Las
ideas
materialistas
y
sus
consecuencias
Perdonar a quien
nos perjudica,
orar por
aquellos que nos
persiguen o
calumnian,
retribuir el mal
con el bien, he
aquí tres
propuestas
hechas por Jesús
que las personas
materialistas no
consiguen
comprender,
porque, en la
visión de ellas,
tales acciones
serían indicio
de debilidad, no
de coraje.
De hecho, es
necesario tener
las vistas en
dirección al
futuro y para la
realidad
espiritual, si
queramos
realmente
entender y – lo
que es más
importante –
poner en
práctica ésas e
innúmeras otras
enseñanzas
dejadas por
Jesús.
Ésas, sin
embargo, no son
las
consecuencias
más dañosas de
la visión
materialista de
la vida, porque,
como nadie
ignora, el
suicidio, la
eutanasia, el
aborto, el
crimen contra la
vida y la
corrupción –
nada de eso
tiene
importancia para
la persona
convencida de
que nada más
existe una vez
terminada la
existencia
corporal.
Tales motivos
por los cuales
deben ser
combatidas, en
el campo de las
ideas, las
doctrinas
materialistas y,
en especial, la
actitud
materialista, o
sea, el
comportamiento
de los que se
dicen adeptos de
esa o de aquella
religión y, que
aún, actúan como
si no fuesen, lo
que es evidente
en los actos de
los que se
apropian de los
recursos
públicos para el
enriquecimiento
personal y de
los que, movidos
por la avaricia,
se valen de
todos los medios
para acumular
bienes que un
día tendrán que
dejar.
En el libro
Lo que es el
Espiritismo,
Kardec examinó
esa cuestión,
cuando entonces
explicó que
combatir el
materialismo no
implica atacar
personas, pero
sí una doctrina
perniciosa que
se constituye en
una verdadera
llaga social,
cuando
generalizada.
Efectivamente,
es mucho más
fácil comprender
que la negación
del futuro o la
simple duda
sobre la
continuidad de
la vida en otra
dimensión
constituyen
factores
estimulantes del
egoísmo, que es
responsable por
la mayoría de
los males de la
Humanidad.
Con el
materialismo, la
caridad, la
fraternidad, el
altruismo se
tornan
destituidos de
base, y ninguna
razón existe
para
practicarlos o
propagar su
observancia.
Evidentemente,
pueden existir –
y seguramente
existen –
personas
buenísimas y
virtuosas
adeptas de las
ideas
materialistas,
pero ese hecho
es una
excepción,
porque el lema
del
materialismo, en
sí considerado,
es otro: “Cada
uno por sí
durante la vida
terrena, porque
con ella todo se
acaba”, al
tiempo que,
aludiendo a la
ley que nos
comanda la vida,
Jesús aseveró
que “todo lo que
vosotros
querréis que los
hombres vos
hagan, hágalo
también
vosotros, porque
ésta es la ley y
los profetas”.
(Mateos,7:12.)
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