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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 285 – 4 de Noviembre de 2012

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 35)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir 

A. ¿Pueden los Espíritus revelarnos nuestras vidas pasadas?

B. ¿Pueden los Espíritus describir la naturaleza de sus sufrimientos o de su felicidad?

C. ¿Pueden los Espíritus ayudarnos a descubrir tesoros?

D. ¿Pueden los Espíritus guiar a los hombres en las investigaciones científicas y en los descubrimientos?

Texto para la lectura 

322. Si llegó a un grado bastante elevado para hallarse libre de su vanidad, el sabio de la Tierra que haya cometido errores científicos reconoce tales errores y los confiesa sin sentir  vergüenza. Pero si todavía no se desmaterializó lo suficiente, puede conservar algunos de los prejuicios de los que estaba imbuido cuando encarnado. (Ítem 293, pregunta 26)

323. Los Espíritus que todavía no están desmaterializados se apegan a las cosas. Los avaros que ocultaron sus tesoros pueden vigilarlos y cuidarlos después de morir, y el miedo en el que viven, de que alguien venga a arrebatárselos, constituye uno de sus castigos, hasta que comprendan la inutilidad de esa actitud. (Ítem 295, pregunta 31)

324. La cuestión de los tesoros ocultos está en la misma categoría de las herencias desconocidas. Cuando los Espíritus quieren o pueden hacer semejantes revelaciones, las hacen espontáneamente, sin necesitar de médiums para ello. (Ítem 295, nota de Kardec)

325. La confianza que se puede tener en las descripciones que los Espíritus hacen de los diferentes mundos depende del grado de adelanto real de los Espíritus que las hacen. (Ítem 296, pregunta 32)

326. No es imposible que obtengamos esclarecimientos sobre los otros mundos. Los buenos Espíritus, por ejemplo, se complacen en describirnos los mundos que ellos habitan como una enseñanza que nos conduzca a ser mejorares, incitándonos a seguir el camino del bien. (Ítem 296, pregunta 32)

327. La mejor verificación de la exactitud de esas descripciones reside en la concordancia que exista entre ellas. Pero es necesario recordar que semejantes descripciones tienen por fin nuestro mejoramiento moral y que es, pues, sobre el estado moral de los habitantes de los otros mundos que podremos ser mejor informados, y no sobre el estado físico o geológico de tales esferas. (Ítem 296, pregunta 32-a)

328. Las preguntas sobre la constitución física y los elementos astronómicos de los mundos pertenecen al campo de las investigaciones científicas, para lo cual los Espíritus no deben ahorrarnos el trabajo. (Ítem 296, nota de Kardec)

329. Una objeción que hacen los adversarios del Espiritismo se refiere a las contradicciones encontradas en las enseñanzas espíritas. Ellos reflexionan: si la enseñanza es dada por los Espíritus, ¿por qué no es idéntica? (Ítem 297)

330. Sucede que tales contradicciones son, en general, más aparentes que reales; existen más en la superficie que en el fondo; carecen, pues, de importancia. (Ítem 297) 

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Pueden los Espíritus revelarnos nuestras vidas pasadas?

Dios permite algunas veces que éstas nos sean reveladas, según sea el objetivo. Si es para nuestra edificación e instrucción, las revelaciones serán verdaderas y, en ese caso, hechas casi siempre de manera espontánea y completamente imprevista. Pero Él no lo permite nunca para satisfacer una vana curiosidad. (El Libro de los Médiums, ítem 290).

B. ¿Pueden los Espíritus describir la naturaleza de sus sufrimientos o de su felicidad?

Perfectamente, y esta clase de revelaciones son una gran enseñanza para todos nosotros, por cuanto nos muestran la verdadera naturaleza de las penas y recompensas futuras. Destruyendo las falsas ideas que el hombre se formó al respecto, tienden a reavivar la fe y la confianza en la bondad de Dios. Los buenos Espíritus se sienten felices al describir la felicidad de los elegidos; los malos pueden ser obligados a describir sus sufrimientos, a fin de provocar su arrepentimiento. En eso encuentran, a veces, hasta una especie de alivio: es el desdichado que se lamenta con la esperanza de obtener compasión. (Obra citada, ítem 292.)

C. ¿Pueden los Espíritus ayudarnos a descubrir tesoros?

Los Espíritus Superiores no se ocupan de estas cosas; pero los burlones frecuentemente indican tesoros que no existen, o se complacen en señalarlos en un lugar, cuando éstos se encuentran en el lugar opuesto. Esto tiene su utilidad, para demostrar que la verdadera riqueza está en el trabajo. Si la Providencia destina tesoros ocultos a alguien, ése los descubrirá naturalmente; de otra forma, no. (Obra citada, ítem 295)

D. ¿Pueden los Espíritus guiar a los hombres en las investigaciones científicas y en los descubrimientos?

La ciencia es obra del genio y sólo por el trabajo debe ser adquirida, pues es por el trabajo que el hombre adelanta en su camino. ¿Qué mérito tendría no le fuese necesario sino interrogar a los Espíritus para saberlo todo? A ese precio, cualquier persona podría volverse sabia. Lo mismo sucede con las invenciones y los descubrimientos que son de interés para la industria. Hay además otra consideración. Es que cada cosa tiene que venir a su tiempo y cuando las ideas están maduras para ser recibidas. Si el hombre tuviera ese poder, alteraría el orden de las cosas, haciendo que los frutos brotasen antes de la su propia estación. (Obra citada, ítem 294, pregunta 28.)

 

 

 


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