El Consolador:
¿Cómo se hizo
espírita el
amigo?
Comprendiendo
las dificultades
con que el
Catolicismo
lidiaba con los
asuntos que le
huían de la
cualificación,
callándose o
dando
explicaciones
nada
convincentes, me
alejé
naturalmente.
Ejemplo de eso
está en un caso
reconocido hace
cerca de dos
años, cuando el
Vaticano, por
conveniencia,
cambió sus
consideraciones
acerca del
'Limbo',
afirmando que
él, de hecho, no
podría existir.
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El Consolador:
Háblenos de su
experiencia de
escribir para
periódicos
espíritas.
Las
oportunidades
que tenemos que
ocupar espacios
en la prensa en
general son
bendiciones
donde los
pensamientos
sobre asuntos o
temas conocidos
son
exteriorizados,
generalmente
añadidos de
hechos o
referencias
recientes.
El Consolador:
¿De dónde vino
su preocupación
de rescatar
aspectos reales
y prácticos de
la vivencia
espírita?
En una escuela
es repasado para
todos los
alumnos el
conocimiento
pertinente a los
asuntos o
materias
abordados,
mostrando en la
práctica lo que
es dicho en la
teoría. Y los
profesores hacen
eso todos los
años y
para todos los
grupos. Entiendo
que si eso es
necesario,
importante y
posible, ¿por
qué no hacerlo
en el
Espiritismo?
¿Cual es el
impedimento de
haberse
registrado en
vídeo, por
ejemplo, una
levitación,
cualquiera que
sea ella, o la
movilización de
vasos, la
materialización,
etc. etc.?
Ahora, si
existen tales
hechos, ¿por qué
no presentarlos
a los antiguos e
iniciados, no en
la condición de
curiosidad, sino
como fuente
inagotable de
estudio?
El Consolador:
¿Pretende
publicar libros
sobre sus
investigaciones
y anotaciones?
Aunque yo
continúe
observando esos
fenómenos con
interés, ya está
concluido un
trabajo versando
sobre el
magnetismo como
fuente poderosa
de energía y aún
desconocida de
mucha gente. En
los Centros
espíritas poco o
nada se habla
acerca del
fluido
magnético,
cuando Allan
Kardec fue
enfático al
afirmar que “el
Espiritismo, sin
el magnetismo,
no existiría”.
El Consolador:
¿Qué aspecto en
una
investigación
más lo atrae?
En verdad, la
investigación es
emprendida
cuando el tema
enfocado
despierta el
sentimiento.
El Consolador:
De las
investigaciones
ya efectuadas y
de los datos ya
archivados,
¿cuál es el que
le llamó más la
atención?
Un caso especial
y diferente que
me llamó a la
atención está
conectado a una
persona de
origen muy
simple,
inclusive
analfabeta. Se
trata de un
señor que tiene
en su rosario de
servicios
prestados una
relación de más
de 80 cuerpos de
personas que
consiguió
rescatar por
ocasión de
ahogamientos. El
propio Cuerpo de
Bomberos lo
reconoce y el
pide cuando
tiene
dificultades de
localización de
algún cuerpo.
Sin equipamiento
alguno, ese
abnegado
servidor
permanece hasta
tres minutos y
medio sumergido,
no cobrando
nada ‘por su
servicio’. Él
llama y el
Espíritu
responde. Cuando
es preguntado al
respecto, dice
sólo que quién
hace el milagro
es Él, y apunta
para el Cielo,
añadiendo: “¡yo
sólo hago mi
servicio!”
El Consolador:
¿Cuántos casos
ya están en su
acervo?
Son incontables
registros
catalogados de
entre las más
diversas
modalidades de
la presencia de
fuerza de
atracción
invisible. Ese
fluido está
presente en todo
y pocos saben de
eso. Desde la
preferencia
manifestada por
lugares, como la
silla más usada
en la cocina; el
lado especial
del sofá; la
mesa cautivadora
de restaurantes;
el lugar más
agradable a los
perros; la
planta que se
siente mejor en
un lugar que
otro; palomos
que vuelven al
palomar;
migración de las
golondrinas,
de las tortugas
y otros
animales; la
localización de
agua con la
foquita o la
varita (aura
meeter), e,
inclusive, la
recomendación
para que los
médiuns
permanezcan,
preferentemente,
siempre en los
mismos lugares.
El Consolador:
¿Algo más que le
gustaría añadir?
Agradezco la
oportunidad de
participar de
esta revista
electrónica que
está abierta a
los cuadrantes
del globo. Mi
fraterno abrazo
al equipo y a
todos los
lectores de “El
Consolador”, a
los cuales me
pongo a la
disposición por
el e-mail
polizio@terra.com.br
El Consolador:
Sus palabras
finales.
La Doctrina
Espírita está
para el mundo
como gigantesco
farol, guiando y
clareando los
caminos. Sólo
sigue atajos
quien quiera,
así como sólo
rechaza la luz
quien no quiere
ver.
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