El “Punto de
Dios”
en el
cerebro
En el libro
Misioneros de la
Luz,
psicografado por
Francisco
Cândido Xavier
en 1945, por lo
tanto hace 70
años, André Luiz
nos trajo datos
importantes al
respecto de un
corpúsculo
perteneciente al
cerebro, de
forma ovalada,
situado en el
surco existente
entre los
cuerpos
cuatrillizo
superiores, a lo
cual se
atribuyen
funciones
endocrinas.
Nos referimos a
la epífisis,
también conocida
como glándula
pineal.
De la obra
mencionada
extrajimos, a
propósito de esa
glándula, las
informaciones
siguientes:
1.) En el
ejercicio
mediúmnico de
cualquier
modalidad, la
epífisis
desempeña el
papel más
importante. A
través de sus
fuerzas
equilibradas, la
mente humana
intensifica el
poder de emisión
y recepción de
rayos peculiares
a la esfera
espiritual. Es
en la epífisis
que reside el
sentido nuevo de
los hombres;
todavía, en la
gran mayoría de
ellos, la
potencia divina
duerme
embrionaria.
(Misioneros de
la Luz, cap. 1,
pág.16.)
2.) La función
de la epífisis
va mucho más
lejos de lo que
relatan los
libros médicos,
que
circunscriben
sus atribuciones
al control
sexual en el
periodo
infantil. En
realidad, la
epífisis no es
un órgano
muerto, pero una
glándula de la
vida mental, que
despierta en el
organismo del
hombre, en la
pubertad, las
fuerzas
creadoras y,
enseguida,
continúa a
funcionar, como
el más avanzado
laboratorio de
elementos
psíquicos de la
criatura
terrestre. (Obra
citada, cap. 2,
págs. 19 y 20.)
3.) La epífisis
preside los
fenómenos
nerviosos de la
emotividad, como
órgano de
elevada
expresión en el
cuerpo etéreo.
Ella es también
conocida de los
Espíritus como
glándula de la
vida espiritual
del hombre,
teniendo
ascendencia
sobre todo el
sistema
endocrino y,
unida a la mente
a través de
principios
electromagnéticos
del campo vital,
comanda las
fuerzas
subconscientes
bajo la
determinación
directa de la
voluntad. (Obra
citada, cap.2,
págs. 20 y 21.)
4.) Segregando
“unidades-fuerza”,
la epífisis es
comparable a
poderosa usina,
que debe ser
aprovechada y
controlada en el
servicio de
iluminación,
refinamiento y
beneficio de la
personalidad, y
no relajada en
gasto excesivo
del suministro
psíquico, en las
emociones de
baja categoría.
Es, pues,
indispensable
cuidar
atentamente de
la economía de
fuerzas, en el
servicio honesto
de desarrollo de
las facultades
superiores. Es
necesario
preservar las
energías
psíquicas para
engrandecimiento
del Espíritu
eterno. Jesús
enseñó la virtud
como deporte del
alma. Luego la
importancia de
la renuncia y la
grandeza de la
ley de elevación
por el
sacrificio. El
hombre que
practica
verdaderamente
el bien vive en
el seno de
vibraciones
constructivas y
santificantes de
la gratitud, de
la felicidad y
de la alegría.
(Obra citada,
cap. 2, págs. 23
hasta 25.)
Los años se
pasaron y he
que, varias
décadas después,
apareció en los
medios
académicos una
propuesta
curiosa, la
llamada
Inteligencia
Espiritual, tema
enfocado en el
libro QS:
Inteligencia
Espiritual,
de Danah Zohar e
Ian Marshall,
que defienden la
idea de que,
además del QI
(cociente
intelectual) y
del QE (cociente
emocional), la
inteligencia
humana también
puede ser medida
por medio de la
inteligencia
espiritual, el
QS, el cociente
fundamental de
todos. El QS
está unido a la
necesidad humana
para tener
propósito y
objetivo en la
vida. Él sería
el responsable
por el
significado de
nuestra
existencia, por
el desarrollo de
los valores
éticos y
creencias que
van a nortear
nuestras
acciones en el
día a día.
Conocer el
potencial de
nuestro QS y
desarrollarlo
nos permitirá
alcanzar metas
con más
eficiencia.
Según Danah
Zohar, esa tesis
se fundamenta en
investigaciones
llevadas a
efecto por
científicos de
varias partes
del mundo que
descubrieron lo
que está siendo
llamado “Punto
de Dios” en el
cerebro, un área
que sería
responsable por
las existencias
espirituales de
las personas.
¿Será una simple
coincidencia tal
idea con lo que
André Luiz
escribió 70 años
atrás al
respecto de la
epífisis – la
glándula de la
vida espiritual?
Es evidente que
no – Se trata,
eso sí, de la
confirmación de
que el cerebro
es simple medio,
precioso y
delicado
instrumento,
donde, cuando se
encuentra
reencarnada y,
por lo tanto,
vinculada a un
cuerpo material,
el alma se vale
para
manifestarse.
Componiéndolo,
la epífisis
ejerce en ese
proceso un papel
relevante, como
André Luiz
informó en la
obra
pssicografada
por Francisco
Cândido Xavier,
a que nos
referimos.
Respondiendo a
la pregunta “¿Lo
qué es
inteligencia
espiritual?”,
Danah Zohar,
coautora del
libro sobre la
Inteligencia
Espiritual,
respondió:
“Es una tercera
inteligencia,
que coloca
nuestros actos y
experiencias en
un contexto más
amplio de
sentido y valor,
tornándolos más
efectivos. Tener
alto cociente
espiritual (QS)
implica ser
capaz de usar el
espiritual para
tener una vida
más rica y más
llena de
significado,
adecuado sentido
de finalidad y
dirección
personal. El QS
aumenta nuestros
horizontes y nos
torna más
creativos. Es
una inteligencia
que nos impulsa.
Es con ella que
abordamos y
solucionamos
problemas de
sentido y valor.
El QS está unido
a la necesidad
humana de tener
propósito en la
vida. Es él que
usamos para
desarrollar
valores éticos y
creencias que
van a nortear
nuestras
acciones.”
De acuerdo con
André Luiz, como
fue dicho líneas
arriba, es
necesario
preservar las
energías
psíquicas para
engrandecimiento
del Espíritu
eterno, idea
que, en la
expresión
utilizada por la
filósofa
norteamericana,
significaría
usar el
espiritual para
tener una vida
más rica y más
llena de
significado,
desarrollando,
en consecuencia,
valores éticos
que nortearán la
conducta de la
persona a lo
largo de la
existencia.
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