Francia en luto
Llegó al fin en
el día 9, con la
muerte de los
terroristas, la
cazada que la
policía de
Francia
emprendió con el
objetivo de
localizar y
prender los
responsables por
el atentado
perpetrado en el
día 7 de enero,
en París, contra
el periódico
Charlie Hebdo.
Para el lector
que no pudo
acompañar los
hechos, he aquí
un breve
resumen.
En el día 7, un
miércoles,
alrededor de las
11h30, dos
hombres armados
de fusiles
AK-47, en
uniformes
militares,
entraron en la
redacción del
periódico y
mataron 11
personas –
periodistas,
humoristas
gráficos y otros
miembros del
equipo de
redacción del
periódico.
En la fuga,
pararon su coche
en el Boulevard
Richard Lenoir,
bajaron del
vehículo y
mataron un
policía.
Empezó,
enseguida, la
acción de la
policía francesa
que movilizó,
según divulgado
por las
autoridades,
cerca de 90 mil
hombres, entre
policías,
militares y
guardias.
En el día 8,
jueves, fue
confirmada la
identidad de los
sospechosos: los
hermanos Said y
Chérif Kouachi,
que tendrían
relaciones con
el grupo Al
Qaeda.
En el día 9,
viernes, en
Dammartin-em-Goële,
a 35 km de
París, los
sospechosos
fueron cercados
en una gráfica
donde se habían
refugiado. La
policía invadió
el local y,
después de
intenso tiroteo,
los criminosos
fueron muertos.
En la secuencia,
un miembro de la
Al Qaeda en
Yemen reivindicó
la autoría del
ataque al
periódico
Charlie Hebdo,
alegando a
la agencia
Associated Press
que la acción
contra el
periódico
francés fuera
una venganza
por el honor del
profeta Mahoma,
que había sido
satirizado en el
periódico.
El lector no
extrañe lo que
fue alegado:
Mahoma fuera
satirizado, o
sea, una sátira
causó la muerte
de 12 personas!
– Y eso en
nombre de Alá,
como Dios es
llamado por los
musulmanes.
Aunque la cazada
haya terminado,
es evidente que
los problemas
continúan.
Fanáticos, como
sabemos, existen
en gran número y
no será ninguna
sorpresa si
episodios
semejantes
vuelvan a
ocurrir.
¿Qué hacer?
¿Qué solución
adoptar contra
el terrorismo y
el extremismo?
Como es en el
seno de los
adeptos del
Islamismo que
tienen surgido
los atentados
terroristas más
escabrosos, hay
quien entienda
que es necesario
que el Islam se
modernice y
busque, con
acciones
decididas por
parte de sus
liderazgos
moderados,
neutralizar los
radicales que se
abrigan en el
Corán para
promover
masacres, que,
sea cual sea el
motivo, serán
siempre
injustificables.
Las acciones
promovidas por
la Al Qaeda y
actualmente los
actos de
agresión
realizados por
los partidarios
del llamado
Estado Islámico,
que somete buena
parte de la
población de
Irak y de Siria,
son una prueba
de eso.
Si en la última
semana, en este
mismo espacio,
llamábamos la
atención del
lector para las
dificultades que
la Tierra – “un
planeta envuelto
en sombras” –
enfrenta, los
acontecimientos
de París
mostraron que
esas
dificultades son
aún mayores y
más serias,
porque el
atentado contra
el periódico
francés conmovió
el mundo todo y
llenó de luto y
lágrimas a
Francia, el país
que nos legó
hace más de dos
siglos el lema
Libertad,
Igualdad y
Fraternidad.
¿Dónde fue que
erramos?
Ésa es la
pregunta que
todos nosotros
debemos hacer y
buscar
responder.
¿Cómo concertar
ese error?
He aquí la
grande cuestión.
¿Tendrá alguien
la respuesta?
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