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Año 7 350 – 16 de Febrero de 2014
GUARACI DE LIMA SILVEIRA   
glimasil@hotmail.com 
Juiz de Fora, MGrasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Guaraci de Lima Silveira

El ser, el espacio
y el tiempo

 
 
René Descartes, filósofo francés del siglo XVIII, en su método que quedó conocido como método cartesiano, nos indica cuatro pasos para que lleguemos a una conclusión eficaz sobre cualquier asunto. Nos dice el pensador que debemos siempre analizar, verificar, sintetizar y enumerar todas las posibilidades del objeto en estudio. Es decir bien racional, bien distante de aquellos tiempos en que nos imponían una creencia ciega sin la más pequeña posibilidad de contestarla, bajo pena de ser clasificados como herejes, cuyo acto siguiente siempre terminaba en torturas y muertes violentas que desacreditaban la individualidad creada por Dios. Esto nos anima a buscar con tranquila un análisis más profundo sobre la vida y el ser humano. La vida está compuesta a partir de la voluntad de Dios que crea los espacios y los tiempos que mejor se adecuen a la necesidad de sus hijos, en sus variados estadios evolutivos. Todos saben que la Tierra es un planeta que gravita en torno al sol que nos calienta, sostiene e ilumina y este planeta tiene sus agregaciones propias y rígidas dentro de las leyes gravitacionales que guían sus movimientos. Ella fue construida para, junto con otros planetas de este sistema, atender la variadas comunidades y en la Tierra la comunidad humana.

Hasta aquí gran parte de los humanos vivieron ajenos a esa realidad. Preocupados con la supervivencia veían los días suceder, las noches llegar y las convulsiones geológicas ocurriendo, modificando ambientes y, más al frente, analizando siempre los efectos sísmicos sin, con todo, buscar una explicación espiritual para el caso. La gran cuota de la humanidad hasta transcendió de sí para una línea puramente horizontal. Fue bueno. Cuando Thomaz Morus concibió la Utopía, aún en la Edad Media, estaba esbozando un tiempo venidero donde todos pudieran comparecer en el mundo enriqueciéndolo con sus presencias. Creemos como Léon Denis que el socialismo puramente cristiano habrá de imponerse en las sociedades futuras, colocando a cada cuál en su puesto de gran colaborador social y felices estudiantes aumentaran en conocimientos que liberan. 

Hay quién piense que basta estudiar y coleccionar títulos – Al recorrer los ojos por la historia y aquí colocamos también la historia de la ciencia y de la filosofía, vimos que en el transcurso de las eras, grandes mentes, grandiosos corazones aquí estuvieron, individuales, solitarios, voces gritando en el desierto humano, para alertar, componer, disponer, asociar, disociar los valores que rigen la evolución humana. Hoy los encontramos en sus hechos y en las enciclopedias que glorifican sus nombres ilustrando nuestra historia con sus presencias, probando el cuidado de Jesús con los seres que Dios le dio para, bajo su augusta batuta, dejen las zonas primitivas de la mente y alcen a los confines de la trascendencia espiritual. Y aquí podemos preguntarnos, cada uno de per sí: y yo, ¿qué hice estos siglos que aquí nací y renací continuamente? ¿Será que si juntaran mis hechos podré decir que fui bueno, válido y útil al planeta?

En los ciclos que se suceden todos somos llevados por ellos. Hay un tiempo predeterminado por Dios para cada etapa de nuestros aprendizajes. Hay los que piensan que basta estudiar y coleccionar títulos. Hay los que piensan que basta trabajar incansablemente ofreciendo su mano de obra, especializada o no, pero mano que hace. Esto fue bueno hasta aquí. Pero, el tiempo nuevo que surge exige nuevas perspectivas. Nuevas y buenas invenciones a partir de cada uno de nosotros. Sabemos que cualquiera base social precisa del tripe donde la institución, sus miembros y beneficiarios necesitan estar unísonos bajo pena de que los proyectos fracasen o cumplan precariamente sus objetivos.

Veamos dos casos que mucho nos llaman la atención. Se trata de la salud y de la educación, según muchos, precariamente practicados en Brasil. No vamos a los méritos, vamos a los análisis: para un cómputo que designamos por “salud”. Por ella debemos unir las instituciones a los terapeutas y cuerpos técnicos y administrativos y, aún, los pacientes. Sin una unicidad entre ellos, con seguridad que el sistema será equivocado.

El nuestro es, sí, el tiempo de las transformaciones – No basta crear centros de salud y formar terapeutas y abrir las puertas a los pacientes. Es necesario que todos se agrupen, si adecuen, se ajusten en la propuesta master del proyecto salud. A las instituciones y sus gestores, sus responsabilidades sociales y cristianas. A los terapeutas, idénticas necesidades aliadas a la cualificación, estudios continuos, ética y solidaridad para con aquellos que no pueden pagar un plan de salud y que son considerados como necesitados de urgentes intervenciones, y, a los pacientes, la postura de hacerse médicos de sí mismos, pues sólo así la cura definitiva se concreta según Calderaro, instructor de André Luiz en el libro En el Mundo Mayor. Casi siempre lo que se ve es una transferencia de culpas y responsabilidades que en nada ayudarán a nadie e, infelizmente, el peso de la moneda corriente en este mundo y los relajamientos indebidos, que perjudican el proceso. Institución, cuerpos clínicos y administrativo y pacientes necesitan de un acuerdo ético que felicite a todos y promueva el bienestar social.

El mismo razonamiento puede ser visto en el caso de la educación. De nuevo: instituciones, cuerpos técnicos y administrativos y educadores necesitan estar afinados para el arte de enseñar y aprender. De lo contrario, las horas pasarán y el saber quedará colgado por las paredes de las salas de clases. ¿Será aún que todos esos segmentos están encajados íntegramente en el arte de la educación? ¿Será que como alumno, administrativo o como docente estoy, de hecho, glorificando el acto de cada día ir a la institución y de ella participar con alabanza en aquel espacio y por el tiempo que allí me es dado?

Es aquí que justificamos nuestra idea inicial de que son llegados los tiempos en que todos debemos participar de la vida ofreciendo lo mejor de nosotros. Este es el tiempo de las transformaciones. El planeta está cumpliendo su parte, la vida, las propuestas establecidas por Dios, y nosotros, ¿qué estamos haciendo? ¿Aguardando paciente o intempestivamente que los espacios se transformen, que el tiempo pase y nos lleve para no sabemos donde o estamos, generosamente, cuidando de nosotros en este proceso ininterrumpido de sucesiones que nos ofrece cada vez más los recursos para nuestro vislumbrar de horizontes azules? 

El sol de cada día nos trae nuevas propuestas – El Ser y la Vida. Los espacios y los tiempos. Nosotros en estos contextos. ¿Cómo estamos? ¿Cómo va nuestra salud? ¿Cómo va nuestro proceso de educación? El tiempo de todos nosotros llegó. El mundo es una gran escuela, gran espacio interconectado en todas las latitudes. No valen más las disculpas del “yo no sabía” o del “ay si yo supiera”. La doctrina espírita es gran farol en esta niebla, bondadoso guía en estas escarpas, vigoroso bastón de apoyo en esas carreteras pedregosas. El Evangelio de Jesús es el insigne guía de conciencias que necesitan estar cada vez más despiertas para, según Descartes, analizar, verificar, sintetizar y enumerar todas las posibilidades, a fin de concluir con acierto. ¿Cómo estoy cuidando de mi presencia en el planeta? ¿Estoy firme en mi puesto de observador de cada detalle, aceptando lo que ocurre a mi alrededor, sacando conclusiones útiles para mi vida y mis avances? ¿O aún me consuelo con un plato de revueltos y entrego por él a mi primogenitura como hizo Esaú a Jacob, cuando Isaac estaba al borde de la muerte física? ¿Aún me deleito con el opio que me adormece mientras las caravanas pasan dejándome para tras? ¿Aún me coloco en los goces efímeros de los placeres carnales mientras el alma suspira por avances a los planos inmortales del más allá? ¿Quién soy en este conjunto, en esta textura que la vida construyó para que yo en ella desfilara como un ser vencedor, dominando con gallardía los espacios y glorificando los tiempos? Y mis odios, rencores, amarguras... ¿Mis tonterías por el dinero y por el poder que aquí quedarán viendo impávidos mi ataúd pasar en dirección a la sepultura? ¿Y mis prepotencias, mis algazaras infelices en interminables noches de vigilia cuando soy joven o no y creo que el mundo soy yo, es solamente mío? ¿Que obnubiló mis sentidos con sonidos alegres que alucinan mientras las sinfonías y adagios reconfortan? ¿Quién soy? Me pregunto. El sol de cada día nos trae nuevas propuestas. ¿Me pongo como anciano a descifrarlas o me quejo que un día más de verano va a quemar todo, inclusive mis disposiciones de dar algunos pasos para frente y para lo alto? 

La reconstrucción espiritual requiere urgente atención – Cuando Francisco de Asís oyó mediúmnicamente la orden de Jesús para reconstruir su iglesia, el noble Espíritu de Umbría entendió, al principio, que debería reconstruir físicamente la pequeña iglesia de San Damián. Ahora, Jesús nos invita a todo instante para reconstruir nuestras iglesias íntimas. Iglesia significa asamblea de los electos, según la traducción del griego. Fuimos elegidos por Dios desde que Él nos creó. La reconstrucción espiritual, después de tantas búsquedas infelices, necesita de urgente atención de nuestra parte. Es muy fácil y común congratularnos con nuestros amigos y afectos en los momentos festivos. Lo difícil es congratularnos con Dios todos los instantes que vivimos y, vivimos En él, nos movemos En él y En él existimos como el mensaje bíblico inscrito en Actos de los Apóstoles, capítulo diecisiete, versículo veintiocho. ¿Por cuál razón no queremos entender así?

Es mucho más fácil comer y beber, vestir y dormir, procrear y trabajar lo cotidiano que asumamos la postura de muchos de aquellos que aquí vinieron para incentivar a la humanidad en sus crecimientos. ¿Fueron santos? No sabemos cierto, aunque muchos hayan sido canonizados. Pero, si fueron, ¿por cuál razón tampoco nos hacemos santos y nos posicionamos como centinelas en un puesto cualquiera ayudando a todos, alisando pasiones inmerecidas, colocando agua en incendios o ebulliciones peligrosas, enseñando, aprendiendo, construyendo los templos de la pura sabiduría?

La invitación es para todos. La mesa está puesta para santos y publícanos, fariseos y saduceos, blancos, afrodescendientes, indios, etnias varias. De aquí a algunos años cuando el planeta esté renovado, habremos de mirar este tiempo extraño y, ciertamente, destruiremos muchos vídeos, revistas, periódicos y libros que cuentan nuestras desdichas de ahora con jactancias indebidas. La vergüenza sólo no nos asaltará porque estaremos en otra encarnación y con la bendición del olvido temporal. Pero, ved bien, esto sólo para aquellos que despierten ahora y caminen mientras es tiempo. “Mientras hay luz”. Los que definitivamente no aceptan las propuestas de Jesús con seguridad irán para otros mundos. 

Es tiempo de reflexionar, de construir nuestra próxima morada – Muchos de los que se portan como parias sociales de ahora, que empuñan sus armas y amedrentan la parte pacífica de la sociedad, deberán ir para mundos donde las guerras atroces aún ocurren y se sentirán hechos peces fuera del agua. Esto es porque las sociedades de aquellos mundos desconocen los avances éticos y morales de las sociedades de la Tierra. Ellos clamarán desesperados, asustados. Los valentones de aquí se sentirán como pequeñas perdices a suplicar misericordia ante las garras de los valientes primates que, con razón, necesitan formatear el ego. Nuestras bellezas inútiles se sentirán como frágiles mariposas a volar pantanos, huyendo aquí y allí de predadores asaz temerosos. Todo muy justo para los mundos primitivos, pero nuestras sociedades caminan para el mundo en regeneración donde el bien predominará y donde las personas se confraternizaran, cambiando valores, enriqueciéndose mutuamente por ellos.

Es tiempo de reflexionar. Es tiempo de construir nuestra próxima morada. Para donde deseo ir de aquí a algún tiempo: días, meses, años, horas... No sabemos el momento en que la desencarnación nos llamará a cuentas. Es necesario que nos hagamos útiles, sociales, pues sólo así la vida nos encaminará para los Jardines del Edén que están para ser erigidos en el mundo. Pero no serán estancias paradisíacas donde los habitantes intercambiarán a Dios por una manzana ofrecida por la serpiente. Serán terrenos a ser explotados centímetro a centímetro, pues en todo hay la sabiduría divina expresándose. ¡Y pasamos y pisamos en las hierbas y no nos damos cuenta de esto, aún! Los futuros terráqueos sabrán tanto que ni de lejos imaginamos como serán sus construcciones mentales. Si Esaú intercambió la primogenitura por un plato de lentejitas, hubo otro incauto que intercambió el Evangelio de Jesús por un plato de revueltos. Ambos, revueltos y lentejas, alimentan el cuerpo físico que no sobrevivirá. Y el alma, ¿cómo habremos de alimentarla, siendo esta la parte inmortal que cargamos? 

Somos seres reencarnados y vinimos de eras lejanas – Es justo que hagamos estas reflexiones, finalmente estamos aquí para aprender a orar, meditar y trabajar según Martins Peralva. Entremos en el tanque que Dios preparó para cada uno de nosotros y lavémonos mientras es tiempo, pues el prometido puede llegar en cualquier momento y, si fuéramos prometidas descuidadas, podremos no ser llevadas por Él, como es bien puesto en la parábola de las diez vírgenes. Eran vírgenes, pero cinco de ellas vacilaron. ¿En cuál partida pretendo estar cuando el prometido (Jesús) resurgiera soberano en nuestras almas? ¿La de las vírgenes vacilantes o de las vírgenes cuidadosas?

Merece la pena parar un poco el tráfico loco de los pensamientos que pasan acelerados en nuestras mentes. Ellos surgen y nos arrastran sin dejarnos escoger si debemos aún ir o quedarnos. Cuidemos de ellos, o mejor, cuidemos de nuestros sentimientos, pues es a partir de lo que sentimos que los pensamientos nacen. Entendamos definitivamente y vivamos intensamente la realidad de que somos seres reencarnados y venidos de eras lejanas con el propósito de ahora amarnos más, querernos mejor. Ame mucho, pero libere al ser amado. Si usted cree que el otro o la otra es el aire que usted respira, cuídese, porque esto no pasa de una amenaza y nunca amor verdadero. El amor legítimo parte del presupuesto de que yo soy yo y usted es usted y juntos formamos un par que puede caminar imponente por las virtuosas carreteras de las construcciones espirituales. Ame a sus padres, sus hermanos, su trabajo, su vida, pues sólo así estará, de hecho, haciéndose útil a usted y a la creación. Y ella necesita de usted, principalmente de sus buenos ejemplos. José Herculano Pires en su libro Concepción Existencial de Dios, en el capítulo que se titula Dios en el Hombre, nos dice que tenemos en nuestra conciencia humana tres principios fundamentales en nuestras manifestaciones en el plano social: “la idea de Dios en el hombre, su anhelo de trascendencia y el deseo natural del bien”. Que nos coloquemos al corriente de estas informaciones y multipliquemos en nosotros estos principios. Es un punto de partida. ¿Y la llegada?



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita