El Consolador: ¿En
qué actividades
participa en el
Centro Espírita?
Tratándose de una
sociedad espírita
pequeña, la Sociedad
Espírita Joanna de
Ângelis de Sarandi (RS),
con pocos
trabajadores, todos
desarrollamos allí
varias actividades.
Así, después de
estar en la
presidencia,
participo de las
reuniones
mediúmnicas,
conferencias, pases,
atención fraterna y
grupo de estudios.
El Consolador: ¿Y en
el movimiento
Espírita?
Participo en la
Asociación Jurídico
Espírita de San
Pablo (AJE-SP). He
contribuido en
artículos de la
revista La
Reencarnación,
de la FERGS, y en
las páginas de la
Asociación
Fraternidad de Ijuí
(RS). También
contribuyo en la
secretaría de la
Unión Municipal
Espírita de
Carazinho (RS) y soy
responsable de la 1ª
Vice-Presidencia de
la Asociación
Jurídico Espírita de
Rio Grande del Sur.
El Consolador:
¿Cuales son las
particularidades
para desempeñar una
importante función
en el Ministerio
Público, con sus
responsabilidades
jurídicas y
sociales,
conciliándola con la
de trabajador y
dirigente espírita?
El principal
desafío,
ciertamente, es
procurar ver cada
cuestión presentada
en el ámbito
profesional desde
una perspectiva más
cristiana. Saber
prestar atención al
drama humano que hay
detrás de cada
proceso, procurando
decir alguna palabra
constructiva,
estimulante, aunque
el problema no pueda
ser solucionado como
gustaría. La mayor
angustia es saber lo
que queda por
hacerse, el valor de
las herramientas que
se dan, y no
disponer de tiempo
suficiente para
todas esas demandas.
Creo que esto forma
parte del proceso
que nos estimula
para procurar ser lo
más laborioso y
eficiente posible. ¡Que
Dios nos ayude a
todos a conseguirlo!
El Consolador:
¿Alguna situación en
particular que
quisiera compartir?
En dos ocasiones,
actué en casos de
madres gestantes de
fetos anencefalos
(sin cerebro) que
pretendían abortar.
Saber de la
importancia de la
preservación de la
vida y de la
necesidad de
aquellas gestaciones
para los Espíritus
reencarnantes
proporcionó la luz
para encontrar la
solución más
correcta en esos
casos.
El Consolador: ¿Qué
piensa de la
participación de los
espíritas en
funciones públicas?
Es fundamental. La
Espiritualidad
Superior, en El
Libro de los
Espíritus, ya
nos advertía de que
el mal abunda en la
Tierra porque los
buenos son tímidos y
dejan de ocupar los
espacios. Cada
espírita,
si sabe que defectos
tiene que vencer y
cualidades a
mejorar, se puede
contar entre los
buenos, teniendo
mucho que
contribuir en el
perfeccionamiento de
las instituciones
públicas, varias de
ellas muy
desacreditadas en la
época actual.
El Consolador:
Háblenos de su
motivación para
interesarse en las
cuestiones de la
dependencia química.
La principal
motivación es
percibir en el día a
día profesional, el
drama que supone la
dependencia química,
y lo devastadora que
es en todas las
familias en las que
se presenta. A
veces, nos sentimos
frustrados ante la
timidez de los
resultados
obtenidos, incluso
en la creación de
las estructuras
públicas que sabemos
son indispensables
para la prevención,
tratamiento y
represión de la
drogadicción, pero
tenemos que intentar
buscar fuerzas para
proseguir adelante.
El Consolador: ¿Cuál
es la importancia de
que los centros
espíritas acojan a
los que llegan
afligidos por la
dependencia o co-dependencia
química?
Nuestro papel, como
espíritas, es
consolar a los
afligidos, es el
principal medio de
que disponemos, por
tanto es enseñar la
realidad de las
cosas y que el
sufrimiento, por más
atroz que se
presente, es siempre
una situación
temporal, si
conseguimos hacer lo
que nos cabe para
vencer sus causas.
Por eso, como
trabajadores
espíritas, nos cabe
ofrecer toda la
estructura de
nuestros centros a
los dependientes y
co-dependientes,
recibiéndolos con
los brazos abiertos,
abriéndoles el
acceso al
conocimiento de la
Doctrina Espírita,
al tratamiento
espiritual y al
apoyo de sus grupos
familiares. Pero
nuestra incumbencia
no se limita a eso.
Tenemos que saber
que formamos parte
de una sociedad en
la que otras
personas y
organismos sociales
ya están actuando
contra la
dependencia química,
y que los esfuerzos
aislados, en la
mayoría de las veces
no bastan. Así,
tenemos que conocer
toda la estructura
ya existente y
asociarnos a ella,
trabajando en red,
para dar un buen
rumbo para que el
dependiente y el co-dependiente
químico encuentren
todo el apoyo
necesario para
enfrentar el
problema en todas
sus facetas.
El Consolador: ¿Cómo
ha sido su
experiencia
profesional para
poder enfrentarse a
los desafíos
surgidos con los
dependientes
químicos del crack,
donde el descontrol
es total?
La tendencia de
todos los que,
profesionalmente,
trabajan con
dependientes
químicos del crack
es la frustración.
Realmente nos
gustaría disponer de
estructuras que
fuesen eficaces para
el tratamiento.
Pero, no existen, y
las investigaciones
científicas vienen
demostrando que,
desde el punto de
vista médico, la
recuperación de un
dependiente de
cocaína y sus
derivados, en los
que se incluye el
crack, tiende a ser
una serie de idas y
venidas,
recuperaciones y
recaídas, durante
varios años. Por
eso, procuro ver la
cuestión bajo el
punto de vista del
espíritu inmortal,
que siempre tendrá
condiciones de
recuperarse, no
importa el tiempo
que cueste, sabiendo
que invariablemente
se debe invertir en
el ser humano, por
más degradante que
sea su situación en
el momento actual.
Más allá que buscar
con rigor la
aplicación de la ley
a los traficantes,
pues el rigor de las
leyes penales es
todavía una
necesidad en el
actual estadio de la
Humanidad, se
procura dar énfasis
a la prevención del
uso del crack,
buscando trabajar
con creatividad
conjuntamente con
las escuelas y
familias en el
establecimiento de
campañas que eviten
la dependencia
química antes de
empezar.
El Consolador: ¿Cómo
analiza las
condiciones de las
casas espíritas para
el cumplimiento de
su función de
escuelas de almas?
Desde el punto de
vista actual, las
situaciones son
ciertamente muy
variadas, habiendo
instituciones que,
desde hace mucho
tiempo, tienen éxito
en ser verdaderas
escuelas de almas,
al tiempo que otras,
por diversos
motivos, no han
alcanzado los mismos
resultados. En eso
la necesidad de que
todos reconozcan la
importancia del
Movimiento
Federativo y de
integrarse en él con
participación
efectiva, pues solo
el tiene condiciones
de hacer llegar a
todos las
experiencias que
triunfan, a fin de
que puedan ser
repetidas en otro
lugar.
El Consolador: ¿Cómo
evaluaría el momento
actual de la
divulgación del
Espiritismo?
Creo que estamos en
una época de
transición hacia
otra del uso más
eficaz de los medios
de comunicación
existentes para la
divulgación de la
Doctrina Espírita.
Los pasos dados en
los últimos cuatro
años por el
Departamento de
Comunicación de la
federación Espírita
de Rio Grande do Sur
son un gran ejemplo
de esto. No obstante
el incremento que,
en ese corto espacio
de tiempo, el DECOM
dio a la página en
internet, con su
dinámica e
implantación de una
Web TV, al periódico
Diálogo Espírita y
otros medios,
comenzaron a darse a
los centros
espíritas subsidios
concretos para que
cada uno de ellos
establezca vínculos
más firmes con los
medios de
comunicación de sus
comunidades, lo que
se hace como
estímulo mucho más
palpable para la
divulgación del
Espiritismo.
El Consolador: ¿Como
el amigo percibe el
desafío de la
criminalidad?
El aumento de la
criminalidad es el
resultado de los
valores que la
sociedad, aún
dormida, ha llevado
a las últimas
consecuencias,
especialmente el
individualismo y el
consumismo. Valores
de un mundo
artificial al que
diariamente
permitimos el acceso
a nuestros hogares
cuando encendemos la
televisión sin
mayores criterios.
Ciertas naciones,
desde cierto punto
de vista, parecen
haber capitulado
ante estos valores,
sustituyendo
políticas públicas
que podrían
emancipar sus capas
más pobres por
encarcelamiento en
establecimientos
penitenciarios. Así
sin dispensar a las
leyes penales en los
aspectos que aún son
necesarias, tenemos
que concentrarnos,
como sociedad, en la
renovación de
nuestros valores,
destacando la
importancia de ser
en detrimento del
tener, y de invertir
en políticas
públicas que
realmente puedan dar
cuidados a aquellos
que, mientras tanto,
están completamente
al margen del cuerpo
social.
El Consolador:
Frente a la
constatación del
creciente interés
del público en
general por el
Espiritismo, ¿cuales
son las acciones que
competen a los
dirigentes de una
casa espírita a fin
de prepararla para
atender mejor a los
que llegan?
Creo que todos
nuestros
trabajadores deben
buscar estar
conscientes de la
responsabilidad de
este resultado,
proponiéndonos a,
antes de todo,
recibir bien a quien
acude a las
instituciones de las
que hacemos parte.
Recibir bien
significa saber
tener el gesto de
receptividad que las
personas esperan,
como instrumentos
que debemos ser de
la Doctrina Espírita
en su aspecto
consolador. Saber
tener la
sensibilidad de
percibir lo que
pueda estar
sucediendo en lo más
íntimo de aquel que
nos busca,
acogiéndole
cariñosamente y
sabiendo encaminarle
al servicio espírita
que mejor pueda
atender sus deseos.
En una institución
de pocos
trabajadores como a
la que pertenezco,
todos somos a la vez
dirigentes y
dirigidos. De ese
modo, tenemos que
saber influenciarnos
mutua y
constantemente a que
consigamos vigilar
nuestras rutinas
como trabajadores,
induciéndonos a la
autorreflexión y a
la permanente
mejora, venciendo
los obstáculos
materiales juntos.
O Consolador: ¿Cómo
es de importante
para el trabajador
espírita pautar su
conducta por las
leyes divinas y por
las leyes humanas?
La Doctrina Espírita
nos muestra que las
leyes humanas son el
reflejo de una
época, imperfectas
como la Humanidad
que las crea, al
tiempo en que las
leyes divinas son,
como el propio
Creador, perfectas e
inmutables. La
obediencia a la ley
humana, desde que
esté conforme a la
Constitución Federal
del País, es algo a
lo que nos debemos
de someter como
ciudadanos de un
Estado Democrático
de Derecho. Lo
interesante, desde
el punto de vista
evolutivo en que
estamos como nación
- rigiéndonos por
una moderna
Constitución que
incluyó en su cuerpo
todos los Derechos
Humanos que la
madurez del planeta
en el siglo XX
anunció como
conquistas -, y que,
si supiéramos hacer
a nuestro prójimo
solamente lo que nos
gustaría que nos
hiciesen, como nos
recomienda la Ley de
la Justicia, Amor y
Caridad,
naturalmente
estaríamos sabiendo
respetar los
derechos de todas
las personas. Por lo
tanto, no nos basta
dejar de practicar
lo que podría
perjudicar a otros,
pero es
indispensable
empeñar todos
nuestros esfuerzos
para hacerlos crecer
como seres humanos.
Y eso debemos
resaltarlo,
simplemente por ser
nuestros
conciudadanos.
El Consolador: Como
profesional del
Derecho, ¿cual es la
contribución que la
Doctrina Espírita
puede dar al mundo
en la construcción
de una sociedad más
justa?
Creo que la
respuesta anterior
ya lo explica:
dejando claro cual
es el más perfecto
concepto de Justicia
que existe – hacer
al prójimo lo que
nos gustaría que nos
hicieran, en
pensamientos,
palabras y acciones
-, la Doctrina
Espírita nos induce
naturalmente a
perfeccionar cada
vez más nuestra
legislación y a
aplicarla de un modo
que realmente
consiga emancipar al
que vive al margen,
haciéndole ocupar su
asiento en una
sociedad de igualdad
ante de Dios y las
personas.
El Consolador: Sus
palabras finales
Agradeciendo por
este espacio tan
valioso de
divulgación de
Espiritismo,
esperamos que este
vehículo pueda
continuar, con
innumerables
ediciones, en su
trayectoria de
iluminar almas y
consolar corazones
por el conocimiento.
|