Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A. Los
médiums videntes ¿pueden
ver a los Espíritus
regularmente?
B. ¿Puede
la mediumnidad ser
explotada con fines
especulativos?
C. ¿Cuál
es la mejor garantía
contra el charlatanismo?
D. Muchos
espíritas tienen la
caridad sólo en los
labios. ¿Qué dicen los
Espíritus al respecto?
Texto para la lectura
295. La
influencia corporal que
se hace sentir por un
tiempo más o menos
prolongado, sobre el
Espíritu del niño,
igualmente se hace notar
algunas veces en el
Espíritu de los que
murieron en estado de
locura. El Espíritu en
sí mismo no es loco;
pero se sabe que algunos
Espíritus creen durante
algún tiempo, que
todavía pertenecen a
este mundo. No es, pues,
extraño que en el loco,
el Espíritu se resienta
aún de las trabas que
durante la vida se
oponían a la libre
manifestación de sus
pensamientos, hasta que
se encuentre
completamente
desprendido de la
materia. Hay locos, sin
embargo, que después de
la muerte recuperan toda
su lucidez. (Ítem 282,
nota de Kardec después
de la pregunta 35)
296. La
encarnación del Espíritu
no constituye un
obstáculo para su
evocación; sin embargo,
es necesario que el
estado del cuerpo
permita que el Espíritu
se desprenda en el
momento de la evocación.
El Espíritu encarnado
viene con mayor
facilidad, cuanto más
elevado en categoría sea
el mundo en que él esté,
porque en los mundos
superiores a la Tierra
los cuerpos son menos
materiales. (Ítem 284,
pregunta 37)
297. Se
puede evocar el Espíritu
de una persona viviente,
que puede presentarse
también sin ser
evocada. (Ítem 284,
pregunta 38)
298. Al
ser evocada, el cuerpo
de la persona duerme o
dormita; es cuando el
Espíritu está libre. El
cuerpo no puede
despertar mientras que
el Espíritu esté
ausente, pues éste es
obligado a entrar en
su casa, si tuviera
que despertar. (Ítem
284, pregunta 39)
299. El
Espíritu jamás está
completamente separado
del cuerpo viviente en
el que habita.
Cualquiera que sea la
distancia a la que se
transporte, se mantiene
ligado a él por un lazo
fluídico que sirve para
llamarlo cuando sea
necesario. Ese lazo sólo
lo rompe la muerte.
(Ítem 284, pregunta 40)
300. Si
durante el sueño, el
cuerpo fuera herido
mortalmente, el Espíritu
sería advertido y
regresaría antes que la
muerte se consumase. Si
el golpe fuera dado
súbitamente y de
improviso, el Espíritu
sería prevenido antes
que el golpe mortal sea
dado. (Ítem 284,
pregunta 41)
301.
Aunque es difícil, no es
absolutamente imposible
evocar al Espíritu de
una persona despierta,
por cuanto si la
evocación produjera
efecto, puede ser que la
persona se adormezca;
pero el Espíritu no
puede comunicarse, como
Espíritu, sino en los
momentos en que su
presencia no es
necesaria para la
actividad inteligente
del cuerpo. (Ítem 284,
pregunta 43)
302. Una
persona viviente no
conserva el recuerdo de
su evocación, al
despertar. (Ítem 284,
pregunta 44)
303. La
facultad de comunicarse
simultáneamente en dos
puntos diferentes sólo
la tienen los Espíritus
completamente
desprendidos de la
materia. (Ítem 284,
pregunta 46)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. Los
médiums videntes ¿pueden
ver a los Espíritus
regularmente?
Depende;
hay los que gozan de la
facultad de la videncia
en estado normal, cuando
están perfectamente
despiertos, y conservan
de ella un recuerdo
exacto; otros la tienen
sólo en estado
sonambúlico, o cercano
al sonambulismo. Esta
facultad rara vez es
permanente; casi siempre
es efecto de una crisis
momentánea y pasajera.
Se puede incluir en la
categoría de médiums
videntes a todas las
personas dotadas de
segunda vista. Entre los
médiums videntes hay los
que ven sólo a los
Espíritus que evocamos y
de los cuales pueden
hacer la descripción con
minuciosa exactitud.
Describen sus gestos, la
expresión de su
fisonomía, los rasgos de
su rostro, la ropa y
hasta los sentimientos
que parecen animar. Hay
otros en los cuales la
facultad es aún más
general; ellos ven a
toda la población
espiritual en el
ambiente, ir y venir.
(El Libro
de los Médiums, ítems
167 a 169.)
B. ¿Puede
la mediumnidad ser
explotada con fines
especulativos?
No; la
mediumnidad es una
facultad concedida para
el bien y los Buenos
Espíritus se alejan de
cualquiera que pretenda
hacer de ella un escalón
para alcanzar lo que no
corresponda a los
designios de la
Providencia.
(Obra
citada, ítems 305 y
306.)
C. ¿Cuál
es la mejor garantía
contra el charlatanismo?
La
facultad mediúmnica, aun
circunscrita a los
límites de las
manifestaciones físicas,
no fue concedida para
ser expuesta en los
teatros, y quien
pretenda tener bajo sus
órdenes a los Espíritus
para exhibirlos en
público, perfectamente
puede ser sospechoso de
charlatanismo o de
prestidigitación más o
menos hábil. Por todo
esto, concluimos que el
desinterés absoluto es
la mejor garantía contra
el charlatanismo. Si ese
desprendimiento no
asegura siempre la buena
calidad de las
comunicaciones
inteligentes, por lo
menos quita a los malos
Espíritus un poderoso
medio de acción y cierra
la boca a ciertos
detractores.
(Obra
citada, ítem 308.)
D. Muchos
espíritas tienen la
caridad sólo en los
labios. ¿Qué dicen los
Espíritus al respecto?
Cristo
niega a cualquiera de
sus discípulos que sólo
tenga la caridad en los
labios. No es suficiente
creer; es necesario,
sobre todo, dar ejemplo
de bondad, benevolencia
y desinterés, sin lo
cual la fe será estéril.
(Obra
citada, cap. XXXI, ítem
I.)
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