Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A.
¿Pueden los Espíritus
revelarnos nuestras
vidas pasadas?
B.
¿Pueden los Espíritus
describir la naturaleza
de sus sufrimientos o de
su felicidad?
C.
¿Pueden los Espíritus
ayudarnos a descubrir
tesoros?
D.
¿Pueden los Espíritus
guiar a los hombres en
las investigaciones
científicas y en los
descubrimientos?
Texto para la lectura
322. Si
llegó a un grado
bastante elevado para
hallarse libre de su
vanidad, el sabio de la
Tierra que haya cometido
errores científicos
reconoce tales errores y
los confiesa sin sentir
vergüenza. Pero si
todavía no se
desmaterializó lo
suficiente, puede
conservar algunos de los
prejuicios de los que
estaba imbuido cuando
encarnado. (Ítem 293,
pregunta 26)
323. Los
Espíritus que todavía no
están desmaterializados
se apegan a las cosas.
Los avaros que ocultaron
sus tesoros pueden
vigilarlos y cuidarlos
después de morir, y el
miedo en el que viven,
de que alguien venga a
arrebatárselos,
constituye uno de sus
castigos, hasta que
comprendan la inutilidad
de esa actitud. (Ítem
295, pregunta 31)
324. La
cuestión de los tesoros
ocultos está en la misma
categoría de las
herencias desconocidas.
Cuando los Espíritus
quieren o pueden hacer
semejantes revelaciones,
las hacen
espontáneamente, sin
necesitar de médiums
para ello. (Ítem 295,
nota de Kardec)
325. La
confianza que se puede
tener en las
descripciones que los
Espíritus hacen de los
diferentes mundos
depende del grado de
adelanto real de los
Espíritus que las hacen.
(Ítem 296, pregunta 32)
326. No
es imposible que
obtengamos
esclarecimientos sobre
los otros mundos. Los
buenos Espíritus, por
ejemplo, se complacen en
describirnos los mundos
que ellos habitan como
una enseñanza que nos
conduzca a ser
mejorares, incitándonos
a seguir el camino del
bien. (Ítem 296,
pregunta 32)
327. La
mejor verificación de la
exactitud de esas
descripciones reside en
la concordancia que
exista entre ellas. Pero
es necesario recordar
que semejantes
descripciones tienen por
fin nuestro mejoramiento
moral y que es, pues,
sobre el estado moral de
los habitantes de los
otros mundos que
podremos ser mejor
informados, y no sobre
el estado físico o
geológico de tales
esferas. (Ítem 296,
pregunta 32-a)
328. Las
preguntas sobre la
constitución física y
los elementos
astronómicos de los
mundos pertenecen al
campo de las
investigaciones
científicas, para lo
cual los Espíritus no
deben ahorrarnos el
trabajo. (Ítem 296, nota
de Kardec)
329. Una
objeción que hacen los
adversarios del
Espiritismo se refiere a
las contradicciones
encontradas en las
enseñanzas espíritas.
Ellos reflexionan: si la
enseñanza es dada por
los Espíritus, ¿por qué
no es idéntica? (Ítem
297)
330.
Sucede que tales
contradicciones son, en
general, más aparentes
que reales; existen más
en la superficie que en
el fondo; carecen, pues,
de importancia. (Ítem
297)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A.
¿Pueden los Espíritus
revelarnos nuestras
vidas pasadas?
Dios
permite algunas veces
que éstas nos sean
reveladas, según sea el
objetivo. Si es
para
nuestra edificación e
instrucción, las
revelaciones serán
verdaderas y, en ese
caso, hechas casi
siempre de manera
espontánea y
completamente
imprevista. Pero Él no
lo permite nunca para
satisfacer una vana
curiosidad. (El Libro
de los Médiums, ítem
290).
B.
¿Pueden los Espíritus
describir la naturaleza
de sus sufrimientos o de
su felicidad?
Perfectamente, y esta
clase de revelaciones
son una gran enseñanza
para todos nosotros, por
cuanto nos muestran la
verdadera naturaleza de
las penas y recompensas
futuras. Destruyendo las
falsas ideas que el
hombre se formó al
respecto, tienden a
reavivar la fe y la
confianza en la bondad
de Dios. Los buenos
Espíritus se sienten
felices al describir la
felicidad de los
elegidos; los malos
pueden ser obligados a
describir sus
sufrimientos, a fin de
provocar su
arrepentimiento. En eso
encuentran, a veces,
hasta una especie de
alivio: es el desdichado
que se lamenta con la
esperanza de obtener
compasión.
(Obra
citada, ítem 292.)
C.
¿Pueden los Espíritus
ayudarnos a descubrir
tesoros?
Los
Espíritus Superiores no
se ocupan de estas
cosas; pero los burlones
frecuentemente indican
tesoros que no existen,
o se complacen en
señalarlos en un lugar,
cuando éstos se
encuentran en el lugar
opuesto. Esto tiene su
utilidad, para demostrar
que la verdadera riqueza
está en el trabajo. Si
la Providencia destina
tesoros ocultos a
alguien, ése los
descubrirá naturalmente;
de otra forma, no.
(Obra
citada, ítem 295)
D.
¿Pueden los Espíritus
guiar a los hombres en
las investigaciones
científicas y en los
descubrimientos?
La
ciencia es obra del
genio y sólo por el
trabajo debe ser
adquirida, pues es por
el trabajo que el hombre
adelanta en su camino.
¿Qué mérito tendría no
le fuese necesario sino
interrogar a los
Espíritus para saberlo
todo? A ese precio,
cualquier persona podría
volverse sabia. Lo mismo
sucede con las
invenciones y los
descubrimientos que son
de interés para la
industria. Hay además
otra consideración. Es
que cada cosa tiene que
venir a su tiempo y
cuando las ideas están
maduras para ser
recibidas. Si el hombre
tuviera ese poder,
alteraría el orden de
las cosas, haciendo que
los frutos brotasen
antes de la su propia
estación.
(Obra
citada, ítem 294,
pregunta 28.)
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