tranquilos y menos
distraídos por sus
obligaciones habituales.
(Obra
citada, ítems 62, 63 y
282.)
D. ¿Qué
se necesita para que una
comunicación mediúmnica
sea buena?
Para que
una comunicación
mediúmnica sea buena es
necesario que proceda de
un Espíritu bueno; para
que este Espíritu bueno
pueda transmitirla,
necesita un buen
instrumento; para que él
quiera transmitirla, es
necesario que el
objetivo le convenga.
(Obra
citada, ítem 186.)
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