¿Es posible
hablar con
nuestros muertos
queridos?
Una de las
preguntas
recibidas con
más frecuencia
por nuestra
revista dice
respecto a la
posibilidad, que
muchos quieren,
de obtenerse en
el Centro
Espirita mensaje
de un familiar
recién
desencarnado.
¿Ésa posibilidad
existe? ¿Es ella
concreta? ¿O
depende de
alguna
condición?
Es muy difícil
explicar para
alguien no
habituado con la
doctrina
espirita lo que
en esos casos
ocurre. Si los
muertos pueden
comunicarse,
como enseña el
Espiritismo,
¿por qué no con
nuestros entes
queridos?
En algunas
situaciones,
ciertamente en
la mayoría de
ellas, lo que
mueve a las
personas es el
deseo de
comunicarse con
el hermano o
amigo que partió
y saber cómo él
se encuentra,
como vive, si
está feliz o no.
Pero hay casos
donde el motivo
es simplemente
la curiosidad,
la búsqueda por
la novedad, y
pocos comprenden
por qué los
Espíritus no
aprovechan la
oportunidad para
enseñar al mundo
que nadie muere
y que la vida
prosigue
realmente mucho
más allá de la
tumba.
El deseo de los
que son movidos
por el
sentimiento de
amor es
comprensible y,
a deducir de las
cartas que
recibimos, mucho
más común de lo
que pensamos.
Tenemos, en
casos así,
hablado a los
que nos escriben
que podemos
establecer
contacto con
nuestros muertos
queridos,
independientemente
de la ayuda de
los médium, a
través de la
oración y en la
esfera del
sueño, una vez
que aquellos que
nos aman
continúan a
amarnos, estando
o no encarnados.
En lo que se
refiere al
contacto directo
a través de un
médium, es
siempre bueno
recordar lo que
Chico Xavier,
tratando del
asunto, afirmó
oportunamente:
“El teléfono con
el más allá
timbra de allá
para acá”, o
sea, los
desencarnados
nos buscan
cuando pueden y
cuando hay
razones fuertes
para eso.
Existen,
todavía,
determinadas
condiciones
indispensables
para que sea
posible una
comunicación con
los Espíritus.
De acuerdo con
lo que
aprendemos en la
doctrina
espirita, es
necesario, para
que un Espíritu
se comunique,
además de la
permisión de
Dios o de sus
representantes:
1º, que le
convenga
hacerlo; 2º, que
su posición o
sus ocupaciones
lo permitan; 3º,
que encuentre en
el médium un
instrumento
apropiado a su
naturaleza.
Faltando una de
las condiciones
mencionadas, la
comunicación
mediúmnica se
queda
inviabilizada,
hecho que muchas
personas tienen
dificultad de
comprender.
Con Léon Denis,
uno de los
mayores
representantes
de los
conocimientos
espiritas, se
dio algo
semejante. Denis
deseaba obtener
una comunicación
de su madre,
pero eso jamás
ocurrió en el
grupo espirita
donde él era el
dirigente. Un
día, viajando
por el interior
de Francia, el
contacto con
ella fue posible
y vino,
finalmente, para
el hijo el
mensaje
esperado.
¿Por qué eso no
ocurriera antes?
Es que, le
explicó la
madre, no había
en el grupo
espirita que él
dirigía un
médium que con
ella
sintonizara.
|