¿Pase en animales?
¡Si!
Oigamos, de inicio, al
Espíritu André Luiz, en
“Conducta Espírita”, Ed.
FEB, 1960, Cap. 33 –
Ante los animales: “En
el socorro a los
animales enfermos, usar
los recursos
terapéuticos posibles,
sin despreciar aún
aquellos de naturaleza
mediúmnica que aplique a
su favor. La luz del
bien debe brillar en
todos los planos”.
Animales enfermos
Cierta vez, respondiendo
a un cuestionario sobre
animales, con preguntas
formuladas por la
revista espírita
“Espiritismo & Ciencia”,
me encontré con la
siguiente pregunta, cuya
respuesta transcribo a
continuación:
P. — En su opinión,
¿habría tratamientos de
cura para las
enfermedades de animales
que podrían ser
fácilmente tratadas con
el uso de la terapéutica
espírita?
R. — ¡No! La existencia
de la medicina terrena,
tanto para hombres como
para animales (la
veterinaria) es una
bendición de la Divina
Providencia. Sus avances
fluyen de los planos
superiores, inspirando e
intuyendo investigadores
dedicados, que cada vez
más van produciendo
nuevos fármacos y
perfeccionando
procedimientos de cura.
Sin embargo, cito que en
cuanto a la terapéutica
espírita, caracterizada
por la caridad a los
animales por la donación
de nuestras energías
anímicas,
revitalizadoras o
curativas (a través de
oraciones o pases), en
mi opinión no tiene
ninguna
contraindicación. Por el
contrario: es altamente
recomendable, he ahí que
se trata de un acto de
amor. ¡Y el amor es
todo!
Kardec y los medios de
cura
Precediendo a la oración
nº 78, en “El Evangelio
según el Espiritismo”,
es el propio Kardec que
recomienda al enfermo el
deber de buscar los
medios de cura (la
fluidoterapia,
denominada por él de
“magnetismo”, y la
Medicina). (Subrayé)
Recientemente, Divaldo
Franco, preguntado sobre
las curas
espirituales,
declaró que: para los
males del Espíritu, el
Centro Espírita, y para
los males del cuerpo, el
hospital...
Por las reflexiones
arriba deduzco que en el
caso de los animales
enfermos (que también
poseen
alma, si bien inferior a
la del hombre*), a sus
dueños compite el deber
caritativo de
proporcionarles amparo
veterinario, y, en su
caso, dentro de sus
convicciones,
simultáneamente, apoyo
por el pase.
(*) – En “El Libro de
los Espíritus”,
preguntas 597 a 600.
Fluido magnético
1 – “El Libro de los
Médiums” – Cap. XXII
– De la mediumnidad
en los animales:
El Espíritu Erasto
discurre largamente
sobre la imposibilidad
de la mediumnidad en los
animales con miras a que
no hay fluidos similares
entre los hombres y los
animales. A
continuación, registra
el caso en que: El
Sr. T..., se dice,
magnetizó a su perro.
¿A
qué resultado llegó? Lo
mató, por cuanto el
infeliz animal murió,
tras haber caído en una
especie de atonía, de
languidez, consecuentes
a su magnetización. En
efecto, saturándolo de
un fluido absorbido en
una esencia superior a
la esencia especial de
su naturaleza de perro,
él lo liquidó, actuando
sobre el animal, a
semejanza de un rayó,
aunque más lentamente.
2 - Lo Pase, de Jacob L.
Mello, Ed. de la FEB,
1992, Cap. X, Ítem 18 -
Pases en plantas y
animales:
El autor distingue
“magnetismo” de “pase
espírita”, concluyendo
que a las plantas y a
los animales solamente
el magnetismo puramente
físico (dirigido a
través del pase
magnético) puede ser
transmitido. Citando
Kardec y otros
estudiosos espíritas,
opina:
– magnetismo = animismo
humano;
– pase espírita = de
periespíritu a
periespíritu, por lo
que, en el caso de los
animales, su envoltorio
fluídico no soportaría
los fluidos espirituales
de “esencia superior”.
Apoyado en Erasto, Jacob
concluye que el pase
espírita fulminaría al
animal enfermo.
3 – Atravesando lo
Invisible, Yvonne A.
Pereira, Ed. FEB, 1963,
Cap. VIII – Sutilezas
de la Mediumnidad:
La inolvidable Yvonne A.
Pereira (1900-1984),
discurriendo sobre la
psicometría (facultad
mediúmnica de describir
acontecimientos en torno
a una criatura, en
contacto directo con un
objeto a ella
perteneciente), narra
que
en desprendimiento
parcial, cuando aún
estaba encarnada, como
Espíritu, “visitó”
animales. Son sus
palabras: Durante el
desprendimiento parcial,
hemos tenido ocasión de
“visitar” animales como
el buey, el caballo, el
perro y el gato.
Verificamos que el
fluido magnético, el
elemento etéreo en que
se hallan ellos
sumergidos,
como seres vivos que
son, son los mismos que
penetran a los hombres,
donde estos se agitan.
De ahí esa
correspondencia
vibratoria, que hace al
ser espiritual del
hombre comprender al ser
del animal, sentirlo,
así como a los demás
reinos de la
Naturaleza... (...) La
impresión que guardamos
de las cuatro especies
citadas fue profunda y
enternecedora, como las
semejantes nuestros.
(Subrayé)
Fluido vital
Por oportuno, recuerdo
la pregunta número 66 de
El Libro de los
Espíritus:
P: – ¿El principio vital
es el mismo para todos
los seres orgánicos?
R: – Sí, modificado
según las especies.
Ahora, pregunto yo: —
¿Quién modifica el
principio vital?
Reflejo, en respuesta,
que en el caso de pases
en animales (y en
plantas...) es posible
que la “donación
socorrista” mediúmnica
humana sea sometida, por
Protectores Espirituales
especializados, a
procesos de
compatibilización
fluídica, para la debida
asimilación del
necesitado – animal o
vegetal.
Conclusión
Por los ítems expuestos,
la cuestión de los pases
en animales presenta una
aparente contradicción
entre las reflexiones de
arriba, de Erasto, André
Luiz e Yvonne A.
Pereira...
– Erasto afirma que el
pase en el animal lo
fulminaría, por la
diferencia fluídica;
– Yvonne Pereira
verificó la
correspondencia
vibratoria de hombres y
animales, con miras al
fluido magnético – el
elemento etéreo – que a
ambos penetra;
– André Luiz proclama
que los recursos
terapéuticos y los de
naturaleza mediúmnica
para animales enfermos
son un acto de amor.
Aún una vez sería
prematuro radicalizar la
cuestión, siendo plano
que constituye una
actitud cristiana
socorrer plantas,
animales o criaturas
humanas, cuando son
necesitados, con los
recursos posibles –
materiales y
espirituales.
Delante de la
encrucijada, me socorrió
el añorado Prof. José
Herculano Pires
(1914-1979), dirimiendo
la citada contradicción
en su obra
Mediumnidad – Vida y
Comunicación,
EDICEL, 6ª Ed., 1986,
Cap.
XI – Mediunidade
Zoológica.
Las reflexiones son
cristalinas y por eso
las registro abajo:
Nuestros días,
contrabalanceando la
necedad de la pretendida
mediumnidad zoológica,
comienza el amanecer en
el campo mediúmnico un
tipo de mediumnidad para
el cual sólo algunos
espíritas se vuelven
esperanzados. El Prof.
Humberto Mariotti,
filósofo espírita
argentino ya bastante
conocido en Brasil por
sus obras y sus
conferencias, es un
zoólfilo enamorado. En
su último viaje a São
Paulo intercambiamos
ideas e informaciones
acerca de lo que podemos
llamar de Mediumnidad
Veterinaria. No podemos
elevar a los animales a
la condición superior de
médiums, pero podemos
concederles los
beneficios de la
mediumnidad.
Mariotti poseía, como
poseemos, episodios
importantes de su
vivencia personal en ese
terreno. La asistencia
mediúmnica a los
animales es posible y
grandemente provechosa.
El animal enfermo puede
ser socorrido por pases
y oraciones e incluso
con los recursos del
agua fluidificada. Los
médiums veterinarios,
médiums que se
especializaron en el
tratamiento de animales,
ayudarían a la Humanidad
a librarse de las
pesadas consecuencias de
su voracidad carnívora.
Kardec se refiere, en El
Libro de los Médiums, a
los intentos de
magnetizadores, en
Francia, de magnetizar
animales y desaconseja
esa práctica en vista de
los motivos contra la
mediumnidad animal.
Entiende que la
transmisión de fluidos
vitales humanos para el
animal es peligrosa, en
virtud del gran desnivel
evolutivo entre las dos
especies. Pero en la
Mediumnidad Veterinaria,
la situación se
modifica.
El reino animal es
protegido y orientado
por Espíritus humanos
que fueron zoófilos en
la Tierra, según
numerosas informaciones
mediúmnicas. El médium
veterinario, como el
médium humano, no
transmite sus fluidos en
el pase por su propia
cuenta, sino sirviendo
de medio de transmisión
a los Espíritus
protectores.
La situación mediúmnica
es así muy diferente de
la situación magnética o
hipnótica. Al socorrer
al animal enfermo, el
médium dirige su oración
a los planos superiores,
suplicando asistencia de
los Espíritus
protectores del reino
animal y poniéndose a la
disposición de estos.
Aplica el pase con el
pensamiento vuelto para
Dios o
para Jesús, el Creador y
el responsable por la
vida animal en la
Tierra. Fluidifica el
agua de la misma manera,
confiado en la
asistencia divina. No se
trata de una teoría o
técnica inventada por
nosotros, sino
naturalmente nacida del
amor de los zoófilos y
ya contando con
numerosas experiencias
en el medio espírita.
(Subrayé)
A continuación, el autor
narra conmovedores
episodios de socorro
humano
mediúmnico-veterinario a
animales gravemente
enfermos o desahuciados,
que con eso se
recuperaron.
No incurriendo en
omisión, registro que
desde niño (nací en
1934...) conviví con
animales domésticos y vi
a espíritas bondadosos
aplicar pases en
animales enfermos, en la
mayoría de los caos
prosperando la
recuperación “de los
pacientes”.
Igualmente, de mi parte,
también muchas veces he
dispensado pases a
animales enfermos y
gracias a Dios ninguno
de ellos vino por eso a
fallecer fulminado. En
esas ocasiones, imploro
a los Espíritus
Protectores la cura de
la enfermedad y, cuando
eso ocurre, no sabría,
sinceramente, afirmar si
fue sólo por animismo...
En el 99,99% de los
casos, imagino que no:
¡el mérito es de ellos!
Deduzco que cuando un
médium, no
necesariamente
“veterinario”, aplica
pase en animales
necesitados, Amigos del
Plano Mayor, zoófilos,
se encargan de modificar
el fluido humano en
fluido apropiado con la
especie animal atendida,
añadiendo los de la
Naturaleza, además de
los de ellos mismos.
Por oportuno, concluyo
recordando que San
Francisco de Asís,
considerado “Padrino de
los Animales”, el siglo
XII, ya concedía
bendición a los
animales, desde los
principios de su
elevadísima misión en
aquella existencia
terrena.
Como tradición, hasta
hoy las Iglesias
católicas devotas
especialmente a aquel
santo igualmente
conceden bendiciones a
los animales, el día 4
de Octubre de cada año.
Como espírita considero
que tal procedimiento
caracteriza un acto
benéfico a los animales,
diferente de la atención
médica-veterinario. La
bendición del padre, a
mi ver, de alguna forma
tiene la misma intención
caritativa del pase
administrado por médiums
zoófilos en nuestros
hermanos más pequeños,
siempre que se deparen
con uno de ellos en
estado de necesidad.
Nota de la Redacción:
Sobre el asunto lea
también el libro
ANIMALES, NUESTROS
HERMANOS, de Eurípedes
Kühl, 1ª Ed. 1995,
Editora PETIT, SP/SP.
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