Espírita hace 20
años
aproximadamente,
no llegó al
Espiritismo como
un proceso de
conversión sino
de
descubrimiento.
Se adecuó
rápidamente a
sus postulados,
entendiendo que
ya los conocía
de otro tiempo y
lugar. Participa
en el centro
Espirita Jesús
de Nazareth y
del Grupo Amor y
Caridad, ambos
de Belén.
|
Recientemente
lanzó a través
de la Editora
Lumen la
excelente obra
La Gran
Transición de la
Tierra: el
sentido de
urgencia.
En uno de sus
viajes de
presentación de
la obra,
conversó con
nosotros de
manera gentil y
amigable.
¿Cómo fue su
iniciación en el
Movimiento
Espírita?
Dos libros me
conectaron con
el Espiritismo.
Exiliados de
Capela, de
Edgar Armond, y
Después de la
Muerte, de
León Denis. Este
último me atrapó
y su elocuente
espiritualidad
me apasionó y me
arrastró al
estudio del
Espiritismo. Fue
una división de
mi identidad
personal, una
persona antes y
otra después.
¿Cómo ve la gran
transición de la
Tierra, de
acuerdo al
título de su
libro,
recientemente
lanzado por la
Editorial Lumen?
Desde el punto
de vista
general, la Gran
Transición es la
sinergia de un
conjunto de
hechos y
fenómenos que
funcionan como
un eslabón entre
el final de un
ciclo evolutivo
y el inicio de
otro,
viabilizando no
sólo un proceso
simultáneo de
progreso del
planeta, de la
humanidad y de
la
espiritualidad,
sino también un
proceso
selectivo que
envuelve una
amplia migración
de Espíritus
entre planetas,
readecuando el
cuadro general
de las
poblaciones
espirituales y
humanas
involucradas.
Bajo el punto de
vista íntimo de
cada ser, la
Gran Transición
es un estado del
espíritu,
afectado
profundamente
por los
acontecimientos
de este período
que promueven
una transición
de lo íntimo de
lo que somos y
de lo que
seremos.
¿Cómo construir
un ser ético en
estos tiempos de
transición?
La respuesta es
compleja, porque
somos seres
complejos.
Mientras tanto,
puedo resumir
afirmando que la
Doctrina
Espírita provee
elementos
suficientes para
una vida ética.
Lo que he
resaltado es que
un aspecto
relevante de esa
ética es nuestra
actitud ante el
planeta. En ese
objetivo,
permítame
motivar al
lector: ¿ser
indiferente ante
la destrucción
que está
ocurriendo en la
Tierra es
ético?
¿Cuál sería la
transición
individual?
El filósofo
pre-socrático
Heráclito
destaca la
importancia el
cambio. Nadie
pisa el mismo
río dos veces,
porque el río y
la persona
cambian. Es
decir, el cambio
es parte de la
dinámica del
universo y de la
vida.
Necesitamos del
cambio, del
movimiento, de
la
transformación.
Así como el
planeta
atraviesa por
grandes cambios,
nosotros también
debemos
sintonizar con
dichos cambios,
tenemos que
hacer nuestra
propia
transición
individual. Si
la transición
planetaria exige
más cuidado con
la naturaleza
tenemos que
promover ese
cambio en
nuestras vidas.
Si la transición
planetaria exige
más paz, tenemos
que promover ese
valor en nuestra
conducta. Si la
transición
planetaria exige
que pensemos más
en el colectivo
tenemos que
transitar del
individualismo a
la solidaridad.
En suma, la
transición
individual es el
cambio de
nuestro modelo
mental
individualista,
materialista e
insustentable
hacia un modelo
colectivo,
espiritualizado
y sustentable.
Actualmente
estamos
verificando un
aumento muy
grande de las
enfermedades
psiquiátricas.
¿Qué nos puede
comentar sobre
este hecho?
Es un fenómeno
que ha llamado
la atención de
muchos
estudiosos.
Dentro de las
explicaciones
posibles está la
constatación de
que nuestra
mente se está
enfermando más.
Otra hipótesis
es que el
aumento de
situaciones
caracterizadas
como
enfermedades
psiquiátricas
atiende a
intereses del
mercado de la
industria
farmacéutica.
Más allá de los
estudios
psiquiátricos,
otras áreas del
conocimiento
confirman que
vivimos un
momento de
malestar de la
civilización.
Las personas
sienten que hay
algo que está
equivocado.
¿Cómo se
involucró en las
propuestas
ecológicas?
¿Cuál es su
objetivo?
Vivir en la
Amazonia permite
un compromiso
natural con esa
temática. Cada
día que nace
tenemos noticias
de los graves
problemas
ambientales que
ocurren, algunos
nos afectan
directamente,
otros de rebote.
Por otro lado,
aquí viven
grandes
pensadores,
activistas y
líderes de la
causa ambiental
y muchos son
espíritas. Por
lo tanto,
tenemos un
ambiente
intelectual,
cultural y
espiritual que
propicia la
interacción del
activismo
ambiental con la
espiritualidad.
Mi objetivo es
mostrar la
relación de la
naturaleza con
la
espiritualidad,
mostrar el poder
de la actuación
individual y en
red. Demostrar
la complejidad
del desafío, el
sentido de
urgencia y que
hace la
diferencia con
la participación
de cada uno.
Como autor,
intento
viabilizar al
lector la triada
de oro:
reflexionar,
prepararse y
actuar.
En su opinión,
¿cómo los
espíritas pueden
participar con
eficacia en esos
debates?
No hay duda
sobre eso. No
solo pueden. Es
un deber ético,
sobre todo
porque tenemos
conciencia de
que el planeta
está pasando por
un período
turbulento de
transición. Y no
debe quedarse
sólo en debates.
Necesitamos
actuar como
ciudadanos,
exigir cambios y
adquirir nuevos
hábitos como
consumidores,
evitando el
consumismo, el
materialismo y
el desperdicio,
como país,
educando a
nuestros hijos,
como hijos de
Dios,
defendiendo este
maravilloso
planeta, como
espíritas,
aplicando el
evangelio y los
conocimientos
espíritas en
nuestra relación
con la
naturaleza.
En una reciente
conferencia
usted dijo que
si todas las
naciones
consumiesen
como los Estados
Unidos lo hacen
actualmente,
serian
necesarios cinco
planetas Tierra
para cubrir
tremendos
consumos. ¿Qué
es lo que
propone,
entonces?
En necesario no
confundir
consumo con
consumismo.
Nuestra vida en
la materia exige
un consumo para
cubrir, por
ejemplo,
necesidades de
alimentación.
Tenemos que
consumir. Pero
no necesitamos
ser consumistas.
Eso es consumir
con exageración,
impulsivamente.
Por otro lado,
debemos combatir
el desperdicio.
¿Podemos
considerar como
una actitud
espiritualizada
arrojar comida
en un mundo con
cerca de 1
billón de
personas pasando
hambre? Tenemos
que consumir
sólo lo
necesario,
reinventar usos
y tener otra
mirada a lo que
consideramos
basura. Es el
trípode:
reducir,
reutilizar y
reciclar. En el
2008, la ONG
World Wildlife
Fund concluyó
que la huella
ecológica
mundial excede
en cerca del 30%
la capacidad de
regeneración
natural del
planeta. Desde
entonces el
ritmo no ha
disminuido. A
ese ritmo, para
el 2030
necesitaremos
dos planetas
para mantener
nuestro estilo
de vida. Y si
toda la
Humanidad
consumiese lo
que
norteamericanos
consumen,
entonces
necesitaremos
cinco planetas.
En varias
regiones de la
Tierra, los
estragos de ese
ritmo de consumo
están sometiendo
a millares de
seres humanos a
una vida
degradante y
miserable. Ese
escenario es
parte de la Gran
Transición,
pero es un
deber
ético-espiritual
de cada uno de
nosotros luchar
para cambiar ese
cuadro.
Otro tema
presentado allí
es que cada año
perdemos cerca
del 1% de tierra
fértil mundial.
¿Cómo participar
positivamente en
el sentido de
aminorar esa
realidad?
La pérdida de
suelo fértil
tiene relación
directa con la
capacidad de
producción de
alimentar a la
Humanidad en el
futuro. Per, en
realidad,
tenemos que
posicionar ese
desafío en un
contexto más
amplio, que
englobe la
degradación y la
destrucción de
varios
ecosistemas.
Infelizmente
muchas personas
no perciben que
son parte del
problema. Es
importante tener
conciencia de
que construir
una casa sobre
un manglar,
comprar un
mueble hecho de
madera ilegal,
ser consumidor
de alimentos que
fueron
producidos
destruyendo el
suelo y los
bosques, es ser
parte del
problema. Si
cambiamos, el
sistema cambia y
el mundo
cambiará
conjuntamente.
En el capitulo
II de su libro
usted trata el
tema: El Sentido
de urgencia;
¿exageración o
realidad? ¿En
qué punto
estamos hoy en
la cuestión de
sustentabilidad
planetaria?
En los últimos
años tuvimos
avances
significativos.
Pero la pregunta
principal es:
¿estamos
haciendo lo
suficiente,
considerando que
la destrucción
también es
continúa y el
tiempo para
algunos
problemas graves
es cada vez
menor? El
capítulo II trae
una inmensa
colección de
datos, estudios
y opiniones que
demuestran
inequívocamente
el sentido de
urgencia que,
además, fue uno
de los temas mas
resaltantes en
Rio + 20.
¿Piensa que
vivimos en una
Matrix
verdadera?
Es una metáfora
muy apropiada y
explico esa
lógica en el
capítulo III del
libro. No
podemos negar
que vivimos en
un sistema que
impone un modelo
mental
individualista,
materialista e
insustentable.
Tenemos que
despertar y
tener una nueva
óptica para el
mundo y la
realidad y, en
ese camino, el
Espiritismo
tiene
contribuciones
inestimables
para dar.
En su opinión
los debates del
reciente
encuentro
llamado Rio +20
¿nos deja más
confiados del
compromiso de
los líderes
mundiales en
relación a la
preservación del
planeta?
Haber
participado de
Rio +20 fue una
experiencia
fantástica.
Había un clima
de movilización
de personas de
todo el planeta.
Una verdadera
fraternidad
universal.
Pudimos
sentirnos
vibrando la red
de la vida. Pero
es necesario
entender que la
aceleración del
ritmo de cambios
positivos es
promovida con
más fuerza por
la sociedad
civil, por las
personas
comunes. Las
autoridades
oficiales de los
países tiene un
ritmo más lento,
más reticente,
pues es más
complejo hablar
en nombre de una
nación entera
que congrega
varias visiones
del mundo tan
dispares e
intereses tan
contradictorios,
algunos de los
cuales
representan
sectores
históricamente
ligados a la
destrucción de
los recursos
naturales del
planeta. Pero
hay esperanza,
no podemos
abdicar de ella,
pero no puede
ser una
esperanza
pasiva. Tenemos
que
involucrarnos.
¿Jesús está a la
cabeza?
Muy pertinente
su pregunta. Sí,
Jesús está a la
cabeza del navío
terrestre. No
estamos solos,
ni cautivos de
las fuerzas del
azar. La
espiritualidad
está trabajando
muy fuerte con
nosotros. Pero
recordemos que
hay leyes que
rigen la vida y
estamos dotados
del libre
albedrio. No
sirve ser
destructivo y
optimista. No
habrá magia. Si
plantamos
pimienta, no
cosecharemos
fresas. Toda
transición exige
una travesía del
antes al
después. Y las
travesías tienen
sus riesgos.
Nuestras
decisiones
diarias, en el
uso del libre
albedrio,
determinarán
nuestra llegada
a este punto
actual y
determinarán
como será la
travesía hacia
el mundo de
regeneración. La
mayoría de los
investigadores
ambientales no
considera la
hipótesis de un
mar sereno. En
realidad, ya
estamos
enfrentando
tempestades,
pero podemos
evitar los
tsunamis. Jesús
está con
nosotros, pero
¿estamos
ayudando?
En su opinión,
¿cuál debe ser
hoy la esencia
del debate
Ecología x
Espiritismo?
Son propuestas
de vida
entrelazadas
umbilicalmente.
Ambas amplían
nuestra
percepción de la
vida y nos
enseñan el
respeto a lo
sagrado, sea a
la naturaleza,
sea a la
espiritualidad.
En este momento
es importante
debatir aspectos
prácticos de la
Gran Transición,
tales como la
necesidad del
cambio de
hábitos
destructivos,
los riesgos
reales de este
momento, la
preparación para
el cómo lidiar
con algunos
escenarios y
eventos. El
proceso de
espiritualización
del ser pasa por
volvernos
mejores en todos
los cuadrantes
de la vida, lo
que incluye el
perfeccionar
nuestra ética de
relación con el
planeta donde
estamos
encarnados. Creo
que sólo la
espiritualización
del ser humano
puede liberarlo
de la mentira
que el sistema
nos impone al
asociar
felicidad con
consumo. La
felicidad no
depende de
consumir más. Es
un estado del
espíritu.
¿Qué es la
huella
ecológica?
Es un indicador
sustentabilidad
ambiental. Es el
término fue
primero
utilizado por el
ecologista
William Reis en
1992. La
expresión se
refiere a la
cantidad
recursos
naturales
necesarios para
sustentar
nuestro estilo
de vida,
considerando
todos los
recursos
materiales y
energéticos
gastados por una
determinada
persona o
población.
También ha sido
utilizado para
medir la
sustentabilidad
del estilo de
vida de
productos,
servicios y
organizaciones.
¿Nos puede
hablar sobre la
Teoría de Medea
y la Teoría de
Gaia?
La teoría de
Medea, del
paleontólogo
norteamericanos
Peter Ward,
afirma que la
naturaleza hace
de todo para
destruirnos. Se
aproxima a la
visión del mundo
del biólogo
evolucionista
ateo Richard
Dawkins que
afirma que el
universo es
indiferente, sin
propósito. La
teoría de Gaia,
del científico
inglés James
Lovelock, afirma
que la tierra se
comporta como un
organismo vivo,
con capacidad de
autorregulación
y
autoregeneración.
Esta teoría fue
un avance en
relación a la
visión
cartesiana de
que el planeta y
el universo eran
como máquinas.
Pero la teoría
de Gaia está
incompleta, ya
que descarta la
noción del
propósito del
Universo. Por
eso, presenté la
teoría de
Matergaia en el
capítulo VIII,
donde muestro
con base en el
Espiritismo y la
nueva Cosmología
que el universo
es inteligente,
que tiene un
propósito y que
la Tierra es
sólo uno entre
muchos planetas
en evolución.
Le agradecemos y
pedimos sus
palabras
finales.
Hay personas que
prefieren no ir
al médico para
no descubrir las
enfermedades que
afectan su
cuerpo. El
Libro La
Gran Transición
de la Tierra: el
sentido de
urgencia,
es, digámoslo
así, un chequeo
del organismo
planetario.
Algunos lectores
se sorprenderán
con ciertos
datos, estudios
y previsiones
científicas y
espirituales que
demuestran cuál
es la situación
de salud del
planeta. También
yo me sorprendí.
Pero el choque
nos puede ayudar
a despertar. Y
por los relatos
que recibo,
muchos están
despertando.
Espero que
muchos más
despierten hacia
los inmensos
desafíos que
envuelven la
Gran Transición
y sumen fuerzas
para seguir
juntos, firmes y
con esperanza
rumbo al futuro.
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