A cuántos afecta
Según investigación
realizada por la
Organización Mundial de
la Salud, (OMS), en
2013, se estima que
400 millones de
personas, cerca de 7% de
la población mundial,
sufrían de depresión
cada año. Se
verificaban a la época
más de 850 mil suicidios
por año en consecuencia
de la depresión. Esos
datos fueron revelados
por el ex-secretario
general de las Naciones
Unidas, en la apertura
del seminario “La crisis
Global de Depresión”
promovido por la revista
británica “The
Economist”.
En Brasil, la estimación
muy optimista era que
cerca del 10% de la
población sufría de
depresión. Optimista por
basarse en datos de
personas ya
diagnosticadas. Se debe
observar que la mayoría
de los deprimidos no fue
diagnostico o ni
siquiera sabe que sufre
o sufrió por depresión.
La consecuencia para
ellos es, generalmente,
es la falta de
tratamiento o terapia
poco adaptada.
Ese índice, sin embargo,
sube para el 18% de la
población brasileña,
según un estudio del
Instituto de Psiquiatría
de la Universidad de São
Paulo que evaluó la
importancia de
disturbios psiquiátricos
en la región
metropolitana de la
ciudad, basado en 5.037
entrevistas, con
preguntas capaces de
revelar si el
entrevistado pasa o ya
pasó por esa condición.
El hecho es que “la
depresión grave se
revela como un problema
de salud pública en
todas las regiones del
mundo”, conforme
concluyó el último
informe sobre ese
trastorno hecho por la
Organización Mundial de
Salud (OMS) en 18
países, de alta y de
baja renta,
incluyendo Brasil, al
final de 2011.
Según el informe,
aproximadamente 14,6% de
la población de los
países con alta renta ya
tuvo depresión en algún
momento de la vida. Ya
entre el grupo de renta
baja y media, 11,1% de
las personas presentó el
disturbio en algún
momento.
Si proyectáramos para
Brasil los datos de la
investigación Megacity,
por lo tanto, tenemos
más de 36 millones de
personas afectadas en
diferentes grados, en
algún momento de la
vida. Muchas de
ellas quedaron
incapacitadas para la
vida productiva y con
serias dificultades en
las relaciones
familiares. La
Organización Mundial de
la Salud (OMS)
proyectaba que en el
2030 la depresión sería
la primera mayor causa
de incapacitación en el
mundo. Pero corrigieron
sus conclusiones, y en
2030 podrá ser en la
primera.
Además de eso, los
investigadores
observaron que, en los
países más ricos, la
edad media de inicio de
los episodios de
depresión es 25,7
años, contra los
24 años de los menos
desarrollados, donde lo
Brasil se incluye.
En los países con alta
renta los jóvenes son el
grupo más vulnerable. Ya
en los otros lugares los
ancianos mostraron mayor
probabilidad de estar
deprimidos.
En los dos grupos –
jóvenes y ancianos - la
separación de un
compañero fue el factor
más importante.
El acontecimiento fue
dos veces mayor
en mujeres y la
incapacitación funcional
se mostró asociada a
manifestaciones
recientes de depresión.
¿Cómo saber si alguien o
nosotros mismos estamos
deprimidos?
Podemos saber si alguien
está efectivamente
deprimido y necesitando
de tratamiento para
superar esa patología,
cuando observamos, por
más de dos semanas, que
la persona:
• Se siente
triste la mayor parte
del día, casi todos
los días;
• Se culpa
demasiado por la
propia enfermedad e
incluso por los
problemas de los otros y
por problemas del
pasado;
• Se siente
sin voluntad (ánimo)
para hacer las tareas
habituales, sea
trabajar fuera o cuidar
de los hijos y realizar
tareas esenciales -
cosas que normalmente
haría sin dificultades y
hasta con placer;
• Presenta el
deseo de fuga de la
vida, queriendo
quedar sola el máximo
posible. Evita la
convivencia social;
• Cuando
despierta no tienen
voluntad de salir de la
cama;
• Tiene
insomnio o hipersonia
(voluntad excesiva de
dormir);
• Se siente
fracasada, sin valor,
inútil, y desprecia
su valor como persona;
• Hay pérdida
del deseo sexual;
• No tiene
esperanza de que la
situación mejore.
La persona con depresión
también puede tener
crisis de llanto
injustificados, deseo de
muerte, irritabilidad,
dificultad para tomar
decisiones, de comenzar
y/o de terminar tareas
iniciadas. Aquellos que
están deprimidos se
sienten muy tristes y
envueltos por
pensamientos negativos
sobre sí mismo y la vida
de forma general. Pueden
aún sentir palpitación
(malestar cardíaco),
constipado, dolores de
cabeza y dificultades
digestivas. Se sienten
sin energía para hacer
lo que necesitan, tienen
dificultad de
concentración,
alteraciones en el
apetito, se sienten
lentas para la
realización de
actividades físicas y
mentales. Puede ser que
la persona no tenga
todos esos síntomas y,
si tiene la mayoría de
de ellos, ellos pueden
no ocurrir
simultáneamente.
Normalmente, las
personas deprimidas
creen que se trata de
una dificultad pasajera
y cuesta admitir que
están enfermas y
buscar ayuda
especializada de un
psiquiatra o de un
psicólogo.
Periodos de mejora y de
empeoramiento son
frecuentes y, muchas
veces, sirven para
aplazar para buscar el
tratamiento. La decisión
sólo viene cuando los
síntomas son graves y
las cuestiones de
convivencia se hacen
casi insoportables.
Causas de la depresión
Para facilitar el
entendimiento de las
causas de la depresión,
podemos clasificarlas en
tres grados, de acuerdo
con sus causas:
En el primer grupo
(depresión de causa
exógena), estarían
aquellas desencadenadas
por factores externos:
separación de parejas,
pérdida de entes
queridos, pérdida del
empleo y dificultad de
reemplearse, vivir
situaciones de extremo
estrés por un periodo
relativamente largo
(cuidar de personas
enfermas y dependientes,
relaciones conyugales
violentas),
frustraciones en
objetivos que eligió
como fundamentales para
la propia realización.
Podemos incluir aquí un
tipo de depresión que se
asocia a la menopausia
en la mujer y otro que
afecta principalmente a
los hombres cuando se
jubilan. Ocurre
especialmente cuando
ambos miran al frente y
no viene una perspectiva
existencial
satisfactoria, sea por
razones materiales,
efectivas o por sentirse
inútiles, y sienten
inseguridad/miedo en
relación al futuro.
En el segundo grupo,
visualizamos las
depresiones
desencadenadas por
enfermedades que
incapacitan al individuo
parcial o totalmente,
como AVC, cáncer,
enfermedades auto
inmunes, pérdida de
miembros, de visión o
audición, dependencia
química, hipotiroidismo.
En un tercer grupo, que
coloco aquí como una
visión personal,
incluiré las depresiones
de naturaleza espiritual
que pueden estar
relacionadas a esta vida
o las vidas pasadas. Son
ellos:
1) Ex-suicidas de
otras vidas que, cuando
llegan próximo a la edad
en que dieron fin a la
existencia anterior,
emerge en sus
conciencias el cuadro de
sufrimiento del pasado,
causando fuerte
depresión que puede
llevarlas a repetir el
acto.
2) Espíritus que
sienten en el fondo del
alma que traicionaron
los objetivos para el
cual vinieron en esta
existencia, optando por
caminos más conectados
al éxito material,
algunas veces por medios
poco éticos o ilícitos
incluso. La mayoría de
ellos viven angustiados,
alimentan fuerte
sentimiento de culpa y
remordimientos por
actitudes en relación a
las criaturas cuya
confianza traicionaron o
abandonaron a lo largo
de la existencia.
3) Espíritus que
consideran la existencia
terrestre un escenario
de sufrimiento presentan
mucha dificultad de
adaptarse a la vida, de
escoger una carrera
profesional y de luchar
por el éxito profesional
de mantener relación
afectiva por un tiempo
razonable. Son
extremadamente
pesimistas sobre la vida
y sus propias
posibilidades y eso lo
aleja de amigos y de
afectos, llevándolos a
una extrema soledad.
Muchos de los jóvenes
deprimidos se encuadran
en esta condición.
4) Espíritus que
traen, en el
inconsciente,
sentimiento de culpa y
remordimiento por actos
cometidos en vidas
pasadas, que son
explotados por sus
víctimas del pasado, hoy
crueles verdugos
sedientos de venganza.
Esos obsesores Impone a
sus víctimas “su
voluntad férrea,
resucitando en el campo
del inconsciente
profundo recuerdos
amortiguados por el
cerebro, desvelando
tristes acontecimientos
que los hacen delirar,
debatiéndose ante el
asalto de recuerdos
antiguos y los hechos
actuales. Ese cuadro
que puede resultar en
esquizofrenias
gravísimas nos es
relatado por el espíritu
de Victor Hugo a través
de la mediumnidad
fidedigna de Divaldo
Franco, en el libro
Ardua Ascensión.
En todos los grupos, la
medicina detecta
deficiencia de algunos
neurotransmisores
cerebrales, como la
serotonina, la dopamina
y otros. Personalmente,
no veo esa deficiencia
de neurotransmisores
como causa de la
depresión, sino como
consecuencia.
Cómo obtener ayuda para
enfrentar la depresión
Los males de la mente
son los más
perjudiciales y
limitadores entre todos
los grupos de
enfermedades. En el
grupo de las
enfermedades mentales la
depresión es hoy la más
incapacitante de las
enfermedades, según los
últimos datos a la OMS
presentados por el
director del Instituyo
de Psicología Clínica y
Psicoterapia de la
Technische Universitaet
de Dresden, en Alemania,
Dr. Hans Ulrico
Wittchen.
Por lo tanto, si la
depresión es grave,
necesitamos ser fuertes
lo suficiente para
reconocer que
necesitamos ayuda de un
médico especializado,
sea un psiquiatra o un
psicólogo para
complementar el
tratamiento. Depresión
puede: llevar a la
incapacidad funcional,
comprometer relaciones
familiares de forma
irremediable y hasta
llevar al suicidio.
Mientras más rápido
reconozcamos y tratemos
la enfermedad, menos
sufriremos y más
rápidamente podremos
salir de ella.
(Continúa en el próximo
número de esta revista.)
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