Joaquim
transmite su
gusto por el
Evangelio en sus
respuestas,
ofreciendo al
lector una
visión atractiva
de los estudios
espíritas.
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¿Cómo se volvió
espírita?
Mi esposa era
simpatizante de
la doctrina,
pero respetaba
mi vinculación
con el
catolicismo. Un
día, mirando la
televisión,
observé una
escena de la
novela A
Viagem (El
viaje),
transmitida por
la red globo en
1994. Me
encantaron esas
informaciones y
mi esposa me
obsequió un
ejemplar de
El Libro de los
Espíritus.
¿Cómo se sintió
atraído por los
enfoques sobre
el Evangelio en
sus conferencias
doctrinarias?
Siempre tuve
afinidad con el
Evangelio, desde
el Catolicismo.
Pero la belleza
con que la
segunda
revelación es
trabajada por el
Consolador
Prometido es
algo
irresistible.
Nunca había
visto al
Evangelio
interpretado en
su pureza
primitiva de una
forma tan
envolvente.
¿Qué es lo que
más le llama la
atención de los
textos de los
Evangelios?
El Evangelio es
un mosaico
divino. Usted
tiene sermones,
enseñanzas
directas,
indirectas,
curaciones,
fenómenos,
parábolas. Todo
se ajusta para
facilitar
nuestra
iluminación
espiritual. Es
difícil decir
qué es lo que
más me llama la
atención, porque
todo el cuadro
es perfecto.
Pero no puedo
negar mi pasión
por las
Parábolas.
¿Cuál es la
parábola que más
le toca el
corazón?
¿Por qué?
Sin duda, la
Parábola de los
Dos Hijos,
también conocida
como la Parábola
del Hijo
Pródigo. Allí
vemos a Cristo
presentar una
visión
totalmente
diferente del
Dios pensado por
los hebreos. Un
padre que se
queda en la
puerta de su
hacienda
esperando al
hijo (que él
sabía que iba a
regresar) y que
corre en su
dirección y lo
concilia con
todos, es una
imagen fabulosa
de nuestro Padre
Creador.
De las
enseñanzas de
Jesús, ¿cuál
destacaría usted
como esencial
para nuestra
armonía y
felicidad
relativa que
podemos
construir y
vivir?
Sin duda, la
gran síntesis en
Mateo 22: Amar a
Dios sobre todas
las cosas y al
prójimo como a
sí mismo. Jesús
las extrae de la
1ª Revelación,
pero esa
enseñanza
contiene nuestro
mayor objetivo.
Cuando es bien
comprendida, esa
máxima del
Cristo opera
“milagros” de
felicidad y
comprensión.
De los grupos de
estudios que
coordina, ¿cómo
siente la
reacción del
público ante las
reflexiones
alrededor del
conocimiento
espírita?
Las reacciones
son bien
heterogéneas.
Hay los que
buscan el
estudio, otros
la
fenomenología,
otros tantos el
consuelo. Pero
de manera
general,
sentimos que el
mensaje espírita
ofrece bienestar
a todos los que
desean
sinceramente el
encuentro con la
plenitud, sin
importar los
objetivos
iniciales que
los motivaron.
De las
actividades de
la institución
en la que
trabaja, ¿qué le
gustaría
destacar?
Sabemos de la
importancia de
cada actividad
en la Casa
Espírita, en la
atención de las
diferentes
necesidades del
alma, en
cualquier fase
de la vida en la
que se
encuentre, pero
destacaría la
evangelización
infantojuvenil y
el estudio como
prioritarios
para la
“liberación” del
Espíritu
Inmortal.
¿Algo resaltante
de su actividad
espírita que le
gustaría
relatar?
La notada
diferencia de
los asistentes a
los cursos
sistematizados.
En nuestra casa
espírita,
estudiamos
durante cinco
años las Obras
Básicas. Es
notorio el
cambio de
actitud de cada
asistente. Al
concluir, son
totalmente
diferentes de
cuando entraron
en el primer
módulo -una
metamorfosis
genuina se opera
en cada uno y
eso es
fantástico.
¿Algo más que le
gustaría añadir
a los lectores?
No me encuentre
en condiciones
de añadir otra
cosa sino
recordar la
exhortación del
Espíritu de
Verdad en El
Evangelio según
el Espiritismo:
Espíritas, amaos
e instruíos.
Sentimiento y
pensamiento
dirigidos hacia
el bien y para
el progreso,
siempre.
Sus palabras
finales.
Que Cristo pueda
iluminar, con su
luz conquistada,
a todos los
trabajadores
honestos de esta
bendita siembra,
fortaleciéndoles
la fe y la
esperanza, para
que no se
desalienten en
el compromiso ni
vengan a
delinquir en la
responsabilidad
que abrazaron en
ésta que, sin
duda, es nuestra
mejor
encarnación de
todas.
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