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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa VI: Aspecto Religioso

Año 3 – Nº 139 3 de Enero del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

La fe y su poder


 
Presentamos en esta edición el tema
nº 139 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. ¿Cómo podemos conceptuar la fe?

2. ¿Qué es la fe ciega? ¿Y qué es la fe razonada?

3. ¿Existe diferencia entre creencia y fe?

4. ¿Es posible comunicar la fe a alguien por medio de la imposición?

5. ¿Jesús de Nazaret nos dejó alguna enseñanza acerca de la fe y su importancia? 

Texto para la lectura 

La fe auténtica no queda estacionada en ninguna circunstancia

1. El vocablo “fe” tiene varias acepciones. En el sentido común, significa la confianza del individuo en sí mismo, pues los que de eso son dotados son capaces de realizaciones que parecerían imposibles a aquellos que de sí dudan. Se da igualmente el nombre de fe a la creencia en los dogmas de esa o de aquella religión, casos en que recibe un adjetivo específico: fe cristiana, fe judaica, fe católica etc.

2. Existe, por fin, la fe pura, la fe no sectaria, que se traduce por una seguridad absoluta en el amor, en la justicia y en la misericordia de Dios. De todas las especies de fe, esta es, a buen seguro, la más sublime y también la más difícil de ser encontrada, por constituir un atributo de pocas almas de evolución, cuyo perfeccionamiento viene de largo tiempo.

3. Tener fe en Dios es guardar en el corazón una luminosa certeza de que nuestro Padre existe y no deja al desamparo a ninguno de sus hijos, convicción esa que supera el ámbito de la simple creencia religiosa. Conseguir fe es alcanzar la posibilidad de no decir más: “yo creo”, sino sí: “yo sé”, con todos los valores de la razón tocados por la luz del sentimiento.

4. Esa fe no queda estacionada en ninguna circunstancia de la vida y sabe trabajar siempre, intensificando la amplitud de su iluminación, por el dolor, por la responsabilidad, por el esfuerzo y por el deber cumplido. Traduciendo la certeza en la asistencia de Dios, ella expresa la confianza que sabe enfrentar todas las luchas y los problemas, con la luz divina en el corazón.

Llevada al exceso, la fe ciega puede producir el fanatismo

5. Del punto de vista religioso, la fe consiste en la creencia en dogmas especiales que distinguen las diferentes religiones y bajo ese aspecto la fe puede ser razonada o ciega. La fe ciega, como el propio nombre indica, todo acepta sin verificación, tanto lo verdadero como lo falso, y puede, obviamente, a cada paso, chocarse con la evidencia y la razón. Llevada al exceso, produce el fanatismo. Asentada en el error, tarde o temprano se desmorona.

6. Solamente la fe que se basa en la verdad garantiza su perennidad, porque nada teme del progreso de las luces, pues lo que es verdadero en la oscuridad también lo es a la luz meridiana. Dos condiciones requieren la verdadera fe. La primera es no rechazar la razón y poder ser, así, razonada. La segunda condición es prenderse a la verdad, sin jamás pactar con la mentira.

7. Hecho digno de nota es que la fe verdadera no se conquista de un momento a otro. Ella se adquiere con el tiempo, es fruto de experiencias vividas, aunque parezca de algún modo innata en ciertas personas, en las cuales  una centella basta a veces para desarrollarla, lo que constituye señal evidente de un anterior progreso. En otras personas, al contrario, la dificultad de tener fe es muy grande, un indicio no menos evidente de una naturaleza retardada o por lo menos refractaria a eso.

8. En su libro “El Consolador”, Emmanuel establece una distinción entre creer y tener fe. Creer habla al respeto de la creencia. El acto de creer en alguna cosa demanda la necesidad del sentimiento y del razonamiento para que el alma edifique la fe en sí misma. Inspiración divina, diferente de la simple creencia, la fe despierta todos los instintos nobles que encaminan al hombre para el bien y, como tal, es la base de la regeneración.

La fe no se prescribe ni se impone, pero puede ser adquirida

9. Idéntica enseñanza encontramos en el cap. VII – 2ª Parte del libro “El Cielo y el Infierno”, de Kardec, en el cual el guía de la médium que sirvió de intermediaria en el caso Xumene explicó por qué el Espiritismo no hace inmediatamente perfectos ni aun a los más creyentes adeptos: “La creencia es el primer paso; viene enseguida la fe y la transformación por su parte, pero además de eso forzoso es que muchos vengan a revigorizarse en el mundo espiritual”.

10. La fe sincera es impresionante y contagiosa. Se comunica a los que no la tienen o aun no desean tenerla. Encuentra palabras persuasivas que van al alma, mientras que la fe aparente utiliza tan solamente palabras sonoras que dejan frío e indiferente a quien las escucha.

11. Es de Kardec este conocido pensamiento: “La fe inquebrantable solamente es la que puede encarar frente a frente la razón, en todas las épocas de la Humanidad”. La importancia de la fe es destacada por el Codificador del Espiritismo en varios pasajes de su obra, como Jesús lo hizo en diversos momentos, como el tramo, anotado por Mateo, en que el Maestro afirmó a sus apóstoles que, si ellos tuvieran la fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a una montaña: “Transpórtate de ahí para allí” y ella sería transportada.

12. “Todo es posible a aquel que tiene fe”, enseñó Jesús, conforme leemos en Marcos, 9:23, la afirmación que demuestra la importancia de la fe en nuestra vida y nos anima a hacer todo por conquistarla, seguros de que, conforme aseveró Kardec, la fe no se impone ni se prescribe, pero puede ser adquirida, no existiendo nadie que esté impedido de poseerla. Para creer es preciso, sin embargo, comprender, por cuanto – advierte el Codificador del Espiritismo – la fe ciega ya no tiene lugar en nuestro mundo. 

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Cómo podemos conceptuar la fe?

El vocablo “fe” tiene varias acepciones. En el sentido común, significa la confianza del individuo en sí mismo, pues los que de eso son dotados son capaces de realizaciones que parecerían imposibles a aquellos que de sí dudan. Se da igualmente el nombre de fe a la creencia en los dogmas de esa o de aquella religión, casos en que recibe un adjetivo específico: fe cristiana, fe judaica, fe católica etc.

2. ¿Qué es fe ciega? ¿Y qué es fe razonada?

La fe ciega, como el propio nombre indica, todo acepta sin verificación, tanto lo verdadero como lo falso, y puede, obviamente, a cada paso, chocarse con la evidencia y la razón. Llevada al exceso, produce el fanatismo. Asentada en el error, tarde o temprano se desmorona. La fe razonada es la que no rechaza la razón y se prende a la verdad, sin jamás pactar con la mentira.

3. ¿Existe diferencia entre creencia y fe?

Sí. En el libro “El Consolador” Emmanuel dice que creer habla respeto a la creencia. Inspiración divina, diferente de la simple creencia, la fe despierta todos los instintos nobles que encaminan al hombre para el bien y, como tal, es la base de la regeneración. Idéntica enseñanza encontramos en el cap. VII – 2ª Parte del libro “El Cielo y el Infierno”, en el cual el guía de la médium que sirvió de intermediaria en el caso Xumene dice que la creencia es el primer paso; la fe vendrá enseguida y, por último, la transformación, pero para eso es preciso que muchos tengan que revigorizarse en el mundo espiritual.

4. ¿Es posible comunicar la fe a alguien por medio de la imposición?

No. Según Kardec, la fe no se impone ni se prescribe, pero puede ser adquirida, no existiendo nadie que esté impedido de poseerla. Para creer es preciso, sin embargo, comprender, por cuanto – advierte el Codificador – la fe ciega ya no tiene lugar en nuestro mundo.

5. ¿Jesús de Nazaret nos dejó algunas enseñanzas acerca de la fe y de su importancia?

Sí. “Todo es posible a aquel que tiene fe”, enseñó Jesús, conforme leemos en Marcos, 9:23, afirmación esa que demuestra la importancia de la fe en nuestra vida y nos anima a hacer todo por conquistarla. 

 

Bibliografia

O Evangelho segundo o Espiritismo, de Allan Kardec, capítulo XIX, itens 1 a 11.

O Céu e o Inferno, de Allan Kardec, 2a Parte, cap. VII.

Depois da Morte, de Léon Denis, pp. 258 a 262.

Páginas de Espiritismo Cristão,de Rodolfo Calligaris, p. 38.

O Espírito do Cristianismo, de Cairbar Schutel, p. 311.

O Consolador,de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, questões 354 e 355.

Roteiro,de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, pp. 51 a 53.

Palavras de Emmanuel, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, pp. 93 a 97.

O Espírito da Verdade, de Espíritos diversos, psicografado por Francisco Cândido Xavier, pp. 70 e 71.

Após a Tempestade, de Joanna de Ângelis, psicografado por Divaldo P. Franco, pp. 16 a 20.

Estudos Espíritas,de Joanna de Ângelis, psicografado por Divaldo P. Franco, pp. 113 a 116.

 

 

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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita