Daniel,
en sus
profecías, alude
a la nueva
Tierra
transformada
en
un mundo de
regeneración,
bajo la égida de
Jesús,
nuestro
maestro y guía
La presciencia
de algunos
hechos del
futuro es tema
relevante,
enseñando a los
que niegan su
paternidad
divina momentos
de intensa
reflexión.
Algunos hechos
previstos por
médiums de
presentimientos,
una variedad de
los médiums
inspirados (“El
Libro de los
Médiums”,
cap. XV, nº
184), avalan
fuertemente las
convicciones
materialistas.
Es importante
acentuar, con
todo, que acerca
de la previsión
del futuro no
debemos aceptar
la posibilidad
que los
fenómenos de la
Historia anden
con antecedencia
programados, ya
que, en ese
caso, estaríamos
delante de la
fatalidad,
hiriendo
abiertamente
nuestro libre
albedrío.
Creemos que
entidades
situadas en
escalones de
alta jerarquía
espiritual,
dotadas de gran
conocimiento
psicológico,
pueden, por la
experiencia y
por el
conocimiento ya
adquiridos en
milenios por la
experiencia de
las
reencarnaciones,
antever el
futuro de la
humanidad
terrestre, sin
que los destinos
estén trazados,
así como un
padre puede
prever la
reacción de
algunos de sus
hijos.
Un Espíritu
superior,
alejado de los
parámetros del
mundo físico,
viviendo en la
Quinta
Dimensión,
dentro de la
Eternidad, un
tiempo real que
no existe, tiene
la capacidad de
saber si
determinada
criatura será
feliz en su
tarea en la vida
somática. De ahí
poder prever el
futuro de los
que viven en la
Tierra;
“si él no lo
hace, es porque
el conocimiento
del futuro será
nocivo para el
hombre; trabara
su libre
albedrío;
paralizará al
hombre en su
trabajo, que
debe efectuar
para su
progreso; el
bien y el mal
que espera,
estando en lo
desconocido,
son, para él, la
prueba”.
(“La Génesis”,
página 307, Ed.
Lake.)
Allan Kardec, en
la misma obra,
dice que “el
tiempo no es
sino una medida
relativa de la
sucesión de las
cosas
transitorias; la
eternidad no es
susceptible de
ninguna medida,
del punto de
vista de su
duración; para
ella, no hay
comienzo ni fin:
para ella, todo
es el presente”.
Continúa el
Codificador:
“¡¿Si siglos
y siglos son
menos que un
segundo en
relación a la
eternidad, qué
será entonces la
duración de la
vida humana?!”
(Obra cit., cap.
VI, pág. 90.)
Los Espíritus
desmaterializados
son como el
hombre de la
montaña; el
espacio y la
duración no
existen para
ellos
Continuando en
el estudio,
ahora en el
capítulo XVI de
“La Génesis”,
el insigne
maestro lionés
hace una
comparación bien
ilustrada:
“Supongamos un
hombre colocado
en lo alto de
una montaña,
para observar la
vasta extensión
de la llanura.
En esa
situación, el
espacio de una
legua será poca
cosa para él, y
podrá
fácilmente
abarcar en un
sólo golpe de
vista todos los
accidentes del
terreno, desde
el comienzo
hasta el fin del
camino. El
viajero que
sigue este
camino por
primera vez sabe
que, caminando,
llegará al fin
de el; he ahí
una previsión
simple de la
consecuencia de
su marcha; sin
embargo los
accidentes del
terreno, las
subidas y los
descensos, los
ríos que vencer,
los bosques a
atravesar, los
precipicios en
los cuales podrá
caer, los
salteadores
escondidos para
saquearle los
equipajes, las
casas hospederas
en las cuales
podrá reposar,
todo eso es
independiente de
su persona; es
para él el
desconocido, el
futuro, pues su
vista no se
extiende más
allá del pequeño
círculo que la
rodea. En cuanto
a la duración,
él la mide por
el tiempo que
consume en
recorrer el
camino;
retiradle los
puntos de
referencia, y la
duración se
borra. Para el
hombre que está
en lo alto de la
montaña y que
acompaña su
viaje, todo eso
es el presente.
Supongamos que
el observador
descienda cerca
del viajero y
le diga: “En tal
momento
encontraréis tal
cosa, seréis
atacado y
socorrido”;
estará previendo
el futuro. El
futuro existe
para el viajero;
para quien está
en lo alto de la
montaña, ese
futuro es el
presente.
(“La Génesis”,
Ed. Lake, página
306.)
“Si saliéramos
del círculo de
las cosas
puramente
materiales, y si
por el
pensamiento
entráramos en el
dominio de la
vida espiritual,
veremos ese
fenómeno
producirse en
una escala
mayor. Los
Espíritus
desmaterializados
son como el
hombre de la
montaña; el
espacio y la
duración no
existen para
ellos. Pero la
extensión y la
penetración de
la vista son
proporcionadas a
la depuración de
ellos y a la
elevación que
alcanzaron en la
jerarquía
espiritual. Con
relación a los
Espíritus
inferiores,
aquellos son
como hombres
abastecidos de
fuertes
telescopios, al
lado de otros
que sólo
disponen de los
ojos. En los
Espíritus
inferiores, la
visión es
circunscrita, no
sólo
porque ellos
difícilmente
pueden alejarse
del globo a que
se hallan
prendidos, como
también porque
la grosería de
sus
periespíritus
les vela las
cosas distantes,
de igual manera
que una niebla
las oculta a los
ojos del
cuerpo”. (“La
Génesis”, Ed.
FEB.)
En el Antiguo
Testamento, como
sabemos, el
Libro de Daniel
hace referencia
a algunos
eventos futuros
Aunque los
Espíritus
Superiores
puedan tomar
conocimiento del
futuro, debido
al hecho de que
los habitantes
terrenos estén
subordinados a
su libre
albedrío,
ignoran las
fechas precisas
de los
acontecimientos,
desde que el
hombre ejerce la
libertad de
elección y de la
ejecución de sus
tareas,
adelantándose o
atrasándose
en esa
aspiración. El
Maestro Jesús
dice, acerca de
su vuelta a la
Tierra, que
“acerca de aquel
día y hora nadie
sabe, ni los
ángeles de los
cielos, ni el
hijo, sino
solamente el
Padre”. (Mateo
24:36.)
En realidad, el
futuro no está
predeterminado,
ya que el
fatalismo no
existe. El
hombre es
responsable por
lo que piensa y
hace. A través
de la libertad
de acción, él
representa, en
el escenario de
la vida, el
actor que
desarrolla el
tema de acuerdo
con su voluntad.
En efecto,
sabemos que
seres dotados de
gran potencial
de liderazgo
piden, en la
vida espiritual,
otra
oportunidad, una
nueva
oportunidad,
para reencarnar
y rectificar un
grave error
cometido en el
pasado. Y
nuevamente
fallan.
Fracasan, a
pesar de la
misión bien
significativa
que lograron
alcanzar. No
hubo fatalidad
y, sí, respeto
al libre
albedrío. Es
claro que
Espíritus
elevadísimos con
facilidad pueden
prever el mal
éxito de esas
tareas y saben
que “el
escándalo es
necesario”
(Mateo 18:7),
para servir como
medio de
crecimiento
espiritual para
muchos otros
seres.
En el Antiguo
Testamento, el
Libro de
Daniel
hace referencias
a algunos
eventos futuros,
logrando el
profeta, a
través del
desdoblamiento o
proyección de la
conciencia, o
sea, liberándose
por la noche de
su cuerpo
físico,
certificarse, en
la dimensión
espiritual, del
sueño del rey
Nabuconodosor y
de su
explicación
En verdad, el
profeta reveló,
en pocas
palabras,
acontecimientos
futuros de más
de dos mil
quinientos años,
hablando acerca
del Imperio
Babilónico (“tú
eres la cabeza
de oro”)
(Daniel 2:38),
después el
predominio
persa, la
“monarquía de
plata” (“se
levantará otro
reino...”)
(Daniel 2:39),
después
desveló el
“tercer reino
de bronce”
(Daniel 2: 39),
dominio de
Alejandro III,
el Grande, el
precursor del
helenismo,
comandando los
soldados
griegos, los
cuales
utilizaban
vestimentas y
armaduras de
bronce.
No por la
diplomacia, ni
por el
casamiento entre
los nobles de
los diferentes
reinos, hubo
la
fusión de los
europeos
A continuación,
reveló el cuarto
reino, que sería
“fuerte como
el hierro; pues
el hierro todo
quiebra y
desmenuza”
(Daniel 2:40),
previendo la
aparición de la
monarquía
romana, mucho
más poderosa que
las citadas
anteriormente.
Los romanos
usaban el hierro
para la
confección de
espadas y otros
armamentos, como
en la
fabricación de
ruedas y
escudos.
Después, el
vidente prevé el
desmoronamiento
del Imperio
Romano, siendo
uno de los
factores
principales las
invasiones de
los bárbaros,
surgiendo,
entonces, la
creación de
varios reinos,
como los
anglo-sajones,
los visigodos,
los lombardos,
dando formación
a algunas
naciones
europeas: “como
la que viste de
los pies y de
los dedos en
parte de barro y
de hierro, eso
será
un reino
dividido”
(Daniel 2:41).
A continuación,
vaticinó que ese
reino
fragmentado
tiene “alguna
cosa de la
firmeza del
hierro” (Daniel
2:41),
aunque estuviera
el hierro
mezclado con el
barro.
Realmente, el
responsable
principal por
todo eso fue el
Cristianismo,
que ocupó un
papel
preponderante en
la integración
de los bárbaros,
ya que estos
fueron
convertidos al
Catolicismo. A
la vez, los
bárbaros
respetaban a los
romanos, por
cuanto deseaban
tener vida
semejante a la
de ellos.
Aunque sea,
actualmente, por
algunos
historiadores,
cuestionadas la
autoría y
algunas
predicciones
relacionadas a
los babilónicos
y griegos,
argumentando que
el libro de
Daniel había
sido escrito
después, llama
la atención el
relato final
cuando lo
advenimiento
judío, en la
interpretación
del sueño,
acerca de la
destrucción de
los
pies del
monumento
formado de barro
e hierro, así
profetizó: “En
cuanto al que
viste de hierro
mezclado con
barro, se
mezclarán
mediante boda,
pero no se
conectarán uno
al otro, así
como el hierro
no se mezcla con
el barro”
(Daniel 2:43).
Impresionante
esa predicción,
por cuanto ni
por la fuerza, a
través de Carlos
Magno, Carlos V,
Luís XIV y
Napoleón, se
consiguió
amalgamar los
reinos en un
sólo imperio. Ni
por la
diplomacia, ni
por la boda
entre los nobles
de los
diferentes
reinos, hubo la
fusión de los
europeos.
Europa pasa por
momentos muy
preocupantes con
el desánimo de
la economía y la
crisis de ahí
deriva
Daniel previó la
falta de unidad
de los países de
Europa,
comprobado mucho
después por la
aparición del
nazismo, del
comunismo, de
las dictaduras
en Grecia,
Portugal y
España, como
también la
intensa división
que ocurrió en
la Unión
Soviética, en
Checoslovaquia
y, de forma
especialmente
violenta, en
Yugoslavia,
resaltando, en
la actualidad,
la falta de
coordinación
política para
resolver la
grave crisis
socioeconómica
actual,
alcanzando a la
Unión Europea,
acarreando
endeudamiento
público elevado
de las naciones
del bloque,
principalmente
de Grecia,
Portugal,
España, Italia e
Irlanda.
Europa pasa por
momentos muy
preocupantes con
el desánimo de
la economía, la
fuga de
capitales de
inversores, el
aumento
acentuado del
desempleo, la
escasez de
crédito, el
intenso
descontento
popular con el
corte de
salarios, el
congelamiento de
beneficios
sociales, las
medidas de
reducción de
gastos y la
caída o el
pequeño
crecimiento del
PIB de los
países europeos.
Importa
enfatizar
también el
fenómeno
profético,
considerando que
no todas las
naciones de la
Unión Europea
utilizan el euro
como moneda
oficial. Otro
dato a ser
considerado
actualmente es
el movimiento
que busca la
separación del
territorio Vasco
de España.
Terminando la
profecía, Daniel
dijo que después
“el Dios del
Cielo suscitará
un reino que no
será jamás
destruido...”
(Daniel 2:44),
por cuanto “la
piedra, que
hirió la
estatua, se hizo
en una gran
montaña que
llenó toda la
tierra” (Daniel
2:35.)
Jesús es
denominado “la
piedra angular”
(Efesios 2:20 y
1ª Pedro 2:6) y,
ciertamente,
Daniel alude a
la nueva Tierra
transformada en
mundo de
regeneración,
bajo la égida
del Maestro. Ese
reino de paz
estará destinado
a los que sigan
en espíritu y en
verdad a Cristo,
practicando sus
enseñanzas y
siendo recibidos
en el mundo
transformado,
con el título de
servidor del
bien.
Américo Domingos
Nunes Filho, del
Rio de
Janeiro-RJ, es
médico.
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