La vida moderna exige
creciente atención y
cuidados con la salud.
Finalmente, nuestros
cuerpos, mentes y
emociones son expuestos
a pungentes experiencias
individuales y
colectivas, pero
ciertamente necesarias a
nuestro
perfeccionamiento
interior. En ese
sentido, es
incontestable una
expresiva gama de
avances significativos
en la medicina y
preservación de la salud
humana. En otras
palabras, para muchos
asuntos pasamos de la
mera especulación
científica para certezas
absolutas debidamente
respaldadas por sólidos
estudios. Siendo así, ya
se sabe, por ejemplo, lo
suficiente acerca de los
males derivados del
consumo exagerado de
sal, azúcar, grasa,
alcohol, tabaco y de la
vida sedentaria. Delante
de tal volumen de
conocimiento producido
caben a las personas
simplemente cambiar sus
hábitos incorporando las
nuevas informaciones y/o
conclusiones de la
ciencia.
De lo contrario,
comprometemos
innecesariamente
nuestras existencias por
medio de incontables
enfermedades ya
suficientemente
escudriñadas. Cumple
recordar también que
modernamente el concepto
de salud es
multifacético a medida
que integra otros
conceptos
correspondientes. En el
presente texto estamos
particularmente
interesados en abordar
el concepto de salud
espiritual a la luz de
los mensajes y
enseñanzas generadas por
los Espíritus. Aunque
exista alguna dificultad
científica en lo que
concierne a identificar,
definir y medir la salud
espiritual, lo que
prevalece, sin embargo,
es la comprensión
general de que se trata
de algo que conecta
varias y distinguidas
dimensiones, sin embargo
sin consenso en cuanto a
su funcionamiento.1,2,3
La
salud está calcada en la
“perfecta armonía del
alma”
El Espiritismo, por su
parte, nos presenta
importantes alertas y
recomendaciones
referentes al tema,
aunque no hayamos
encontrado en la
literatura consultada
una mención o cita
emanada específicamente
de los Espíritus. De
modo general, los
comentarios y
ponderaciones de los
Espíritus son enfocados
bajo el manto general de
la salud, pero con
graves e indiscutibles
implicaciones y
desdoblamientos para
nuestra salud
espiritual. Por eso
todo, merecen profundas
reflexiones de nuestra
parte.
Como bien observa el
Espíritu Joanna de
Ângelis: “El ser humano
está abocado a la
plenitud y su proceso de
iluminación es
inevitable, cabiéndole
el deber de
estructurarse en los
principios ético-morales
que proporcionan armonía
interior y descanso
emocional”.4 Dicho de
otra forma, el
Espiritismo nos llama,
de forma perentoria, a
atender a las
necesidades del
Espíritu. De la misma
manera que nuestro
cuerpo físico carece de
profilaxias adecuadas,
lo mismo ocurre con
nuestra alma. O sea,
para que una encarnación
sea exitosa es
fundamental que se
obtenga una expresiva
suma de aciertos y
avances en varias
dimensiones
comportamentales.
Según el Espíritu
Emmanuel, en una visión
algo estrecha de la
medicina terrena, la
salud puede estar
prendida básicamente al
equilibrio perfecto de
los órganos materiales.
Pero para el plan
espiritual, la salud
está calcada en la
“perfecta armonía del
alma”.5 Sin embargo, en
función de los progresos
obtenidos en la
actualidad ya son
propuestas concepciones
teóricas más elásticas
como salud espiritual o
spiritual wellness. Esta
última, por señal,
incorpora la búsqueda de
significado y propósito
en la vida, el cultivo
de valores intrínsecos,
creencias y experiencias
transcendentes y el
sentido de pertenecer a
una comunidad
espiritual. 6
Los
problemas emocionales
están en la raíz de
graves patologías
La salud espiritual, a
su turno, es considerada
tan pertinente que
despreciarla tendría el
mismo efecto de
privarnos de alcanzar
mejorías en nuestra
salud física, social y
mental.7 Además, así
como la espiritualidad
de cada individuo puede
ser elevada o exigua, lo
mismo puede ocurrir con
su salud espiritual.8
Por lo tanto, hay varios
factores que pueden
impactar nuestro
bienestar (salud) y en
los cuales necesitamos
trabajar. Más
específicamente, como
esclarece aún el
Espíritu Joanna de
Ângelis:
“La somatización de los
problemas emocionales
que transcurren de la
inseguridad y del miedo,
de la amargura y del
odio, del rencor y de
los celos es responsable
por graves patologías
orgánicas, así como las
diversas enfermedades
físicas, produciendo
distonías emocionales y
perturbaciones psíquicas
lamentabais”.9
Sigue de ahí la
recomendación del
Espíritu Emmanuel para
que cultivemos el
sentimiento y el
pensamiento rectos “sin
los cuales el alma
enferma por la carencia
de equilibrio interior,
imprimiendo en el
aparato somático los
desvaríos y las
perturbaciones que le
son consecuentes”.10 De
manera semejante, el
Espíritu Joanna de
Ângelis afirma que
“Creer rectamente
conduce al querer
rectamente”. Para la
mentora, una de las
razones causante de los
sufrimientos ahora
observados en ancha
escala transcurre del
“[...] querer
equivocadamente,
conforme la ilusión del
placer inmediatista y
alucinado, que elige lo
dispensable en
detrimento de lo
esencia. [...]”.11
El Espíritu Miramez
añade que en la
psicosfera de la Tierra
predominan, de forma
temerosa, una abundancia
de pensamientos de orden
inferior. O sea, las
formas-pensamiento de
naturaleza enferma
existentes en profusión
y que son “[...] capaces
de influenciar dos
tercios de la humanidad
para las cosas de las
sombras” con tanta
sutileza, que, no es
raro, ni siquiera
desconfiamos. 12
El
decálogo de la
preservación de nuestra
salud espiritual
Así pues, se atribuye la
prevalencia del miedo,
ansiedad, ganancia,
egoísmo y orgullo las
dificultades para la
acción de la
espiritualidad mayor,
particularmente en lo
que concierne a la
inspiración a la
población general,
liderazgos, gobernantes,
científicos e
investigadores.13
El Espíritu André Luiz
nos ofrece una rica y
detallada, así
entendemos, guía
relativa a la
preservación de nuestra
salud espiritual. El
mentor sugiere la
necesidad de:
1. Mantengamos nuestro
corazón en paz,
independientemente de la
complejidad y de la
gravedad de las
situaciones que nos
afligen. Él recuerda que
todo pertenece a Dios.
2. Buscamos el
cumplimiento riguroso
del deber. No hay como
alcanzar el equilibrio
físico sin la obtención
de la armonía
espiritual.
3. Cultivemos el hábito
de la oración, de modo a
mantener la defensa del
cuerpo y del alma.
4. Ocupemos nuestro
tiempo disponible con la
realización de tareas
útiles, pero sin abdicar
del reposo
indispensable. Las
mentes vacías son más
susceptibles a las
sugerencias formuladas
por las tinieblas.
5. Estudiemos siempre.
Las buenas ideas
alimentan el alma e
impactan positivamente
las células orgánicas.
6. Evitemos el
descontrol emocional,
especialmente los
derivados de la cólera.
7. Excedernos a lo largo
del hábito de la
maledicencia.
8. Desarrollemos una
respiración pautada por
largas aspiraciones y de
tomar el baño diario. El
aire puro es visto como
alimento y la limpieza
es una obligación.
9. Comamos poco. Los
excesos a la mesa sólo
nos perjudican.
10. Empleemos la
paciencia y el perdón
incontablemente. Al
final, todos nosotros
hemos sido tolerados por
la misericordia divina.
14
La
conducta compasiva y
tolerante nos aproxima a
Dios
Las sugerencias de los
Espíritus son
extremadamente sabias y
vitales para que
desarrollemos los
recursos necesarios para
el cultivo de nuestra
salud espiritual y
tengamos una trayectoria
exitosa.
Fundamentalmente, el
repaso de la literatura
nos permitió vislumbrar
que ellas priman por el
enfoque holístico, pues
comprenden cosas de
naturaleza
trascendental,
intelectual,
comportamental,
emocional e incluso
física. En resumen, el
ser humano necesita
mirarse siempre por la
perspectiva ética y
moral en sus decisiones
y acciones, pues estas
le dan paz y armonía
interior. De la misma
forma, la elaboración
constante de
pensamientos rectos y el
regular emocional nos
impiden sufrir las
caídas morales. La
conducta compasiva y
tolerante nos aproxima a
Dios. Finalmente,
cuantas personas en este
mundo fracasan
clamorosamente por
descuidar de esas
dimensiones básicas.
Millones de criaturas
humanas se han hecho
esclavas de adicciones
deletéreas (inclusive
alimentarías) que están
gradualmente arruinando
sus cuerpos, dañando
irremediablemente sus
mentes, comprometiendo
su futuro en esta y en
otras vidas. Por otro
lado, llega a ser
chocante la falta de
empeño en la búsqueda de
lecturas que habiliten
las almas para vuelos
superiores del intelecto
y del alma. La
abundancia de
distracciones y la
obsesión por el uso de
smartphones, videojuegos
y las redes sociales
consumen un tiempo
precioso. Por lo tanto,
establecer aspiraciones
elevadas y motivarse
para realizarlas denota
madurez del alma.
La criatura humana no
puede abdicar de estar
próxima de la naturaleza
aunque esporádicamente
en búsqueda de la
meditación y de la
recomposición de las
energías. Los beneficios
de la plegaria le dan la
sustentación e
inspiración necesarias
para la continuidad de
la jornada. Por fin, los
cuidados con nuestra
salud espiritual son
esenciales para nuestro
equilibrio y progreso
interior.
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Livr. Espírita Alvorada
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6. Por exemplo,
WESTGATE, C.E. Spiritual
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10. XAVIER, F.C. (Pelo
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11. FRANCO, D.P. (Pelo
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